Los radioescuchas de la 2ª Guerra Mundial Los radioescuchas de la 2ª Guerra Mundial

6 de junio de 1944.En Yurécuaro en la tienda de don Toño, como ya era costumbre, estaban reunidos Agapito, Filemón, Herculano y Jeremías. Este último, le estaba diciendo a Agapito:- ¿Es cierto que tu tío Pancho, el de la fragua, inventó un tripié de cuatro patas, dizque, pa' tener más balance? - ¿Y es cierto que tu tío Faifas, el campanero, andaba gritando “sarquilegio, traición y jererjía” anoche que no le querían fiar en el bule de la Bandida? Le contestó Agapito muy enojado.- No sean llevativos, les dijo don Toño. Ya ven que no se aguantan cuando empiezan a tirarse habladas y terminan como la semana pasada cuando los tuve que sacar a los dos por alborotadores. - Ya no les des los “machosprietos” tan cargados, mejor vamos a oír las noticias, intervino Filemón y sintonizó el radio.
Todos escucharon atentamente: “El día de hoy, se está llevando a cabo el mayor desembarco aliado en esta guerra. Esto se hace con el fin de librar a Europa de las garras de Hitler. Las playas de Normandía, al norte de Francia, fueron escogidas para realizar este ataque donde participan millones de soldados británicos, americanos, franceses, polacos y de otras nacionalidades. El ataque había sido programado para el día cinco de junio, pero como se desató una gran tempestad, tuvo que ser pospuesto ya que las miles de embarcaciones no pudieron cruzar el Canal de la Mancha. En las primeras horas de este día, miles de paracaidistas fueron lanzados atrás de las líneas alemanas. Posteriormente, once mil aviones bombardearon las trincheras enemigas al mismo tiempo que las baterías de los barcos lanzaban su artillería contra los emplazamientos en las playas. Todo iba muy bien hasta que, al ocurrir el desembarco, las defensas alemanas hicieron estragos en las filas de los aliados matando a miles de atacantes que no pudieron alcanzar un lugar seguro en la playa. Como resultado de este percance, las aguas se tiñeron de rojo por la sangre derramada. El alto mando considera que en los próximos días proseguirá el avance de los aliados en tierras francesas”.
- ¿Esa tempestad que les agarró allá en el Canal de la Mancha, sería la misma que nos cayó antier en el pueblo? Preguntó Herculano.Agapito comentó:- Pos yo digo que si, porque cuando salí de misa, vi como se formó la culebra y pajueleaba re´ duro en el cerro de Cujuarato. A nosotros nos dio duro, pero a los de Tanhuato casi los ahoga porque, dicen unos, la vieron “cargar agua” en la Alberca de Monteleón y se las fue a aventar junto con carpas, ranas y tortugas. Aquí el Señor Cura ni alcanzó a “cortar” la culebra porque al salir al Atrio, le cayeron unas tejas que el aironazo levantó del techo de la oficina de Telégrafos.- Yo creo que no fue la misma tempestad ya que tardaría muchos días en llegar hasta acá. Dijo Filemón. Además, en cada región del planeta se forman diferentes tormentas, huracanes o tifones, como les dicen en China.- Yo no oí que mentaran en las noticias cuántos soldados mexicanos estuvieron en el desembarco. Dijo Jeremías.- En Europa no van a pelear los mexicanos ya que hasta ahorita, lo único que ha ordenado el Presidente de México, es que se empiecen a preparar unos aviadores que van a ir a las islas del Pacífico. Creo que están en el Escuadrón 201, agregó Filemón.- Yo digo que nosotros, aquí en México, no debemos bajar la guardia. Dijo Agapito y continuó: -- el otro día, Manuel Li, el cocinero de don Antonio Lee, me platicaba que oyó a unos ferrocarrileros diciendo que en otras partes estaban dinamitando los puentes de fierro en varias vías y que ya mero nos tocaba por estos rumbos. - ¡Ese Manuel Li ! , mejor se había de dedicar a hacer sus panes más baratos, porque aunque están sabrosos, mejor le seguimos comprando a Luis Brambila. Él nos da de “ganancia” 30 centavos por cada peso que compremos o nos puede dar muchos “puerquitos” carbonatados. Agregó Jeremías.Entonces intervino Herculano:- Cambiando de tema. Ya estoy juntando dinero para apostar el mes que entra en las carreras de caballos, allá en la Buena Huerta. Me dijeron que se van a poner mejor que el año pasado porque uno de la Hacienda de San Antonio trae un alazán que nadie de por aquí le ha ganado. También se va a organizar una carrera de burros, por si alguno de ustedes le quiere entrar.- Yo creo que la va a ganar el Güero Chavolla, ya ven que a su burro manadero nadie le ha podido ganar desde hace años, dijo Filemón.- ¿Y José Lara, el Caicas, ya puso “el Bando” para invitar a toda la población?, preguntó don Toño.- Pues para eso le pagan en la Presidencia, alguien dijo.Volvió a intervenir don Toño:- ¡Ese Caicas se pinta solo! Me acuerdo que para las fiestas patrias del año pasado puso en los cartelones: “Se invita a todo el mundo, menos al que no quiera venir”. Y también me acuerdo que cuando lo obligaron a dar un discurso ante un político que nos visitaba y que no le caía bien, terminó diciendo: “En Yurécuaro no hay orden, ni habrá y ni conviene que haya”.Filemón, por su parte dijo:- A mi me dijeron que en una junta donde estaban todos los que cobraban en el Ayuntamiento, el Caicas propuso que se ahorraran el dinero que le pagaban a Régulo el velador del panteón porque decía: “¿pa' que lo queremos? Si los de adentro no se pueden salir y los de afuera no quieren entrar”. Y Entonces Régulo, que también era el enterrador, le respondió: “Si naiden se ocupara de lo que yo hago, ¡Que jediondera, amigo, qué jediondera!
Pasaron los meses y a fines de octubre del 44, estando reunidos los amigos en la tienda de don Toño, habían escuchado del hallazgo de un Campo de concentración en Auschwitz, Polonia, donde los alemanes habían asesinado a miles de prisioneros judíos y donde también habían hecho experimentos con la gente, antes de matarlos. El locutor, había descrito las escenas de lo que habían descubierto en los campos de exterminio. Todos en la tienda estaban realmente indignados. El primero en hablar fue Filemón:- Yo les había dicho que esos fascistas eran bien cabrones. No me explico por qué agarraron de encargo a los judíos y les tenían tanto odio.- ¿No será por “La Maldición del Judío errante”? preguntó Herculano.- A ver, platícanos eso, dijo Jeremías.Herculano, agregó:- Fíjense que aquí en el pueblo desde hace años, la gente cuenta la leyenda del Judío errante. Yo se la oí a mi abuela Macaria y va más o menos así. En Jerusalén, había un zapatero y cuando llevaban a Jesús, con su cruz a cuestas rumbo al Gólgota, ya iba muy cansado, por lo que le pidió permiso al zapatero para sentarse un rato en un banco de piedra que tenía fuera de su taller. El zapatero le señaló el camino y le dijo duramente: ¡Anda! ¡Anda! Entonces Jesús, con tono triste le dijo: ¡Tú eres quien andará errando hasta el final de los siglos! --Desde entonces, los judíos han vagado por el mundo y ni patria tienen, agregó.- Con razón, aquí en el pueblo, la gente acostumbra poner aunque sea una piedra afuera de su casa para que la gente descanse o por si Jesús pasa por aquí. Es una señal de hospitalidad que todavía tenemos, intervino Agapito.
A comienzos de 1945, los informes radiofónicos decían que Hitler estaba haciendo un desesperado intento por parar a los aliados en el norte de Francia y en Bégica y se conocía como la Batalla de Las Ardenas; sin embargo, no pudo hacerlo, como tampoco había podido impedir el avance en otros frentes de África, Italia y por el oriente de Alemania ante el avance soviético.El miércoles 2 de mayo del 45, estando los amigos reunidos escucharon el siguiente “parte de guerra”: El día de hoy, Berlín, capital de Alemania, cayó en poder de las tropas rusas al mando del general Zhukov. Al llegar al búnker de Hitler, con el fin de hacerlo prisionero, descubrieron que el lunes 30 de abril a las 3 de la tarde, Hitler se había pegado un tiro en la cabeza y su esposa Eva Braun había tomado cianuro. Posteriormente, los cuerpos habían sido incinerados ya que el dictador alemán había dado esa orden porque no quería que su cuerpo fuera profanado como había ocurrido con el cuerpo de Mussolini.Filemón, el Bolchevique dijo:- Y pensar que él decía que su reinado iba a durar mil años. Vino a terminar perdiendo con los rusos que fue a los que más gente les mató.- ¿Entonces la guerra ya se acabó? Les preguntó Jeremías.- La guerra todavía sigue con los japoneses, dijo Herculano el Medallas.
El Escuadrón 201 llamado “Las Águilas Aztecas”.Fue la única unidad militar mexicana que combatió fuera del territorio mexicano. La Unidad estaba compuesta por 300 elementos de diversas dependencias del Ejército, incluyendo civiles del Departamento de Guerra. La fuerza combatiente, estaba compuesta de 30 pilotos que estuvieron realizando su entrenamiento en la Base de Greenville, Texas y se graduaron el 23 de febrero de 1945. Fueron enviados al Pacífico y desembarcaron el 1º de mayo en Manila, Filipinas. Su primer combate lo llevaron a cabo el 7 de junio y el último lo realizaron el 26 de agosto. En total, realizaron 59 misiones de bombardeo y sufrieron la pérdida de cinco pilotos. Se preparaban para tomar parte de la invasión de Okinawa cuando llegó a su fin la guerra.
El 6 de agosto estaban nuestros radioescuchas reunidos como siempre, en la tienda de don Toño cuando escucharon la voz del presidente de EEUU H. Truman y su respectiva traducción del locutor mexicano: “Hace poco tiempo un avión norteamericano ha lanzado una bomba sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. Los japoneses comenzaron la guerra con su ataque a Pearl Harbor y han sido correspondidos sobradamente. Pero este no es el final, y si no aceptan nuestras condiciones pueden esperar una lluvia de fuego que sembrará más ruinas que todas las hasta ahora vistas sobre la tierra.”Como los japoneses no se rindieron, tres días después, el 9 de agosto, los norteamericanos lanzaron su segunda bomba sobre otra ciudad llamada Nagasaki. En total, el número de victimas de ambas ciudades llegó a ser de varios cientos de miles de habitantes, casi todos eran civiles que ni tiempo tuvieron de ponerse a salvo. Un día después, los japoneses anuncian su rendición; sin embargo, una parte del ejército no quería deponer sus armas, e incluso hicieron todo lo posible para evitar que el emperador Hirohito aceptara la rendición. Finalmente, el 15 de agosto, el pueblo de Japón, oyó por primera vez a su emperador anunciándoles su rendición y que no tenía caso seguir sacrificando más vidas humanas. Días después, el 2 de septiembre de 1945 se firmó la rendición del Japón y con ello se finalizaron las acciones bélicas de la Segunda Guerra Mundial.El domingo 2 de septiembre, estaban los amigos recordando esos años en que habían seguido de cerca los acontecimientos bélicos. El primero en hablar fue don Toño:- Todavía recuerdo aquel viernes 1º de septiembre cuando llegó Filemón a decirnos que la guerra había comenzado.- Fueron seis años de muchas batallas en que todos perdieron, dijo Herculano.- ¿Qué no te acuerdas lo que Agapito filosóficamente nos decía?.... que siempre hay “ganones” en las guerras, dijo Jeremías.Entonces Agapito, dijo:- En todo el mundo hay gente malaentraña, que no se tienta el corazón para hacer que otros se partan la madre poniendo muchos pretextos: “que nos mataron a nuestro presidente”; “que nos robaron un pedazo de territorio”; “que están ofendiendo a nuestra iglesia”; “que nosotros somos de otra raza”, como estos nazis. Y así sucesivamente. Y esos dueños del dinero en el mundo, son los que fabrican las armas y nunca pierden. Volvió a agarrar la palabra Jeremías:- Como decía el Prieto Agamenón, que fue bolero por muchos años, “no es que sea de otra raza, solamente estoy jumiao”. Yo creo que todos semos de la misma raza, la raza humana y por ella si nos podemos partir la madre. - ¿Ya vas a comenzar otra guerra mundial? Le preguntó don Toño.

Agradezco que me hayan acompañado en estos tres episodios novelescos que nos hacen revivir algunas pláticas que nuestros paisanos pudieron haber tenido hace tan solo unas décadas. Si alguno de mis lectores, se perdió de una parte, por favor comuníquese conmigo y con gusto se los envió por e-mail: jlgarsal@prodigy.net.mx
José Luis García Salazarwww.productividadorganizacional.com

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