LOS CUATRO AMIGOS

Después que terminó la 2ª Guerra Mundial en 1945, continuaron frecuentándose los cuatro amigos cuyas pláticas leímos en artículos pasados. Eran Jeremías “el Faifitas”, Filemón “el Bolchevique”, Agapito “el Sinarquista” y Herculano “el Medallas”. En cierta ocasión, estaban con don Toño en su tienda quien le estaba presumiendo a un pariente que había venido a visitarlo: “En este pueblo, ay donde lo ves de fregao, hasta el más pendejo sabe latín”. Y como para apoyarlo, Herculano agregó: “Yo que he andado viajando por muchos lados, conozco un pueblo que de veras está bien jodido, con decirles que ni siquiera tienen eco y el sol ni la sombra le presta”. Filemón le propuso a don Toño: “Yo creo que para que su pariente constate que no somos un pueblo cualquiera, hay que llevarlo a que vea uno de los lugares más bonitos que tenemos”. “Vamos haciendo un caldo michi en Las Chorreras”. Enseguida y como aun era muy temprano, todos aceptaron la propuesta y se repartieron los quehaceres: conseguir olla, platos, cucharas y carretilla para cargarlos; comprar tortillas y verduras; cooperarse para la botella de tequila San Matías, además de llevar la baraja y anzuelos para pescar.
Las Chorreras.Para algunos lectores que no conocen o no se acuerdan de este paradisíaco lugar, quiero hacer una breve semblanza. Era una pesquería con canales de piedra que cercaban a los peces que nadaban en la corriente del río y los conducían a unas trampas de carrizo donde los pescadores los atrapaban fácilmente. En el lecho del Río Lerma, se hicieron varios de estos callejones por los que pasaba el caudal del río, después de estar en el remanso. El historiador yurecuarense Ignacio Estrada Navarro, nos dice que el 10 de noviembre de 1689, la Audiencia de la Nueva Galicia hizo la concesión de ese lugar a Francisco Martín y Matías Bravo y les dio los títulos respectivos. Ahora bien, no está claro si fue en esa fecha que se construyeron Las Chorreras, porque se cree que la pesquería ya tenía siglos de existencia por lo que la fecha señalada, sería la de su reconstrucción y la que señala la vigencia de los derechos otorgados. En la actualidad, quedan solo vestigios de este monumento. Hace unos años, veíamos con tristeza como entraban los ca.. miones a llevarse las piedras para ser usadas en la construcción de viviendas. En la actualidad, y preferentemente en tiempo de aguas, se puede apreciar una bella vista de Las Chorreras desde “La Casa Luna” o desde el fraccionamiento “Los Sabinos” de Jorge Núñez.
Quiero aprovechar este espacio para relatar algo que viví en 1964. Eran los inicios del tiempo de aguas y nos juntamos cuatro amigos: Enrique González, Jorge Chavolla (q.e.p.d.), Fernando Valdéz y yo. Como vimos que el río traía buen caudal porque había caído una buena tormenta allá por La Piedad, decidimos imitar las aventuras de Tom Sawyer y Huckleberry Finn en el Río Mississipi. Hicimos una “panga” con dos cámaras de llanta de tractor que amarramos fuertemente y le colocamos encima unas tablas. Subimos a la embarcación una bomba de aire ya que debido a la gran cantidad de ramas con espinas que arrastraba el río, previmos, como realmente ocurrió, que las cámaras iban a tener fugas. Iniciamos el viaje un poco abajo de la Presa Derivadora de El Mezquite, cerca del remanso de Siquindo. Recorrimos el “Cañón de Yurécuaro”, (se puede apreciar mejor desde un punto, a la altura de la Comunidad de El Cerro Blanco), pasamos varios “rápidos” que aunque no voltearon la panga, si nos obligaron a capotear grandes troncos atorados en las piedras. Después de varias infladas a las llantas, llegamos al remanso de Las Chorreras un poco cansados pero contentos de haber terminado “la travesía”. Allí encontramos a otros cuatro amigos: Jesús Becerra (q.e.p d.), Nito Valadez, Jorge Ochoa y Luis Pérez que estaban en la faena de acabar con un litro de charanda Uruapan. Tuvimos que ayudarlos y aunque sufrimos porque la botana era solo de jitomates, a medio madurar, que se habían carranceado de un sembradío cercano y dicha botana la rociábamos con salsa “el Torito”.
¡Vámonos a Las Chorreas! Fue el grito de guerra que lanzó Jeremías y todos agarraron camino por la Calle Real (Nacional); en La Huerta Seca, compraron unas naranjas sin semilla y continuaron caminando para después doblar a la izquierda hacia el río. Se instalaron bajo un gran sabino y mientras unos picaban las verduras, otros acarrearon agua en la olla y otros traían leña y prepararon el fogón. Después se fueron al remanso y todos alistaron su anzuelo. Como el pariente de don Toño no lo llevaba, rápidamente le prepararon uno con un carrizo y le pusieron de “testigo” un pedazo de lirio y de plomada le amarraron una pequeña piedra. Se pusieron a pescar, al mismo tiempo que circulaban entre todos el tequila San Matías. Sin embargo, vieron que pasaba el tiempo y no sacaban ningún pescado. Alguien hizo caer en la cuenta que con el jaripeo que traían y con las canciones que ya habían (des)entonado, los peces no iban a picar. Determinaron ir a los corrales a comprarle al encargado, un bagre y varias carpas ya que las verduras casi estaban cocidas.Mientras se terminaba de sazonar el caldo michi, siguieron pasando la botella. Entonces Filemón dijo:- ¿Eres briago Agapito? Y éste le contestó:- A mi me gusta darle una jalada al tequila para que se me voltién los ojos al revés pa' poder verme bien el cerebro. Alguien dijo:- ¡Oye Herculano, termina de platicar lo que oíste anoche en el velorio de Eleuterio Villalpando! Y el aludido contestó:- Estaban repasando todos los dichos que acostumbraba Eleuterio. Yo me puse vivo y apunté unos cuantos y orita se los voy soltando: El primero que mentaron y que yo también le había oído, era que cuando le preguntaban ¿y cuántos años tienes Eleuterio? Él contestaba, “ando acabalando los trescientos, ya nada más me faltan doscientos veinticinco. Lo que pasa es que me estoy aguantando las ganas de morirme porque soy de la gente de antes, que era buena pa' vivir”. Otro que escribí y que siempre decía: “Las mentadas de madre solo valen la pena si alguien las está escuchando”; yo creo que este dicho tiene mucha filosofía. También decía, cuando iban a invitar a sus hijas a alguna fiesta: “Yo no presto a mis muchachas pa' los bailes, porque me las devuelven muy sudadas”. El último que apunté fue este que repetía el Eleuterio cuando se armaban los fregadazos en alguna fiesta: “Como decía mi tía la analfabeta, ¡aquí murió Sansón con todos los sifilíticos!”Volvió a hablar Filemón:- Yo creo que en los velorios es donde podemos realmente pensar en cosas profundas y filosóficas. Entonces fue interrumpido por Jeremías quien dijo:- Hablando de cosas profundas, este remanso de Las Chorreras, dicen que es el más hondo. Aunque también es profunda la Alberca de Monteleón. Herculano le reclamó:- Deja que termine de dar su idea sobre lo que significa la filosofía. Después de esto, Filemón siguió hablando:- Hace como tres semanas, en el velorio de doña Filomena Mandujano, su hermano Prudencio dijo algo que me puso a pensar: “El que siempre esté pensando y temiendo del día en que ha de morir, muere varias veces. Por otro lado, el que entiende que la muerte es parte de la vida y la espera con paciencia, vive pleno, mientras está sobre la tierra”. Entonces don Toño dijo:- Ese Prudencio tiene razón, no hay que tener miedo a morir porque al fin y al cabo, a todos nos va a tocar.- Mientras nos toca, yo creo que ya hay que entrarle al caldo, dijo Jeremías.Fue entonces, que como buenos anfitriones, le sirvieron primero al pariente de don Toño. Al darle el caldo, le rociaron una buena porción de tequila dentro del plato y aunque el pariente se extrañó, empezó a saborearlo y decía:- ¡Qué bueno sabe! Y también los felicito por tener este lugar tan bonito. ¡Verdad de Dios! Son pocos los pueblos que están bendecidos con un Paraíso como el que tienen ustedes.- Ahora sí, ¡Abróchense el barbiquejo, agárrense de las crines y éntrenle al caldo michi! Dijo don Toño.Todos comiendo y moqueando, se terminaron dos y hasta tres platos. Sin embargo, de repente Agapito empezó a toser fuertemente porque se le atoró una espina de carpa, pero inmediatamente, Filemón le entregó un plátano que al tragarlo, le limpió la garganta. Después de la comida se pusieron a jugar conquián y otros, mientras esperaban turno, siguieron platicando acerca de la filosofía y la forma de pensar de la gente en la antigüedad. Dijo don Toño:- Los griegos son los que dieron origen a la filosofía, que significa “Amor a la verdad y al conocimiento”; se la heredaron a los romanos y después a todos los europeos que la trajeron a nuestras tierras. Grecia y Roma son el padre y la madre de la civilización occidental.Filemón agregó:- Sin embargo, las culturas prehispánicas de México ya tenía su propia filosofía y de muestra tenemos muchos códices de los toltecas, mayas, zapotecas y varios pueblos más. También hay distintas formas de filosofía en otras naciones diferentes a las de los griegos y los romanos. Están los egipcios, babilonios y también de otros lugares más lejanos como la India y China. Se me grabó mucho un relato que contó la Maestra Josefina López Vega en una clausura de cursos; hablaba sobre la forma de pensar y más o menos va así: “Un monje en el Tibet, iba a cruzar un río y vio a un alacrán que se estaba ahogando. Como todo buen monje, se compadeció de él y lo rescató; pero casi inmediatamente, el alacrán le clavó el aguijón. Reaccionó el monje y tiró el alacrán al río donde el animal, casi se ahoga. El monje comprendió que había hecho mal al tirarlo al río y levantó nuevamente al alacrán, el cual, volvió a clavarle el aguijón”. “El monje entendió que el alacrán no tenía “nada contra él” ya que esa es su naturaleza, y la de él era ser compasivo”. La Maestra Josefina, terminó su relato diciendo: “Invito a todos a que demuestren su naturaleza humana que es la de ser compasivos y solidarios con los demás y si por casualidad, alguno de ellos posee una naturaleza como la del alacrán, tomen sus precauciones y ayúdenlos”. - Yo creo que en todas partes hay filosofía y solamente tenemos que saber escuchar a la demás gente para hacernos sabios porque “Sabio es aquel que tiene boca chica, ojos medianos y orejas muy grandes”. Dijo Herculano. - Hablando de dichos: “Hay que cuidar el cirio porque la procesión es larga”; no le den tan duro a la botella que ya casi se acabó. Dijo Agapito.- Pues aquí están mis tres pesos pa' traer más “combustible”, agregó don Toño y el que pierda los albures va a tener que ir a traerlo en una carrera.Todos dieron su cooperación y al jugar los albures, le tocó ir al pariente de don Toño quien dijo:- Yo prefiero cooperar para otra de San Matías, siempre y cuando vaya otro a comprarla porque cuando veníamos para acá, vi la cantidad de perros que nos salieron al camino y no vaya a ser que alguien me los cuchilié y me rompan los pantalones a la altura de las nalgas.Entonces Agapito, muy valiente, se ofreció para ir al pueblo y dijo: - Mi madre me hizo muy valiente porque antes de parirme se la pasaba viendo la imagen de San Miguel, esa que todos conocemos donde tiene arrejolado al chamuco.- Además, para espantar a los perros, buenos son los credos, siempre y cuando les avientes unas pedradas. Al cabo que ni manco ni maneado estás, le dijo Filemón.Así, mientras regresaba Agapito, siguieron filosofando y contando las últimas noticias ocurridas en la población. Don Toño preguntó:- ¿Alguien sabe quien armó ayer la novedad en el pueblo? ¿Otra vez Atenógenes fabricó un difunto o a Justino lo cazuelió su mujer?- Lo que sucede es que Baldomero González quiso llevarle gallo a su novia y como Panchillo ya estaba ocupado, contrató a unos que traían una guitarra que lloraba muy feo, porque así eran los rasguños que le pegaban, le contestó Filemón.Cuando Agapito regresó, siguieron en el convivio y no se quisieron regresar hasta enseñarle al pariente de don Toño, la salida de la luna que allí se aprecia de manera majestuosa. Alguien le recordó a Herculano que no había cumplido la promesa de platicarles sobre “Las Profesías de la Madre Matiana” y él simplemente les pidió que tuvieran paciencia y en la siguiente ocasión que estuvieran juntos se las iba a platicar.Tomaron camino de regreso, nuevamente por la Calle Real, y al llegar a la Plaza Principal, Jeremías gritó: Como dijo Chenguas, ¡Ando cayéndome, pero no de hambre, verdad de Dios!
Amables lectores, prosigamos filosofando y hagamos unas últimas reflexiones: ¿Cómo le haremos para devolverle a Las Chorreras su antiguo esplendor? ¿Cómo iremos reponiendo las piedras y la antigua forma de esos monumentos? Hagamos algo para volver a tener y disfrutar ese pedazo de paraíso que aun se puede recuperar.Gracias.

José Luis García Salazarwww.productividadorganizacional.com

Braulio Sánchez Muñiz

Personajes yurecuarenses

Braulio Sánchez Muñiz

Estimados lectores, quiero que me acompañen a honrar la memoria de este personaje representativo de la historia de Yurécuaro dentro de la época de la Intervención francesa y también ligado a una leyenda que recorrió nuestra región en aquellos años y es la que se refiere a “el Burro de Oro”.

No se tiene la fecha exacta del nacimiento de Braulio Sánchez, debido a que no se cuenta con documentos ya que en 1863, las tropas del general imperialista Alejo García, quemaron los archivos municipales; sin embargo, por los documentos que constan en los archivos de la Secretaría de Guerra y Marina, se estima que nuestro personaje, nació en 1838. Fueron sus padres, Josefa Muñiz e Ignacio Sánchez López. Tuvo dos hermanos, Ramón y Pascual.

El 25 de abril de 1854, siendo muy joven, Braulio ingresó al Ejército donde hizo una larga carrera, alcanzando el grado de Coronel en el Arma de Caballería. Estuvo primero como soldado en el 11º Batallón del Estado de Guerrero. Ascendió a sargento en enero de 1856 y el mismo año, fue Subteniente. Fue nombrado Teniente en 1858; Capitán, en 1859 y Comandante de Escuadrón (correspondiente a Mayor) en 1867. Finalmente, fue nombrado Coronel el 15 de abril de 1920, mismo grado que ostentó, ya como veterano del Ejército, los últimos 15 años de vida.

Uno de sus mayores logros militares ocurrió cuando el Ejército Mexicano (Republicano) derrotó a los imperialistas que defendían la ciudad de Zamora, Michoacán el 5 de febrero de 1867. Esta derrota, abrió las puertas para la victoria de las armas mexicanas que meses después terminaron con la Intervención francesa al ser fusilado Maximiliano de Habsburgo en la ciudad de Querétaro el 6 de junio de 1867. En la toma de Zamora, Braulio Sánchez estuvo bajo las órdenes del General Manuel Márquez de León y era Comandante de Escuadrón en la Brigada Sinaloa.

Posteriormente, el 9 de mayo de 1878, el presidente de la República, Porfirio Diaz, en su primer periodo presidencial, extiende un certificado de antigüedad en el ejército para Braulio Sánchez. Dicho documento estaba avalado por el General de División Ramón Corona en que hace constar que militó bajo sus órdenes combatiendo a las fuerzas que apoyaban a Maximiliano.
Con esa fecha, Braulio fue nombrado Comandante de Escuadrón Auxiliares del Ejército Republicano.

Con fecha 10 de octubre de 1882, Braulio Sánchez prestaba servicios en el Depósito de Jefes y Oficiales de Michoacán, donde permaneció hasta el 29 de noviembre de 1916 en el Consejo de Guerra de la Plaza de Morelia. Se retiró el 19 de octubre de 1917 pero en mayo de 1920, se adhirió al Plan de Agua Prieta y fue nombrado Coronel por el General Pascual Ortiz Rubio quien era Jefe del Movimiento Revolucionario en Michoacán. Braulio fue Juez Instructor Militar y 2º Vocal en el Consejo de Guerra en Morelia. Ya con fecha 16 de noviembre de 1930, el presidente de la República firma un Acuerdo Presidencial donde autoriza el reingreso al Ejército al Coronel Braulio Sánchez, quien ya para entonces era un veterano de guerra con más de noventa años de edad.

La Intervención Francesa.

En 1861 el presidente de la República, Benito Juárez, declaró una suspensión de pagos al extranjero ya que el país estaba saliendo de la Guerra de Reforma, también llamada Guerra de los Tres Años y no se contaba con fondos para el pago de la deuda. Gran Bretaña, España y Francia formaron una alianza para exigir que México les pagara y enviaron una armada que arribó al puerto de Veracruz en enero de 1862.

Manuel Doblado, quien era Ministro de Relaciones Exteriores, explicó nuestra difícil situación y tanto la Gran Bretaña como España, entendieron los razonamientos y retornaron a sus respectivos países. Sin embargo Francia, con Napoleón III a la cabeza, se quedó porque ya tenían planes de instaurar una monarquía títere en México para poder apoyar a los Confederados en la Guerra Civil Estadounidense y disminuir el poder que ese país estaba ejerciendo en toda América. Unos meses antes, una comisión de conservadores mexicanos a cuyo frente estaban Juan N. Almonte (hijo de José María Morelos), José Ma. Gutiérrez y José Manuel Hidalgo había persuadido a Napoleón III de apoyar la intervención. Mientras llegaba el nuevo emperador, los conservadores organizaron un gabinete para gobernar al país.

Por su parte, el ejército francés se dirigió a tomar la capital pero al querer tomar primero la ciudad de Puebla, fueron derrotados por los mexicanos bajo el mando del General Ignacio Zaragoza en la famosa batalla del 5 de Mayo de 1862. Después de unos meses, el 16 de marzo de 1863, los franceses sitiaron nuevamente a Puebla y derrotaron a los mexicanos. Se dirigieron a la ciudad de México donde Benito Juárez tuvo que abandonar la ciudad acompañado por su gabinete y mantuvo las funciones de gobierno en diferentes ciudades hasta 1867.

Mientras que por un lado, los conservadores tenían su gabinete de gobierno y controlaban unas ciudades, en otras regiones del país se disgregaron varios cuerpos del Ejército Mexicano (republicanos) y empezaron a organizar la defensa nacional. En Michoacán y Jalisco, encomendaron al capitán Braulio Sánchez y al Coronel Miguel Salcedo organizar una guerrilla que empezó a dar pelea desde Los Altos de Jalisco hasta Zamora y Uruapan.

Para acabar con estos brotes guerrilleros fue comisionado el General conservador Alejo García quien llegó a Yurécuaro el 17 de marzo 1863 buscando a Braulio Sánchez y a Miguel Salcedo pero como no los encontró partió rumbo a La Barca. Cuando iba por el camino a Los Pilares, 25 jinetes al mando de Salcedo y Braulio los derrotaron causándoles 18 bajas. Cuando los guerrilleros transportaron los cadáveres en carretas a Yurécuaro y queriéndolos quemar con leña verde, la gente del pueblo no lo permitió. Desde entonces Alejo García “se la sentenció” a nuestro pueblo y determinó arrasarlo. Para cumplir lo anterior, al frente de una tropa de 1300 soldados, el 4 de noviembre del mismo año, entró a Yurécuaro cometiendo infinidad de tropelías y asesinando a algunos ciudadanos, entre ellos Juan Álvarez y Juan Arellano. También incendiaron los archivos municipales, saquearon comercios y casas particulares y de esta forma se cumplió la venganza de Alejo García.

Después de este hecho, también se le puso precio a las cabezas de Braulio y Salcedo aunque ellos continuaron hostigando a las tropas pro-imperialistas en toda la región y formaron parte del Ejército bajo las órdenes del General Manuel Márquez de León. El 5 de febrero de 1867, Braulio Sánchez como Comandante de Escuadrón y el General Manuel Márquez de León como líder de la Brigada Sinaloa, entran a la ciudad de Zamora y posteriormente se les unen las fuerzas de los generales Ramón Corona y Nicolás de Régules y toman la ciudad de Morelia. Con esto se terminó el periodo de la Intervención francesa en el estado de Michoacán. Posteriormente, salen de la ciudad de México las últimas fuerzas francesas dejando solo al Emperador Maximiliano quien fue finalmente fusilado en junio de ese año.

José Francisco Velarde y de la Mora, “el Burro de Oro”.

Nació en Guadalajara en 1809. Hijo de José Crispín de Velarde y de Josefa de la Mora, quien era una mujer heredera de grandes propiedades y haciendas en La barca, Cumuato, San José, Buenavista, El Molino, (Vista Hermosa), que juntas formaban un gran latifundio que abarcaba parte del Lago de Chapala. Todas estas propiedades las heredó Francisco Velarde ya que solamente tenía dos hermanas que escogieron la vida conventual. Los abuelos maternos de Miguel Hidalgo, Padre de nuestra Independencia, eran originarios de La Barca y estaban emparentados con la familia de Francisco Velarde.

Aunque el padre de este personaje era abogado y en 1813, miembro del Real Consulado y de la Diputación Provincial, no logró convencer a su hijo a que estudiara una carrera y fue precisamente porque Francisco no sabía ni leer, que le apodaron “el Burro de Oro”.

Francisco Velarde fue una persona controvertida, alrededor de quien se tejió una leyenda que fue fundamentada en hechos que la gente comenzó a divulgar. Pasaba la mayor parte del tiempo en su casa (La Moreña) de La barca y en la Hacienda de Buena Vista; sin embargo, también hacía grandes fiestas en su casa-palacio de Guadalajara (esquina Av. Hidalgo y Pino Suárez) o en su Quinta Velarde y también en su finca de campo en Tlaquepaque (hoy Museo de la Cerámica).

Estas casas estaban amuebladas con lo mejor que importaba de Europa y tenían vajillas hechas de plata con incrustaciones de oro. En preparación de la visita que le prometiera Maximiliano, mandó a sus criados a Europa para que aprendieran a servir tal y como se hacía allá. Él mismo vestía con grandes lujos y como admiraba la vestimenta de los grandes generales europeos, en tiempos de Santa Anna, (a mediados de los años de 1840), compró el grado de General, por el cual desembolsó una gran cantidad de oro. Con esto, pudo lucir en toda ocasión, casacas recanadas de oro, botas con tacones de plata y oro, sombrero empenachado, banda y espada al cinto. El “general Velarde”, como se hacía llamar, tenía su propio regimiento y todos estaban uniformados también de manera lujosa. Los caballos y carruajes estaban adornados de tal manera que unos lo criticaban duramente pero otros, lo admiraban hasta el límite del servilismo (como ocurre en la actualidad con los “reinados” vigentes en el mundo).

Cuando Maximiliano de Habsburgo fue nombrado Emperador, Francisco Velarde asistió con su regimiento a una recepción en San Miguel de Allende; posteriormente, contribuyó al sostenimiento del Ejército Imperial y constantemente hacía lujosos regalos al emperador y lo invitó a pasar una temporada en sus dominios de Jalisco y Michoacán. Esperando que se cumpliera tal visita, se dice que Francisco Velarde contrató a muchos sastres y costureras para trabajar día y noche y hacer un toldo que se colocaría desde La Barca hasta Guadalajara con lo cual se protegería del sol al emperador.

Aunque la visita nunca se realizó, Francisco Velarde fue nombrado por el General Uraga, Prefecto y Comandante Militar del Departamento de Zamora.

También se decía que además de ser ateo, Francisco era una persona sin moral ya que tenía un harén de 50 mujeres pero eso sí, para que no hubiera envidias ni discordias, las sacaba a pasear vestidas con trajes iguales. Por otro lado, cuentan que era muy cruel ya que en una ocasión, cuando llegó tarde la persona que debía curarlo diariamente de una herida que tenía en la cabeza, Velarde la golpeó de manera inmisericorde pero cuando la vio tirada en el suelo, le arrojó una bolsa llena de monedas de oro. Él creía que con esos arranques de bondad compensaba lo malo que hacía. A pesar de esto que se cuenta de él, la mayoría de la gente lo quería y admiraba por algunos buenos actos como el siguiente: se dice que al ver que el Imperio de Maximiliano estaba llegando a su fin y que posiblemente él iba a tener dificultades por haberlo apoyado, repartió entre la gente cercana, parte de su inmensa fortuna.

Después de que los republicanos tomaron la ciudad de Zamora, el general Ramón Corona ordenó que todos los imperialistas de la región, se presentaran como prisioneros de guerra en un plazo de veinticuatro horas y si ni lo hacían, iban a ser perseguidos y fusilados. Francisco Velarde, ante la gravedad de la amenaza, se escondió en Zamora pero fue delatado por un peluquero y fue entregado al general Francisco Tolentino quien lo fusiló sin esperar a que llegara un indulto que emitió Benito Juárez, el cual llegó solo unas horas después del fusilamiento.

La leyenda de “el Burro de Oro”.

Cuentan algunos que cuando Francisco Velarde andaba huyendo en Zamora, como estaba pasado de peso, no pudo brincar una pequeña barda y allí fue aprehendido por Francisco Tolentino.

En tal momento, Velarde le ofreció, que si lo soltaba, le daría su peso en oro y aun más, “montado a caballo”, para que el rescate fuera más atractivo; sin embargo, el general no se dejó sobornar.

Otra parte de la leyenda nos dice que el indulto que envió Juárez sí llegó a tiempo pero que fue ocultado por unas personas de Zamora a quien Velarde les había prestado ciertas cantidades de dinero y vieron que si moría el “Burro de Oro” ya no tendrían que pagar. Dicen que sus últimas palabras fueron: “No soy ningún traidor, me matan por no pagarme lo que me deben”.

La otra parte de le leyenda y que está ligada a nuestro personaje es la siguiente: se decía que Braulio Sánchez había estado en el lugar donde aprehendieron a Velarde y que supo cuando algunos le prometieron falsamente que le iban a perdonar la vida y entonces, “el Burro de Oro”, les dijo dónde tenía escondida la inmensa fortuna en la hacienda de Buena Vista (Vista hermosa). También se decía que esa fortuna la habían repartido entre unos pocos y que Braulio había traído su parte a Yurécuaro.

Ahora bien, después de estos acontecimientos, Braulio Sánchez visitaba con regularidad nuestro pueblo pero nunca dio muestras de poseer esa parte de fortuna que decían, antes bien, vivía de manera sencilla con su sueldo de militar, mientras que otros sí se hicieron ricos al repartirse las propiedades de el “Burro de Oro”.

Lo que sí podemos decir de cierto, porque hay evidencias en su expediente militar, Braulio Sánchez, tuvo gran vigor y luchó denodadamente por sus derechos personales ya que, por cuestiones burocráticas, no le querían valer su grado de Coronel y sólo querían pagarle su pensión con una cantidad menor a la que le correspondía. También demostró su gran amor al trabajo y a la vida militar ya que incluso, pidió ser reincorporado a las armas, a una edad avanzada. Él participó de manera importante durante la Revolución de 1910 y en nuestro pueblo, siempre fue un referente importante en la vida social ya que tenía muchos amigos, entre ellos, al Dr. Alejandro O. Arce con quien le vemos en una fotografía, en 1935, cuando Braulio ya tenía noventa y siete años.

Muchas gracias por su lectura: José Luis García Salazar

Santiago Raúl Martínez Alcalá

“Nadie es profeta ni poeta en su tierra”La frase anterior se ha repetido durante muchos siglos. Podemos citar dos ejemplos que han fortalecido esa creencia. Las enseñanzas de Buda han sido mejor aceptadas fuera de su tierra. Jesús, el Cristo, ha dejado más impresa su doctrina del amor entre la gente que vive fuera de las tierras de Israel.Vemos que en otros casos de artistas y creadores, los que mejor aceptan sus obras son las personas de otros pueblos.Yo quisiera contribuir a que este destino no se cumpla para el caso de un poeta que vive entre nosotros. Yo quiero que juntos admiremos la obra de Santiago Raúl Martínez Alcalá.Poetas hemos tenido varios en Yurécuaro: Austacio Zepeda, José Bárcena, Javier Ochoa y muchos otros que han cantado a nuestra tierra. También hemos convivido con otros que en sus canciones hablan con orgullo de los atardeceres o de las noches llenas de estrellas cuando llevan “gallo” a sus enamoradas.Hablando de Santiago Raúl, poeta actual que nos entrega poesía mística; versos hechos para volar en el tiempo y en el espacio; poesía de amor y pesadumbres y también cantos a la familia, al terruño, a las costumbres y a las cosas que debemos seguir venerando porque a final de cuentas nos han enseñado a ser gente. Santiago nos invita a aprender de otras personas y de otros lugares en el mundo. Nos cuenta que no quiere cambiar al mundo y sólo ser un humilde juglar de la vida, amar la vida por la vida misma y por la naturaleza que nos cobija tanto a los seres vivos como a las demás cosas que están para que de ellas hagamos un uso inteligente que nos ayude a ser mejores y que no las usemos para degradar nuestro entorno.Nuestro personaje de hoy, nació en la ciudad de México el 25 de julio de 1950. Sus padres: Félix Martínez y Blanca Emilia Alcalá Villaseñor, de los Alcalá de La Noria, quien fue una actriz que en los años 40´s impulsó las artes escénicas y contribuyó a la cultura en Yurécuaro. Santiago Raúl estudió dibujo publicitario en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Laboró en los Talleres Gráficos de la Nación, en la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos y en otras empresas e instituciones antes de venirse a radicar definitivamente a la ciudad de Yurécuaro. Ya en nuestra tierra, participó como Secretario del Ayuntamiento cuando fue presidente municipal Gildardo Bravo y en ese periodo de gobierno, elaboró y publicó seis Reglamentos Municipales. También coordinó la gestión y obtención, a través de la Embajada de España en México, de la copia fiel de la Cédula Real de Fundación del Pueblo de Yurécuaro (es el Acta de Nacimiento de nuestra actual ciudad), que estaba en el Archivo General de Indias en Sevilla, España. La copia fiel de la Cédula, se encuentra actualmente en el Palacio Municipal. Santiago Raúl, también coordinó la gestión y el estudio socio-económico y demográfico mediante el cual, el Congreso del Estado de Michoacán, otorgó a Yurécuaro, la categoría de ciudad. Como vemos, con estos dos últimos hechos, Santiago ya ha trascendido en su aportación profesional para con los yurecuarenses.El Acta de Nacimiento de Yurécuaro.En esta ciudad, hemos venido celebrando cada 22 de mayo, el aniversario de nuestra fundación oficial ya que en dicha fecha, el Virrey don Luis de Velasco ordenó al “Corregidor de Justicia” más cercano a Tlazazalca, que se fundara el pueblo de Yurécuaro. El mandato fue recibido por Fray Alonso de la Veracruz, en nombre del Provincial de la Orden de San Agustín.Por otro lado, existe en el Palacio Municipal, el documento original, en donde se erige en Villa, el Pueblo de Yurécuaro. Este documento data de 1910 y fue firmado por Aristeo Mercado, quien era Gobernador de Michoacán.Nombramiento de: “Ciudad de Yurécuaro”.Para poder pasar de la categoría de “Villa” a “Ciudad”, se tuvieron que realizar los siguientes pasos y fueron coordinados por Santiago Raúl:1. El Ayuntamiento de Yurécuaro, en sesión de Cabildo, firma la solicitud el 17 de mayo de 1993.2. El Congreso del Estado, LXVI Legislatura de Michoacán, revisa los requisitos necesarios para otorgar la categoría solicitada. Estos requisitos son: A) Un censo de población no menor a 10 000 habitantes (que es la mínima cantidad para la formación de un municipio). B) Que su grado de educación y cultura destaquen comparativamente de la generalidad de los demás municipios del Estado. C) Que cuente con todos los servicios públicos. D) Que sobresalga por su actividad económica y social.3. El Congreso del Estado, otorga la Categoría de “Ciudad” a partir del 25 de septiembre de 1995.La sociedad yurecuarense, como es su costumbre, apoyó de manera solidaria y decisiva para lograr lo anterior y quisiera aprovechar el espacio para mencionar solo unas pocas de las 41 agrupaciones participantes, esperando que mis omisiones sean entendidas ya que no es posible citarlas a todas. Participaron: La Cámara Nacional de Comercio agrupando a más de 300 socios (aunque se tenían registrados 500 negocios en ese entonces). 1380 ejidatarios en 12 Comunidades con más de 6 000 hectáreas productivas. Club de Leones, Club Rotarios, Grupo Pro-arte y Cultura Iorekua, Caballeros de Colón, Unión de Fotógrafos, Sitios “Centro” y “Estación”. Sindicatos de: Albañiles, Estibadores, Filarmónicos, Transportistas, Comercio Ambulante, Locatarios del Mercado Municipal, Panaderos, Tablajeros, Aseadores de Calzado. La Asociación Ganadera, la Unión de Porcicultores y muchas asociaciones más.Los integrantes del Ayuntamiento que firmaron fueron: Gildardo Bravo, Juán C. Rodríguez, Javier Pérez, J. Luis Alcántar, Roberto Pérez, Ricardo Villanueva y Santiago R. Martínez.Cabe destacar aquí que ya estamos por cumplir la fiesta de XV años de nuestra ciudad y deberemos seguir, como dice nuestro lema*, acrecentando el grado de educación y cultura e incrementando nuestro desarrollo económico y social que demanda toda ciudad constituida. ( *Nota: somos del lugar de crecientes).
LA POESÍA.De manera sencilla, Santiago define a la poesía como “Sentir hondo, pensar alto y hablar claro”. También toma del diccionario Macquarte la siguiente definición: “Arte de realizar composiciones rítmicas, escritas u orales, con la intención de deleitar mediante pensamientos hermosos, ingeniosos o elevados”. En los poemas, el ritmo es la cadencia del sonido que produce la expresión, esa repetición que percibimos en la lectura. La medida es el número y la distribución de las sílabas en cada verso y que varía de un poema a otro. La rima es otro recurso poético. Por lo común, riman los sonidos de la última palabra de cada verso aunque hay diferentes modalidades ya que en ocasiones, la rima puede aparecer hasta el verso siguiente.Aunado a lo anterior, vemos que un poeta es alguien que pinta la realidad con brochazos de imaginación. Alguien que guía su pluma tanto con el corazón como con la mente para hacernos reflexionar, reír, rezar, llorar, amar y unir el corazón de la gente que tiene la suerte de estar cerca del poema.Santiago es alguien que se atreve a viajar sobre los sueños de muchos que han vivido antes como Nezahualcóyotl, Amado Nervo, Neruda, Octavio Paz y muchos otros que lo inspiran en su camino.Él dice y agradece a su madre: “Que canten los niños ya que todos fuimos niños un día, pero no todos tuvimos la misma infancia, ni una amorosa madre en la lactancia.”Y Agrega, “ … He visto los niños del Tibet y Tabasco, Chiapas, Somalia, Kenia y Michoacán, y los que viven la guerra en Afganistán o los que lustran calzado en Taxco y los pordioseros en Damasco, todos son el futuro de la humanidad aun los reyes de la caridad que pintamos con sobrenombre que encara la tristeza del pobre hombre ante una amarga realidad….”
Santiago canta a sus raíces y a su familia que lo ligan a estas tierras: “¡Cuántos años de historia! / y vive en mi alma un pitayo / cómo suena triste el campanario / del origen del Alcalá en mi memoria / que antes de la Concia está la Noria, / gloria de mi segundo apellido, / que parece haber nacido / entre caballos y parcela / caminando en mi pecho la vereda / que está plácida junto al río.Y en ese transitar hasta este caserío, / de la juventud de mis abuelos / está el diario de los desvelos, / principio de un siglo mío, / de huertos con mangos sombríos, / de un Yurécuaro todavía empedrado, / de un Cabrero adueñado / siempre del norte en el retrato, / del verso que narra el relato / de un florido pasado.…… ¡Ah familia de origen y destino!, / amo los remansos de tus recuerdos /que me regresan vivos a mis abuelos, / cuando a mis hijos miro /y en el aire de la historia que respiro / está la savia que me auxilia / de esta bendita tierra que me concilia / y en versos que me llenan de pasión / entrego con las rimas de mi corazón / un poema para la familia.”Le canta a nuestra ciudad: “Tierra verde y húmeda, / de un río exuberante en la memoria, …… signos de Dios / cuando gritan los niños / en esta tierra bendita, / frontera del tule / y el laberinto de piedra en las Chorreras, / para que nazca el caldo michi, / donde nadan la carpa y el bagre, / como delfines entre la verdura y los mitos que hablan / por la boca de un anciano / que jura haberse paseado / en el tranvía de mulas por la calle Independencia, / cruzando los barrios La Muralla y La Rana, / hasta la estación del tren, ……. ” “Ese Yurécuaro desconocido / que fue de época indígena / purhépecha guerrero y agrícola / de origen teco del bajío / pescador y devorador de víbora.Y en las Chorreras trampas de piedra / pirámides a la carpa y el bagre, / con sus carrizos color de jade / y en el muelle natural de la ribera / la canoa de un tronco pareciera / estar en un sueño presente. …. Lugar sagrado y espiritual / del primer asentamiento humano / raíz del naguatlato hermano / tarasco y chichimeca Guanax / junto al Lerma que baña la arena / del Yurécuaro en la antigüedad. / Queda escrito en este poema / de un sitio de crecientes / donde se bañan de aguas las mentes / y de memorias la luna llena / mojigangas, guananchas y pepena / y las caristoliendas silvestres.”
“Hay de mi niñez un paseo de ilusión / llamado el Señor de la Piedad, / con baños termales de santa paz / y el milagro de una aparición.”
“Rodeada de delgados tules verdes / y un viento que aminoraba el calor, / serena se veía la Laguna de Monteleón / con sus aguas llenas de oscuros peces / …….. y la laguna que hoy brilla por su ausencia, / en donde por horas nadó mi ilusión, / con la calma que inunda la inocencia, / hoy evoco una húmeda emoción / de esas aguas de frescura y transparencia / que nunca más ahogarán mi corazón.”
Le canta a El Jacalón: “Había en Yurécuaro un balneario / o albercas, como dicen aquí / y en las calles empedradas de gris / caminábamos al Jacalón casi a diario. / ……… Donde Canuto Godínez era de ese lugar el dueño, / lo sé ahora referencia; / para mí el sitio era un sueño / como el que hoy tengo por mi adolescencia, / suave cama de añoranza donde duermo / para soñar de nuevo esa grata esencia.”Le canta a los “Mayordomos” yurecuarenses: “Son Mayordomos del cielo / los que piden para la parroquia, / mujeres y hombres son la logia / de ángeles de mi pueblo. / Van ellos tocando corazones / para la fiesta de la Patrona / y a nadie le asombra / que la bondad consiga contribuciones.”
Le canta al amor por nuestro trabajo:“¡Ah, y ese amor a nuestro trabajo! / al que hacemos con gran empeño, / aunque sea el más pequeño, / aun ese de cuesta abajo, / pero que da el pan, la sal y el ajo, / la comida humilde después de la jornada / que nos deja la frente sudada, / pero riqueza sabia en el corazón / y huellas en el alma con amor, / aunque tristemente pagada.”“Y el amor al prójimo tan necesario, / ese que llamamos amistad, / la verdadera que se puede dar, / esa que se expresa cual confesionario / y que nos exige bondad a diario; / amor al vecino y al estudiante, / al maestro, al anciano que va adelante, / y que ya no pueda caminar, / pero que es sabio al aconsejar / con su paz serena y estimulante.”
Santiago Raúl le canta a lo que lo inspira cotidianamente y podemos ver que su “musa” es el trabajo cotidiano y esforzado que realiza en su tienda. Con lo anterior, nos muestra que todos podemos “servir” a los demás mejorando el mundo, o al menos, el pedacito de mundo que nos toca compartir. “No es la tienda la morada de un poeta, / pero sí el azúcar, la harina y el piloncillo / y el costal de yute tan amarillo / y el aceite, el frijol y la manteca / …. Son las amas de casa, con su mandado / las musas que escriben mi inspiración / y los chiquillos a quienes han encargado / diez pesos de pan y dos de requesón / o el que viene por cigarros Delicados / y medio litro de Tequila Jimador.”La agonía del poeta: “No hay nada más triste en el mundo / que presenciar la agonía de un poeta, / un alma perdida ya muerta, / un ángel del cielo moribundo, / porque el amor es un pesar profundo, / pues la bella musa de la inspiración / ya no late más en su corazón / y en el desierto de lo inalcanzable / el bardo en un verso amable / transcribe entre líneas un adiós.”
El poeta pule las letras, frases y oraciones gramaticales y con su inspiración las transforma en murmullos, lamentos, rizas y rezos para hablar del esplendor de la naturaleza y besar con los ojos y acariciar con las palabras.Toma de otros consejos para la vida como éste: “Sólo viviré una vez. Por tanto, cuanto bien haga y cuanta bondad pueda mostrar a un ser humano, he de hacerlo ahora, no debo aplazarlo ni olvidarlo, pues no volveré a pasar por aquí.”Los poetas nunca han pedido permiso para escribir lo que les dicta el corazón. No he sabido que Homero, Goethe, Amado Nervo, Pablo Neruda u Octavio Paz hayan pedido autorización para dejar plasmado en papel, las emociones que los motivaban a expresar su arte.Nosotros debemos mostrar un poco de humildad para aprender o al menos gozar un poco con alguno de los tantos poemas y relatos literarios de Santiago Raúl que nos llevan a viajar en otros tiempos y en otros espacios. Él tiene la magia para conducirnos de la mano recorriendo los caminos de la imaginación y nos puede ayudar a explotar nuestros propios talentos creativos que Dios nos ha dado. Solamente nos falta entender y ser pacientes con ese “profeta” que habita bajo nuestro mismo cielo.Reflexionemos en esa gran valentía que posee nuestro personaje en cada una de sus obras literarias, que a la fecha, suman varias.Aprendamos a dejar por escrito lo que guarda nuestra alma y regalémoslo a los que nos rodean. Esos valores humanos solo los externan pocas personas en la vida y en Yurécuaro tenemos la fortuna de contar con alguien que lo está haciendo.Gracias Santiago. Te lo digo con sinceridad y humildad.
José Luis García Salazar