Amables lectores, vamos a recordar ahora a un insigne insurgente yurecuarense, de quién, por azares del destino, no quedaron registradas en la historia mas que unas pocas líneas acerca de su vida. Cabe hacer la aclaración que para la elaboración de la presente columna, me he valido tanto de documentos históricos como de la leyenda del imaginario popular y me ha movido a hacerlo, el agradecimiento que le tengo no solo a él sino a muchos otros que me han legado motivos para sentirme orgulloso de pertenecer a estas tierras. He tomado datos históricos de tres fuentes: del periódico publicado en Puebla, en 1821, la “Imprenta Liberal de Troncoso Hermanos”; del libro “Salvemos a Chapala” de Martín Casillas, publicado por Editorial Diana en el año de 2004 y del periódico La Libertad, año 2º, No. 37 del año 1894.
Cuando en 1810 se inició la Guerra de Independencia de México, se hizo público lo siguiente: “La voz poderosa de Libertad que lanzara don Miguel Hidalgo y Costilla, hizo eco en Yurécuaro. Andrés Ventura, de la Comunidad indígena, organizó una partida de ciento y tantos insurgentes y se atrevieron a atacar La Barca, que estaba guarnecida por una fuerza considerable al mando del Comandante Tecacho. Pagaron cara su temeridad ya que la artillería española los destruyó y quedaron solamente cinco expedicionarios”. Ahora bien, la historia no nos dice si Andrés Ventura regresó a su pueblo o si se puso en contacto con los insurgentes que operaban en el lago de Chapala al mando de Encarnación Rosas de quien hablaremos un poco más adelante. El nombre de nuestro personaje volvió a aparecer, según la leyenda, cuando nos visitó Pedro Celestino Negrete en 1821.Como sabemos, el 24 de febrero de 1821, Vicente Guerrero, Agustín de Iturbide y otros insurgentes, firmaron el Plan de Iguala donde México declaraba su independencia. Iturbide dio forma al Ejército de las Tres garantías: Independencia, Religión y Unión y bajo su mando se encaminó a varios puntos del país para convencer a muchos combatientes realistas a que se unieran a la causa de la Independencia mexicana. Ya había estado en Zitácuaro, León, Celaya, Acámbaro y su gran deseo era el de convencer a José de la Cruz quien era Comandante General de la Nueva Galicia que en ese entonces representaba casi todo el occidente mexicano. El Comandante J. de la Cruz radicaba en Guadalajara y por lo tanto Iturbide viajó de Celaya a la hacienda de Santa Ana Pacueco al otro lado del río, junto a La Piedad- para iniciar contactos. De Santa Ana, Iturbide se trasladó a Yurécuaro el 27 de abril y se alojó en la que en ese entonces era la mejor finca de la población y estaba situada en el portal oriente de la plaza principal. Aquí hay que recordar que años antes, el pueblo había sido destruido por las tropas insurgentes del Padre Torres.Para entonces, Iturbide ya había contactado al Brigadier realista Pedro Celestino Negrete para que se uniera a su causa y acordaron reunirse en tierras michoacanas y escogieron a nuestro pueblo para llevar a cabo la entrevista. El 6 de mayo, Negrete se traslada de Zamora a Yurécuaro donde celebra la plática con Iturbide y se compromete con la causa de los insurgentes y al mismo tiempo, acepta el encargo para contactar a José de la Cruz. Cuando los yurecuarenses supieron del éxito de la entrevista, organizaron una amena fiesta donde convivieron con los que habían firmado el pacto para ayudar a que en los meses siguientes, se lograra la Independencia de nuestro país. Al día siguiente, Negrete partió rumbo a la Hacienda de San Antonio a preparar la entrevista entre Iturbide y José de la Cruz, misma que se celebró el 8 de mayo. Después de la reunión, Pedro C. Negrete regresó a Zamora; J. de la Cruz volvió a Guadalajara e Iturbide, regresó a Yurécuaro de donde envió una carta a Vicente Guerrero notificándole los resultados de la entrevista.
Ahora bien, según la leyenda, después de firmarse el pacto entre Iturbide y Negrete, se celebró una fiesta popular; durante la misma, Pedro Celestino Negrete le estaba platicando a Juan José Hidalgo, que en sus andanzas como realista había conocido a un combatiente insurgente que era originario de Yurécuaro. Su nombre era Andrés Ventura y por más de cuatro años acompañó a los insurgentes defendiendo la Isla de Mezcala en el Lago de Chapala. Andrés Ventura era muy aguerrido en las batallas navales que se suscitaron entre insurgentes y realistas; también se encargaba de transportar en canoa los víveres con que se alimentaban en la isla mientras duró su asedio y los traía de las poblaciones ribereñas del lago. Siempre burló la vigilancia ya que era diestro en el manejo de los remos, además de que conocía muy bien la hora propicia para navegar, por lo que los habitantes de la isla siempre pudieron alimentarse. Al final, siguió contando Negrete, capturamos la isla porque hubo una epidemia que mató a más de la mitad de los combatientes y probablemente, así fue como murió ese yurecuarense. Al proseguir su narración, Negrete mostró su mano a su interlocutor en la fiesta, y mencionó que en las batallas navales había perdido dos dedos: “y pa' acabarla de amolar, no fue con un disparo de fusil sino con una piedra que atinadamente me lanzaron con una honda” y diciendo esto, soltó la carcajada.
La defensa de la isla de Mezcala en el Lago de Chapala.Pocos mexicanos saben que durante nuestra Guerra de Independencia hubo batallas navales entre insurgentes y realistas. En este caso, hablamos de las suscitadas en el Lago de Chapala, escenario de algunas de las más heroicas acciones ocurridas hace dos siglos.La isla de Mezcala se encuentra a unos nueve kilómetros de la orilla del lago. No es muy grande pero tiene la gran ventaja de su altura desde la cual se puede observar a todo el que llegue hasta ella. Es un peñón escarpado donde se construyó un fuerte y varias viviendas con bodegas donde llegaron a vivir más de mil combatientes acompañados de sus familias y pasaron en ese lugar más de cuatro años. Alrededor de la isla los defensores hicieron cercas y clavaron estacas afiladas en el fondo del lago por lo que las embarcaciones que los atacaban, no podían desembarcar en la isla.En 1812, operaba en las poblaciones de la ribera del lago de Chapala, el insurgente José Encarnación Rosas quien después de varias batallas, decidió hacerse fuerte en la isla de Mezcala y junto con su lugarteniente, José Santa Ana y asesorados por el padre Marcos Castellanos, construyeron las defensas de la isla. En el fuerte, colocaron algunos cañones que habían arrebatado a los realistas en las batallas que libraron en poblaciones como Poncitlán, Tizapán y otras más. Los insurgentes, salían de la isla y atacaban destacamentos de soldados donde no los esperaban y después regresaban a la isla donde eran imbatibles. Uno de los que más persiguió a las fuerzas insurgentes fue el comandante realista Pedro Celestino Negrete, quien junto con el teniente coronel Ángel Linares reunieron una fuerza que posicionaron a la orilla del lago esperando por una lancha cañonera y varios botes grandes que habían mandado fabricar en el puerto de San Blas (Nayarit). Primera batalla naval.Fue el 26 de febrero de 1813 cuando se libró la primera batalla. Linares al mando de un destacamento partió en una canoa grande y 6 más pequeñas que zarparon de Jamay. En la isla, pronto los devisaron y se prepararon para recibirlos con una estratagema que habían preparado consistente en atacarlos directamente, subirse a las embarcaciones de los españoles y zarandearlas hasta que las volcaban en el agua; incluso, los insurgentes gritaban “¡al asalto mis valientes!”. Sólo una barca se libró de ser volcada o de caer en manos de los diestros remeros de la isla. En el abordaje murieron 60 soldados realistas, 18 cayeron prisioneros, entre los cuales estaba Linares quien fue ahorcado en el pueblo de Tizapán; en la isla fusilaron a 15 soldados y por causas desconocidas, perdonaron la vida a dos de ellos y los dejaron libres.Después de la derrota, el comandante José de la Cruz instaló un campo militar en la ribera oriente del lago, cerca del pueblo de Tlachichilco, lugar de nacimiento de J. Encarnación Rosas; allí esperó la llegada de 5 buques y otras embarcaciones con capacidad para cargar cañones. Mientras tanto, en la isla, sus habitantes se mantenían bien ejercitados y disciplinados y habían colocado 13 cañones traídos de Los Reyes; también habían improvisado una fábrica de pólvora y balas.Para surtir de alimentos, algunos de los pobladores de la isla, probablemente, entre ellos iba Andrés Ventura, salían constantemente a recorrer las poblaciones ribereñas e incluso hasta otras más lejanas como Atequiza, La Barca y Ocotlán.Segunda Batalla de Mezcala.El 20 de junio de 1813 se reunieron para atacar la isla el marino realista Felipe García y el coronel Pedro Celestino Negrete. Con una tropa de 600 hombres atacaron violentamente con sus cañones y fusiles y de la misma manera les contestaban los defensores de la isla, quienes además hacían uso de sus hondas y atinadamente les daban a los españoles. Estando en plena batalla, una piedra le dio en la mano al coronel Negrete que la tenía recargada en el filo del barco y le hizo perder los dedos meñique y anular por lo que tuvo que alejarse del fuego enemigo. Los españoles aunque pudieron desembarcar en la isla, perdieron varias embarcaciones, entre ellas el buque San Fernando que quedó intacto en poder de los insurgentes; también perdieron 200 soldados, entre ellos Felipe García y una gran cantidad de armas y parque.Bloqueo a la isla.Después de esta segunda batalla, el Comandante José de la Cruz, no se explicaba cómo unos indios con unas “pinches” canoas habían podido derrotarlos. Inmediatamente dispuso establecer un bloque para ver si podían rendir por hambre a los insurgentes. Alrededor de la isla situaron una barca flotante con cuatro cañones, además otras embarcaciones que daban continuos rondines. Los defensores no se rindieron y continuamente atacaban a los españoles usando la estratagema de nadar silenciosamente en la noche, subirse a las embarcaciones y volcarlas. También, nuestro héroe yurecuarense continuó saliendo a recolectar alimentos para la isla y acompañaba a los grupos que iban a batir a los españoles en las poblaciones donde estaban los destacamentos realistas. Esta rutina la siguieron durante otros tres años.Derrota de los insurgentes.A fines de agosto de 1816, un gran contingente de realistas derrotó a los insurgentes en las inmediaciones del lago, por el rumbo del cerro del Divisadero y dejaron tendidos en el campo de batalla a más de 300 hombres. Después de esta derrota, los isleños ya no pudieron salir tan libremente a las poblaciones ribereñas a recolectar comida y para agravar su situación, les cayó encima la peste bubónica ya que en la isla había miles de ratas y estaban infestados de pulgas. Casi todos los habitantes se contagiaron de la peste y muchos murieron pero aun así, no se querían rendir hasta que en noviembre de 1816, José de la Cruz les prometió el indulto y les dijo que les iba a reconstruir las poblaciones ribereñas de donde eran originarios, además de dotarlos con varias yuntas de bueyes, semilla y lo que fuera necesario para que continuaran su vida. Cuentan que el 25 de noviembre de 1816, cuando el altivo comandante José de la Cruz tomó posesión de la isla, pensaba que hallaría a muchos bravos guerreros y solamente estaban unos pocos ancianos y gente muy desnutrida. Cuando les preguntaba por alguno de sus dirigentes le contestaban: “¡Quen sabe siñor! A lo mejor se julló”. José de la Cruz no podía creer que esa gente había sido la que le opuso tan férrea defensa y lo haya derrotado en varias ocasiones durante más de cuatro años. Sin embargo, nosotros ahora sabemos que esos insurgentes tuvieron el valor y la entereza de defender un pedazo de tierra libre.
¿Cómo llegó a unirse Andrés Ventura a los insurgentes de la Isla de Mezcala?Recordemos que aquí en Yurécuaro, en 1810 se construyó una muralla para defender el pueblo contra los ataques insurgentes. Se estableció una guarnición al mando del comandante Manuel Pesquera y se combatió duramente a los partidarios de la independencia. Esto nos lleva a deducir que Andrés Ventura, después de su derrota en La Barca, fue considerado un delincuente y que no regresó a su pueblo porque podía ser encarcelado y condenado a muerte; por lo tanto, tomó camino rumbo al lago de Chapala y allí conoció a los que se habían levantado en armas igual que él. En aquel entonces las comunidades, si bien no estaban muy organizadas como para formar grandes ejércitos, si se comunicaban frecuentemente a través de los arrieros que recorrían los “Caminos Reales” que zurcaban todo el territorio y mediante ellos, sabían rápidamente sobre las noticias ocurridas en las diferentes poblaciones. Así fue como nuestro paisano Andrés Ventura, supo del levantamiento de Miguel Hidalgo y tomó la decisión de sumarse a la Guerra de Independencia impulsado por ese anhelo de libertad que también tuvieron otros mexicanos.
Andrés Ventura nos deja como legado el gran cariño por su gente, la comunidad indígena que él representaba. Su osadía y valor temerario que lo llevaron en dos ocasiones a ofrendar su vida: la primera cuando atacó la guarnición realista de La Barca y la segunda cuando, según la leyenda, se sumó a un millar de mexicanos que a sabiendas de que no iban a salir vivos de la Isla de Mezcala, pelearon durante más de cuatro años ante una fuerza militar que los sobrepasaba en armamento pero no en valor. Con Andrés Ventura, los yurecuarenses tenemos un héroe nacional del cual debemos sentirnos orgullosos y que en pago, le debemos recordar y honrar permanentemente.Gracias por su lectura.
José Luis García Salazarwww.productividadorganizacional.com
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