Flavio A. Rizo Carrillo

En Yurécuaro hemos tenido ídolos del deporte que nos han dejado grandes satisfacciones. En las décadas de 1940 y 1950, en béisbol contamos con Octaviano Castellanos y con Lauzán. En fútbol, sobre todo, en la segunda mitad de la década de 1950, tuvimos la figura de Flavio Rizo a quien el destino le hizo una mala jugada y le impidió ser futbolista profesional. Nuestro personaje de hoy, nace un 5 de octubre de 1938 y fallece el 19 de diciembre de 1994. Sus padres fueron Soledad carrillo y José Matilde (Tiye) Rizo García quien le heredó la afición por el deporte y de acuerdo a lo que nos dejó escrito Manuel González Mariscal: “El “Tiye” fue un distinguido integrante del equipo “Imperial” que allá por 1927, obtuvo varios triunfos sobre equipos de primera categoría de la Capital de la República, uno de ellos, el glorioso equipo Marte”.Flavio Rizo, realizó sus primeros estudios en la Escuela Primaria Federal “Constitución de 1917” de Yurécuaro. Posteriormente se trasladó a la ciudad de Morelia donde cursó la secundaria y después a la ciudad de Guadalajara donde realizó sus estudios vocacionales y la carrera de Ingeniería Mecánica y Eléctrica. La Secretaría de Educación Pública le extendió su cédula profesional el 11 de diciembre de 1973. A la par de su vida de estudiante y estando en Guadalajara, jugaba volibol y básketbol donde recibió una medalla por ser el jugador del año además de varios reconocimientos por su espíritu deportivo. En Yurécuaro jugó desde muy chico en el equipo Atlas bajo la tutela de Cheo Godínez quien era el entrenador y donde lograron los campeonatos de los años 55, 56, 57 y 58. Cheo lo describe como: “…. un jugador alto, fuerte y elegante de corte moderno. Era un gran comodín y por arriba nadie lo pasaba; sus barridas eran justas y limpias comparables a las de los grandes seleccionados nacionales Jesús del Muro y Gustavo Peña”. También Cheo relata que en una ocasión en que fueron a jugar al poblado de Jesús María, encontraron grandes anuncios del partido en la Plaza Principal; en ellos se leía: “Hoy en el campo deportivo local, se presentan los mejores delanteros del campeonato: la pareja infernal formada por el Húngaro y Pascualet” (Andrés Rodríguez). Sigue relatando Cheo que se jugó primero el partido de segunda fuerza donde los del Atlas de Yurécuaro empataron a dos tantos y en la primera fuerza derrotaron a los de Jesús María con goles de Andrés y de Flavio. Los jugadores creían que los del pueblo los iban a apedrear por haberlos derrotado pero en lugar de eso, aplaudieron y los felicitaron por el gran juego que brindaron al público. Además de “la pareja infernal”, los jugadores que integraban al Atlas eran: Jesús Zárate, Manuel Bravo, Rogelio Rodríguez, Flavio Medina, Antonio Leyva, Gonzalo Rizo, Leonardo García, Ignacio Valencia y Salvador Tirado.Jugando fútbol, Flavio sufrió un accidente en Atotonilco, Jalisco en abril de 1961 y un mes después le amputaron la pierna derecha.En mayo de 1961, el día en que regresó del hospital donde lo habían intervenido, se corrió el rumor de que “el Húngaro” iba a llegar en la tarde y el pueblo se empezó a juntar en la calle Morelos desde “la Tetilla” y hasta la Plaza Principal, como si esperáramos al mismísimo presidente de La República o como si fuera el desfile del 16 de Septiembre. Hasta recuerdo que alguien mandó traer una “gruesa” de cohetes y los estuvieron aventando y como vieron que no llegaba el coche que lo transportaba, tuvieron que traer más pólvora porque, ¡faltaba más! A nuestro querido “Húngaro” no se le podía recibir con tan poco alboroto porque bien se lo había ganado.Cuando llegó la comitiva, toda la gente les aventaba confeti y serpentinas. Fue un gran recibimiento y el templo estuvo a reventar durante la misa que se celebró en su honor. Hubo mucha gente llorando, las mujeres sin un ápice de rubor y muchos hombres, mejor se salían a “agarrar aire” para que no los vieran con “las de San Pedro” bajándoles por la cara.Le apodaban “el Húngaro”.Y como decía la palomilla, “no le decíamos el Húngaro porque viniera con ese grupo de gente en sus viejos camiones a leernos la suerte o a robarnos las gallinas, sino porque era igualito al famoso Puskas goleador de Hungría y que en 1952 ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos y posteriormente causó furor en el Mundial de 1954 al ser subcampeón del mundo. En sus tiempos, Puskas era el mejor goleador de Europa y nosotros, aquí en Yurécuaro, también teníamos nuestro “húngaro”.En 1960 yo tuve la oportunidad de verlo convivir con sus amigos. Fue durante una “novillada” que se celebraba en la placita de toros de los Curiel en San José. Allí estaba con sus amigos: Rogelio Alcalá, Gilberto y “Chel” González, Javier Bárcena, Alberto Gómez, Lolo Hernández, “El Cachis”, y varios mas que se divertían alegremente. Lo primero que hicieron fue aventar “la media” (en realidad eran varias medias, llenas de anilina de varios colores) las cuales hondeaban sobra la cabeza y después las lanzaban hasta las gradas del otro lado de la placita. Obviamente que al que le caía una media, primero se encorajinaba pero luego luego, “agarraba la onda” y la aventaba a otro y así sucesivamente hasta quedar casi todos los asistentes, “pintados” como arcoiris. Después, debido a la apuesta que habían hecho, uno a uno bajaron a enfrentarse a la vaquilla que estaba programada para la “corrida”. Unos sorteaban bien al animal con el capote pero otros rodaban por el suelo después de ser topeteados; sin embargo, ninguno se rajó y todos volvieron a las gradas después de mostrar sus dotes atléticas. Su vida profesional.Trabajó en la Fábrica de autos Ford en la ciudad de México. La planta estaba localizada en las cercanías de La Villa de Guadalupe; allí se desempeñó en los departamentos de Manufactura e Ingeniería Industrial desde 1965 hasta 1978.En esta empresa se le otorgaron varios diplomas, uno de ellos fue por su puntualidad y asiduidad ya que nunca faltaba a sus labores y era considerado un ejemplo por su responsabilidad en el trabajo.También se distinguió por ser uno de los mejores jugadores de boliche y un modelo a seguir para todo el personal por su entusiasmo, optimismo, espíritu de lucha y pundonor ya que ponía la muestra de nunca dejarse vencer por ninguna adversidad. En abril de 1967, el periodista Benjamín Alarcón publicó un amplio reportaje sobre Flavio en el Diario Deportivo La Afición de la Ciudad de México: “El ingeniero mecánico electricista Flavio A. Rizo, nativo de Yurécuaro, Michoacán, es un gran atleta y consumado deportista. El joven jugador de la Liga Ford da la más admirable prueba de que el boliche es el deporte de más amplias posibilidades de practicarlo. Él ha destacado en la mencionada liga y constantemente puntea los marcadores. Todo esto no tiene nada de extraordinario ya que hay muchos jugadores que lo hacen a diario; sin embargo, sucede que el ingeniero Rizo, que sólo tiene 27 años de edad, cuando jugaba fútbol, en un choque con el guardameta, resultó lesionado de la pierna derecha al grado de que le fue amputada hasta muy arriba de la rodilla. Y así, con solo la pierna izquierda, juega boliche como miembro del equipo “los Invencibles”. El ingeniero Rizo que, es como citamos antes, un verdadero atleta y con un corazón enorme, nunca se desanimó ante el golpe de la adversidad, sino que sigue practicando también natación y volibol. Actualmente, tiene un promedio de 123 puntos, que ya quisiéramos muchos y que, dado lo que está progresando, irá mejorando con el tiempo. Como un mensaje de admiración y estímulo, hemos citado este caso excepcional que prueba que nada es capaz de detener a un hombre cuando tiene bien plantado el corazón, y ama los deportes”.
El Húngaro se nos adelantó.En diciembre de 1994, cuando acompañamos a nuestro gran amigo a su última morada, muchos grupitos de personas estaban relatando algunas de las vivencias que compartieron con “el Húngaro”: alguien dijo que, “cuando era chico, Flavio siempre iba a ver el pizarrón que ponía el Sr. Cura afuera del templo con la clasificación de las películas que pasaban en el Cine Estrella y cuando estaban en B1 y B2 casi nunca se gastaba su domingo yendo al cine sino cuando estaban las películas en B3 y no se diga las C1 y C2”. También dijo que el Húngaro le había comentado en broma que las C3 realmente eran muy pocas y ni su papá las podía ver. Otra persona agregó, “Era muy pícaro ese Flavio y también muy querido por la palomilla”.Otro contó de lo mucho que le gustaban las Pastorelas cuando era un chamaco y se iba a verlas a la Capilla de Cristo Rey donde la gente disfrutaba “los agarres” que se daban Luzbel y el Ángel Miguel al que acompañaban los pastores: Bato, Gil, Bartolo, Parrado, Toringo y el Ermitaño. Eran diálogos como éste donde el Ángel Miguel entra preguntando a toda la concurrencia:
“¿A dónde se fue esa fiera, como amigo y como falso? Engaña y pone a los hombres en tanto riesgo y peligro, Que, por mandato de Dios, sólo a correrlo he venido. Porque es astuto y sagaz, Inquieta y niega la paz, Que él mismo ha aborrecido”.
Con voz cavernosa Luzbel le contesta: “Yo soy aquel que faculto, Haré la tierra temblar, El sol, la luna eclipsar, Disparando noche y día, Más piezas de artillería, Que arenas tiene la mar”.
Interviene Bartolo: “Por aquí anda ese feroz, Con esos cuernos de cabra, Engañando a los pastores, Para ver si le dan posada”.
El Ángel interviene nuevamente levantando la espada contra el demonio: “¿Quién es el que valeroso, Que a fuerza de su poder, Quiere que le den posada?”
Luzbel se defiende: “¡Detente, Miguel, y aguarda, Si conoces mis furores, Y suplica a los pastores, No me nieguen la posada!”
Flavio se pasaba buenos ratos junto a todos los actores y por eso llegaba tarde a su casa donde le daban también su castigo como al diablo de la Pastorela.Otro de ellos contó de la vez en que la palomilla andaba en la Plaza Principal dando la vuelta y se acercó a ellos Melitón “el toquero” que venía de La Piedad. Con una cara de burla, los retó a ver quien aguantaba “toda la vara” y llevando de por medio una apuesta de 20 pesos. Ellos ya sabían que Melitón se mojaba una mano para agarrar al que veía que estaba aguantando con lo cual, éste tenía que soltar las barras de los toques a causa del dolor provocado. Aceptó el reto “el Húngaro” y agarró las barras, pero uno de sus amigos, se puso abusado y no dejó a Melitón usar su truco con lo cual tuvo que pagar los 20 pesos que Flavio usó para comprar varias gardenias que entregó a su novia. Nuestro querido Manuel González Mariscal le dedicó unas emotivas palabras cuando lo acompañamos a su última morada en diciembre de 1994: “…..su niñez pasó como la de todos los mortales, a excepción de una pequeña diferencia: su afición por el deporte. Esta afición, herencia de su padre quien fuera un distinguido integrante del equipo local “Imperial” allá por 1927 que obtuvo varios triunfos sobre equipos de primer nivel de la mismísima Capital de la República y siendo una de sus víctimas el equipo “Marte” que ya se había ganado una gloriosa trayectoria en el deporte nacional. En 1955, siendo muy joven Flavio, salió del montón de futbolistas para defender los colores del once del “Atlas”. Después pasó a formar parte del equipo “Yurécuaro” impulsado por el calor y entusiasmo de Eliseo Godínez y que agrupaba a lo más granado de la juventud de entonces. Todavía recordamos con gran emoción defendiendo con honor al incipiente equipo, a Nacho Valencia, Javier Bárcena, Ignacio Hernández Guerrero y a los hermanos Antonio y J. Dolores Hernández, Andrés Rodríguez, Roberto Sánchez y tantos jóvenes que ahora ya son hombres. En 1960, Flavio se convirtió en campeón goleador y llamó poderosamente la atención no solo de los yurecuarenses sino de gente de otros lugares”. “El Colegio Luis Silva y la Escuela Vocacional de la Universidad de Guadalajara, conservan huellas marcadas profundamente por un deportista de altos vuelos: Flavio Rizo Carrillo quien compitió en los juegos juveniles representando al estado de Jalisco. Fue un jugador “non” en el equipo de volibol de la selección que compitió por el campeonato nacional con miras a juegos internacionales”. Mariscal continuó con la semblanza: “Del 4 de mayo de 1961, no queremos ni acordarnos. En Atotonilco, surgió la barrera que habría de frenar los ímpetus de un deportista, pero allí también surgió la fecha en que nació TODO UN HOMBRE: Flavio Rizo Carrillo”. Al terminar de hablar Mariscal, todos guardamos un profundo y respetuoso silencio con el cual despedíamos a quien se hizo querer por toda la gente que le rodeaba.Estimados lectores, hace casi quince años que se nos adelantó nuestro amigo. Recordémoslo y guardemos su ejemplo de amor al deporte y sobre todo la capacidad de no rendirse ante las adversidades de la vida.Gracias por acompañarme nuevamente.
José Luis García Salazar

Ignacio Estrada Navarro

Estimados lectores, los invito a honrar la memoria de una persona que amó a nuestra tierra. Este cariño lo dejó plasmado en su obra: “Historia de Yurécuaro desde su fundación hasta la actualidad”, y la hizo con el propósito de “dejar un recuerdo perpetuo a los hijos y vecinos de esta ciudad para que vean con detenimiento e interés, lo que fue, lo que es y lo que se le espera en el futuro a nuestra tierra natal que está llamada a la prosperidad y el progreso”. Como veremos líneas adelante, además de lo anterior, también participó en la vida económica, social, política y cultural dejándonos una parte de la herencia que hoy disfrutamos.Ignacio Estrada nació el 16 de septiembre de 1866 y murió el 28 de febrero de 1945. Sus padres fueron Rosa Navarro y José de Jesús Estrada. Tres años antes de morir escribió estas líneas: “La gente de todos los pueblos cultos de la tierra que tienen cariño por el terruño que los vio nacer, conservan los deseos más gratos de estar al corriente de los pasajes históricos que han estado cruzando desde los remotos tiempos de su fundación hasta la actualidad”. Agrega, “ …..es necesario hacer un análisis de las actividades antiguas y presentes de nuestro pueblo y deben tomarse como punto de partida para cristalizar los progresos sucesivos y el bienestar de la colectividad que ha de nutrirse del trabajo y de tantas cosas que han cambiado intempestivamente y en lo sucesivo veremos cambios más sorprendentes”. Como vemos en los párrafos anteriores, Ignacio Estrada, estaba consciente de nuestra cultura y nos invita a seguir estando orgullosos de los pasajes históricos que nos imprimen un sello específico dentro de la vida y de la historia de nuestra región y de nuestro país. También nos habla del constante trabajo en pro del bienestar de la colectividad y estar atentos a los cambios tan vertiginosos y sorprendentes que nos esperan. Nuestro antepasado tenía una gran visión y una gran esperanza en el futuro que hoy ya estamos viviendo nosotros y en el futuro que será vivido por las nuevas generaciones. De 1896 a 1924, la vida política de Yurécuaro contó con la participación de Ignacio Estrada Navarro que en nueve ocasiones ocupó la presidencia municipal, ya que por diversas causas tomaba el cargo que muchos no querían. Los años en que estuvo al frente de la presidencia municipal fueron: 1896, 1897, 1898, 1899, 1900, 1901, 1904, 1919 y 1924.El ser escogido en tantas ocasiones para ocupar ese cargo tan importante, se debió a los conocimientos y cultura que poseía Ignacio Estrada. Él fue un gran estudioso de dos historiadores: Fray Francisco Frejes y Manuel Payno. Francisco Frejes nació en Guadalajara en 1784, y escribió “Historia Breve de la Conquista de los Estados Independientes del Antiguo Imperio Mexicano”. En ella nos pone los resultados de su investigación sobre la vida de estos antiguos pueblos con el fin de esclarecer nuestro pasado remoto.Por su parte, el historiador Manuel Payno, nació en 1820 y murió en 1893. Fue un importante diplomático, periodista y educador que influyó mucho en la vida económica, social y política de la segunda mitad del s. XIX en México. Escribió varias obras, de las cuales, nuestro personaje, tomó de base, “Ensayo de una Historia de Michoacán”, publicada en 1870 por la Sociedad mexicana de Geografía y Estadística. Por otra parte, Manuel Payno fue un político liberal “moderado” que junto con otros partidarios, trataron de terminar con la violencia que se venía dando en el país desde hacía varias décadas en los años de 1855 a 1875. Ellos pretendían conciliar los extremos de dos bandos políticos, los conservadores y los liberales, que eran los que influían en la vida política y que se mantenían en constantes pleitos que no permitían el progreso social y económico de la población que ya estaba cansada de tanta violencia. Probablemente, Ignacio Estrada, de allí tomó su gran amor a la paz y fue su gran impulsor en Yurécuaro. Enfatizaba que solamente en un clima pacífico, podría avanzar México. Decía: “Si una vez consumada la independencia de la Patria, México hubiera entrado en una era de paz, la paz y la libertad habrían producido para todos los pueblos de la República, días bonancibles, de engrandecimiento y prosperidad; pero no fue así, continuaron las luchas internas como se acostumbra, deteniendo la marcha del progreso”.
El entorno político de México 1900-1910.Durante la época en que estuvo Ignacio Estrada al frente del gobierno municipal, sucedieron muchos acontecimientos que afectaron la vida en Yurécuaro y sin embargo, y afortunadamente, no hubo hechos sangrientos que lamentar y nuestro pueblo vivió pacíficamente. Recordemos que por esos años en el País, se vivían situaciones que orillaron a la lucha revolucionaria, impulsada primordialmente, por los partidos anti-reeleccionistas. Como antecedentes de éstos, recordemos que desde 1900 habían surgido los llamados “Clubes Liberales” y tres años después organizaron muchas protestas contra la reelección de Porfirio Diaz y él les respondió con cárcel y muerte a los inconformes. Aun se recuerda el lema que apareció en el periódico El Hijo del Ahuizote: “La Constitución ha muerto”. Por esos años, fue muy comentada la lucha de los hermanos Flores Magón contra el gobierno porfirista y a causa de ella, tuvieron que exiliarse en los Estados Unidos. En 1906, se da la huelga de Cananea en Sonora donde los luchadores sociales fueron reprimidos con un saldo de decenas de muertos. También se dieron otras rebeliones populares en Acayucan, Minatitlán, Río Blanco y Veracruz. Para 1908, comenzó a circular el libro de Francisco I. Madero, La Sucesión Presidencial que atizó más los ánimos en el territorio nacional. Hubo también movimientos en Chihuahua con Abraham González, en Morelos con Emiliano Zapata, en Puebla con Los Hermanos Serdán y en Michoacán y Jalisco con Salvador Escalante y Ramón Romero. Ahora bien, para 1909 existía el Partido Reeleccionista de los llamados “Científicos”, una camarilla que apoyaba la nueva reelección de Diaz y que laboraban en cargos públicos y se sentían como los dueños de la Nación. Aunque en 1908, Diaz había dicho al periodista estadounidense James Creelman, que no se volvería a postular, sus correligionarios lo postularon para las elecciones de 1910 lo cual fue el detonante para iniciar la Revolución Mexicana en dicho año.Ahora bien, como ya lo mencioné anteriormente, aunque en todo el Territorio nacional, había gran efervescencia política, en nuestro pueblo solamente se presentó una lucha “relativamente pacífica” y más civilizada. Aquí se tenían representaciones políticas de ambos partidos, el Partido Reeleccionista que apoyaba a Diaz y el Partido Anti- Reeleccionista que apoyaba la lucha de Madero; en ambos partidos, como ocurre en la actualidad, habían miembros de una misma familia que eran opositores políticos; lo cual ayudó grandemente ya que la forma de pensar fue respetada y no se tuvieron que tomar las armas. Ahora bien, años después que inició la revuelta armada, varios yurecuarenses se sumaron a distintas facciones tanto maderistas como villistas o carrancistas. En este ambiente social fue donde florecieron las artes conciliatorias de Ignacio Estrada y lo llevaron a ser uno de los baluartes de Yurécuaro en esa época.
Ignacio Estrada como historiador. Él nos ha narrado varios hechos que son fundamentales para conocer un poco sobre la vida de nuestros antepasados. En ellos me he basado para escribir algunas de mis anteriores columnas como: Perfecto Gallego, el yurecuarense que murió en las mazmorras de la Inquisición en 1801, Nicolás Tamayo y Marcelino Lorenzo, los amigos que murieron juntos por el juramento que se habían hecho en 1816 y Andrés Ventura, héroe de tiempos de la guerra de Independencia. A la obra que escribió en 1942 la calificó como “un rasgo de estadística bien definido de nuestro pueblo”. A su vez, él decía que la Estadística “trata del número de habitantes, de la riqueza pública, de los productos nacionales. De la industria y del grado de adelanto de una nación, estado distrito o municipio”.
Por mi parte, puedo agregar, de acuerdo al diccionario Larousse, que la Estadística es “la ciencia que se ocupa de la reunión de todos los hechos que se pueden valorar numéricamente para hacer comparaciones entre las cifras y sacar conclusiones aplicando la teoría de las probabilidades”. También podemos decir, de acuerdo a otros autores como J. Boot, que la “Estadística es el conjunto de teoría y metodología empleadas para usar y analizar evidencia numérica y seleccionar una decisión o acción entre varias alternativas disponibles, cuando no se conocen todos los hechos relevantes”. Con todo esto en mente, vemos que nuestro personaje intuía desde hace muchos años, que tenemos asegurado por delante, el premio del desarrollo económico, siempre y cuando, nos preparemos y trabajemos con tenacidad para alcanzarlo.
Con respecto al tema histórico y cultural, Ignacio Estrada nos menciona que en 1881, cercano a la Hacienda del Tequesquite, se encontró un cementerio antiguo de gran magnitud ya que descubrieron cuarenta cadáveres de guerreros en diversas posiciones y cada guerrero portaba en la espalda sus respectivas armas de obsidiana. Cabe hacer de esto la deducción de que en dicho lugar existía un poblado de tamaño no despreciable y que ya desde hace varios siglos, nuestra región era importante tanto para los reinos antecesores a los purhépechas como para ellos mismos y también para los españoles.Nuestro personaje también nos relata de las enfermedades sufridas por nuestro pueblo, sobre todo el Cólera Asiático, que en 1833 asoló la población ya que carecíamos de reglas higiénicas y no teníamos el poderoso auxilio de la ciencia médica. La población fue diezmada y ocurrieron hechos lamentables a causa del pánico de las familias ya que por temor a contagiarse, llegaron a sepultar vivos a sus parientes creyendo que ya estaban muertos. Posteriormente, en 1850, volvió a invadir al pueblo otra enfermedad, el Cólera Morbo, pero ya la población estaba prevenida y todos se organizaron para establecer una botica y entregar gratuitamente las medicinas y además, hubo dos facultativos, uno pagado por el Gobierno del Estado y el otro, por los mismos vecinos y fue entonces que la enfermedad no causó los mismos estragos que diecisiete años antes.Desde el punto de vista económico, Yurécuaro siempre ha contado con grandes ventajas estratégicas. Hace cientos de años, los primeros pobladores se asentaron aquí para aprovechar la gran cantidad de agua y alimentos que les brindaban el Río Grande y las innumerables lagunas y manantiales de la región. Posteriormente, con el trazado de la vía del ferrocarril, nuestra ciudad fue por mucho tiempo, un punto vital para el traslado de mercancías y un medio de comunicación para miles de personas que llegaban desde Los Altos de Jalisco y desde el centro de Michoacán, para trasladarse a las grandes ciudades como Guadalajara, México, Irapuato y muchas más y que de no existir el ferrocarril, no hubieran podido comunicarse tan fácilmente. En la actualidad, el inmejorable clima, la infinidad de medios de comunicación y la cercanía de los centros de consumo, hacen de nuestra región un poderoso centro de suministro de gran variedad de alimentos agropecuarios y sobre todo; esta región, puede surtir a las grandes ciudades de muchos productos que aun no se están cultivando y que en un futuro cercano, se tendrán que aprovechar. Vemos entonces que el progreso la abre las puertas a aquellos empresarios visionarios que arriesguen su patrimonio con la certeza de que esta tierra pródiga les devolverá a ciento por uno lo que siembren e inviertan.Para apoyar lo anterior, Ignacio Estrada menciona en su obra que Yurécuaro siempre ha sido muy industrioso ya que desde sus orígenes han existido “aprovechamientos” y cultivos y también fábricas y manufacturas diversas que le han dado prestigio. Se han tenido diferentes manufacturas de muebles de madera y tule o carrizo, petates, canastos, jaulas para pájaros. Materiales de construcción y loza cocida. Talleres de ropa desde el año de 1635 donde se fabricaban manta, rebozos y zarapes. Cuenta que en 1850 había una fábrica de sillas de madera de sabino con asientos de tule y dibujos marcados con oro que se mandaban a ciudades lejanas y tenían una gran aceptación. En 1855 había cinco fábricas de naipes cuyos respectivos dueños llevaban por apellidos: Esqueda, Zepeda, Reyes, Segura y Bravo. Eran naipes muy estimados por los compradores de las grandes ciudades.También Ignacio Estrada nos habla de las obras realizadas desde hace muchos años, por ejemplo, la introducción del agua en 1853. También nos menciona que en 1861, siendo presidente municipal Francisco Villanueva, se hizo la primera parte de la Calzada que une a Yurécuaro con Tanhuato; esta primera parte era de 234 metros que aproximadamente es la distancia de las vías del tren a donde está la fuente actual. Ahora bien, la segunda parte y que es la más extensa, se hizo con la promoción de Marcelino Hernández, según nos lo ha relatado recientemente su nieta Cintia Ramírez Hernández, Jefa de Catastro en Yurécuaro. Por otro lado, también se menciona que en 1919, siendo presidente municipal Ignacio Estrada, se iniciaron los trabajos para construir el portal interior de la presidencia municipal y fueron terminados en 1922, siendo presidente Eleno Curiel.La obra escrita por el Sr. Estrada Navarro en 1942, nos ilustra de muchas cosas más sobre nuestra pasado. Los invito a consultarla más ampliamente en su formato original ya que por motivos de espacio, no es posible transcribirla en esta columna.Nuestro personaje de hoy, se despidió de nosotros de esta manera: “El peso de los años me está precipitando cada día con más celeridad por la rápida pendiente que conduce a la tumba” y por eso, “me he sentido impulsado a editar esta Memoria Estadística de mi Inolvidable y querida tierra natal”.Él creía firmemente en la capacidad de los yurecuarenses para sobreponerse a todos los obstáculos, trabajando para alcanzar grandes alturas, no debemos defraudarlo ni tampoco debemos permitir que se borre su memoria.Gracias por acompañarme nuevamente.
José Luis García Salazar