QUINTO LIBRO DE COLECCIÓN "PERSONAJES YURECUARENSES"

QUINTO LIBRO DE COLECCION

El Padre Torres LLAMADO EL AVE NEGRA DE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA

Este personaje perverso, impulsivo y sanguinario fue la causa de muchos dolores en Yurécuaro.
Estimados lectores, este pasado 25 de enero se cumplieron 194 años de que José Antonio Torres (apodado el Padre Torres), asoló nuestras tierras en los tiempos tan difíciles de nuestro nacimiento como nación independiente. Por ese tiempo, lucharon en nuestros rumbos en las filas insurgentes, dos personas con el mismo nombre: José Antonio Torres. Uno de ellos fue nuestro cruel verdugo y otro fue un héroe patrio ya que era una persona honrada, cabal, valiente y un eficaz guerrero que impulsó nuestro movimiento libertario.
José Antonio Torres (apodado El Amo Torres).Nació el 2 de noviembre de 1760, en la comunidad de Monte Redondo jurisdicción de San Pedro Piedra Gorda, Guanajuato (Hoy es Ciudad Manuel Doblado). Le decían “El Amo” porque era administrador de la hacienda en ese lugar.El 4 de octubre de 1810 se adhiere a las fuerzas de Miguel Hidalgo con el grado de Coronel y al mando de 400 hombres avanzó por el rumbo de Sahuayo, Tizapán y tomó la población de Zacoalco donde había un contingente que había salido de Guadalajara a detener su avance. Estos defensores de la corona española eran integrantes de una “Liga” llamada “La Cruzada”; llevaban una cruz roja en el pecho y habían sido convencidos para luchar pero no tenían mucha experiencia ya que se trataba de gente acomodada de la ciudad. La batalla se llevó a cabo el 4 de noviembre de 1810 y El Amo Torres los derrotó y dejó en el campo a más de 200 combatientes realistas muertos. Durante el combate, un insurgente que montaba a caballo, lazó al jefe realista Tomás I. Villaseñor y lo llevó ante El Amo para que lo mandara fusilar; sin embargo el jefe insurgente le respetó la vida y lo dejó en libertad a pesar de que Villaseñor había amenazado con ahorcarlo en cuanto estuvieran frente a frente. El Amo Torres avanzó con sus tropas sobre Guadalajara y entró triunfante el 11 de noviembre. Le avisó a Hidalgo, quien estaba en Valladolid (hoy Morelia), para que entrara sin cuidado a la ciudad donde lo esperaba. Allí también los alcanzaron los jefes insurgentes, Portugal y Navarro quienes habían derrotado en La Barca, al jefe realista apellidado Recacho (otros autores lo mencionan como Tecacho).Durante su estancia en Guadalajara, Hidalgo ratificó el decreto de abolición de la esclavitud y expidió varios más con el fin de consolidar la lucha insurgente. Sin embargo, también mandó degollar a muchos españoles de la ciudad por lo que fue repudiado por muchos que vieron en ello un signo de mucha crueldad.Hidalgo y sus tropas salieron de Guadalajara y llegaron al Puente de Calderón el 17 de enero de 1811 donde sufrieron una gran derrota que obligó al ejército insurgente a huir hacia el norte del país. El Amo Torres acompañó esta marcha y con una parte del ejército, junto con Ignacio López Rayón, derrotaron al general realista Juan Zambrano en el cerro de El Grillo, cerca de la ciudad de Zacatecas y la tomaron. Sin embargo, días después un ejército al mando del general Calleja, los obligó a abandonar la ciudad y El Amo tomó camino rumbo a Michoacán y anduvo por Pátzcuaro, La Piedad y Zamora y otra vez, junto a Rayón, atacaron la ciudad de Valladolid el 29 y 30 de mayo de 1811. En esta batalla, El Amo sufrió una herida en el brazo izquierdo de la que nunca se recuperó. Durante varios meses anduvo combatiendo en la región de Uruapan y Zamora y en la provincia de Nueva Galicia (hoy, Jalisco y Colima) hasta que nombraron a Pedro Celestino Negrete con la encomienda de perseguirlo “hasta donde se echara”, como se decía en ese tiempo. El Amo Torres enfrentó a Negrete en Tlazazalca y se fue huyendo rumbo a Tupátaro donde fue derrotado por el comandante López Merino el 4 de abril 1812. Fue conducido a Guadalajara y sentenciado a muerte. El 23 de mayo fue ahorcado y sus verdugos dejaron su cuerpo colgando durante muchas horas. Después, lo bajaron y decapitaron dejando la cabeza clavada en la horca durante cuarenta días. A su cuerpo le aplicaron, según la sentencia, le pena de “descuartizamiento”, es decir, “partirlo en cuartos”. El “cuarto” de la mano derecha fue llevado a Zacoalco; el cuarto de la mano izquierda fue exhibido en la Garita de Mexicalcingo; un cuarto de la pierna fue llevado a la Garita de San Pedro y el otro a la Garita del Carmen, todas ellas en Guadalajara. Para terminar con la sentencia dictada, los realistas fueron y arrasaron la casa de El Amo Torres en San Pedro Piedra Gorda, no dejando piedra sobre piedra y la “salaron”, es decir, la cubrieron de sal para que ya no brotara ni el zacate. En la horca donde estaba expuesta la cabeza de El Amo pusieron un letrero que decía: “Antonio Torres, traidor al rey y a la patria”. Posteriormente, en su honor, se le agregó a la ciudad donde salió victorioso el nombre definitivo: “Zacoalco de Torres, Jalisco” y ahora, el Amo es considerado un gran héroe nacional.
El Padre José Antonio Torres.Nació en Cocupao (hoy Quiroga), Michoacán en 1770.Sus padres lo obligaron a estudiar la carrera eclesiástica aunque sin tomar en cuenta que su hijo no tenía ni la vocación ni los valores suficientes para este menester. El historiador Lucas Alamán decía de él: “…. Apenas entendía el oficio divino y por lo tanto, en sus estudios, tuvo escaso aprovechamiento”.Una vez iniciada la la lucha por la independencia de México, se unió a las fuerzas de Albino García, a quien apodaban “El Giro” y empezó a asolar las provincias de Guanajuato, desde Pénjamo hasta Valle de Santiago y en Michoacán por los rumbos de Valladolid (Morelia), Uruapan y La Piedad. Participó en el ataque a Valladolid el 2 de junio de 1811. Sin embargo, casi no se escuchó su nombre sino hasta 1814 cuando ya habían muerto muchos jefes insurgentes y Albino García lo mandó llamar dándole un cargo importante y asignándole tropas para que atacara a Iturbide quien era el comandante realista en la región. El Padre Torres sufrió varias derrotas a manos de Iturbide y de otros jefes como la que se dio a principios de 1815 en Acámbaro. Obtuvo un triufo efímero cuando, junto con otros jefes insurgentes atacaron la ciudad de Guanajuato el 25 de agosto de 1815. Posteriormente, varios líderes michoacanos celebraron la Junta de Jaujilla (era un fuerte situado cerca de Zacapu, Michoacán) y asignaron 800 hombres al Padre Torres. Éste se instaló en el Fuerte de los Remedios localizado en el cerro de San Gregorio, cercano a Pénjamo, Guanajuato y regulaba el cobro de contribuciones a los hacendados, arrieros y viajantes que tenían la mala suerte de pasar por esos lugares. En el Fuerte de los Remedios, el Padre Torres se recluía siempre a curar sus heridas después de que perdía los combates, que no fueron pocos. Con el tiempo aprendió que cuando se enfrentaba a un enemigo más o menos organizado siempre salía derrotado. Por consiguiente, desde entonces, decidió atacar solamente a las pequeñas poblaciones que no tenían manera de defenderse, como ocurrió con Yurécuaro, un año después.Mientras tanto, en 1815, el general Francisco Javier Mina llegó a instalarse en el Fuerte de El Sombrero (cercano a Lagos de Moreno, Jalisco) e hizo un viaje al Fuerte los Remedios para ponerse de acuerdo con el Padre Torres sobre algunos aspectos de la lucha insurgente. Acordaron que sus esfuerzos se iban a centrar en los dos fuertes que estaban en su poder y que el jefe iba a ser Mina. Sin embargo, como se varía después, el Padre Torres no fue leal a su palabra y traicionó a Mina. El Padre Torres recibió 8 000 pesos para comprar provisiones que debería llevar al fuerte de El Sombrero porque estaba sitiado pero por negligencia no cumplió su misión y el fuerte cayó en manos realistas. Mina tuvo que huir hacia el Fuerte de los Remedios y de allí seguía saliendo en excursiones a combatir a los realistas. Pasado un tiempo, las fuerzas del rey sitiaron el Fuerte Los remedios y el Padre Torres y su gente vieron cómo aprehendían a Mina y lo fusilaban el 11 de noviembre de 1817. El sitio continuó hasta el 1º de enero de 1818 en que los sitiados tuvieron que abandonar el fuerte y fueron masacrados, escapándose unos pocos, entre los que iba el Padre Torres. Él siguió huyendo durante varios días y cuando se dirigía a Surumuato, cerca de Pénjamo, fue derrotado nuevamente. A partir de esa fecha, reanudó sus tácticas de ataques que consistían en quemar pueblos indefensos y sus sembradíos, como lo había hecho anteriormente. Hizo estragos en Uruapan, La Piedad y Penjamillo en el estado de Michoacán y en Pénjamo, San Francisco, Silao, Valle de Santiago, Celaya, Irapuato y Salamanca en el estado de Guanajuato.
Después consumó una nueva traición con quien había sido su lugarteniente, Lucas Flores. A esta persona, le preparó una trampa invitándolo a jugar baraja y aprovechó la ocasión para hacerlo prisionero y fusilarlo. También mandó matar a Remigio Yarza quien había fungido como secretario en el Congreso de Chilpancingo y era muy apreciado en las filas insurgentes. Viendo todos estos desmanes que cometía, muchos de los jefes que lo acompañaban se reunieron en Puruándiro a principios de abril de 1818 y acordaron destituirlo y no obedecieron más sus órdenes. Después de lo anterior, el Padre Torres tuvo que unirse a las fuerzas insurgentes de los Ortiz a quienes les decían “Los Pachones” y al mando de 1 400 hombres atacó a Anastasio Bustamante el 18 de abril y fue derrotado una vez más. A partir de esa fecha, anduvo huyendo tanto de los realistas como de los insurgentes ya que entre estos últimos, se había granjeado muchos odios y rencores debido a sus múltiples traiciones y cobardías. Cuando llegaba a algún rancho, siempre disponía para él solo, de dos y hasta tres caballos ensillados para poder huir y como decía el muy cobarde, “es mi mejor táctica de guerra y con ella nadie me alcanza”. Nunca pasaba dos noches seguidas en el mismo lugar y se daba el caso, que estando acostado, al oír algún ruido extraño, inmediatamente se iba a otro sitio en la montaña. Esto orilló a los que lo acompañaban a abandonarlo ya que no aguantaron andar huyendo constantemente. Los realistas pusieron precio a su cabeza y encargaron al capitán Márquez Donallo que lo siguiera “hasta donde se echara” y no lo dejara descansar.La muerte de El Padre Torres.A fines de 1818 estando el Padre Torres en la hacienda de Tultillón (Silao, Gto.), invitó a jugar albures al capitán Juan Manuel Zamora quien tenía un caballo muy bonito, el cual, deseaba poseer el Padre Torres. Al terminar la jugada, Zamora había perdido mil pesos en oro y también doscientos cincuenta pesos de un pagaré que prometió saldar al día siguiente. Torres le dijo que dejara el caballo en prenda y que lo recogiera cuando pagara la deuda. Así lo hizo Zamora y al día siguiente cuando se presentó con el dinero, el Padre Torres se negó rotundamente a devolver el caballo. Zamora le insistió muchas veces que cumpliera su palabra pero Torres no lo hizo, por lo que terminaron tomando sus armas y trabándose en una pelea a muerte. Fue entonces que Zamora atravesó de lado a lado al Padre Torres y así se cumplió el dicho: “El que a hierro mata, a hierro muere” y con esto se terminaron los días de este funesto personaje.
Para nosotros los yurecuarenses, no debe pasar desapercibida esta parte de la historia y es necesario hacer las siguientes reflexiones:En primer lugar, no debemos olvidar los momentos de angustia y penurias que pasaron nuestros antepasados cuando la turba de Torres arrasó el pueblo quemándolo y también muchas trojes donde se guardaban las cosechas recién levantadas que servirían para el sustento del año por venir. Tampoco debemos olvidar los momentos de tribulación que sufrieron muchos vecinos antes de morir masacrados y atormentados.También debemos hacer un esfuerzo por revivir en nuestra memoria la “marcha de los prisioneros” que fueron llevados hasta el Fuerte de los Remedios en el cerro de San Gregorio, cercano a Pénjamo. Ellos fueron los sobrevivientes del ataque de Torres al pueblo. Ojalá podamos acompañar a las mujeres, niños y ancianos que fueron obligados a caminar muchos kilómetros. Sería justo repartir el dolor entre los que vivieron el episodio y nosotros los que somos herederos de su forma de vida.Por otro lado, también es necesario recordar a nuestros héroes yurecuarenses en la gesta de Independencia: en primer término, María de la Luz Rico quien murió defendiendo sus creencias y valores morales. Andrés Ventura, quien junto a doscientos hombres intentó tomar La Barca quedando vivos pocos de esos luchadores. Nicolás Tamayo y Marcelino Lorenzo quienes juraron morir juntos y al honrar su palabra, se vio cómo Nicolás fue sentenciado falsamente y Marcelino sin tener culpa siquiera, dio su vida por cumplir lo que había prometido.En todo México se está festejando el bicentenario del inicio de la lucha por nuestra independencia. Nosotros también tenemos mucho que conmemorar y mucho de qué sentirnos orgullosos: por un lado, nuestros derechos a vivir con dignidad y por otro lado, nuestra responsabilidad para seguir haciendo de Yurécuaro un lugar con más calidad de vida. Gracias por leer, reflexionar y hacer algo al respecto.
José Luis García Salazar

Juan José Godínez Guardián (Calceto)

Muchas de las familias consolidadas hoy en día, se formaron hace varias décadas cobijadas con el romanticismo de las canciones de serenatas o “gallos” que interpretaba el personaje que hoy nos ocupa. En aquellos tiempos, se acostumbraba que el novio enamorado contratara un “Trío” o un “Conjunto musical” para demostrarle a la mujer amada su compromiso. Las familias que brotaron bajo esta añeja costumbre, hoy ya tienen muchos hijos y nietos que son baluarte de nuestra sociedad.

Juan José Godínez Guardián, mejor conocido como “El Calceto”, cuenta ahora con más de cincuenta años en el ambiente musical. Fueron sus padres: María Guardián Botello y Agustín Godínez Huaracha y nació el primer día del año 1940 en una casa del barrio de “La Estación”. Relata que la primera vez que cantó en público fue en 1957 en el “Cine del Padre”, situado a un costado del templo de La Purísima. En ese lugar, se llevaba a cabo la representación de una obra teatral donde actuaban, entre otros, Gabriel Salcedo, Francisco Solorio, Manuel Pérez y Manuel Morales, “la Muerte”. Sucedió un contratiempo ya que el vestuario estaba incompleto y a uno de los actores le faltaban los calzones adecuados. Como casi siempre, el maestro “Panchillo” amenizaba con su orquesta los entre-actos y animó a la concurrencia para que alguien subiera a cantar al escenario y que ellos lo acompañarían. Juan José se encontraba disfrutando la obra en compañía de varios amigos entre los que estaba, Enrique Álvarez, quien ya era un trovador conocido. Todos animaron, y casi subían a fuerza a Enrique, quien en determinado momento, retó a “el Calceto” a que fuera él quien subiera a cantar y éste aceptó de inmediato. Juan José, creyó que iba a ser fácil pero, como él dice, “ocurrieron varios fenómenos normales y paranormales al mismo tiempo”: “me empezaron a dar vuelta los calzones, me sudaron las manos, el micrófono ‘me daba toques’, y sobre todo, sentí unas emociones desconocidas debido a los aplausos que me dio la gente cuando terminé de cantar la canción Llévame….
Llévame todas las tardes a tu huerto,
y siéntate junto a mí entre las rosas,
cuéntame, por piedad, aquellas cosas
que hacen latir mi corazón ya muerto.
Deja que incline mi frente fatigada,
al ver esa nueva luz de la esperanza;
y déjame comprender en tu mirada,
que ya he vuelto a nacer porque me quieres.

Cuenta “el Calceto” que el recuerdo de la gran motivación que le dio la gente en esa su primera actuación, todavía lo acompaña a donde quiera que se presenta en público y es debido a eso que cuando le canta a sus paisanos, “les entrega pedacitos de su alma”.

El “Cine del Padre”.
Era un galerón construido después de la Revolución Mexicana en tiempos del Sr. Cura Julio López que estuvo en el pueblo desde el año 1922 hasta 1933. En ese lugar se llevaban a cabo diversos eventos tales como: presentaciones musicales y funciones de cine a las que se podía acceder los niños, en la matiné, si presentaban dos boletos: el que nos daban al asistir a la misa dominical y al asistir a la Doctrina. Veíamos películas como: “El Despertar del mundo”; “20 000 leguas de viaje submarino”, “Los Vikingos” y también veíamos todas las del Rey de la selva: “Tarzán de los monos”; El Tesoro de Tarzán”; “Tarzán y la cazadora” y en todas ellas veíamos a Johnny Weissmuller venciendo a todos los leones y cocodrilos con tal de salvar a Jane, su eterna novia.
También se escenificaban obras teatrales representadas por diversos actores del pueblo, siendo de la primera generación: Alejandro López Vega, Juan Torres y José Paredes entre otros. A esta generación la siguió otra donde actuaban: Joaquín Paredes, Joaquín Alvarado, Francisco Núñez, Roberto Silva, Manuel Pérez Segura, Eliseo Godínez, Francisco Solorio, Bertha Chavolla, las hermanas Lemus, Margarita y Socorro. También eran actores voluntarios Rogelio Becerra, Manuel Zaragoza, Margarita Macías, Octavio González Villanueva, los cuates Delgado Alcalá, Estanislao Delgado (Yayo el peluquero) y Andrés Navarro García. Representaban obras como: “Lázaro el mudo”, “La Barca sin pescador” del escrito español Alejandro Casona; “La Vuelta del Cruzado”, “La vida de San Felipe de Jesús”, “Apuros de un doctor” y muchas más. La directora de las obras era la Srita. Josefina Echegoyén y estos cuadros dramáticos y de comedia no solo se presentaban en Yurécuaro sino también en Zamora en el Teatro del Carmen y en Sahuayo.
En el “Cine del Padre” se presentó muchas veces el “Quinteto Macías” y en una de esas ocasiones fue memorable una interpretación que hizo José Luis Macías ya que con su violín imitó el canto de un ruiseñor poniendo de pié a su auditorio. También se recuerda al conjunto “Marabú” que fue organizado por la maestra Otilia Ángel Gaitán (hermana del Profesor Marín). En dicha ocasión, los integrantes del conjunto, acomodaron un tendedero de botellas y entraron los ejecutantes, entre quienes estaba Alejandro López (hijo) y se pusieron a sacarle armoniosamente varias melodías al tinglado de botellas. La gente no podía creer que de esos instrumentos tan comunes pudiera salir esa música tan bonita.
El recinto también se usaba en las graduaciones del Colegio Tepeyac. Se recuerda una de ellas cuando las muchachas de Comercio se graduaron. Tocaban la marcha de “Aída” y las muchachas iban entrando muy lentamente, paso a paso, hacia el estrado. En determinado momento, una de ellas metió el tacón en un hoyo (el piso era de tierra) y por poco cae. La gente se rió pero la jovencita salió airosa del trance. El lugar también se usó para llevar a cabo funciones de box pero se suspendieron porque varias veces, la gente no estuvo de acuerdo con el fallo de los jueces y subían al ring a querer golpear al referee. Unos meses antes de que el “Cine del Padre” fuera consumido por un incendio, se presentó Mike Laure y sus Cometas con canciones que les dieron fama como “La Rajita de Canela” y “La Cosecha de mujeres”.
Sin embargo, también en este lugar se originó una leyenda, a la que vulgarmente por muchos años, se llamó “El pedo de La Muerte”. Todo sucedió más o menos así. Se anunció una función literario-musical a la cual acordaron asistir un grupo de amigos que en ese entonces integraban “la palomilla brava” y eran, entre otros, Manuel Bravo, el “Zarco” Alcalá y Manuel Morales a quien apodaban “la Muerte”. En determinado momento, Pina Echegoyén, estaba recitando muy emocionada “La Serenata de Schubert” del poeta Manuel Gutiérrez Nájera. En cierto momento de la declamación, Manuel Morales, “la Muerte”, soltó una sonora trompetilla, (que aun ahora no se sabe por cuál conducto corporal salió) y después, coincidió con la pausa de la declamadora que preguntó, de acuerdo al poema: “¿De quién es esa voz?. ……”
Es obvio decir que la concurrencia soltó la gran carcajada y dicen que los de la “palomilla” fueron sacados del salón sin reintegrarles el importe de su boleto mientras que la Srita Echegoyén, imperturbable, continuó diciendo:
“ … parece alzarse junto del lago azul,
noche quieta,
subir por el espacio y desgranarse……”

El Cine del Padre fue también sede del Colegio Vasco de Quiroga hasta el día en que ocurrió el incendio que lo arrasó y el Colegio se tuvo que trasladar a la Calle Fco. I. Madero.

Volviendo al relato de nuestro personaje, Juan José nos cuenta que su abuelo Chema Godínez fue el que inicialmente le dio la idea de ganarse la vida como artista ya que, siendo muy niño, lo llevaba con sus amigos para que les cantara y a cambio le daban unas monedas y le decían que cantaba bien. Ya para cuando ocurrió su debut antes mencionado, El Calceto seguía practicando a solas las canciones de moda y se le presentó la ocasión de continuar su vida artística ya que hubo una boda por el rumbo de La Estación y como él dice, “no andaba de gorrón” sino que yo era invitado formal. La fiesta estaba siendo amenizada por la Orquesta de Panchillo y éste le pidió que cantara nuevamente la canción “Llévame” y Juan José se la dedicó a los novios. Al terminar la pieza, los invitados empezaron a gritar: “¡ Oootra, oootra, oootra! y El Calceto no se hizo del rogar, complaciéndolos con varias melodías.
Días después, “Panchillo” Delgado y Alfredo Zamayoa, que eran los directores de la orquesta, lo invitaron a pertenecer a la agrupación. En ese entonces, “Panchillo” tocaba el saxofón y también cantaba y había veces en que la gente, a manera de broma, le pedía que cantara y le soplara al instrumente al mismo tiempo, “a ver si era tan macho”. Sucedió pues que Juan José se incorporó a la orquesta para ayudar a cantar porque “Panchillo” no se daba abasto con las dos cosas y empezaron a recorrer las cantinas en busca de clientes para tocarles “por pieza” o “por hora”. Cuenta El Calceto que en una de sus primeras interpretaciones y estando en la Cantina de Salvador Campos, unos clientes pidieron la canción: “Cada Noche un amor” y la empezó a interpretar Juan José. Los clientes ya estaban acostumbrados a la educada voz de “Panchillo” y cuando escucharon que era otro el que cantaba, uno de ellos se levantó de la mesa y gritó enojado: ¡Paren la música ca….! Y volteando a ver a El Calceto le dijo: ¡Mejor vete a asaltar al Camino Real o mata a alguien, pero no cantes! Juan José cuenta que sintió que se la caía el techo encima y tristemente dejó que “Panchillo” terminara de cantar. Sus compañeros de la orquesta lo animaron diciéndole que así pasaba siempre cuando se iniciaban en esos menesteres. Obviamente, la crítica recibida hubiera obligado a otra persona a abandonar la carrera artística pero como dice Juan José “yo no me dejé derrotar” ya que me gustaba cantar y por otra parte, “era muy grande mi necesidad por trabajar”. Total, que en esa misma ocasión, otro de los clientes los contrató para seguir cantando en su casa. Después de varias horas se hizo la repartición de las ganancias tocándole a El Calceto, noventa pesos que, comparados con los ciento veinte que ganaba haciendo rosarios en toda la semana, se le hicieron muy buenos por haber sido los primeros que ganaba en su nueva profesión. Con el conjunto de “Panchillo” duró dos años trabajando y después se fue a Guadalajara con su tío Lorenzo Guardián que también era músico y estuvo trabajando con un trío por el rumbo de San Juan de Dios y también consiguió hacer una presentación en el Canal 6 de Guadalajara.
Posteriormente se trasladó a la ciudad de México y empezó a trabajar en La Plaza Garibaldi. En cierta ocasión, un cliente le pidió que le cantara y una vez que terminó le dijo que su voz era magnífica y también comentó que él era un artista y que le iba a dar una recomendación para que se presentara en Discos Orfeón. Juan José se presentó en las oficinas del directivo de la empresa discográfica pero, a pesar de que iba diariamente, nunca pudo conseguir que lo escucharan cantando. Desesperado, fue a ver al artista al que le había cantado en Garibaldi, y que a esas fechas ya sabía que se llamaba Eduardo Manzano, “El Polivoz” quien nuevamente lo ayudó dándole otra recomendación. Esta vez, El Calceto fue a Televicentro y se inscribió en el programa “El Club del Hogar” de Madaleno y gracias a su buena actuación, tuvo la oportunidad de presentarse en otros programas. Sin embargo, como dice El Calceto, la paga no era mucha y tenía que hacer “doble turno” ya que también seguía cantando en La Plaza Garibaldi. También comenta que a pesar de tener dos trabajos, el dinero no le alcanzaba. Recuerda que en varias ocasiones no tuvo para pagar el hotel y después de trabajar toda la noche, tenía que esperar al primer tranvía que pasaba hacia La Villa de Guadalupe y en cuanto abrían las puertas de la antigua Basílica, él se metía a dormir en alguna de las bancas. A manera de broma dice: “aprendí a dormir sentado y no caerme de lado”. Eran muchas penurias pero valían la pena ya que lo hacía por su gran amor a “la cantada”. Estando en Televicentro, tuvo la oportunidad de estar cerca de grandes artistas como Pedro Vargas, Emilio Tuero, Toña La Negra, Marco Antonio Muñiz y varios más. También en una ocasión, platicando con el director Carlos Oropeza, éste le comentó que debía de ahorrar y comprarse un buen vestuario porque eso podría realzar sus presentaciones musicales y que podría ingresar a La Caravana Corona donde, por ese entonces, estaban lanzando a artistas como Enrique Guzmán, Angélica María y César Costa, entre otros. Con la nueva necesidad de comprarse un vestuario, El Calceto se inscribió en el Programa de Aficionados donde daban un premio en efectivo con lo que podría comprar lo que ansiaba. Antes de iniciar el programa, le preguntaron a Juan José el lugar donde había nacido y dónde trabajaba. El Calceto contestó muy orgulloso: ¡Soy de Yurécuaro! Y trabajo haciendo artículos religiosos en la fábrica de Eusebio Diaz. Sucedió que por coincidencia, en Yurécuaro, algunas personas estaban viendo el programa y pronto se corrió la voz y todos estaban muy emocionados porque alguien del pueblo estaba en un programa que se transmitía a nivel nacional. Juan José no ganó el programa y tampoco eso lo desmotivó y cuando regresó al pueblo, sus amigos del barrio lo felicitaban ya que era alguien que había dicho con orgullo ser yurecuarense. También le decían: “Para nosotros, tú fuiste el ganador”. Ya cuando estaba en su casa, se presentó Eusebio Diaz quien estaba muy emocionado porque le había hecho propaganda al mencionar su fábrica. Eusebio le dijo que al siguiente día fuera a verlo a su oficina para firmar el documento del préstamo con el que El Calceto se podría comprar su vestuario. Cuando se presentó a recibir el dinero, la persona que iba a fungir como testigo, y que por cierto, es familiar de Juan José, le dijo a Eusebio Diaz: “fíjate bien y no arriesgues tu dinero porque a lo mejor mi pariente no va a poder pagarte”. Entonces, Eusebio le dijo a Juan José que regresara al siguiente día porque iba a pensarlo un poco más. Después, cuando El Calceto se presentó a recoger el préstamo ¿qué creen que pasó?, ¡La operación no se llevó a cabo! y Juan José tuvo que iniciar nuevamente los recorridos por las cantinas del pueblo para juntar el dinero para su vestuario. Junto con sus compañeros de la Orquesta de Panchillo, iban a buscar clientes a: “La rata Muerta” que era una cantina situada en contraesquina del Mercado Municipal; también iban a trabajar a La Loma, en la llamada “Zona de Tolerancia” donde había varios “Bules” y en donde, muchas veces tuvieron que salir corriendo para evitar que les tocara una bala perdida en alguna de tantas balaceras que ocurrían en esos lugares. También frecuentaban la cantina de Rafael Torres considerada por muchos como la más popular debido a su sabroso caldo “michi” que daban como botana. Iban también a la cantina que estaba junto al Cine Estrella, que era propiedad de Eduardo Miranda y que a juicio de Juan José, ha sido la más elegante que han puesto en el pueblo. Donde también actuó como solista El Calceto, fue en la de Roberto Contreras que era donde se servían las más finas botanas.
Juan José Godínez nos relata que tuvo muchos compañeros con los que compartió la profesión entre los que recuerda están, además de Panchillo: los maestros Bonilla y don Benigno; Alfredo Zamayoa, Francisco Pérez, Luis Salcedo, Ignacio Pérez, Rafael Herrera, Luis Pérez, Arturo Guevara, Lorenzo Guardián, Enós Rodríguez, Israel Ortiz, Gumersindo Flores. Como dice El Calceto con agradecimiento, “de todos ellos aprendí muchas cosas y les guardo un gran cariño”. Agrega: “me falta mencionar muchos otros que por el momento no me acuerdo, pero que le pido a Dios, los bendiga siempre”.
Estimados lectores, quisiera terminar esta columna con una canción que Juan José Godínez tiene en uno de varios discos que ha grabado y que tiene mucho significado para él:

Seré
Un día llegará que ya, …de tanto ir y venir rodando,
el cuerpo me dirá que no, …que pare,
que ya está cansado.
Un día llegará quizás, ….que tenga que pagar muy caro,
por no saber decir que no, ….al ansia de llegar más alto.
Seré, quien todo lo dio por triunfar,
…..dejando su vida al pasar,…..
hecha pedazos,
seré, un sueño que sí se cumplió,
un potro al que nadie domó,
sólo los años.

Un día llegará que ya, ….no tenga que seguir contando,
y entonces yo, me callaré, y ya me quedaré callado.

Un día llegará que ya, …..de tanto que canté de tanto,
mi voz ya no será mi voz, ….mi canto no será mi canto.

Seré, quien todo lo dio por triunfar,
dejando su vida al pasar, ….
hecha pedazos,
seré, un sueño que sí se cumplió, un potro al que nadie domó,
…..solo los años.

Seré, un hombre que no pudo más,
un viejo gavilán cansado.......
echando a las palomas...... paaaaaaaaannnn.

Gracias por acompañarme nuevamente.

José Luis García Salazar

Los Maromeros

Amables lectores, vamos hoy a recordar los gustos por la diversión de nuestra gente hace algunas décadas cuando arribaban al pueblo los juegos mecánicos, circos, y carpas con “enanitos” que por cierto, se comportaban muy majaderos por lo cual, aquella persona recatada o de pudor subido, le aconsejo que mejor no lea esta columna y me espere a la otra.Desde siempre, nuestra gente ha sido muy festiva y mantuvo muchas costumbres de los tiempos de La Colonia y por ejemplo, todavía en 1884, para solemnizar las fiestas del Corpus Cristi, se contrataban a los piteros y al teponaxtle y como lo cita nuestro historiador Francisco Miranda: “…se gastaban 9 arrobas de pólvora, 6 gruesas de cohetes de trueno, 4 cajas de cápsulas, 19 ruedas, 6 docenas de trueno grande, otras tantas de luz grande y 192 brujas… con lo cual se daba la suntuosidad debida”. Ya para los inicios del siglo veinte, se emitieron reglas para que se pudieran llevar a cabo las diversiones públicas. Por ejemplo, se requería una licencia firmada por el presidente municipal y además, la constancia de pago en la Oficina de Rentas bajo las siguientes cuotas: Para funciones de circo, maroma, títeres y otros análogos se debía de pagar lo correspondiente a 10 localidades de las de mayor precio. Para corridas de toros se exigía el 12 porciento de los ingresos. Para peleas de gallos, 24 pesos diarios. Para jaripeos, de uno a diez pesos, según la importancia del evento. Para funciones de cinematógrafo, de uno a diez pesos. Para lotería de naipes, desde veinte centavos a un peso por cada mesa de jugadores. Para fonógrafo al aire libre, diez centavos.Para divertir a la gente de aquellos tiempos, llegaban al pueblo “los maromeros”, que eran unos cirqueros que no tenían grandes caravanas ni tantos camiones para cargar sus pertenencias. Desde fines del siglo 19, andaban por muchas partes de la República Mexicana y viajaban primero en carretones jalados por unos caballos percherones, ya viejos pero que todavía los ayudaban a transportarse por distintos pueblos. Ya entrado el siglo veinte, tenían camioncitos de carga, de los primeros que circularon en el país. Era una tropa de solamente unas diez personas y entre todos descargaban el camión en algún corral que conseguían o en algún solar que les prestaban o donde les cobraban poco o nada. Posteriormente, hacían los hoyos para los postes “guías” donde colocaban los “columpios” donde el maromero se mecía y hacía grandes cabriolas y piruetas. Uno o dos de la tropa tocaba algún instrumento musical, generalmente acordeón y violín, como lo hacían los gitanos o “hungaros”; alguna niña bailaba al son de la música y otros dos, juntaban las monedas que la gente les daba.Otro motivo de diversión lo constituía el circo y sus “maromeros” más profesionales. Los antecedentes del circo, datan de 1808 cuando llegó a México el inglés Philip Lailson que traía un espectáculo llamado “El Real Circo de Equitación”, donde había principalmente, maromeros italianos, franceses e ingleses. En 1841 surgió el Circo Olímpico de José Soledad Aycardo, quien fue el primer empresario circense mexicano y posteriormente, en 1879, la familia Atayde inició su gran carrera que le dio gran prestigio no solo en México, sino en muchas partes del mundo desde sus inicios hasta nuestros días. El Circo Atayde, fue motivo de alegría para mucha gente en nuestro pueblo durante muchos años. También llegaban a este lugar otros circos como el de los Gaona Hermanos, en el cual, en un tiempo, trabajaba un “maromero” llamado José Murillo que se enamoró de una yurecuarense apellidada Medrano y con ella se quedó a vivir en nuestra tierra. Desgraciadamente, la señora se ahogó en el río y a Murillo lo abatió la tristeza y ya no pudo continuar haciendo sus maromas cirqueras.También llegaron a venir otros circos de “los húngaros” o gitanos rumanos del grupo de los Ludar que están establecidos en nuestro país desde 1880. Estos gitanos traían diferentes distracciones populares desde fakires que se acostaban en una cama de clavos hasta “escapistas” que se enterraban bajo tierra durante tres días. Otros empresarios organizaban funciones de circo donde peleaba un oso contra un toro viejo que estaba destinado a morir. Cuentan que en una ocasión, el toro se lo habían comprado a Los Curiel y era tan bravo que les mató al oso y el dueño del circo fue a reclamarle a don Eleno diciéndole: “¿por qué nos vendiste un toro tan cabrón?”. Ya después los del circo, tuvieron que conseguir un león viejo que había desechado otro circo con lo cual pudieron seguir su gira por esta parte del Territorio Nacional. En estas carpas también se llegaban a instalar “La Mujer Araña” o “La mujer Víbora” a las que se les ponía un cuerpo “hechizo” del animal que estaban representando y solamente les quedaba su cara humana y el público asistente podía hacerles preguntas como: “y por qué te quedaste así” y ellas contestaban: “todo fue porque le desobedecía a mi mamá y no le quise ir a comprar un veinte de manteca con el carnicero”.
Los “enanitos” y otros artistas albureros.Generalmente, las carpas donde actuaban estos artistas se colocaban a un lado del Mercado. También hay que recordar que en todos los alrededores de la Plaza Principal se ponían los caballitos, los volantines, la rueda de la fortuna, la ola, las mesas de la ruleta, las carpas del “tiro al blanco” y otros puestos de vendimias, rifas y venta de todo tipo de dulces. No faltaba aquel que con tres cascarones de cúcuna que movía vertiginosamente y escondiendo una canica, animaba a los mirones: ¡Atínele! ¡¿Dónde quedó la bolita?! Y ay van todos a querer ganarle al merolico, siendo que él siempre ganaba. Afuera de las carpas de los albureros ponían diversos letreros: ¡2 Tandas por el mismo boleto! ¡Ay de aquel que no pague su boleto o que le haga un agujero a la lona! ¡La Tanda de la tarde es para toda la familia…. Pero la de la noche, pa' todo el que la aguante! Con esto se daba a entender que a las primeras funciones podían llevar a todos, porque se escenificaban cosas cándidas como la canción de moda que entonaba una linda muchacha vestida recatadamente: “Sanfarinfas me muero de calor, Sanfarinfas me muero de calor. Yo quiero una paleta, yo quiero una paleta. Yo quiero una paleta de limón”. Ya en las tandas de la noche, la gente pagaba por irles a mentar la madre a los actores que se desquitaban diciéndoles albures a los asistentes. En una ocasión habían anunciado que iba a estar Resortes, quien ya era famoso en las carpas de la ciudad de México, y ya cuando la función comenzó salieron con su miada fuera de la bacinica diciendo: “hasta mañana llega a este hermoso pueblo y mientras tanto, solo llegó su hermano” y como la gente ya había pagado boleto de “tanda doble” pues se tenía que quedar. El sustituto empezó diciendo: “Soy hermano de Resortes, resortín de la resortera, para servirle a usted donde quiera y como quiera, menos por donde quiera. Soy amigo de todos y enemigo de nadie”. Después continuó su sarta de albures y poemas de doble sentido: “Piénsenle y pongan a trabajar esa cabeza, ¡Su momento es ahora! porque al rato ya no le van a entender”. “De Pito Pérez pa' toda la concurrencia, ay les aviento estos dos poemas”: “A Dimas le dijo Gestas: ¡Qué pendejadas son estas!, y a Pito le dijo Dimas: ¡Te tizno si no te arrimas! y volaron al momento, las limosnas que tenía / en su sagrada alcancía, / el Señor del Prendimiento. ….. “El segundo que les voy a echar, se refiere a cuando Pito Pérez le declamó a la novia ingrata por estarse casando con el riquillo del pueblo San Jasmeo el Chico. “El pueblo lo felicita / por la mujer que se lleva / es dadivosa, bonita, / diligente y casi nueva. / Tiene un lunar en el pecho, / barbas en las pantorrillas; / y verá usted satisfecho, / que ya no tiene cosquillas. / Le huelen mal lo sobacos, / si seguido no se baña. / Al fin de los arrumacos, gime, muerde, grita, araña”.Después continuaba diciendo: “y como dice el letrero a la entrada: “Hoy, ¡Gran programa charro!... pura riata pa' toda la concurrencia; así es que ¡agárrenme que soy ratero!En eso se paró el primero de la palomilla que ya estaba bien prendida y soltando gritos y mentadas:- ¡Mejor te meto un susto!- Cómo eres grosero, yo que te hacía un niño bueno.- ¡Chamarras con Manuela Palmerín!En eso sale una muchacha bailando cadenciosamente y vestida con poca ropa y la gente comienza a gritarle:¡Quieeeero! ¡Merezcoooooo más, ….pero con esto me consuelo!El “sustituto” de Resortes los calma. Les dice que el siguiente número a presentar, lleva por título: “La Clase en la Universidad de Alburquerque”. Lo primero que hace es pasar lista a los alumnos y empieza a mencionarlos: “Pepe Navas Fierro”, presente, contesta uno. Enriqueta Nates, presente. Benito Camelo, presente. Agapito López Caste, presente. Jorge Nitales, presente. Herculano Medellín, presente. Aquiles Baeza, no vino, contestó uno. Susana Horia, presente. Carmelo Tallas, presente. Marciano E. Chamelo, presente. Próculo A. Prieto, presente. Lupe Laste, no vino.Después empieza la clase de Geografía e Historia. El hermano de Resortes les pregunta a sus comparsas: - ¿Dónde está Lago Zaras? y un alumno le contesta: - Cerquita de Tepicoloyo en el Estado de Puebla.- De allí son los camotes, agrega otro.- A Taxco hemos de ir pronto.Vuelve a preguntar “el profesor”:- ¿Quién ganó la batalla de San Goloteo el Chico?- El General Mojestarma, contestan rápidamente.- A ese lo mataron en el cerro de Temascolchango, les dice el profesor.- ¡No es cierto! Dicen que lo vieron hace poco en Tecojorita, Sonora.- Otros dicen que lo vieron en Terrascoloyo, en el estado de Durango.- A mi me dijeron que había estado en Lomas Ajeo, Guanajuato y que se andaba ahogando en el Lago Zarías.El profesor empieza la clase de zoología:- Ustedes son unos burros, les dice y ellos le contestan:- Le vemos la cara triste o ¿nos andará espiando?- Lo que les quiero decir es que no saben cuál es el esposo de la rata o de la víbora y mucho menos el de la rana.- Es el rano y présteme atención que yo estaba levantando la mano, le dice un alumno.- ¿Y cuál es la pareja del búho?- Pos ….tuculote….. y todos en la carpa soltaron la carcajada.En eso alguien sale con un canasto vendiendo comida:- ¡Tortas, ay….. tortas!- ¿Y de qué las tráis?- Traigo de milarguesa y lechupas para acostumbrarlos a comer verduras.- ¿Y no tráis de queso?- Traigo de varios: queso Bada, queso Pladón y queso Bón y todos son de Cotija. - ¡Tortas, ay tortas! Y todas traen chile queretuano.- ¡Me pelas! Le grita uno de la audiencia.- ¡Me toca a mí jugar mañana y por eso ya me voy! Le grita otro.- De mamarindo habrías de traer el agua.En eso vuelve a salir la muchacha vestida con poca ropa y le grita el que estaba más alebrestado:- ¡Mamacita. Estás tan buena que te comería con todo y ropa ….. aunque pasara un mes cagando trapos!Y alguien del pueblo que ya lo conocía, le grita desde el otro lado de la carpa:- ¡A ti ya ni paraguas!- ¡Pregúntale a tu hermana! Le contesta rápidamente.Para entonces, ya solamente estaban dos actores: un comparsa y el hermano de Resortes quien le dice:- ¿Jugamos a la basurita?- ¿Y cómo es eso?- Tú te tiras al suelo y yo te recojo.- Mejor cántame alguna de Chava Flores como esa que le canta a La Nacha y que dice: ¡Ay Ignacia: ¡Pásame a saludar cuando puedas!¡Ay Ignacia, quiero que escuches… Ay Nacha, dame el consuelo de tu cariño …. Ay Nacha, ponme atención… que por ti me muero.
Y el hermano de Resortes coge, una guitarra y empieza a cantar un tema de dicho autor y que anda de moda en las grandes ciudades llamado “La Tienda”:
“Tuve una tienda en mi pueblo, … precioso lugar…...Te vendía de un camote de puebla a un milagro a San Buto;…. Pitos, pistolas pa' niños, te hacía yo comprar.Pa' tu cruda una panza o te inflaba una llanta al minuto; aros, argollas, medallas podías tu adquirir. Un anillo, un taladro, petacas, tu cincho de cuero… te enterraba en el panteón…., te introducía en el cajón;… antes con un zapapico abría tu agujero,… me dabas para alquilar; alguien que fuera a llorar; mientras lloraba alumbraba con velas tu entierro.Leche, tu té, cho..colate, tu avena o café…. te sacaba las muelas picadas, dejaba las buenas… pasas, el chicozapote, picones con miel. Había métodos, tubos o huevos o platos o leña.Desde Apizaco hay ocotes, mandaba a traer. Exportaba el chipotle en cajones, también la memela…; chupones para el bebé…, de un agorero hasta un buey; chochos y mechas bizcochos, tiraba rayuela. El día de madres vendí,… lo que el día veinte metí:.. nabos, zanahorias, ejotes y chile en cazuela. Plumas en sacos de lona o tela de juir. Había lomos y tallos de rosas, mangueras y limas;… mangos, mameyes, cojines, trasteros de aquí. Había zumo de caña, metates, tompiates, tarimas… de un embutido a un chorizo podías tú llevar:… longaniza de aquella que traen los inditos de fuera…..Te acomodaba al llegar,… en mi hotel particular:… tres pesos más te sacaba por la regadera.Pero un buen día me perdí y hasta mi tienda vendí,…. solo salvé del traspaso la parte trasera.Tuve un tienda en mi pueblo,…… precioso lugar…..
El hermano de Resortes le pregunta a su ayudante:- ¿Y cómo te llamas?- Mi nombre es Francisco Gerte, pero de cariño me dicen Paco. Soy pariente de Próculo.- Carrasco es mi apellido, le dice el hermano de Resortes.- Las pelotas que se han de estar haciendo en tu casa para festejarte tu fiesta y andan todos de cabeza.- Meto la mano a que dicen la verdad y por cierto ¿qué me cuenta de los chiquitines?- A travieso no me ganan, ¿y qué me dices de tu hermana?- Pasa unos días con su abuelo.- ¿El que se llama Agapito Peláez?, me han dicho que es cafetalero.- No sea usted cu..entero.- ¡Ah, flojo que soy, y no lo he ido a visitar.- Me han dicho que es un negro el que anda encima de usted y que solo viene a entregarle la leche que produce su rancho.- Techo es lo que les falta a las vacas pa' que produzcan más.En eso estaban cuando, se fue la luz en todo el pueblo y la carpa se quedó a oscuras.En la carpa cercana donde estaba la “mujer culebra”, todos le empezaron a aventar cáscaras de plátano, por lo que la mujer se levantó y después de decirles unas mentadas salió corriendo y…..
Amables lectores, hace tiempo en nuestro pueblo, así se divertía nuestra gente.Gracias por acompañarme.
José Luis García Salazar.
Nota: para aquellos que leen el periódico por Internet, pueden ingresar a la siguiente dirección donde encontrarán la canción del inmortal Chava Flores: “La tienda”:http://www.youtube.com/watch?v=beoI0H17ApU

YERBEROS (Segunda Parte)

Nuevamente la peluquería de Macario era el escenario donde se arreglaban todos los problemas del mundo y se levantaban muchas maledicencias, contra las virtudes de algunas personas, simplemente, hablar por hablar. En cierto momento Procopio el panadero estaba opinando: “Esa muchacha no era casta ni de los oídos, porque habían de ver cómo le hacía al chisme en las Cuatro Esquinas”. Alguien le reclamó: “Mejor ni habías de opinar, ya ves que decían de tus hermanas que en lugar de ir a lavar a 'el Agua Caliente', se la pasaban inventando puras mentiras´”. Después de un rato de alegatas, Macario les dijo que ya iba a cerrar el negocio y cuando lo hizo, emprendió el camino, acompañado de Jeremías y Herculano y juntos se fueron a ver a Esculapio para que diera la siguiente “sobada”.Al llegar, Esculapio los recibió con un té muy sabroso con el que se les quitó el frío. Los tres amigos querían saber el nombre de la yerba pero Esculapio ni siquiera se acordaba dónde la había cosechado. Lo que sí les dijo fue que en todo México hay más de cincuenta mil tipos de yerbas medicinales y solamente se conocen los nombres y las cualidades de tres mil de ellas. Herculano le preguntó:- ¿Por qué no usamos más las yerbas si es que antes de los españoles, la gente sabía bien curarse de sus males?- Lo que pasó fue que durante los tiempos de la Colonia, la Inquisición prohibió su uso porque decían que “eran puras hechicerías y cosas del diablo” y aunque la gente pobre las seguía usando, lo hacían a escondidas. Hay muchos lugares en Puebla, Oaxaca, Chiapas, Yucatán y en otras regiones donde las usan regularmente. Allí van seguido a “hacerse una limpia” o a tomar cualquier yerba, dijo Esculapio.- ¿Es cierto que durante una “limpia” te meten humo por todos los agujeros y luego te pasan un huevo por todo el cuerpo?, preguntó Macario.- Pos por ay va la cosa, contestó Esculapio.- ¿Y no duele mucho cuando el huevo ya va por la cabeza?, preguntó Jeremías.Como se rieron del chiste, Esculapio le dijo:- Es un huevo de gallina y no lo que estás pensando. Prosiguió contándoles sobre la historia de las yerbas y de la medicina: --Las prohibiciones duraron hasta después de que ganamos la Independencia. Sin embargo, las autoridades tuvieron que ponerse duros porque empezaron a aparecer muchos cabrones charlatanes que venían de otros países a hacerse ricos con los mexicanos ya que decían ser médicos sin haber estudiado nada. Se cuenta que en 1869, apareció un mentado Ulises de Seguier que decía que era conde y se hacía llamar “El Médico Santo”; anunciaba que curaba todo tipo de enfermedades empleando solamente su saliva y pasando las manos sobre los pacientes. Debido a eso la gente le decía “el Tentón”. También por esos años del siglo pasado, apareció otro extranjero que se llamaba Rafael J. Meraulvock, que cambió su nombre porque la gente no podía pronunciar bien su apellido y se anunciaba en los periódicos como el “Doctor Merolyico” ofreciendo tratamientos médicos tales como: el “bálsamo vegetal” para todas las enfermedades y el “elixir de Godineau”, recomendado para prolongar la vida. Dichos brebajes los vendía muy caros, y la gente los compraba. Al poco tiempo, lo encarcelaron y desde entonces se nos quedó de herencia el término “merolico” que se le aplica a todo aquel que sabe hablar pero sin decir nada o a los vendedores callejeros que emborucan pregonando los méritos de sus medicinas y que no son sino engaños que sufre la gente créida.- Y ya hablando en serio, ¿la Madre Matiana, era también “merolica”?, preguntó nuevamente Jeremías. - Yo no me sé esa historia dijo Esculapio.Fue entones que Herculano les dijo:- Les voy a contar lo que decía mi abuelita con respecto a ella. Dicha Madre Matiana, nació allá por 1690 en Tepotzotlán, un pueblo que está cerca de donde nació Juan Diego, al que se le apareció la Virgen de Guadalupe en 1531. Le decían “madre” pero no era monja ya que era la sirvienta de una mujer muy rica que estaba loca y que su familia había metido al convento. Matiana poco a poco le fue agarrando gusto a los rezos y se pasaba noches enteras haciendo penitencias y oraciones. Fue así que llegó a experimentar momentos de misticismo y dicen que empezó a curar a mucha gente, primero, a la que vivía cerca el convento de San Jerónimo en la ciudad de México y después a mucha gente de toda la ciudad. También le llegaban “visiones” en las cuales ocurrían guerras, terremotos, pestes y muchas cosas más. Ella pregonaba que esas catástrofes estaban por ocurrir en cualquier momento y con esos “miedos”, se espantaba a la población en tiempos de La Colonia. Sin embargo, pasaron más de ciento cincuenta años en que la fama de la Madre Matiana se hizo a un lado. Ya por los años de 1860, con Las Leyes de Reforma, cuando les quitaron muchos bienes al clero, se sacaron a relucir nuevamente las profecías como para amenazar y exigir que devolvieran los bienes que se habían quitado lo cual no ocurrió. Los matianistas pregonaban:El mundo toca a su fin,según viejas predicciones,que anuncian desgracias milde guerras y destrucciones. También aprovecharon el temblor que ocurrió el 2 de noviembre de 1894: ¡Sublime Creador del cielo, y de la Tierra, Señor! líbranos de otro temblor y mándanos el consuelo.A partir de 1872, la gente del pueblo usó el nombre de la Madre Matiana para popularizar muchas “calaveras”, las cuales se escriben con motivo del Día de Muertos y en ellas se pueden burlar de algunas autoridades, cosa que en otro momento, puede acarrear la cárcel al que las escribe. También se aprovecha para escribir el descontento social junto con otras ideas encubiertas. Hay versos como:Aquí yace y hace bien,Venancio el de Santander.Como vino a hacerse rico,nada más vino a joder.O estos otros: Viene la muerte luciendo, mil llamativos colores, ven, dame un beso, pelonaque ando huérfano de amores.
Continuó relatando Herculano: - Cuando se vino la Revolución en 1910, coincidió con la aparición del Cometa Halley y las Profesías de la Madre Matiana agarraron vuelo otra vez porque la gente nuevamente decía que “el mundo se va a acabar” o cuando alguien presumía de adivinador, se le decía: “ni que fueras la Madre Matiana”. También por esos tiempos, en 1917, apareció un periódico llamado la Madre Matiana en el que se le tiraba re duro a los que estaban en el gobierno y ellos nomás respondían: “son puros merolicos”.- Pos ahorita que estamos diciendo versos, no sé si me permitan decir unas partes de “El Ánima de Sayula”. Yo me la sabía toda completa pero el Señor Cura solo me permite decir esto:… Se dice, pues, que de noche,al sonar las doce en punto,sale a penar un difuntopor la puerta del Panteón. …."En nombre de Dios te pidome digas cómo te llamas,si penas entre las llamaso vives aquí entre nos. ¿Qué buscas por estos sitiosdonde a los vivos espantas?Si tienes talegas ¿cuántasme puedes proporcionar?"…."Por vida del Rey Clarióny de la madre de Gestas¿qué chingaderas son estas,que me suceden a mí? ... Yo no sé lo que me pasa,pues ignoro con quien hablo;este cabrón es el diabloo es mi compadre José. …Lo que me sucede a míEs para perder el seso;Si los muertos piden eso,los vivos ¿que pedirán? Como solo Macario se sabía la versión completa, explicó las partes faltantes. En resumidas cuentas dijo que se trataba de un episodio que le ocurrió a Apolonio Aguilar que vivía en Sayula y que estaba tan pobre que para poder llevar comida a su casa, le pidió consejo a su compadre José. El compadre le recomendó que fuera al panteón porque allí se aparecía un ánima que le podía proporcionar unas talegas de dinero. Cuando Apolonio se encontró con el espectro, creyó que tendría que entregarle el alma al diablo, pero ¡El Ánima de Sayula, quería otra cosa!Mientras se decían todos estos relatos y versos populares, Esculapio estuvo “sobando” a Herculano al mismo tiempo que le ponía en una bolsa hojas de verbena y de maravilla para que diariamente se tomara un té, por las mañanas, porque esas yerbas son buenas para los golpes. Jeremías, le pidió el remedio para “la cruda” y le dio una bolsita con hojas de guayaba. Macario le preguntó el remedio para los nervios y Esculapio le dijo que todo dependía de dónde venían esos nervios. Si los nervios te brotan cuando tienes una preocupación, te enfermas de la cabeza y te puedes curar si en un poquito de carbón prendido, le echas copal, cierras los ojos y respiras profundamente muchas veces hasta que te serenes. Por otro lado, si los nervios vienen de la ira, el coraje y el rencor, lo primero que hay que hacer es curarte el alma porque si has perdido la serenidad, tú mismo te jodes el hígado y de allí se te endurecen las arterias del corazón y ¡pum!, te vas de semilla o séase, te vas pa' debajo de la tierra. La cólera envenena el corazón y si guardas resentimientos es como si tomaras veneno y crees que el que va a morir es el otro, siendo que ese veneno es todito para ti. También les enseñó un libro muy viejo: “Farmacopea Mexicana”, publicado en 1846 y de donde les empezó a leer algunas propiedades de plantas medicinales como: pasiflorina para el mal de amor, cuando traes el corazón espinado e incluso para cuando ya está muy machucao. Polvos de víbora, pa' las enfermedades de la sangre. Unciones de manteca de elefante y aceite de cocodrilo de Egipto, para… en ese punto de la receta no le entendieron bien y de todos modos, ¿dónde iban a encontrar una carnicería donde vendieran la manteca de elefante? También les dijo que en México, después de los curanderos con yerbas, aparecieron las boticas y mencionó las tres que había en el pueblo: la “Botica del Refugio” con Juan Torres como Responsable y después quedó el doctor Francisco Gallegos quien le despachaba a la gente en su propio frasco con lo cual, las medicinas salían más baratas. También despachaba en alcatraces los polvos y las pastillas y en un tarrito daba los ungüentos. También tenemos la “Botica Guadalajara”, con Carmen Ibarra como Responsable y a donde, por lo general, no iban los hombres porque toda enfermedad siempre la quería curar con purgas y para amolarla, “metían” lavativa del número cuatro. También tenemos la “Botica la Providencia”, de Ezequiel Echegollén, el famoso “Chéquilo”. Todos sabemos que Chéquilo es re' bueno para descifrar la mala letra que ponen los doctores en las recetas. También es tremendo para reírse de todos y ha inventado cada medicina como: cucharadas de “chingaquedito”, dizque nomás para asustar al marido cuando se porta mal; las cucharadas nomás le van provocando un “córrele quetealcanza” y después mejor se endereza y deja el vicio “por las buenas”. También tiene los “chochos desapendejadores” (se ha descubierto que son de pura azúcar), y que Chéquilo garantiza siempre y cuando, la enfermedad no venga de herencia o si ya es crónica. Estos chochos se deben tomar al mismo tiempo que se reza: “San Alejo, San Alejo, ciega a los demás para que no noten que soy pendejo”. También vende una loción dizque pa' prevenir los arrimones en las procesiones o para cuando vayas a pagar una manda a San Juan de los Lagos y te tengas que meter entre el gentío.El tiempo pasó y la plática de los amigos se hizo muy amena. Macario aprovechó para pedirle a Herculano que relatara lo que había escuchado a un amigo afuera de la Catedral de Zamora y que se refería a los orígenes del protestantismo. El aludido dijo:- Pos dicen que Lútero, el aleluyo, era un padre agustino que cuando se murió el Papa fue a Roma porque quería saber cómo se nombraba a uno nuevo. Se metió entre los cardenales y empezó a ver la palomita del Espíritu Santo que revoloteaba arriba de toda la concurrencia. Sucedió que cuando ya se le iba a parar en el hombro a Lútero, otro cardenal le aventó un manotazo y se la espantó. Entonces, se levantó muy enojado y dijo: ¡Protesto! Ese fue el gran coraje que tuvo Lútero, ¡Por eso hizo su rebelión contra los que mandaban en Roma! y es por eso que ahora a todos sus seguidores les decimos “protestantes”.- Pero se dice “Lutero” porque “Lútero” es la bolsa donde guardan las mujeres a los niños antes de parir, dijo Jeremías, “el faifitas”.- Eso es “el útero”, dijo finalmente Esculapio, con su sabiduría de yerbero.Amables lectores, espero que hayan “viajado” un poco a las épocas en que nuestros padres y abuelos se curaban con diferentes hierbas y con la buena voluntad de gente, que muchas veces, ni siquiera cobraba. Gracias por acompañarme.José Luis García Salazar

Yerberos

La peluquería de Macario Valdovinos servía de “foro intelectual” donde se filosofaba ampliamente de todos los temas habidos y por haber. Acababa de hablar el “donjuán” del pueblo contándoles su última aventura: “La semana pasada que fui a llevar una carga de cacahuates a Uruapan, conocí a una muchacha. Yo creyéndola muy inocente, por poco y le hago la promesa de casorio. Me dejó frío cuando me dijo: hay que apurarle al gusto unas cuantas veces porque mañana le voy a pedir perdón a mis papacitos y les voy a decir que ya no lo vuelvo a hacer. Todos rieron de su ocurrencia y como siempre, casi nadie le creyó. En eso estaban cuando entró Herculano, el “Medallas” y se sentó en la banca poniéndose a platicarles sobre el accidente que le había ocurrido: “Esta vez trajeron la 'Ola' más grande que habíamos visto en el pueblo. El dueño de los juegos me iba a pagar cinco pesos por empujarla toda la noche. En una de las tandas, ya se había subido la gente y la Ola iba llena. Después de varias vueltas, me le quedé pegado para que me levantara a mí también, pero cuando iba mero arriba, se me resbalaron las manos y me di un zapotazo muy fuerte. Todos los que estaban alrededor, soltaron la carcajada y casi se meaban de la risa. Yo me levanté muy 'girito' como si no me hubiera dolido y le avisé al dueño que iba a mi casa a untarme un poco de árnica. En toda la noche no pude dormir de tamaños dolorones en las costillas y en el hombro y es hora de que no se me quitan”. Macario, que estaba afilando la navaja en el cuero para poder rasurar mejor al “faifitas”, le dijo:- Yo creo que el único que te puede curar es Esculapio Medrano ya que es el que mejor “soba” y se las sabe de todas, todas.- Sería bueno que me acompañaras a verlo, para que lo convenzas de que no me cobre caro. He visto que ustedes son buenos amigos. Le contestó Herculano.- Íbamos juntos a la Escuela “Morelos” y allí nos hicimos amigos. Me acuerdo que me platicó, cuando éramos chamacos, que su papá le puso el nombre que tenía porque quería que un día fuera doctor y como el dios griego de la medicina se llamó “Esculapio”, pos así lo bautizó. También me decía, que como no pudo costearle la carrera de medicina, su papá, lo mandó a estudiar con un pariente que vivía en un pueblo llamado Cuetzalan, en la Sierra Norte de Puebla. Macario le había dicho a Herculano que esperara a cerrar la peluquería para acompañarlo a su curación. Cuando ya iban de salida rumbo a la Calle de La Muralla, donde vivía Esculapio, Jeremías el “Faifitas” les dijo:- Yo los acompaño porque necesito comprar unas yerbas pa' la ronquera porque no puedo acompañar bien en los cantos al Profesor Cirilo y el Señor Cura me regaña mucho por los “gallos” que se me salen a la hora del The Deum laudamus. También le dijo a Macario que les contara sobre lo vacilador que era Esculapio.- Me acuerdo que cuando regresó de Puebla, casi nadie quería comprarle sus yerbas ni pagarle las consultas. Hasta agarró fama de “brujo”. Algunas mujeres ni se le acercaban porque era de los que se despedían con un pellizcón de nalga. Otras gentes no lo querían porque decían que era blasfemo y todo por una cancioncilla que siempre andaba diciendo: “Señor de la Bondad y el Buen Consejo,Te pido con fervor y devoción,Que me quites un poco lo pendejo,Y me aumentes bastante lo cabrón”.
Cuando llegaron con Esculapio, lo saludaron y los hizo pasar a su casa. Tanto Herculano como Jeremías desconocían la vivienda y se extrañaron de su contenido: por todos lados había animales disecados, ardillas, tlacuaches, aguilillas, víboras, tecolotes, murciélagos y de muchas otras especies. También vieron infinidad de costalitos conteniendo diferentes tipos de yerbas. Macario ya iba preparado para hacer la acostumbrada apuesta que consistía en ver si Esculapio tenía una yerba desconocida y si no la presentaba, perdía la apuesta. En determinado momento en que ellos seguían revisando la casa, Macario le dijo a Esculapio:- Ahora si te voy a ganar, porque apuesto a que no tienes la “uva de perro”.- Pues estas equivocado. Caminó hacia una alacena y sacó un paquete, al mismo tiempo que agregaba Aquí tienes la zarzaparrilla que así le mientan a la uva de perro.- En todos estos años que llevo de conocerte, nunca te he ganado, le dijo Macario.Y diciendo esto, para demostrar todo lo que su amigo sabía, iba mencionando el nombre de cada una de las plantas medicinales, y Esculapio las mostraba a Herculano y a Jeremías: la Yoloxóchitl o flor del corazón para el espanto, la melancolía o los nervios; el muicle, para aumentar la sangre; el estafiate, para el recargo del estómago; la genciana o la damiana o el escoromujo, para el dolor de cabeza; la planta de la virreina, para la bilis; la cincollagas, para el reumatismo; la nochebuena, para el dolor de menstruación; la mejorana, para el frío de la mujer; el colorín, para el dolor de muelas; el güinare, para las hemorroides, el hinojo de castilla, para cuando se va la regla (pa' el susto); el floripondio, para el dolor de espalda; las hojas de toloache cocidas con sebo, para las hemorroides; para el chincual, la rosa de castilla y la hierbamora (se baña a los niños). También presentó otras recetas escritas por Martín de la Cruz en el Códice Badiano y de otra obra prohibida por la Inquisición llamada: “El Florilegio Medicinal” de donde sacó nombres de plantas como el simonillo, la aceitilla, el tobardillo, la tripa de pollo, la siempreviva, la hierbasanta, la hierba del sapo, el chicalote, la espina del burro, la gobernadora, el poleo, la prodigiosa, el zoapatle y …. Se hubieran seguido varias horas, mencionando las propiedades curativas si no fuera porque Herculano ya se retorcía del dolor mientras que se recostaba en un petate que estaba en la habitación. Fue entonces que Esculapio empezó a pasarle los dedos por diversas partes del cuerpo para descubrir cuáles eran las más dañadas. Cuando le pasó dos dedos juntos por la nuca, vio que Herculano cerraba los ojos y emitía un quejido. Esculapio le preguntó:- ¿Te espantaste mucho en la caída?- Solo cuando ya estaba en el suelo y sentí un aleteo muy fuerte.- Eso fue porque tu nagual te abandonó.Todos quedaron un rato en silencio después de escuchar esta palabra. Posteriormente, Jeremías, le dijo a Esculapio:- ¿Cuéntanos lo que sepas sobre los naguales?El aludido no contestó de momento y solamente se rascaba la mollera y trazaba en el suelo unas letras, como si pidiera permiso a alguien para poder hablar. Pasado un buen rato, les dijo:- Les voy a platicar acerca de las creencias de la gente de allá de la Sierra Norte de Puebla y que se parecen en muchas cosas a las leyendas de otras partes de México. Ellos dicen que todas las personas están formadas por tres partes: el yollo, que es lo que conocemos como la voluntad; el tonal, que es la chispa o la razón y que es como la sustancia vital que nos mantiene agarrados al mundo y por último, el nagual, que es la parte animal que todos tenemos. Al mismo tiempo que una persona nace, nace un animal que comparte el destino de esa persona y es su nagual, el cual puede ser un coyote, un perro o un zopilote. Por eso Herculano escuchó un aleteo cuando se cayó; su nagual es un halconcillo y con el susto, se le salió el alma. El nagual de cada persona le presta sus capacidades, como por ejemplo, ver bien, correr más recio o tener resistencia y fuerza para vencer a otras personas. Ahora bien, el término nagual, significa también disimular o engañar y existen muchas personas que tienen el poder y pueden cambiar de forma para esconderse y engañar a los demás y a ellos se les llama brujos. Por lo tanto, toda la gente común tiene nagual pero no puede transformarse en animal. Los brujos que agarran la forma de animales tienen mucho poder ya sea para ayudar a curar a la gente o para “hacerle un daño” a alguna persona que alguien odia. Cuando un brujo con este poder está en su “tarea” de proteger, usa la adivinación para decirle al que lo contrata, las cosas que le van a ocurrir en lo futuro y también le interpreta sus sueños para lo cual el brujo come, toma o fuma algunas plantas que le hacen “ver visiones”. Durante la “consulta”, riega todo el lugar con flores, prende velas, quema copal y reza para obtener el perdón y la devolución de la salud o el regreso del alma perdida. Algunas veces mata una gallina o un pollo negro. Todo esto lo hace en la casa del enfermo porque, generalmente, allí es donde se pierde el alma. También acostumbra proteger las casas colocando una planta de romero al mismo tiempo que reza El Magnificat o la oración de San Silvestre y haciendo que el paciente se ponga su ropa al revés. Cuando un brujo va a hacer un encargo o “mala tarea”, primero se transforma en animal, para lo cual se coloca cerca de un fogón y empieza a rezar oraciones, que al principio son rezos cristianos pero después se mezclan con otras falsas letanías, dichos y hasta mentadas de madre que emborucan al que lo esté acompañando. Posteriormente, se pone unas alas de petate y empieza a aventar al fogón copal revuelto con pedazos de raíz de toloache y de la yerba del tornaloco. Después de esto y aunque ustedes no lo crean, el brujo-nagual se va volando y entra a la casa de la víctima y le chupa la sangre, dejándole las marcas de los dos colmillos. Al salir, riega el suelo con polvo recogido en las cuevas donde hay murciélagos lo cual, poco a poco irá enfermando a la persona a la que le está haciendo el daño. Estos brujos también provocan otras enfermedades como por ejemplo, acechan a su víctima para cuando está en la cama con su mujer y cuando está en “el grito final”, provoca algún ruido extraño y fuerte con el fin de que la víctima se espante. En este caso, lo que sucede es que la persona es muy vulnerable porque en “esos momentos”, su espíritu se encuentra separado de su cuerpo y puede enfermarse de cualquier maldad que el brujo quiera imponerle. Los brujos también pueden provocar esterilidad por enfriamiento de los genitales y otros muchos males como la depresión, la locura y hasta la muerte, todo según sea el odio que le tenga su enemigo y la cantidad de dinero que le pague al brujo-nagual. Ahora bien, todas estas cosas son más fáciles de ver allá en la Sierra de Puebla, a lo mejor porque la gente es más créida de eso. Aquí en el pueblo yo de lo que me acuerdo que ha sucedido es que a la gente como nosotros, a veces nos confunden, siendo que solo nos dedicamos a curar con yerbas porque a veces no hay doctores o cuando hay, cobran muy caro y la gente no les puede pagar. También ayudamos mucho para que los embarazos de las señoras vayan por buen camino ya que al final, la que ayuda siempre es Sarita Anaya, que vive allá por “la Tetilla” y ya ven que casi la mitad del pueblo le dice “madrina” porque ha sido la que siempre ayuda a la hora del parto. Otra de las cosas que quiero contarles, es lo que pasó hace algunos años cuando Tranquilino Chavolla no llegó en toda la noche a su casa. Al otro día le llegó a su esposa Ludivina diciéndole que le había salido un nagual y que lo había arrastrado por las vías del tren hasta donde está el tanque que surte de agua a los trenes y para demostrarle, le enseñó unos arañazos que traía en la espalda y también unos chupetones que traía en el cuello. Pasó el tiempo y le pasó lo mismo a Ludivina, es decir, no llegó una noche a su casa. Al día siguiente, como a las siete de la mañana, se presentó en su casa diciéndole a Tranquilino: “Fíjate que me salió el mismo nagual cuando iba a llevar unas naranjas que me encargó don José Dolores Macías al hotel Reforma que está al otro lado de las vías. Cuando iba más o menos por donde está “la Fija”, de repente me salió un bulto grandote que no vi porque ya estaba oscuro. El nagual me aventó un soplido muy fuerte y muy caliente que hizo que me desmayara y caí al piso y solo sentí como si me quisiera ahorcar y me apretó muy fuerte el gaznate. Desperté hasta hoy en la mañana y me vine a la casa y ni entregué las naranjas porque no las encontré”. Tranquilino nomás peló los ojos como diciendo para sus adentros: “que cabrona me salió ésta”. Después se supo en el pueblo que ese día, “la Fija” no dio el pitido con el que nos despierta a todos a las seis de la mañana y que vieron salir del taller a Ludivina poco antes de las siete de la mañana.- Yo digo que mucha gente tiene mala fe y solo usa de pretexto a los naguales, dijo Jeremías.Mientras se llevaba a cabo el relato, los dolores casi habían desaparecido del cuerpo de Herculano y ya se quería levantar del petate pero Esculapio todavía le dio varias sobadas y le dio a beber un té que tenía preparado en un cántaro y ya después de esto, le aconsejó que se estuviera sentado otro rato más y le dijo que tendría que volver a la siguiente semana. Jeremías aprovechó para preguntarle cuál era la mejor yerba para la garganta. El yerbero le contestó:- Tengo el sauco, el gordolobo y las hojas de camelina. Pero pensándolo mejor, te voy a preparar un té que te va hacer mejor efecto y diciendo esto, se puso a prepararlo: tejocote cocido y le agregó miel y una cucharada de vinagre y medio vaso de jugo de naranja y le dijo: “lo vas a tomar despacio, a cucharadas”. Entonces Macario le recordó que todavía no le había preparado el brebaje que le prometió a su tía Simona con el que le quería quitar lo briago a su esposo.- Mi tío Inocente, no quiere dejar el trago y siempre dice muy orgulloso: “Soy sobreviviente de la Toma de Zacatecas y de otras cien borracheras más”.Jeremías agregó:- Yo creo que es bueno dejar el trago, lo malo es no acordarse dónde.
Al salir de la casa de Esculapio, quedaron en visitarlo nuevamente cuando Herculano fuera a que le dieran la siguiente “sobada” y comenzaron a caminar hacia la Plaza Principal para ver la famosa “Ola gigante” que había ocasionado las carcajadas de la gente. En el camino fueron comentando lo bueno que era Esculapio para recetar yerbas y la suerte que tenían de tenerlo a él y a otros buenos curanderos como Benito, que vivía por allí cerca, en el barrio de El Guamúchil Grande y que siempre salía a las calles con su bicicleta cargada de costalitos de yerbas que proporcionaban la salud a la gente de Yurécuaro y ………. CONTINUARÁ LA PRÓXIMA SEMANA.
Amables lectores, gracias por acompañarme.José Luis García Salazar