Los Maromeros

Amables lectores, vamos hoy a recordar los gustos por la diversión de nuestra gente hace algunas décadas cuando arribaban al pueblo los juegos mecánicos, circos, y carpas con “enanitos” que por cierto, se comportaban muy majaderos por lo cual, aquella persona recatada o de pudor subido, le aconsejo que mejor no lea esta columna y me espere a la otra.Desde siempre, nuestra gente ha sido muy festiva y mantuvo muchas costumbres de los tiempos de La Colonia y por ejemplo, todavía en 1884, para solemnizar las fiestas del Corpus Cristi, se contrataban a los piteros y al teponaxtle y como lo cita nuestro historiador Francisco Miranda: “…se gastaban 9 arrobas de pólvora, 6 gruesas de cohetes de trueno, 4 cajas de cápsulas, 19 ruedas, 6 docenas de trueno grande, otras tantas de luz grande y 192 brujas… con lo cual se daba la suntuosidad debida”. Ya para los inicios del siglo veinte, se emitieron reglas para que se pudieran llevar a cabo las diversiones públicas. Por ejemplo, se requería una licencia firmada por el presidente municipal y además, la constancia de pago en la Oficina de Rentas bajo las siguientes cuotas: Para funciones de circo, maroma, títeres y otros análogos se debía de pagar lo correspondiente a 10 localidades de las de mayor precio. Para corridas de toros se exigía el 12 porciento de los ingresos. Para peleas de gallos, 24 pesos diarios. Para jaripeos, de uno a diez pesos, según la importancia del evento. Para funciones de cinematógrafo, de uno a diez pesos. Para lotería de naipes, desde veinte centavos a un peso por cada mesa de jugadores. Para fonógrafo al aire libre, diez centavos.Para divertir a la gente de aquellos tiempos, llegaban al pueblo “los maromeros”, que eran unos cirqueros que no tenían grandes caravanas ni tantos camiones para cargar sus pertenencias. Desde fines del siglo 19, andaban por muchas partes de la República Mexicana y viajaban primero en carretones jalados por unos caballos percherones, ya viejos pero que todavía los ayudaban a transportarse por distintos pueblos. Ya entrado el siglo veinte, tenían camioncitos de carga, de los primeros que circularon en el país. Era una tropa de solamente unas diez personas y entre todos descargaban el camión en algún corral que conseguían o en algún solar que les prestaban o donde les cobraban poco o nada. Posteriormente, hacían los hoyos para los postes “guías” donde colocaban los “columpios” donde el maromero se mecía y hacía grandes cabriolas y piruetas. Uno o dos de la tropa tocaba algún instrumento musical, generalmente acordeón y violín, como lo hacían los gitanos o “hungaros”; alguna niña bailaba al son de la música y otros dos, juntaban las monedas que la gente les daba.Otro motivo de diversión lo constituía el circo y sus “maromeros” más profesionales. Los antecedentes del circo, datan de 1808 cuando llegó a México el inglés Philip Lailson que traía un espectáculo llamado “El Real Circo de Equitación”, donde había principalmente, maromeros italianos, franceses e ingleses. En 1841 surgió el Circo Olímpico de José Soledad Aycardo, quien fue el primer empresario circense mexicano y posteriormente, en 1879, la familia Atayde inició su gran carrera que le dio gran prestigio no solo en México, sino en muchas partes del mundo desde sus inicios hasta nuestros días. El Circo Atayde, fue motivo de alegría para mucha gente en nuestro pueblo durante muchos años. También llegaban a este lugar otros circos como el de los Gaona Hermanos, en el cual, en un tiempo, trabajaba un “maromero” llamado José Murillo que se enamoró de una yurecuarense apellidada Medrano y con ella se quedó a vivir en nuestra tierra. Desgraciadamente, la señora se ahogó en el río y a Murillo lo abatió la tristeza y ya no pudo continuar haciendo sus maromas cirqueras.También llegaron a venir otros circos de “los húngaros” o gitanos rumanos del grupo de los Ludar que están establecidos en nuestro país desde 1880. Estos gitanos traían diferentes distracciones populares desde fakires que se acostaban en una cama de clavos hasta “escapistas” que se enterraban bajo tierra durante tres días. Otros empresarios organizaban funciones de circo donde peleaba un oso contra un toro viejo que estaba destinado a morir. Cuentan que en una ocasión, el toro se lo habían comprado a Los Curiel y era tan bravo que les mató al oso y el dueño del circo fue a reclamarle a don Eleno diciéndole: “¿por qué nos vendiste un toro tan cabrón?”. Ya después los del circo, tuvieron que conseguir un león viejo que había desechado otro circo con lo cual pudieron seguir su gira por esta parte del Territorio Nacional. En estas carpas también se llegaban a instalar “La Mujer Araña” o “La mujer Víbora” a las que se les ponía un cuerpo “hechizo” del animal que estaban representando y solamente les quedaba su cara humana y el público asistente podía hacerles preguntas como: “y por qué te quedaste así” y ellas contestaban: “todo fue porque le desobedecía a mi mamá y no le quise ir a comprar un veinte de manteca con el carnicero”.
Los “enanitos” y otros artistas albureros.Generalmente, las carpas donde actuaban estos artistas se colocaban a un lado del Mercado. También hay que recordar que en todos los alrededores de la Plaza Principal se ponían los caballitos, los volantines, la rueda de la fortuna, la ola, las mesas de la ruleta, las carpas del “tiro al blanco” y otros puestos de vendimias, rifas y venta de todo tipo de dulces. No faltaba aquel que con tres cascarones de cúcuna que movía vertiginosamente y escondiendo una canica, animaba a los mirones: ¡Atínele! ¡¿Dónde quedó la bolita?! Y ay van todos a querer ganarle al merolico, siendo que él siempre ganaba. Afuera de las carpas de los albureros ponían diversos letreros: ¡2 Tandas por el mismo boleto! ¡Ay de aquel que no pague su boleto o que le haga un agujero a la lona! ¡La Tanda de la tarde es para toda la familia…. Pero la de la noche, pa' todo el que la aguante! Con esto se daba a entender que a las primeras funciones podían llevar a todos, porque se escenificaban cosas cándidas como la canción de moda que entonaba una linda muchacha vestida recatadamente: “Sanfarinfas me muero de calor, Sanfarinfas me muero de calor. Yo quiero una paleta, yo quiero una paleta. Yo quiero una paleta de limón”. Ya en las tandas de la noche, la gente pagaba por irles a mentar la madre a los actores que se desquitaban diciéndoles albures a los asistentes. En una ocasión habían anunciado que iba a estar Resortes, quien ya era famoso en las carpas de la ciudad de México, y ya cuando la función comenzó salieron con su miada fuera de la bacinica diciendo: “hasta mañana llega a este hermoso pueblo y mientras tanto, solo llegó su hermano” y como la gente ya había pagado boleto de “tanda doble” pues se tenía que quedar. El sustituto empezó diciendo: “Soy hermano de Resortes, resortín de la resortera, para servirle a usted donde quiera y como quiera, menos por donde quiera. Soy amigo de todos y enemigo de nadie”. Después continuó su sarta de albures y poemas de doble sentido: “Piénsenle y pongan a trabajar esa cabeza, ¡Su momento es ahora! porque al rato ya no le van a entender”. “De Pito Pérez pa' toda la concurrencia, ay les aviento estos dos poemas”: “A Dimas le dijo Gestas: ¡Qué pendejadas son estas!, y a Pito le dijo Dimas: ¡Te tizno si no te arrimas! y volaron al momento, las limosnas que tenía / en su sagrada alcancía, / el Señor del Prendimiento. ….. “El segundo que les voy a echar, se refiere a cuando Pito Pérez le declamó a la novia ingrata por estarse casando con el riquillo del pueblo San Jasmeo el Chico. “El pueblo lo felicita / por la mujer que se lleva / es dadivosa, bonita, / diligente y casi nueva. / Tiene un lunar en el pecho, / barbas en las pantorrillas; / y verá usted satisfecho, / que ya no tiene cosquillas. / Le huelen mal lo sobacos, / si seguido no se baña. / Al fin de los arrumacos, gime, muerde, grita, araña”.Después continuaba diciendo: “y como dice el letrero a la entrada: “Hoy, ¡Gran programa charro!... pura riata pa' toda la concurrencia; así es que ¡agárrenme que soy ratero!En eso se paró el primero de la palomilla que ya estaba bien prendida y soltando gritos y mentadas:- ¡Mejor te meto un susto!- Cómo eres grosero, yo que te hacía un niño bueno.- ¡Chamarras con Manuela Palmerín!En eso sale una muchacha bailando cadenciosamente y vestida con poca ropa y la gente comienza a gritarle:¡Quieeeero! ¡Merezcoooooo más, ….pero con esto me consuelo!El “sustituto” de Resortes los calma. Les dice que el siguiente número a presentar, lleva por título: “La Clase en la Universidad de Alburquerque”. Lo primero que hace es pasar lista a los alumnos y empieza a mencionarlos: “Pepe Navas Fierro”, presente, contesta uno. Enriqueta Nates, presente. Benito Camelo, presente. Agapito López Caste, presente. Jorge Nitales, presente. Herculano Medellín, presente. Aquiles Baeza, no vino, contestó uno. Susana Horia, presente. Carmelo Tallas, presente. Marciano E. Chamelo, presente. Próculo A. Prieto, presente. Lupe Laste, no vino.Después empieza la clase de Geografía e Historia. El hermano de Resortes les pregunta a sus comparsas: - ¿Dónde está Lago Zaras? y un alumno le contesta: - Cerquita de Tepicoloyo en el Estado de Puebla.- De allí son los camotes, agrega otro.- A Taxco hemos de ir pronto.Vuelve a preguntar “el profesor”:- ¿Quién ganó la batalla de San Goloteo el Chico?- El General Mojestarma, contestan rápidamente.- A ese lo mataron en el cerro de Temascolchango, les dice el profesor.- ¡No es cierto! Dicen que lo vieron hace poco en Tecojorita, Sonora.- Otros dicen que lo vieron en Terrascoloyo, en el estado de Durango.- A mi me dijeron que había estado en Lomas Ajeo, Guanajuato y que se andaba ahogando en el Lago Zarías.El profesor empieza la clase de zoología:- Ustedes son unos burros, les dice y ellos le contestan:- Le vemos la cara triste o ¿nos andará espiando?- Lo que les quiero decir es que no saben cuál es el esposo de la rata o de la víbora y mucho menos el de la rana.- Es el rano y présteme atención que yo estaba levantando la mano, le dice un alumno.- ¿Y cuál es la pareja del búho?- Pos ….tuculote….. y todos en la carpa soltaron la carcajada.En eso alguien sale con un canasto vendiendo comida:- ¡Tortas, ay….. tortas!- ¿Y de qué las tráis?- Traigo de milarguesa y lechupas para acostumbrarlos a comer verduras.- ¿Y no tráis de queso?- Traigo de varios: queso Bada, queso Pladón y queso Bón y todos son de Cotija. - ¡Tortas, ay tortas! Y todas traen chile queretuano.- ¡Me pelas! Le grita uno de la audiencia.- ¡Me toca a mí jugar mañana y por eso ya me voy! Le grita otro.- De mamarindo habrías de traer el agua.En eso vuelve a salir la muchacha vestida con poca ropa y le grita el que estaba más alebrestado:- ¡Mamacita. Estás tan buena que te comería con todo y ropa ….. aunque pasara un mes cagando trapos!Y alguien del pueblo que ya lo conocía, le grita desde el otro lado de la carpa:- ¡A ti ya ni paraguas!- ¡Pregúntale a tu hermana! Le contesta rápidamente.Para entonces, ya solamente estaban dos actores: un comparsa y el hermano de Resortes quien le dice:- ¿Jugamos a la basurita?- ¿Y cómo es eso?- Tú te tiras al suelo y yo te recojo.- Mejor cántame alguna de Chava Flores como esa que le canta a La Nacha y que dice: ¡Ay Ignacia: ¡Pásame a saludar cuando puedas!¡Ay Ignacia, quiero que escuches… Ay Nacha, dame el consuelo de tu cariño …. Ay Nacha, ponme atención… que por ti me muero.
Y el hermano de Resortes coge, una guitarra y empieza a cantar un tema de dicho autor y que anda de moda en las grandes ciudades llamado “La Tienda”:
“Tuve una tienda en mi pueblo, … precioso lugar…...Te vendía de un camote de puebla a un milagro a San Buto;…. Pitos, pistolas pa' niños, te hacía yo comprar.Pa' tu cruda una panza o te inflaba una llanta al minuto; aros, argollas, medallas podías tu adquirir. Un anillo, un taladro, petacas, tu cincho de cuero… te enterraba en el panteón…., te introducía en el cajón;… antes con un zapapico abría tu agujero,… me dabas para alquilar; alguien que fuera a llorar; mientras lloraba alumbraba con velas tu entierro.Leche, tu té, cho..colate, tu avena o café…. te sacaba las muelas picadas, dejaba las buenas… pasas, el chicozapote, picones con miel. Había métodos, tubos o huevos o platos o leña.Desde Apizaco hay ocotes, mandaba a traer. Exportaba el chipotle en cajones, también la memela…; chupones para el bebé…, de un agorero hasta un buey; chochos y mechas bizcochos, tiraba rayuela. El día de madres vendí,… lo que el día veinte metí:.. nabos, zanahorias, ejotes y chile en cazuela. Plumas en sacos de lona o tela de juir. Había lomos y tallos de rosas, mangueras y limas;… mangos, mameyes, cojines, trasteros de aquí. Había zumo de caña, metates, tompiates, tarimas… de un embutido a un chorizo podías tú llevar:… longaniza de aquella que traen los inditos de fuera…..Te acomodaba al llegar,… en mi hotel particular:… tres pesos más te sacaba por la regadera.Pero un buen día me perdí y hasta mi tienda vendí,…. solo salvé del traspaso la parte trasera.Tuve un tienda en mi pueblo,…… precioso lugar…..
El hermano de Resortes le pregunta a su ayudante:- ¿Y cómo te llamas?- Mi nombre es Francisco Gerte, pero de cariño me dicen Paco. Soy pariente de Próculo.- Carrasco es mi apellido, le dice el hermano de Resortes.- Las pelotas que se han de estar haciendo en tu casa para festejarte tu fiesta y andan todos de cabeza.- Meto la mano a que dicen la verdad y por cierto ¿qué me cuenta de los chiquitines?- A travieso no me ganan, ¿y qué me dices de tu hermana?- Pasa unos días con su abuelo.- ¿El que se llama Agapito Peláez?, me han dicho que es cafetalero.- No sea usted cu..entero.- ¡Ah, flojo que soy, y no lo he ido a visitar.- Me han dicho que es un negro el que anda encima de usted y que solo viene a entregarle la leche que produce su rancho.- Techo es lo que les falta a las vacas pa' que produzcan más.En eso estaban cuando, se fue la luz en todo el pueblo y la carpa se quedó a oscuras.En la carpa cercana donde estaba la “mujer culebra”, todos le empezaron a aventar cáscaras de plátano, por lo que la mujer se levantó y después de decirles unas mentadas salió corriendo y…..
Amables lectores, hace tiempo en nuestro pueblo, así se divertía nuestra gente.Gracias por acompañarme.
José Luis García Salazar.
Nota: para aquellos que leen el periódico por Internet, pueden ingresar a la siguiente dirección donde encontrarán la canción del inmortal Chava Flores: “La tienda”:http://www.youtube.com/watch?v=beoI0H17ApU

YERBEROS (Segunda Parte)

Nuevamente la peluquería de Macario era el escenario donde se arreglaban todos los problemas del mundo y se levantaban muchas maledicencias, contra las virtudes de algunas personas, simplemente, hablar por hablar. En cierto momento Procopio el panadero estaba opinando: “Esa muchacha no era casta ni de los oídos, porque habían de ver cómo le hacía al chisme en las Cuatro Esquinas”. Alguien le reclamó: “Mejor ni habías de opinar, ya ves que decían de tus hermanas que en lugar de ir a lavar a 'el Agua Caliente', se la pasaban inventando puras mentiras´”. Después de un rato de alegatas, Macario les dijo que ya iba a cerrar el negocio y cuando lo hizo, emprendió el camino, acompañado de Jeremías y Herculano y juntos se fueron a ver a Esculapio para que diera la siguiente “sobada”.Al llegar, Esculapio los recibió con un té muy sabroso con el que se les quitó el frío. Los tres amigos querían saber el nombre de la yerba pero Esculapio ni siquiera se acordaba dónde la había cosechado. Lo que sí les dijo fue que en todo México hay más de cincuenta mil tipos de yerbas medicinales y solamente se conocen los nombres y las cualidades de tres mil de ellas. Herculano le preguntó:- ¿Por qué no usamos más las yerbas si es que antes de los españoles, la gente sabía bien curarse de sus males?- Lo que pasó fue que durante los tiempos de la Colonia, la Inquisición prohibió su uso porque decían que “eran puras hechicerías y cosas del diablo” y aunque la gente pobre las seguía usando, lo hacían a escondidas. Hay muchos lugares en Puebla, Oaxaca, Chiapas, Yucatán y en otras regiones donde las usan regularmente. Allí van seguido a “hacerse una limpia” o a tomar cualquier yerba, dijo Esculapio.- ¿Es cierto que durante una “limpia” te meten humo por todos los agujeros y luego te pasan un huevo por todo el cuerpo?, preguntó Macario.- Pos por ay va la cosa, contestó Esculapio.- ¿Y no duele mucho cuando el huevo ya va por la cabeza?, preguntó Jeremías.Como se rieron del chiste, Esculapio le dijo:- Es un huevo de gallina y no lo que estás pensando. Prosiguió contándoles sobre la historia de las yerbas y de la medicina: --Las prohibiciones duraron hasta después de que ganamos la Independencia. Sin embargo, las autoridades tuvieron que ponerse duros porque empezaron a aparecer muchos cabrones charlatanes que venían de otros países a hacerse ricos con los mexicanos ya que decían ser médicos sin haber estudiado nada. Se cuenta que en 1869, apareció un mentado Ulises de Seguier que decía que era conde y se hacía llamar “El Médico Santo”; anunciaba que curaba todo tipo de enfermedades empleando solamente su saliva y pasando las manos sobre los pacientes. Debido a eso la gente le decía “el Tentón”. También por esos años del siglo pasado, apareció otro extranjero que se llamaba Rafael J. Meraulvock, que cambió su nombre porque la gente no podía pronunciar bien su apellido y se anunciaba en los periódicos como el “Doctor Merolyico” ofreciendo tratamientos médicos tales como: el “bálsamo vegetal” para todas las enfermedades y el “elixir de Godineau”, recomendado para prolongar la vida. Dichos brebajes los vendía muy caros, y la gente los compraba. Al poco tiempo, lo encarcelaron y desde entonces se nos quedó de herencia el término “merolico” que se le aplica a todo aquel que sabe hablar pero sin decir nada o a los vendedores callejeros que emborucan pregonando los méritos de sus medicinas y que no son sino engaños que sufre la gente créida.- Y ya hablando en serio, ¿la Madre Matiana, era también “merolica”?, preguntó nuevamente Jeremías. - Yo no me sé esa historia dijo Esculapio.Fue entones que Herculano les dijo:- Les voy a contar lo que decía mi abuelita con respecto a ella. Dicha Madre Matiana, nació allá por 1690 en Tepotzotlán, un pueblo que está cerca de donde nació Juan Diego, al que se le apareció la Virgen de Guadalupe en 1531. Le decían “madre” pero no era monja ya que era la sirvienta de una mujer muy rica que estaba loca y que su familia había metido al convento. Matiana poco a poco le fue agarrando gusto a los rezos y se pasaba noches enteras haciendo penitencias y oraciones. Fue así que llegó a experimentar momentos de misticismo y dicen que empezó a curar a mucha gente, primero, a la que vivía cerca el convento de San Jerónimo en la ciudad de México y después a mucha gente de toda la ciudad. También le llegaban “visiones” en las cuales ocurrían guerras, terremotos, pestes y muchas cosas más. Ella pregonaba que esas catástrofes estaban por ocurrir en cualquier momento y con esos “miedos”, se espantaba a la población en tiempos de La Colonia. Sin embargo, pasaron más de ciento cincuenta años en que la fama de la Madre Matiana se hizo a un lado. Ya por los años de 1860, con Las Leyes de Reforma, cuando les quitaron muchos bienes al clero, se sacaron a relucir nuevamente las profecías como para amenazar y exigir que devolvieran los bienes que se habían quitado lo cual no ocurrió. Los matianistas pregonaban:El mundo toca a su fin,según viejas predicciones,que anuncian desgracias milde guerras y destrucciones. También aprovecharon el temblor que ocurrió el 2 de noviembre de 1894: ¡Sublime Creador del cielo, y de la Tierra, Señor! líbranos de otro temblor y mándanos el consuelo.A partir de 1872, la gente del pueblo usó el nombre de la Madre Matiana para popularizar muchas “calaveras”, las cuales se escriben con motivo del Día de Muertos y en ellas se pueden burlar de algunas autoridades, cosa que en otro momento, puede acarrear la cárcel al que las escribe. También se aprovecha para escribir el descontento social junto con otras ideas encubiertas. Hay versos como:Aquí yace y hace bien,Venancio el de Santander.Como vino a hacerse rico,nada más vino a joder.O estos otros: Viene la muerte luciendo, mil llamativos colores, ven, dame un beso, pelonaque ando huérfano de amores.
Continuó relatando Herculano: - Cuando se vino la Revolución en 1910, coincidió con la aparición del Cometa Halley y las Profesías de la Madre Matiana agarraron vuelo otra vez porque la gente nuevamente decía que “el mundo se va a acabar” o cuando alguien presumía de adivinador, se le decía: “ni que fueras la Madre Matiana”. También por esos tiempos, en 1917, apareció un periódico llamado la Madre Matiana en el que se le tiraba re duro a los que estaban en el gobierno y ellos nomás respondían: “son puros merolicos”.- Pos ahorita que estamos diciendo versos, no sé si me permitan decir unas partes de “El Ánima de Sayula”. Yo me la sabía toda completa pero el Señor Cura solo me permite decir esto:… Se dice, pues, que de noche,al sonar las doce en punto,sale a penar un difuntopor la puerta del Panteón. …."En nombre de Dios te pidome digas cómo te llamas,si penas entre las llamaso vives aquí entre nos. ¿Qué buscas por estos sitiosdonde a los vivos espantas?Si tienes talegas ¿cuántasme puedes proporcionar?"…."Por vida del Rey Clarióny de la madre de Gestas¿qué chingaderas son estas,que me suceden a mí? ... Yo no sé lo que me pasa,pues ignoro con quien hablo;este cabrón es el diabloo es mi compadre José. …Lo que me sucede a míEs para perder el seso;Si los muertos piden eso,los vivos ¿que pedirán? Como solo Macario se sabía la versión completa, explicó las partes faltantes. En resumidas cuentas dijo que se trataba de un episodio que le ocurrió a Apolonio Aguilar que vivía en Sayula y que estaba tan pobre que para poder llevar comida a su casa, le pidió consejo a su compadre José. El compadre le recomendó que fuera al panteón porque allí se aparecía un ánima que le podía proporcionar unas talegas de dinero. Cuando Apolonio se encontró con el espectro, creyó que tendría que entregarle el alma al diablo, pero ¡El Ánima de Sayula, quería otra cosa!Mientras se decían todos estos relatos y versos populares, Esculapio estuvo “sobando” a Herculano al mismo tiempo que le ponía en una bolsa hojas de verbena y de maravilla para que diariamente se tomara un té, por las mañanas, porque esas yerbas son buenas para los golpes. Jeremías, le pidió el remedio para “la cruda” y le dio una bolsita con hojas de guayaba. Macario le preguntó el remedio para los nervios y Esculapio le dijo que todo dependía de dónde venían esos nervios. Si los nervios te brotan cuando tienes una preocupación, te enfermas de la cabeza y te puedes curar si en un poquito de carbón prendido, le echas copal, cierras los ojos y respiras profundamente muchas veces hasta que te serenes. Por otro lado, si los nervios vienen de la ira, el coraje y el rencor, lo primero que hay que hacer es curarte el alma porque si has perdido la serenidad, tú mismo te jodes el hígado y de allí se te endurecen las arterias del corazón y ¡pum!, te vas de semilla o séase, te vas pa' debajo de la tierra. La cólera envenena el corazón y si guardas resentimientos es como si tomaras veneno y crees que el que va a morir es el otro, siendo que ese veneno es todito para ti. También les enseñó un libro muy viejo: “Farmacopea Mexicana”, publicado en 1846 y de donde les empezó a leer algunas propiedades de plantas medicinales como: pasiflorina para el mal de amor, cuando traes el corazón espinado e incluso para cuando ya está muy machucao. Polvos de víbora, pa' las enfermedades de la sangre. Unciones de manteca de elefante y aceite de cocodrilo de Egipto, para… en ese punto de la receta no le entendieron bien y de todos modos, ¿dónde iban a encontrar una carnicería donde vendieran la manteca de elefante? También les dijo que en México, después de los curanderos con yerbas, aparecieron las boticas y mencionó las tres que había en el pueblo: la “Botica del Refugio” con Juan Torres como Responsable y después quedó el doctor Francisco Gallegos quien le despachaba a la gente en su propio frasco con lo cual, las medicinas salían más baratas. También despachaba en alcatraces los polvos y las pastillas y en un tarrito daba los ungüentos. También tenemos la “Botica Guadalajara”, con Carmen Ibarra como Responsable y a donde, por lo general, no iban los hombres porque toda enfermedad siempre la quería curar con purgas y para amolarla, “metían” lavativa del número cuatro. También tenemos la “Botica la Providencia”, de Ezequiel Echegollén, el famoso “Chéquilo”. Todos sabemos que Chéquilo es re' bueno para descifrar la mala letra que ponen los doctores en las recetas. También es tremendo para reírse de todos y ha inventado cada medicina como: cucharadas de “chingaquedito”, dizque nomás para asustar al marido cuando se porta mal; las cucharadas nomás le van provocando un “córrele quetealcanza” y después mejor se endereza y deja el vicio “por las buenas”. También tiene los “chochos desapendejadores” (se ha descubierto que son de pura azúcar), y que Chéquilo garantiza siempre y cuando, la enfermedad no venga de herencia o si ya es crónica. Estos chochos se deben tomar al mismo tiempo que se reza: “San Alejo, San Alejo, ciega a los demás para que no noten que soy pendejo”. También vende una loción dizque pa' prevenir los arrimones en las procesiones o para cuando vayas a pagar una manda a San Juan de los Lagos y te tengas que meter entre el gentío.El tiempo pasó y la plática de los amigos se hizo muy amena. Macario aprovechó para pedirle a Herculano que relatara lo que había escuchado a un amigo afuera de la Catedral de Zamora y que se refería a los orígenes del protestantismo. El aludido dijo:- Pos dicen que Lútero, el aleluyo, era un padre agustino que cuando se murió el Papa fue a Roma porque quería saber cómo se nombraba a uno nuevo. Se metió entre los cardenales y empezó a ver la palomita del Espíritu Santo que revoloteaba arriba de toda la concurrencia. Sucedió que cuando ya se le iba a parar en el hombro a Lútero, otro cardenal le aventó un manotazo y se la espantó. Entonces, se levantó muy enojado y dijo: ¡Protesto! Ese fue el gran coraje que tuvo Lútero, ¡Por eso hizo su rebelión contra los que mandaban en Roma! y es por eso que ahora a todos sus seguidores les decimos “protestantes”.- Pero se dice “Lutero” porque “Lútero” es la bolsa donde guardan las mujeres a los niños antes de parir, dijo Jeremías, “el faifitas”.- Eso es “el útero”, dijo finalmente Esculapio, con su sabiduría de yerbero.Amables lectores, espero que hayan “viajado” un poco a las épocas en que nuestros padres y abuelos se curaban con diferentes hierbas y con la buena voluntad de gente, que muchas veces, ni siquiera cobraba. Gracias por acompañarme.José Luis García Salazar

Yerberos

La peluquería de Macario Valdovinos servía de “foro intelectual” donde se filosofaba ampliamente de todos los temas habidos y por haber. Acababa de hablar el “donjuán” del pueblo contándoles su última aventura: “La semana pasada que fui a llevar una carga de cacahuates a Uruapan, conocí a una muchacha. Yo creyéndola muy inocente, por poco y le hago la promesa de casorio. Me dejó frío cuando me dijo: hay que apurarle al gusto unas cuantas veces porque mañana le voy a pedir perdón a mis papacitos y les voy a decir que ya no lo vuelvo a hacer. Todos rieron de su ocurrencia y como siempre, casi nadie le creyó. En eso estaban cuando entró Herculano, el “Medallas” y se sentó en la banca poniéndose a platicarles sobre el accidente que le había ocurrido: “Esta vez trajeron la 'Ola' más grande que habíamos visto en el pueblo. El dueño de los juegos me iba a pagar cinco pesos por empujarla toda la noche. En una de las tandas, ya se había subido la gente y la Ola iba llena. Después de varias vueltas, me le quedé pegado para que me levantara a mí también, pero cuando iba mero arriba, se me resbalaron las manos y me di un zapotazo muy fuerte. Todos los que estaban alrededor, soltaron la carcajada y casi se meaban de la risa. Yo me levanté muy 'girito' como si no me hubiera dolido y le avisé al dueño que iba a mi casa a untarme un poco de árnica. En toda la noche no pude dormir de tamaños dolorones en las costillas y en el hombro y es hora de que no se me quitan”. Macario, que estaba afilando la navaja en el cuero para poder rasurar mejor al “faifitas”, le dijo:- Yo creo que el único que te puede curar es Esculapio Medrano ya que es el que mejor “soba” y se las sabe de todas, todas.- Sería bueno que me acompañaras a verlo, para que lo convenzas de que no me cobre caro. He visto que ustedes son buenos amigos. Le contestó Herculano.- Íbamos juntos a la Escuela “Morelos” y allí nos hicimos amigos. Me acuerdo que me platicó, cuando éramos chamacos, que su papá le puso el nombre que tenía porque quería que un día fuera doctor y como el dios griego de la medicina se llamó “Esculapio”, pos así lo bautizó. También me decía, que como no pudo costearle la carrera de medicina, su papá, lo mandó a estudiar con un pariente que vivía en un pueblo llamado Cuetzalan, en la Sierra Norte de Puebla. Macario le había dicho a Herculano que esperara a cerrar la peluquería para acompañarlo a su curación. Cuando ya iban de salida rumbo a la Calle de La Muralla, donde vivía Esculapio, Jeremías el “Faifitas” les dijo:- Yo los acompaño porque necesito comprar unas yerbas pa' la ronquera porque no puedo acompañar bien en los cantos al Profesor Cirilo y el Señor Cura me regaña mucho por los “gallos” que se me salen a la hora del The Deum laudamus. También le dijo a Macario que les contara sobre lo vacilador que era Esculapio.- Me acuerdo que cuando regresó de Puebla, casi nadie quería comprarle sus yerbas ni pagarle las consultas. Hasta agarró fama de “brujo”. Algunas mujeres ni se le acercaban porque era de los que se despedían con un pellizcón de nalga. Otras gentes no lo querían porque decían que era blasfemo y todo por una cancioncilla que siempre andaba diciendo: “Señor de la Bondad y el Buen Consejo,Te pido con fervor y devoción,Que me quites un poco lo pendejo,Y me aumentes bastante lo cabrón”.
Cuando llegaron con Esculapio, lo saludaron y los hizo pasar a su casa. Tanto Herculano como Jeremías desconocían la vivienda y se extrañaron de su contenido: por todos lados había animales disecados, ardillas, tlacuaches, aguilillas, víboras, tecolotes, murciélagos y de muchas otras especies. También vieron infinidad de costalitos conteniendo diferentes tipos de yerbas. Macario ya iba preparado para hacer la acostumbrada apuesta que consistía en ver si Esculapio tenía una yerba desconocida y si no la presentaba, perdía la apuesta. En determinado momento en que ellos seguían revisando la casa, Macario le dijo a Esculapio:- Ahora si te voy a ganar, porque apuesto a que no tienes la “uva de perro”.- Pues estas equivocado. Caminó hacia una alacena y sacó un paquete, al mismo tiempo que agregaba Aquí tienes la zarzaparrilla que así le mientan a la uva de perro.- En todos estos años que llevo de conocerte, nunca te he ganado, le dijo Macario.Y diciendo esto, para demostrar todo lo que su amigo sabía, iba mencionando el nombre de cada una de las plantas medicinales, y Esculapio las mostraba a Herculano y a Jeremías: la Yoloxóchitl o flor del corazón para el espanto, la melancolía o los nervios; el muicle, para aumentar la sangre; el estafiate, para el recargo del estómago; la genciana o la damiana o el escoromujo, para el dolor de cabeza; la planta de la virreina, para la bilis; la cincollagas, para el reumatismo; la nochebuena, para el dolor de menstruación; la mejorana, para el frío de la mujer; el colorín, para el dolor de muelas; el güinare, para las hemorroides, el hinojo de castilla, para cuando se va la regla (pa' el susto); el floripondio, para el dolor de espalda; las hojas de toloache cocidas con sebo, para las hemorroides; para el chincual, la rosa de castilla y la hierbamora (se baña a los niños). También presentó otras recetas escritas por Martín de la Cruz en el Códice Badiano y de otra obra prohibida por la Inquisición llamada: “El Florilegio Medicinal” de donde sacó nombres de plantas como el simonillo, la aceitilla, el tobardillo, la tripa de pollo, la siempreviva, la hierbasanta, la hierba del sapo, el chicalote, la espina del burro, la gobernadora, el poleo, la prodigiosa, el zoapatle y …. Se hubieran seguido varias horas, mencionando las propiedades curativas si no fuera porque Herculano ya se retorcía del dolor mientras que se recostaba en un petate que estaba en la habitación. Fue entonces que Esculapio empezó a pasarle los dedos por diversas partes del cuerpo para descubrir cuáles eran las más dañadas. Cuando le pasó dos dedos juntos por la nuca, vio que Herculano cerraba los ojos y emitía un quejido. Esculapio le preguntó:- ¿Te espantaste mucho en la caída?- Solo cuando ya estaba en el suelo y sentí un aleteo muy fuerte.- Eso fue porque tu nagual te abandonó.Todos quedaron un rato en silencio después de escuchar esta palabra. Posteriormente, Jeremías, le dijo a Esculapio:- ¿Cuéntanos lo que sepas sobre los naguales?El aludido no contestó de momento y solamente se rascaba la mollera y trazaba en el suelo unas letras, como si pidiera permiso a alguien para poder hablar. Pasado un buen rato, les dijo:- Les voy a platicar acerca de las creencias de la gente de allá de la Sierra Norte de Puebla y que se parecen en muchas cosas a las leyendas de otras partes de México. Ellos dicen que todas las personas están formadas por tres partes: el yollo, que es lo que conocemos como la voluntad; el tonal, que es la chispa o la razón y que es como la sustancia vital que nos mantiene agarrados al mundo y por último, el nagual, que es la parte animal que todos tenemos. Al mismo tiempo que una persona nace, nace un animal que comparte el destino de esa persona y es su nagual, el cual puede ser un coyote, un perro o un zopilote. Por eso Herculano escuchó un aleteo cuando se cayó; su nagual es un halconcillo y con el susto, se le salió el alma. El nagual de cada persona le presta sus capacidades, como por ejemplo, ver bien, correr más recio o tener resistencia y fuerza para vencer a otras personas. Ahora bien, el término nagual, significa también disimular o engañar y existen muchas personas que tienen el poder y pueden cambiar de forma para esconderse y engañar a los demás y a ellos se les llama brujos. Por lo tanto, toda la gente común tiene nagual pero no puede transformarse en animal. Los brujos que agarran la forma de animales tienen mucho poder ya sea para ayudar a curar a la gente o para “hacerle un daño” a alguna persona que alguien odia. Cuando un brujo con este poder está en su “tarea” de proteger, usa la adivinación para decirle al que lo contrata, las cosas que le van a ocurrir en lo futuro y también le interpreta sus sueños para lo cual el brujo come, toma o fuma algunas plantas que le hacen “ver visiones”. Durante la “consulta”, riega todo el lugar con flores, prende velas, quema copal y reza para obtener el perdón y la devolución de la salud o el regreso del alma perdida. Algunas veces mata una gallina o un pollo negro. Todo esto lo hace en la casa del enfermo porque, generalmente, allí es donde se pierde el alma. También acostumbra proteger las casas colocando una planta de romero al mismo tiempo que reza El Magnificat o la oración de San Silvestre y haciendo que el paciente se ponga su ropa al revés. Cuando un brujo va a hacer un encargo o “mala tarea”, primero se transforma en animal, para lo cual se coloca cerca de un fogón y empieza a rezar oraciones, que al principio son rezos cristianos pero después se mezclan con otras falsas letanías, dichos y hasta mentadas de madre que emborucan al que lo esté acompañando. Posteriormente, se pone unas alas de petate y empieza a aventar al fogón copal revuelto con pedazos de raíz de toloache y de la yerba del tornaloco. Después de esto y aunque ustedes no lo crean, el brujo-nagual se va volando y entra a la casa de la víctima y le chupa la sangre, dejándole las marcas de los dos colmillos. Al salir, riega el suelo con polvo recogido en las cuevas donde hay murciélagos lo cual, poco a poco irá enfermando a la persona a la que le está haciendo el daño. Estos brujos también provocan otras enfermedades como por ejemplo, acechan a su víctima para cuando está en la cama con su mujer y cuando está en “el grito final”, provoca algún ruido extraño y fuerte con el fin de que la víctima se espante. En este caso, lo que sucede es que la persona es muy vulnerable porque en “esos momentos”, su espíritu se encuentra separado de su cuerpo y puede enfermarse de cualquier maldad que el brujo quiera imponerle. Los brujos también pueden provocar esterilidad por enfriamiento de los genitales y otros muchos males como la depresión, la locura y hasta la muerte, todo según sea el odio que le tenga su enemigo y la cantidad de dinero que le pague al brujo-nagual. Ahora bien, todas estas cosas son más fáciles de ver allá en la Sierra de Puebla, a lo mejor porque la gente es más créida de eso. Aquí en el pueblo yo de lo que me acuerdo que ha sucedido es que a la gente como nosotros, a veces nos confunden, siendo que solo nos dedicamos a curar con yerbas porque a veces no hay doctores o cuando hay, cobran muy caro y la gente no les puede pagar. También ayudamos mucho para que los embarazos de las señoras vayan por buen camino ya que al final, la que ayuda siempre es Sarita Anaya, que vive allá por “la Tetilla” y ya ven que casi la mitad del pueblo le dice “madrina” porque ha sido la que siempre ayuda a la hora del parto. Otra de las cosas que quiero contarles, es lo que pasó hace algunos años cuando Tranquilino Chavolla no llegó en toda la noche a su casa. Al otro día le llegó a su esposa Ludivina diciéndole que le había salido un nagual y que lo había arrastrado por las vías del tren hasta donde está el tanque que surte de agua a los trenes y para demostrarle, le enseñó unos arañazos que traía en la espalda y también unos chupetones que traía en el cuello. Pasó el tiempo y le pasó lo mismo a Ludivina, es decir, no llegó una noche a su casa. Al día siguiente, como a las siete de la mañana, se presentó en su casa diciéndole a Tranquilino: “Fíjate que me salió el mismo nagual cuando iba a llevar unas naranjas que me encargó don José Dolores Macías al hotel Reforma que está al otro lado de las vías. Cuando iba más o menos por donde está “la Fija”, de repente me salió un bulto grandote que no vi porque ya estaba oscuro. El nagual me aventó un soplido muy fuerte y muy caliente que hizo que me desmayara y caí al piso y solo sentí como si me quisiera ahorcar y me apretó muy fuerte el gaznate. Desperté hasta hoy en la mañana y me vine a la casa y ni entregué las naranjas porque no las encontré”. Tranquilino nomás peló los ojos como diciendo para sus adentros: “que cabrona me salió ésta”. Después se supo en el pueblo que ese día, “la Fija” no dio el pitido con el que nos despierta a todos a las seis de la mañana y que vieron salir del taller a Ludivina poco antes de las siete de la mañana.- Yo digo que mucha gente tiene mala fe y solo usa de pretexto a los naguales, dijo Jeremías.Mientras se llevaba a cabo el relato, los dolores casi habían desaparecido del cuerpo de Herculano y ya se quería levantar del petate pero Esculapio todavía le dio varias sobadas y le dio a beber un té que tenía preparado en un cántaro y ya después de esto, le aconsejó que se estuviera sentado otro rato más y le dijo que tendría que volver a la siguiente semana. Jeremías aprovechó para preguntarle cuál era la mejor yerba para la garganta. El yerbero le contestó:- Tengo el sauco, el gordolobo y las hojas de camelina. Pero pensándolo mejor, te voy a preparar un té que te va hacer mejor efecto y diciendo esto, se puso a prepararlo: tejocote cocido y le agregó miel y una cucharada de vinagre y medio vaso de jugo de naranja y le dijo: “lo vas a tomar despacio, a cucharadas”. Entonces Macario le recordó que todavía no le había preparado el brebaje que le prometió a su tía Simona con el que le quería quitar lo briago a su esposo.- Mi tío Inocente, no quiere dejar el trago y siempre dice muy orgulloso: “Soy sobreviviente de la Toma de Zacatecas y de otras cien borracheras más”.Jeremías agregó:- Yo creo que es bueno dejar el trago, lo malo es no acordarse dónde.
Al salir de la casa de Esculapio, quedaron en visitarlo nuevamente cuando Herculano fuera a que le dieran la siguiente “sobada” y comenzaron a caminar hacia la Plaza Principal para ver la famosa “Ola gigante” que había ocasionado las carcajadas de la gente. En el camino fueron comentando lo bueno que era Esculapio para recetar yerbas y la suerte que tenían de tenerlo a él y a otros buenos curanderos como Benito, que vivía por allí cerca, en el barrio de El Guamúchil Grande y que siempre salía a las calles con su bicicleta cargada de costalitos de yerbas que proporcionaban la salud a la gente de Yurécuaro y ………. CONTINUARÁ LA PRÓXIMA SEMANA.
Amables lectores, gracias por acompañarme.José Luis García Salazar

Los Buscadores de “entierros”

Herculano, después de mirar hacia donde le había indicado el “Faifitas” les dijo a sus compañeros que fueran juntos a ver el lugar donde estaba “la luz” que habían visto anteriormente. Se dirigieron cautelosamente hacia el centro de la huerta, por donde estaba una noria. Esperaban encontrar la “aparición” o sea, la viejita y la luz que traía alumbrándola. Al llegar a la noria, la luz había desaparecido por lo que empezaron a respirar tranquilos. Jeremías dijo:- Yo creo que era una luciérnaga.- Todavía no es tiempo de que alumbren, dijo Atanasio.Esperaron un rato más y Macario se puso a rezar El Magnificat en voz alta y les dijo que prendieran el cirio y que le dieran varias vueltas a la noria meneando la palma bendecida en Semana Santa y que habían llevado para defenderse de El Ánima. En eso estaban cuando Jeremías volvió a descubrir “la luz” pero ahora estaba posicionada en la barda que daba a la fragua de Luis Valdez, como a treinta metros de donde estaban. Con mucho miedo, empezaron a caminar echando por delante a Macario, porque según le dijeron: “tu eres el experto y además estás santificado con el escapulario que traes de La Adoración Nocturna”. Cuando llegaron a la barda, “la luz” ya se había metido al patio de la fragua. Macario dijo:- Mientras yo sigo rezando, súbete a la barda Atanasio y asómate para ver en qué lugar está “la luz”. - Yo tengo riumas y además, no deviso bien desde lejos, contestó el aludido.- Yo me asomo, porque como van las cosas, ya se acabaron los valientes o se les arrugaron los tanates, dijo Herculano y después de subirse a la barda empezó a decirles lo que estaba observando: “Veo como si “el espanto” fuera una mujer vestida con una tela vaporosa de color azul claro”. “Está sentada arriba del montón de carbón que usan en la fragua y que está junto al yunque donde enderezan los fierros”. “Ora veo como si el tronco donde está el yunke, estuviera ardiendo”. Después de esto le dijo a Jeremías que se subiera para comprobar también lo que veía, pero rápidamente le contestó:- ¡Yo no me subo porque traigo una hernia y no vaya a ser que se me reviente!Mientras Herculano estaba encaramado arriba de la barda mirando hacia adentro de la fragua, los otros estaban expectantes, aun llenos de miedo que les corría por todo el cuerpo. Pasó mucho tiempo y Herculano bajó a descansar porque ya tenía las piernas entumidas. Mientras tanto, los demás le preguntaban más detalles sobre “el espanto”; pero él no les contestaba, y sólo se les quedaba viendo.Los cuatro se quedaron callados esperando que alguien decidiera lo que iban a hacer enseguida. Por una parte, ya querían irse del lugar pero por la otra, aun estaban llenos de codicia y estaban poseídos por el deseo de hacerse ricos con el tesoro que creían iban a encontrar. De cuándo en cuándo, Herculano volvía a subirse a la barda para mirar hacia la fragua y bajaba con su actitud callada sin hacer caso a las preguntas de sus compañeros.Para romper el silencio, el “Faifitas” preguntó:- ¿Por qué se habrá venido a meter El Ánima en este lugar?Atanasio contestó:- Pos dicen que aquí había un corral que era de don Eleuterio Bravo y que se los rentaba a unos arrieros que en una ocasión se pelearon entre ellos porque no se pusieron de acuerdo en un dinero que traían cargando en la recua. Dicen que mataron a la mujer de uno de esos arrieros y que la enterraron en el corral.- Yo todavía recuerdo que se hablaba mucho del tal Eleuterio, dijo el “Faifitas” y agregó: decían que no le gustaba ir al templo y que siempre presumía de que “con unas misas gregorianas y con un buen arrepentimiento, cualquiera se le pela al diablo”. También era muy afecto a decir que “después de la muerte, el hombre vale menos que un buey, porque a éste se le aprovecha el cuero y el hombre, aunque tiene cuernos, no le sirven de nada”.- También cuentan que Eleuterio era tan mujeriego que hasta se le hizo morir en las faldas del cerro, comentó finalmente Atanasio.Las horas pasaron y a final de cuentas, tuvieron que abandonar la huerta porque ya los gallos empezaban a cantar. Acordaron verse al siguiente día y continuar con el plan para hacerse ricos.Al día siguiente, a media tarde y ya estando todos reunidos, esperaron a que Macario terminara de rasurar a un cliente y después se pusieron a deliberar. El primero que habló fue Atanasio:- Yo creo que debemos escoger bien el lugar donde vamos a escarbar. Debe ser en alguna de las casas viejas donde dicen que hay dinero enterrado. Ay están las casas del portal o la de los Vázquez, allí en la esquina de la calle Real con la Victoria. Aunque también dicen que hay un buen “entierro” en el corral que está atrás de la cantina “La Rata Muerta”.- Yo creo que mejor debemos ir a escarbar al Camino Real. Mi abuelo me contó que una madrugada cuando iba rumbo a Santa Fe, oyó un grito muy feo, como si le hubieran machucao la madre a alguien, dijo “el Faifitas”.- ¿Dónde mero fue eso que dices? Le preguntó Macario.- Pos me dijo mi abuelo que fue pasando “El Guayabo” de los García.Todos estuvieron de acuerdo en continuar su aventura en el Camino Real y le encomendaron a Jeremías que investigara bien el lugar donde iban a escarbar primero. Macario repartió algunos otros pendientes que había que hacer y le dijo a Atanasio y Herculano que llevaran los utensilios necesarios.En la fecha señalada, y que se escogió por ser de luna llena, montaron en las cabalgaduras que habían conseguido: dos buenos caballos y dos mulas grandes, ya que, como lo habían platicado, “tenían que soportar una buena carga de oro”, que esperaban desenterrar. Cruzaron el puente y vieron que el río llevaba buen caudal por ser tiempo de aguas. A buen paso llegaron a El Salitre y después pasaron frente a la entrada de El Guayabo y como a trescientos metros, cerca de donde hay un “vallado”, encontraron el mezquite señalado donde el abuelo de “el Faifitas” había escuchado el alarido hacía mucho tiempo. Hicieron sus mediciones y de repente, Macario se paró junto al cauce del arroyo que por allí pasaba y que en esos momentos estaba casi seco y dijo: “Aquí mero hay que rascar! Todos siguieron el procedimiento que anteriormente habían practicado: primero, rezaron: “Salgan, salgan, ánimas de sus penas…..” En seguida rezaron una docena de veces: “Por los agonizantes, oremos……” Como tercer paso recitaron dos veces la “Maldición a los Cátaros” y después rezaron El Magnificat al mismo tiempo que prendían el cirio y meneaban la palma bendita alrededor del lugar donde iban a rascarle a las ánimas que cuidaban el tesoro.Macario también les advirtió: “Si sale un toro bufando o una mula reparando, recuerden que es por el cuero donde está guardado el oro y no se vayan a cagar en los calzones”. “Lo que deben hacer es mentarse la madre ustedes mismos para ver si así se les quita el miedo”. Entonces Jeremías lo interrumpió y dijo: - ¿Y qué va a pasar si el ánima nos pide que escojamos al que se va a morir como pago para poder sacar el entierro?¿cómo lo escogemos?¿echamos un volado para jugárnosla o qué?- No nos eches la sal y mejor espérate a ver lo qué dicen las ánimas, comentó Herculano.
Volvió a hablar Macario:- Lo que si les digo que va a pasar de cierto es que una vez que empecemos a rascar, se van a escuchar los quejidos del diablo que está cuidando el tesoro enterrado. Al principio no son tan fuertes pero en cuanto ya le estemos llegando al mero lugar, se van a oír más y más fuertes y va a haber quejidos en la tierra que ya esté amontonada afuera del hoyo y también se van a oír los quejidos en la tierra que estemos pisando abajo. Van a ser puros gruñidos de las ánimas como si las estuviéramos despertando antes de tiempo. También van a gruñir las piedras que están en la cerca que está junto al mezquite. Recuerden también que si el que le esté rascando empieza a ver que salen los vapores azules debajo de la tierra, ¡debe salirse en chinga! Porque si no, se va a envenenar y ni siquiera se va a gastar un tostón de lo que saque.- Oye Macario ¿y qué vamos a hacer con esos dos cántaros llenos de carbón que trajimos?, alguien le preguntó.- Lo que sucede es que si no cumplimos todo lo necesario o si las ánimas no quieren darnos su merced, a la hora de cargar con el oro, se va a convertir en ceniza. El carbón es para dárselo y ver si lo quieren en lugar de la ceniza, que parece ser, les gusta mucho.Cuando ya habían terminado todos los ritos, aunque se miraban algunas nubes en el cielo, no le quitaban su esplendor a la luna que brillaba intensamente. A lo lejos se escuchaban algunos ladridos de los perros del rancho de La Noria y también se escuchaban aullidos de algún coyote que andaba en la higuera del cerro cerca de la vereda que va al rancho de La Víbora. Se pusieron a escarbar por turnos y habían acordado hacerlo muy rápido para no dejar que el día los agarrara en la faena ya que no tendrían argumentos para explicar lo que hacían, a la gente que los viera.Conforme iban avanzando en la excavación, empezaron a darse cuenta que ocurrían cosas un tanto inexplicables: primero vieron que la luna seguía en su lugar pero ya no tenía tanto brillo y que parvadas de murciélagos pasaban sobre ellos de manera insistente y aunque no los atacaban, si les causaban inquietud por lo raro del fenómeno. Después, alguien notó un aleteo muy fuerte que provenía de la huizachera y después, el ruido se pasaba a alguno de los mezquites que había alrededor y aunque dijeron que era una lechuza, no quedaron del todo convencidos. Pasó algo de tiempo y notaron también que la noche si iba haciendo más y más oscura, en parte debido a lo sombría que se había puesto la luna y en parte a algunas nubes que de pronto empezaron a llenar el cielo. En eso estaban cuando alguien dijo que pusieran mucha atención porque a lo lejos se estaba escuchando el repique de una campana. No sabían ni reconocían si eran las campanas del templo de La Rivera o de Yurécuaro y de pronto, como por arte de magia, escucharon el sonido en el lado totalmente opuesto, como si viniera del rumbo de Santa Rita. Mientras todo esto ocurría, Macario dijo:- Es necesario que escarbemos más rápido. Y agregó ¿Quién estaba rascando?- Yo me salí porque ya me tocaba descansar. Ahora le toca a Jeremías dijo Herculano.El aludido se metió al hoyo que ya llevaba más de un metro de profundidad pero a los pocos minutos dio un grito pavoroso al mismo tiempo que soltaba el pico y caía de espaldas. Todos vieron salir arrastrándose una gran mancha peluda y negra que primero pasó por encima de la cara de Jeremías dejándole unos arañazos marcados y después saltó fuera del agujero para irse a perder detrás de la cerca. Atanasio corrió en sentido contrario a donde se había ido la sombra y Herculano se quedó sentado sin decir una palabra. Pasaron los minutos y solo se oían a lo lejos las campanas. Por fin Macario se arrimó al hoyo y dando un salto, se puso al lado de Jeremías quien aun parecía desmayado o cuando menos, tenía los ojos cerrados para no ver nuevamente “la aparición”. Macario se puso a examinar las paredes y después ayudó a salir a su compañero y ya cuando estaban nuevamente los cuatro reunidos les dijo:- Era un tlacuache.Se le quedaron viendo sorprendidos. - ¿No sería un nagual?, le preguntó Herculano.- ¿Por qué crees que era un nagual? preguntó Atanasio. Agregó Macario:- Cuenta la leyenda que si alguna persona descubre dónde hay un “entierro”, debe poner a cuidar a su nagual el lugar, para que nadie más lo saque.
Mientras que los demás estaban muy asustados, Macario decidió continuar escarbando hasta encontrar el tesoro. Sin embargo, pasado un tiempo en que ya casi llegaba a la profundidad de dos metros, se soltó de repente un tremendo aguacero que poco a poco fue inundando el agujero y destruyó el trabajo que habían realizado durante varias horas. Macario salió con dificultad y todos se fueron a arrimar a la cerca para guarecerse un poco del diluvio que estaba cayendo. Al poco rato, por el arroyo seco cerca de donde estaban cavando, bajó del cerro un gran caudal que arrastró todos los utensilios que llevaban y por poco se lleva también a las mulas y caballos. Ya estaba amaneciendo cuando dejó de bajar agua por el arroyo y fue entonces que descubrieron que no había quedado ninguna huella del lugar donde habían rascado, como si realmente, las ánimas se hubieran encargado de eliminar los intentos de quitarles su tesoro.Empapados, sucios, espantados y sobre todo, decepcionados, emprendieron el retorno y al llegar al puente se instalaron bajo el tejabán de doña Secundina Montejano a tomarse una “agüita” para prevenir los resfríos y también para curarse “el espanto”.Pasaron muchos días, Atanasio llegó a la peluquería de Macario y acordaron llamar a Herculano y Jeremías para determinar si ya le paraban a sus ansias o si iban a hacer otro intento por hacerse ricos. Como la codicia pudo más, decidieron probar otra vez, aunque bien sabían que arriesgaban nuevamente la vida ya que el susto sufrido los había dejado escaldados. Para escoger el nuevo sitio donde buscar, pusieron dos alternativas: irse por el Arroyo de los Cerezos hacia arriba del cerro hasta dar con la Cueva de la Poblana o buscar por el Camino Real con rumbo al rancho de El Zapote. Escogieron la segunda opción y en la fecha acordada, consiguieron otros picos, barras, palas y martillos para cavar ya que, como dijimos anteriormente, los otros se los había llevado la “crecida” del arroyo. Ya en el lugar seleccionado, hicieron los ritos acostumbrados y se pusieron a rascar con ahínco. Pasaban las horas y vieron que el hoyo no había avanzado mucho ya que se toparon varias veces con grandes piedras. Ya casi amanecía cuando decidieron “dejar por la paz” el sitio y regresaron al pueblo.Después de este intento, los “buscadores de entierros” ya no hablaron de volver a ir juntos a una nueva búsqueda. Tiempo después, por boca de otra gente, supieron que Atanasio había ido a La Capital y se había traído un aparato “detector de metales”, que según él, lo sacaría de pobre. También supieron que su mujer constantemente lo regañaba porque: “la dejaba sola por muchos días mientras que él se iba, nosépadonde y regresaba casi siempre, arañado y con genio de 'losmildemonios”.
Amables lectores, todos en Yurécuaro, tenemos no una sino varias leyendas y relatos que contaban nuestros abuelos o que les oíamos a otras personas. He querido hacer una semblanza de una parte muy pequeña de recuerdos guardados en la memoria de nuestro terruño y les agradezco haberme acompañado a revivir estas andanzas.
José Luis García Salazar

Los Buscadores de “entierros”.

Todo comenzó cuando Atanasio Torres iba por el callejón de “El Olvido” y de repente oyó una voz cavernosa que decía: ¡Por caridad, sácame del purgatorio! Por un momento se quedó paralizado sin saber que hacer. Enseguida, corrió despavorido rumbo a la Plaza y se sentó en una banca. El corazón le latía a mil por hora y un sudor frío le empezó a bajar por la espalda mientras que sentía cómo sus piernas le temblaban sin parar. En la Plaza no había nadie a quien contarle lo que le había pasado y al voltear hacia el templo oyó los cantos de los que velaban en La Adoración Nocturna:“Cantemosalamordelosamores,CantemosalSeñor….. Diosestáaquí.Venidadoradores… adoremos, …..A Cristoredentor.......Glooooria a Cristo Jesús....Cielosytierra,.... bendecidalSeñor.Honorygloriaatí,...ReydelaGloria.Honorporsiempreatí.........Dios del aaaamor…. ”Se dirigió al templo, entró por la puerta lateral y se hincó a rezar. Allí andaba Jeremías “el faifitas” trapeando el piso y se le acercó preguntándole por qué traía esa cara. Entonces Atanasio le cuenta lo que le había pasado.- Ha de ser el Ánima Sola que siempre se acerca cuando los Cofrades de la Adoración Nocturna velan la noche. Agregó Jeremías. Y continuó diciendo: -- El mes pasado también le salió a Conrado Reyes cuando venía para acá y pa' pronto se puso a rezar todo espantado: “Gracias te doy ¡oh Dios! Porque me hiciste bueno. Gracias te doy porque no soy tan peor como los otros. Yo te doy gracias y ya ves que hago siempre mis ayunos, mis penitencias y mi Viernes Primero de cada mes”. Yo creo que él pensaba que en ese momento el Ánima se lo iba a llevar.- Pues sea lo que sea, a mí me dejó trabado del miedo y por poco caigo muerto.- Espérate a que Macario Valdovinos termine su turno de cantar y él te va a decir lo que hay que hacer ya que sabe mucho de eso. Mientras tanto, orita vengo, voy a traerte un pedazo de birote pa' que te recoja el miedo que traes regado por el cuerpo.Cuando Jeremías regresó, Atanasio se comió el pedazo de pan y esperaron a que Macario se desocupara y cuando lo hizo se acercó a ellos diciendo:- Ya veo Atanasio, que traes la cara ceniza.- Ando espantao. Y también le contó lo que había ocurrido.- Yo creo que debes ir ahorita mismo para agarrarla antes que se regrese al Purgatorio y tienes que hacerle un rezo primero y después le dices: “En nombre de Dios te pido que me digas si eres de este mundo o del otro”. Y terminó diciendo: yo creo que esa ánima te escogió porque quiere decirte donde hay un entierro y quiere que la saques del Purgatorio.Acordaron verse al día siguiente en la peluquería de Macario para platicar más ampliamente sobre el tema de los “entierros” y cuando Atanasio salía del templo los Cofrades seguían cantando: “AltíiisimoSeeñor….quesupistésjuntár, Auntieeempoenelaltár……. Sercorderóooypastooor…. Quisiéeracónfervor.Amaaar y réeecibir,Aquiénpor mí,Quisómoo….rir”.
Al siguiente día cuando llegó Atanasio a la peluquería, Macario le estaba haciendo el pelo a Herculano, “el medallas” y también se encontraba allí Jeremías, quien no se quería perder la reseña de lo que había pasado con el Ánima Sola. Atanasio les contó que había seguido al pié de la letra las instrucciones de Macario pero ya no se le apareció ningún espanto y aunque estuvo allí hasta pasada la medianoche, decidió irse a dormir porque todavía andaba temblando, aunque él decía que era de pena “por el dolor de las pobrecitas ánimas del purgatorio”. Entonces Jeremías preguntó:- ¿Por qué hay tantos entierros regados por el pueblo?Entonces Macario les empezó a relatar:- La gente quedó muy escamada después de lo que ocurrió con el Padre Torres cuando quemó y robó todo lo que había en 1816. A partir de eso, toda la gente conforme sacaba buena cosecha o cuando vendía algún animal, siempre prefería cobrar en monedas de oro y las enterraban en lugares que “señalaban” específicamente para que después no se les olvidara. Después de los robos del Padre Torres, el pueblo sufrió las Guerras de Santa Anna, las de Juárez y las guerras contra Maximiliano y todo eso en el siglo pasado. Ya en este siglo, cuando las tropas de los carrancistas y los villistas entraban al pueblo siempre arrasaban con todo. Con decirles que a veces, solamente dejaban el brocal de los pozos que eran de cantera porque cargaban hasta con los carrillos y las reatas. - ¡Ah que cabrones!, dijo muy enojado Jeremías. Y Macario siguió contando:- Después vino lo del asalto al tren en 1921. Dicen que enterraron muchas barras de oro allá por el rumbo del “Puente de fierro”. También aseguran que llevaron otra carga y la enterraron por el rumbo de El Marqueño, antes de cruzar el río ya que se dirigían al rancho de El Zapote. También dicen unos que Ramón Aguilar, el Cristero que hizo la matanza de federales en 1934, enterró una remesa de oro que había quitado a unos ricos de Zamora y ese oro quedó por el camino que va de la hacienda de San José rumbo al Zapote. También cuenta la leyenda que el Camino Real lo usaban como una ruta “secreta”, es decir, que casi nadie sabía que los grandes cargamentos de oro y plata que traían de Zacatecas con rumbo a la Capital, pasaban por Guadalajara y después se venían “rancheando” por La Barca y después por la Hacienda de San Antonio, Santa Lucía, El Salitre y seguían por el camino de El Zapote hasta llegar a Santa Ana Pacueco y de allí hasta Acámbaro y México. A pesar de que nadie sabía lo que transportaban en esas recuas de mulas, les hicieron varios asaltos y en esos caminos quedaron muchos tesoros que nunca se han descubierto. Finalmente, también hay muchos entierros porque, como dice la leyenda, por aquí anduvo Rentaría Luviano y su esposa La Poblana que robaron muchas diligencias y haciendas y tenían sus entierros en su famosa cueva y también en otros varios lugares que casi nadie supo donde quedaron exactamente.En ese punto de la plática, intervino Herculano quien había estado muy atento a lo que platicaba Macario y le preguntó:- ¿De qué forma guardaba la gente sus monedas de oro y sus barras de plata?- Los españoles tenían la costumbre de guardar sus tesoros en cueros de buey o de mula que son muy resistentes y es por eso que, cuando alguien descubre el lugar de un entierro, se le aparece el animal bufando y no deja acercarse al lugar exacto donde está el dinero. Ahora bien, mucha gente también guardaba su riqueza en baúles o en comanjas. Pero eso sí, cada que alguien se encuentra el entierro, esté envuelto en donde esté, siempre salen unos vaporcitos azules que brotan del dinero y si los respiras, te lleva la chingada.- ¡Yo creo que pa' salir de pobres, nosotros debemos encontrarnos un entierro!, dijo Jeremías.Fue entonces que todos se quedaron callados, pensando en la posibilidad de hacerse ricos.- ¿Oye Macario y si me acompañas a “tantear” otra vez al Ánima Sola, esta noche en el callejón? Le dijo Atanasio, a quien le brillaban los ojos de codicia.- ¿Y Por qué nomás van a ir ustedes? Replicó Jeremías.- ¡Yo también los voy a acompañar! Dijo Herculano.Entonces Macario Valdovinos les dijo muy serio:- Ustedes creen que es “de enchílame otra y déjame dos tostando”. El que va a buscar entierros, arriesga la vida porque el ánima que cuida el tesoro cobra tributo y siempre se muere uno de los que van a buscarlo, esa es la cuota que deben pagar los que son avariciosos.- Yo, con tal de salir de méndigo, me arriesgo, dijo Jeremías. A lo cual también se sumaron Herculano y Atanasio.Macario se quedó muy pensativo sopesando la idea y finalmente dijo:- Yo creo que hay que hacer primero “un cális” porque es necesario entrenar los ritos y rezos que se deben hacer a la hora de rascar. Si están decididos, lo vamos a hacer el sábado que entra, porque hay luna llena.- ¿Dónde vamos a hacer el intento? Preguntó Jeremías, y le contestó Herculano:- Será bueno ir a la huerta de Donaciano Anaya porque hace poco vieron nuevamente a una viejita que se aparece cruzando toda la huerta, desde la barda que da a espaldas de la casa de las Jovitas hasta la noria y el túnel que están a la salida de la otra calle, allá por la “Tetilla”.
El sábado a la hora convenida, se reunieron en la Plaza Principal y de allí se fueron con rumbo a la “Tetilla” buscando un lugar por donde entrar a la huerta. Encontraron un “portillo” cerca de la vecindad de don Juan Estrada y por allí se metieron. Lo primero que les dijo Macario fue que, al ir caminando, todos deberían ir rezando: “Salgan, salgan, ánimas de sus penas, que el rosario santo, rompe las cadenas”. Después, atravesaron la huerta de Rosalío Jiménez y se apostaron pegados a la barda de la casa de Las Jovitas. Mientras esperaban, para aplacar los nervios, empezaron a platicar en voz baja. Atanasio dijo:- Estos rezos se parecen a los que decía el padre Cirilo, el que trajeron para sacarle el diablo a una de las hijas de Sotero López. Al decir los exorcismos y aventarle el agua bendita, vieran que reparos pegaba la cabrona, parecía mula bruta. Después agregó:- Me dijeron que Herculano, además de los rosarios, ya anda vendiendo en San Juan de los Lagos, reliquias de la Tierra Santa: que unas astillitas de la Verdadera Cruz, que un trocito de la Sábana Santa, que unas flores cortadas del Huerto de los Olivos. ¿Es cierto eso? Y el aludido replicó:- Son puras figuraciones de la gente.En eso intervino Macario para decirles el siguiente rezo que se debe seguir en el rito para asegurar que se van a encontrar el entierro y además, las Ánimas, les puedan permitir sacarlo. Les pidió que pusieran más atención porque está más largo y se debe decir al menos una docena de veces en voz alta, pero muy despacio: “Por los agonizantes, oremos. Por los caminantes extraviados, los fieles necesitados y los que sufren, oremos. Te rogamos, Señor, por las almas pecadoras, las almas solitarias y las que sienten dolor. Por los pecadores, los enfermos, los tristes o carcomidos de angustia. Refugio de los pecadores, Salud de los enfermos, Consuelo de los afligidos. Por la angustia de nuestros prójimos, por la sal de sus lágrimas, por su pena traspasada de dolor; por nuestros prójimos, oremos”. “Por los Cátaros, para que finalmente encuentren el perdón aunque ahorita los tengamos que maldecir primero y nos dejen entrar a rascarle las entrañas a su entierro”.Cuando terminaron de repetir el rezo la docena de veces recomendada, Jeremías habló:- ¿Y quienes son esos mentados cástaros? Macario le contestó:- No son cástaros sino cátaros, y según la leyenda, son los guardianes de todos los tesoros escondidos en el mundo y hay que “maldecirlos” primero para que abran las puertas y dejen sacar el oro. Los cátaros eran unos “buenos cristianos” que practicaban la enseñanza de Jesús y vivían modestamente. Fueron condenados injustamente por no apegarse a la jerarquía eclesiástica en el siglo XIII. Cuando el Papa mandó un ejército para que atacara la ciudad de Languedoc, en Francia, iban a entrar, matando a todos, pero alguien dijo que dentro había católicos y cátaros viviendo juntos y se podían confundir a la hora de matarlos. Fue entonces que un monje malaentraña dijo: “No mostreis misericordia alguna en razón a la clase social, la edad o sexo. Matadlos a todos, que Dios sabrá distinguir a los suyos”. Cuando las tropas tomaron la ciudad, no encontraron el tesoro cátaro, que según decían, era inmenso. Ya en siglos posteriores, todo aquel que quiera encontrar alguna riqueza escondida, debe recitar en voz alta dos veces la maldición, para poder hallar lo que busca. Enseguida todos recitaron dos veces:“Malditos sean siempre y en todas partes. Malditos sean día y noche y a todas horas.Malditos sean cuando duermen y cuando estén despiertos. Malditos sean cuando comen y cuando beben. Malditos sean cuando callan y cuando hablan.Malditos sean de pies a cabeza. Que sus ojos se cieguen, que sus oídos ensordezcan, que su boca enmudezca y que su lengua se quede pegada al paladar.Que sus manos no puedan ya tocar nada más y que sus pies no puedan andar.Malditos sean todos sus miembros. Malditos sean cuando estén de pié, cuando yacen y cuando estén sentados.Que sean enterrados con los perros y los burros. Que los lobos rapaces devoren sus cadáveres”.- ¡Hasta se me enchinó el cuero ora que estábamos rezando! Dijo Atanasio.- A mí también me pareció muy exagerada la maldición la primera vez que la dije, pero así debe uno hacer el rito, si no, no sacaremos nada, agregó Macario.Después de los rezos, todos se quedaron muy quietos porque quedaron invadidos de sentimientos mezclados, entre lástima por los cátaros, ambición por el dinero que iban a desenterrar y miedo por los espantos que les pudieran salir.Ya había pasado la medianoche y la luna brillaba de una manera especial. Se oían algunos ladridos de perros como si persiguieran algún coyote en el cerro. También se escuchaban los rebuznidos de los burros que estaban en los corrales en la guamuchilera al otro lado del río. De repente, todos voltearon a ver al “Faifitas” que estaba haciendo unos rechinidos que escalofriaban el cuerpo. Rechinaba los dientes como remoliendo grillos y el cuerpo le temblaba como si le hubieran picado muchos alacranes al mismo tiempo y solo atinaba a voltear y mover la cara como si les avisara de un peligro. Herculano volteó hacia la parte de la huerta que les señalaba el “Faifitas” con la cabeza y dijo en voz alta:- ¡Ave María Purísima! y señaló una luz que se movía como a treinta metros de donde estaban…..
Amables lectores, el espacio se me terminó y la próxima semana continuaré el relato de lo que, según la leyenda, ocurrió en Yurécuaro hace mucho tiempo.Gracias por acompañarme.José Luis García Salazar.

René Martínez Valadez

En años recientes, científicos y filósofos han llegado a la conclusión de que “la pintura” fue lo que permitió a la humanidad, avanzar a pasos agigantados en su evolución en los últimos 20,000 años. Este arte, permitió a los seres humanos, desarrollar el lenguaje con lo cual pudieron expresar los mensajes del alma. Lo anterior ocurrió, de manera resumida en tres fases: la primera fue cuando nuestros ancestros crearon pinturas rupestres; después de eso, dieron origen a los “ideogramas”, que son los elementos precursores de la escritura y que representan las ideas que se quieren transmitir. La tercera fase fue la invención del alfabeto que permitió estructurar el lenguaje para escribir, leer y comunicar los aprendizajes de manera sistemática lo cual dio origen a las ciencias, la filosofía, la educación y todas las artes que caracterizan a los seres humanos poseedores de la sabiduría y el conocimiento. El personaje del que ahora hablaremos es un yurecuarense que ha sabido transmitirnos con sus pinturas, sus conocimientos, su espíritu y el alma de muchas cosas que representan el corazón de nuestro pueblo.
René Martínez nació el 21 de marzo de 1972. Es hijo de Evelia Valadez Rodríguez y Plutarco Martínez Pérez. Realizó estudios elementales en la Escuela Primaria Federal “Constitución de 1917”; después pasó por la Secundaria Justo Sierra y también por el Colegio de Bachilleres, todos ellos en Yurécuaro.
Sus estudios profesionales.Una vez que René terminó su educación de bachiller, su papá, el profesor Plutarco Martínez, le preguntó qué carrera quería seguir estudiando y en qué ciudad para ver “de qué tamaño” era la mensualidad que tendría que erogar la familia. La respuesta que escuchó lo dejó “frío” ya que René le dijo que por el momento no le atraía seguir una “carrera” tradicional y que mejor se iba a dedicar a la pintura. Plutarco, anduvo cabizbajo mucho tiempo pero a final de cuentas, como siempre lo ha hecho, respetó la decisión de su hijo y lo apoyó incondicionalmente.Fue así que René, como parte de su vocación artística, realizó primero estudios de “Dibujo artístico” y “Pintura al óleo” en el Instituto CEAC de la Ciudad de México. Posteriormente, estudió con el pintor peruano Medarno Romero que radicaba en Pajuacarán, Michoacán. Este maestro dominaba el trabajo de retoque fotográfico y otras técnicas depuradas. René también realizó sus primeras exposiciones pictóricas al lado de su maestro Romero. Para complementar sus conocimientos, también realizó estudios en Tecnologías de la Información enfocados al manejo de software fotográfico y diseño con ayuda de la computadora para poder estar a la vanguardia en este tiempo en que las nuevas tecnologías tienen un papel preponderante en el mundo.Actualmente está por terminar la Licenciatura en Gestión Cultural en la Universidad de Guadalajara conformando la primera generación de licenciados en dicha carrera en todo México. También está estudiando el Diplomado en Desarrollo Gerencial en la Universidad On Line de la Comunidad Yurecuarense Virtual.
Historia de la pintura.El Ser Humano, en su evolución y a diferencia de los otros animales, se ha caracterizado por poseer dotes artísticas. Las primeras manifestaciones las tenemos en las pinturas rupestres existentes en muchas cuevas de diferentes partes del mundo y fueron hechas, según algunos expertos, desde hace más de 30,000 años. Las pinturas rupestres iniciaron su fama mundial, al darse a conocer la cueva de Altamira en España y las cuevas de Lascaux y Aurignac en Francia. En el arte rupestre, nuestros ancestros simbolizaron principalmente seres humanos y animales como los bisontes, caballos, mamuts, ciervos y renos.Ahora bien, en nuestro país, se han encontrado pinturas rupestres en muchas partes como las de la Sierra de Guadalupe en Baja California Sur que se cree fueron hechas hace 7,500 años. También podemos encontrar este arte en zonas de Yucatán, Tlaxcala, Oaxaca, el Valle de México y muchas otras regiones de nuestro país.En términos generales, podemos decir que los pintores egipcios y babilonios fueron los que continuaron la obra después de aquellos que plasmaron su arte en las cavernas. La pintura egipcia, se desarrolló desde hace unos 6,000 años y fue eminentemente simbólica, lo cual, como dijimos al inicio de este artículo, dio pauta al nacimiento del alfabeto que habría de propiciar la transmisión del conocimiento, sobre todo en la civilización occidental hasta nuestros días. Este tipo de pintura se realizó en los palacios de los gobernantes pero sobre todo en sus tumbas y representaban a la naturaleza y pasajes de la vida cotidiana de la gente. El siguiente pueblo que continuó la pintura fue el de los minoicos en Creta y también los pobladores de Micenas hace 3,500 años. Después de ellos, los que tomaron su herencia fueron los griegos quienes a su vez la transmitieron a los romanos que nos dejaron buenos ejemplos de pintura mural en las ciudades de Herculano y Pompeya que fueron arrasadas por el volcán Vesubio en el año 79 de nuestra Era. Dando un salto en el tiempo, podemos decir que la pintura renacentista, de los siglos XV y XVI, con sus exponentes Giotto, Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Rafael y Tiziano coronaron esos siglos del desarrollo de la humanidad ya que ellos nos dejaron infinidad de obras que expresan el alma y espíritu de la Creación de Dios. Después de estos grandes pintores, muchos han continuado su obra en diversas partes del mundo.
La pintura en México ha tenido grandes exponentes, muchos de ellos anónimos, sobre todo aquellos que plasmaron la historia de su pueblo en infinidad de murales como los de Bonampak, Teotihuacan, Cholula y Monte Albán y en códices como el Mendocino, el Borbónico, y el de La Tira de la Peregrinación, por citar solo unos pocos. Ya en tiempos de la Colonia, tenemos grandes pintores como Cristóbal de Villalpando, Baltasar de Echave, Luis Juárez, Juan Correa y Miguel Cabrera. En el s, XIX, tenemos pintores como José María Velasco, Hermenegildo Bustos y Julio Ruelas. En el s. XX destacan pintores como José Clemente Orozco, Diego Rivera, David Alfaro Sequeiros, Rafael Coronel, Rufino Tamayo, Juan Soriano, Francisco Toledo, Remedios Varo y, debido al espacio, dejo sin mencionar a miles de pintores mexicanos que nos siguen deleitando con su arte. Para nosotros los yurecuarenses, debe ser motivo de orgullo que en la lista anterior se tome en cuenta a René Martínez ya que a través de más de doscientas obras, ha sabido transmitirnos por medio de los colores de sus pinceles, infinidad de sentimientos, emociones y razones que no se pueden explicar con la palabra escrita ni contándolas ni cantándolas. Él es capaz de hacernos sentir el dolor de una madre al ver a su hijo crucificado. Y también, al ver sus cuadros, tanto nos puede convencer de ser compasivos y otorgar el perdón a quien nos ha hecho daño o puede despertar en nosotros la sensualidad humana y natural al ver los bien trazados cuerpos de hombres y mujeres que plasma en sus lienzos con tanta fidelidad y realismo.Quiero agregar aquí un comentario sobre el Síndrome de Stendhal (es un seudónimo de Henri-Marie Beyle), quien lo describió por primera vez cuando visitó la Basílica de Santa Cruz de Florencia, Italia en 1817. Estos síntomas de enfermedad se desatan cuando una persona es expuesta a demasiada belleza en un espacio corto de tiempo ya sea al observar pinturas u otras obras hermosas o al estar en presencia de áreas naturales indescriptibles. Los síntomas van desde simples mareos hasta psicosis total y causa un elevado ritmo cardiaco, vértigos y confusión. En la ciudad de Florencia es donde se tienen la mayor parte de los casos documentados de este síndrome que padecen los visitantes de sus museos. Menciono esto ya que, cualquiera de nosotros, pudiera padecer de estos síntomas cuando se ponga enfrente de alguna pintura de René ya sea que esté viendo el cuadro de “El Perdón” donde Jesús sostiene a una persona que aparentemente lo ha crucificado; es tanta la belleza y realismo, que parece que la mano se hunde en el cuerpo sostenido. También pudiera ser que al observar la pintura de “María de la Luz Rico” se transporten hasta el año 1816 cuando el Padre Torres arrasó con nuestro pueblo y se “quemen” con las llamas que brotan del templo incendiado. Aunque también pudieran sufrir de vértigos cuando vean el cuadro “La Libertad”, donde una bella mujer, de espaldas, va abriendo sus alas de mariposa y camina por un sendero de piedra. ¡Son tantas las emociones que brotan en nosotros cuando admiramos la obra de nuestro paisano!
Semblanza de algunas de las pinturas de René Martínez.Fue en 1999 Cuando René hizo por primera vez en Yurécuaro, una exposición de la obra que había reunido en sus doce años de labor artística y le llamó “Los 100 Cuadros”. El profesor Plutarco Martínez, consiguió que le facilitaran el portal interior de la Presidencia para llevar a cabo la exposición. Una vez que ya estaba la obra lista para ser visitada, pasaban las horas y no había gente a quien mostrársela por lo que Plutarco tuvo que hacer gala de convencimiento con todos aquellos que pasaban ya sea rumbo al mercado o cuando iban a comprarse unas paletas del “Churipio”. Prácticamente los jalaba y empujaba diciéndoles, ¡Pásenle, que no estamos cobrando por ver! Y poco a poco convenció a la gente a que se parara ante los cuadros. Ya avanzado el día, se acercó a René una persona que le preguntó cuánto costaba el cuadro llamado “El Rapto” (de Rubens) y cuando escuchó el precio, solamente se quedó absorto otro rato más ante la pintura y después abandonó el recinto. René se quedó pensando que quizás esta persona se había espantado por la cantidad que se pedía por él y ya no le dio importancia al asunto. Poco después, a René le extrañó ver que la persona se presentó ante él con paso decidido al mismo tiempo que le entregaba la cantidad solicitada. El comprador se llevó el cuadro y esa misma noche, con el producto de esa primera venta, René pudo pagar parte de sus deudas que ya eran muchas. Al otro día, nuevamente René quedó sorprendido al ver al comprador quien, muy afligido, le decía que iba a tener que devolver el cuadro porque su esposa no le había permitido instalar “tamaños desfiguros” dentro de su casa. René le dijo que había un pequeño problema ya que el dinero de la venta estaba ya en manos de otras personas y le explicó lo de sus deudas. El comprador le dijo que no importaba si solamente le permitía llevarse otros cuadros que alcanzaran la suma que él le había entregado y así quedó sellado el trato. Posteriormente, llegó otro comprador y se paró ante “El Rapto”. Preguntó el precio y en vista de que no era poco, preguntó también si podía pagarlo en dos partes y como era una persona conocida, René aceptó y el comprador pagó la primera parte y la pintura partió en su segundo viaje. Al siguiente día, ¡qué les cuento!, se presentó “El Rapto” en su segundo viaje de regreso y nuevamente el segundo comprador se había topado con el mismo regaño de su respectiva esposa que también había impedido la colocación del cuadro dentro de su hogar. René por su parte, como eran muchas sus deudas, por segunda ocasión se había adelantado a entregar el dinero recibido y por segunda ocasión, se realizó el trato mediante el cual, el segundo comprador se llevó varias pinturas para compensar lo que había pagado y…… todos contentos. Todo esto que yo les cuento, me lo platicó René en una ocasión en que fui a visitarlo a su taller de la calle Justo Sierra # 60. Me mostró “El Rapto” que estaba colgado de una de las paredes y vi que no era un cuadro común ya que medía poco más de un metro de ancho y poco menos de dos metros de alto. En esta pintura podemos apreciar a dos hombres que hacen gala de su fuerza e intentan subir a sus caballos a dos doncellas desnudas. ¡Pero que figuras de mujeres plasmó René en el lienzo! Se ven casi reales y tan es así que se lo comenté y él me dijo señalando a una de las piernas de una de las mujeres: “Mira José Luis, cada que viene algún amigo a visitarme, le dan una “pasadita” a la pierna y ya en varias ocasiones he tenido que retocarlas para quitarles la mancha porque mis amigos, ni siquiera alcanzan a lavarse las manos antes de sobarlas”. Después de esta plática, pasó algo de tiempo y la última vez que vi a René le pregunté qué fin había tenido el cuadro y me dijo que un día había llegado a su taller el primer comprador diciéndole ¿Dónde esta MI cuadro?, René lo llevó ante la pintura y el comprador volvió a quedarse absorto ante él, al mismo tiempo que preguntaba: ¿Cuánto te tengo que dar para llevármelo nuevamente? René le dijo el precio, al mismo tiempo que le advertía sobre el permiso de colocación dentro de su casa y el comprador con una sonrisa en la cara solamente le dijo: “Mis hijos ya crecieron y ya pueden ver este tipo de arte”. Si alguno de los que lleguen a leer estas líneas, está interesado en constatar mi apreciación pictórica, le recomiendo que pida de favor a don Jesús Durán que le permita apreciar SU cuadro (calle Guerrero junto al Centro de Salud). “Herencia” es el nombre de un óleo sobre tela que René elaboró y donó en 2005 mientras fungía como Director de La Casa de la Cultura. Es una composición de tres retratos: abuelo-padre-nieto (Lázaro-Cuautémoc-Lázaro), de la familia Cárdenas. Este cuadro y otros más, de manera desinteresada, los tuvo que entregar René al gobierno estatal con el fin de conseguir apoyos oficiales para hacer de La Casa de la Cultura de Yurécuaro un recinto digno donde se tuviera realmente el ambiente de superación cultural que demandaba nuestra ciudad en aquel entonces. Como bien sabemos todos, René fue el encargado de renovar y vitalizar los esfuerzos de un equipo de profesores para cumplir la Misión cultural encomendada y durante su gestión yo mismo pude ver cómo se fueron dotando las distintas áreas y departamentos con sus herramientas de apoyo que en ocasiones fueron pagadas voluntariamente con parte del sueldo de René. El cuadro “Herencia” fue una grata sorpresa que recibió el entonces gobernador de Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel y fue motivo de muchos elogios al grado que, según cuentan, fue a parar a Cuba de donde es originaria su esposa.“México en la piel” es la pintura que representó la imagen distintiva del 1er Festival Mundial de Danza y que también fue el XV Festival Nacional Michoacán 2009. Esta pintura muestra con gran vigor la fuerza de la mexicanidad expresada por un charro y una mujer que se abraza a él como si le diera su fuerza para continuar la senda del amor y del trabajo. Este cuadro fue adquirido por el profesor J. Guadalupe García, director del Ballet Folklórico Internacional Yurécuaro y puede ser admirado en el Café de la calle Pípila.Retrato de “Tomasita” (abuelita de René), y del cual, no ha querido deshacerse porque pertenece a su colección privada. En este cuadro podemos admirar cómo las arrugas del rostro nos reflejan la sabiduría, la experiencia y el amor transmitido por nuestros ancestros. También tenemos las pinturas del Yurécuaro antiguo que han sido creadas a partir de viejas fotografías. Estas obras han circulado desde hace varios años en los típicos calendarios de pueblo que elaboran todavía empresas como Impresos ABC de Sahuayo y que adornan muchas de las casas de nuestra región y que son comprados ávidamente por nuestros paisanos inmigrantes que se los llevan como “pan caliente” hacia los Estado Unidos.Existen muchas otras pinturas, cuadros y retratos que hacen palpable el arte que nos regala René y que hacen palpitar y resonar nuestro espíritu.Amables lectores, como dijo Plutarco Martínez, ¡No se cobra por ver!Tampoco le teman al “Síndrome de Stendhal”, que a final de cuentas, se cura al cerrar los ojos. Gracias por estar nuevamente juntos en este sencillo comentario.
José Luis García Salazar
EL RAPTO

EL PERDON

TOMASITA


HERENCIA




LIBERTAD




YURECUARO

Flavio A. Rizo Carrillo

En Yurécuaro hemos tenido ídolos del deporte que nos han dejado grandes satisfacciones. En las décadas de 1940 y 1950, en béisbol contamos con Octaviano Castellanos y con Lauzán. En fútbol, sobre todo, en la segunda mitad de la década de 1950, tuvimos la figura de Flavio Rizo a quien el destino le hizo una mala jugada y le impidió ser futbolista profesional. Nuestro personaje de hoy, nace un 5 de octubre de 1938 y fallece el 19 de diciembre de 1994. Sus padres fueron Soledad carrillo y José Matilde (Tiye) Rizo García quien le heredó la afición por el deporte y de acuerdo a lo que nos dejó escrito Manuel González Mariscal: “El “Tiye” fue un distinguido integrante del equipo “Imperial” que allá por 1927, obtuvo varios triunfos sobre equipos de primera categoría de la Capital de la República, uno de ellos, el glorioso equipo Marte”.Flavio Rizo, realizó sus primeros estudios en la Escuela Primaria Federal “Constitución de 1917” de Yurécuaro. Posteriormente se trasladó a la ciudad de Morelia donde cursó la secundaria y después a la ciudad de Guadalajara donde realizó sus estudios vocacionales y la carrera de Ingeniería Mecánica y Eléctrica. La Secretaría de Educación Pública le extendió su cédula profesional el 11 de diciembre de 1973. A la par de su vida de estudiante y estando en Guadalajara, jugaba volibol y básketbol donde recibió una medalla por ser el jugador del año además de varios reconocimientos por su espíritu deportivo. En Yurécuaro jugó desde muy chico en el equipo Atlas bajo la tutela de Cheo Godínez quien era el entrenador y donde lograron los campeonatos de los años 55, 56, 57 y 58. Cheo lo describe como: “…. un jugador alto, fuerte y elegante de corte moderno. Era un gran comodín y por arriba nadie lo pasaba; sus barridas eran justas y limpias comparables a las de los grandes seleccionados nacionales Jesús del Muro y Gustavo Peña”. También Cheo relata que en una ocasión en que fueron a jugar al poblado de Jesús María, encontraron grandes anuncios del partido en la Plaza Principal; en ellos se leía: “Hoy en el campo deportivo local, se presentan los mejores delanteros del campeonato: la pareja infernal formada por el Húngaro y Pascualet” (Andrés Rodríguez). Sigue relatando Cheo que se jugó primero el partido de segunda fuerza donde los del Atlas de Yurécuaro empataron a dos tantos y en la primera fuerza derrotaron a los de Jesús María con goles de Andrés y de Flavio. Los jugadores creían que los del pueblo los iban a apedrear por haberlos derrotado pero en lugar de eso, aplaudieron y los felicitaron por el gran juego que brindaron al público. Además de “la pareja infernal”, los jugadores que integraban al Atlas eran: Jesús Zárate, Manuel Bravo, Rogelio Rodríguez, Flavio Medina, Antonio Leyva, Gonzalo Rizo, Leonardo García, Ignacio Valencia y Salvador Tirado.Jugando fútbol, Flavio sufrió un accidente en Atotonilco, Jalisco en abril de 1961 y un mes después le amputaron la pierna derecha.En mayo de 1961, el día en que regresó del hospital donde lo habían intervenido, se corrió el rumor de que “el Húngaro” iba a llegar en la tarde y el pueblo se empezó a juntar en la calle Morelos desde “la Tetilla” y hasta la Plaza Principal, como si esperáramos al mismísimo presidente de La República o como si fuera el desfile del 16 de Septiembre. Hasta recuerdo que alguien mandó traer una “gruesa” de cohetes y los estuvieron aventando y como vieron que no llegaba el coche que lo transportaba, tuvieron que traer más pólvora porque, ¡faltaba más! A nuestro querido “Húngaro” no se le podía recibir con tan poco alboroto porque bien se lo había ganado.Cuando llegó la comitiva, toda la gente les aventaba confeti y serpentinas. Fue un gran recibimiento y el templo estuvo a reventar durante la misa que se celebró en su honor. Hubo mucha gente llorando, las mujeres sin un ápice de rubor y muchos hombres, mejor se salían a “agarrar aire” para que no los vieran con “las de San Pedro” bajándoles por la cara.Le apodaban “el Húngaro”.Y como decía la palomilla, “no le decíamos el Húngaro porque viniera con ese grupo de gente en sus viejos camiones a leernos la suerte o a robarnos las gallinas, sino porque era igualito al famoso Puskas goleador de Hungría y que en 1952 ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos y posteriormente causó furor en el Mundial de 1954 al ser subcampeón del mundo. En sus tiempos, Puskas era el mejor goleador de Europa y nosotros, aquí en Yurécuaro, también teníamos nuestro “húngaro”.En 1960 yo tuve la oportunidad de verlo convivir con sus amigos. Fue durante una “novillada” que se celebraba en la placita de toros de los Curiel en San José. Allí estaba con sus amigos: Rogelio Alcalá, Gilberto y “Chel” González, Javier Bárcena, Alberto Gómez, Lolo Hernández, “El Cachis”, y varios mas que se divertían alegremente. Lo primero que hicieron fue aventar “la media” (en realidad eran varias medias, llenas de anilina de varios colores) las cuales hondeaban sobra la cabeza y después las lanzaban hasta las gradas del otro lado de la placita. Obviamente que al que le caía una media, primero se encorajinaba pero luego luego, “agarraba la onda” y la aventaba a otro y así sucesivamente hasta quedar casi todos los asistentes, “pintados” como arcoiris. Después, debido a la apuesta que habían hecho, uno a uno bajaron a enfrentarse a la vaquilla que estaba programada para la “corrida”. Unos sorteaban bien al animal con el capote pero otros rodaban por el suelo después de ser topeteados; sin embargo, ninguno se rajó y todos volvieron a las gradas después de mostrar sus dotes atléticas. Su vida profesional.Trabajó en la Fábrica de autos Ford en la ciudad de México. La planta estaba localizada en las cercanías de La Villa de Guadalupe; allí se desempeñó en los departamentos de Manufactura e Ingeniería Industrial desde 1965 hasta 1978.En esta empresa se le otorgaron varios diplomas, uno de ellos fue por su puntualidad y asiduidad ya que nunca faltaba a sus labores y era considerado un ejemplo por su responsabilidad en el trabajo.También se distinguió por ser uno de los mejores jugadores de boliche y un modelo a seguir para todo el personal por su entusiasmo, optimismo, espíritu de lucha y pundonor ya que ponía la muestra de nunca dejarse vencer por ninguna adversidad. En abril de 1967, el periodista Benjamín Alarcón publicó un amplio reportaje sobre Flavio en el Diario Deportivo La Afición de la Ciudad de México: “El ingeniero mecánico electricista Flavio A. Rizo, nativo de Yurécuaro, Michoacán, es un gran atleta y consumado deportista. El joven jugador de la Liga Ford da la más admirable prueba de que el boliche es el deporte de más amplias posibilidades de practicarlo. Él ha destacado en la mencionada liga y constantemente puntea los marcadores. Todo esto no tiene nada de extraordinario ya que hay muchos jugadores que lo hacen a diario; sin embargo, sucede que el ingeniero Rizo, que sólo tiene 27 años de edad, cuando jugaba fútbol, en un choque con el guardameta, resultó lesionado de la pierna derecha al grado de que le fue amputada hasta muy arriba de la rodilla. Y así, con solo la pierna izquierda, juega boliche como miembro del equipo “los Invencibles”. El ingeniero Rizo que, es como citamos antes, un verdadero atleta y con un corazón enorme, nunca se desanimó ante el golpe de la adversidad, sino que sigue practicando también natación y volibol. Actualmente, tiene un promedio de 123 puntos, que ya quisiéramos muchos y que, dado lo que está progresando, irá mejorando con el tiempo. Como un mensaje de admiración y estímulo, hemos citado este caso excepcional que prueba que nada es capaz de detener a un hombre cuando tiene bien plantado el corazón, y ama los deportes”.
El Húngaro se nos adelantó.En diciembre de 1994, cuando acompañamos a nuestro gran amigo a su última morada, muchos grupitos de personas estaban relatando algunas de las vivencias que compartieron con “el Húngaro”: alguien dijo que, “cuando era chico, Flavio siempre iba a ver el pizarrón que ponía el Sr. Cura afuera del templo con la clasificación de las películas que pasaban en el Cine Estrella y cuando estaban en B1 y B2 casi nunca se gastaba su domingo yendo al cine sino cuando estaban las películas en B3 y no se diga las C1 y C2”. También dijo que el Húngaro le había comentado en broma que las C3 realmente eran muy pocas y ni su papá las podía ver. Otra persona agregó, “Era muy pícaro ese Flavio y también muy querido por la palomilla”.Otro contó de lo mucho que le gustaban las Pastorelas cuando era un chamaco y se iba a verlas a la Capilla de Cristo Rey donde la gente disfrutaba “los agarres” que se daban Luzbel y el Ángel Miguel al que acompañaban los pastores: Bato, Gil, Bartolo, Parrado, Toringo y el Ermitaño. Eran diálogos como éste donde el Ángel Miguel entra preguntando a toda la concurrencia:
“¿A dónde se fue esa fiera, como amigo y como falso? Engaña y pone a los hombres en tanto riesgo y peligro, Que, por mandato de Dios, sólo a correrlo he venido. Porque es astuto y sagaz, Inquieta y niega la paz, Que él mismo ha aborrecido”.
Con voz cavernosa Luzbel le contesta: “Yo soy aquel que faculto, Haré la tierra temblar, El sol, la luna eclipsar, Disparando noche y día, Más piezas de artillería, Que arenas tiene la mar”.
Interviene Bartolo: “Por aquí anda ese feroz, Con esos cuernos de cabra, Engañando a los pastores, Para ver si le dan posada”.
El Ángel interviene nuevamente levantando la espada contra el demonio: “¿Quién es el que valeroso, Que a fuerza de su poder, Quiere que le den posada?”
Luzbel se defiende: “¡Detente, Miguel, y aguarda, Si conoces mis furores, Y suplica a los pastores, No me nieguen la posada!”
Flavio se pasaba buenos ratos junto a todos los actores y por eso llegaba tarde a su casa donde le daban también su castigo como al diablo de la Pastorela.Otro de ellos contó de la vez en que la palomilla andaba en la Plaza Principal dando la vuelta y se acercó a ellos Melitón “el toquero” que venía de La Piedad. Con una cara de burla, los retó a ver quien aguantaba “toda la vara” y llevando de por medio una apuesta de 20 pesos. Ellos ya sabían que Melitón se mojaba una mano para agarrar al que veía que estaba aguantando con lo cual, éste tenía que soltar las barras de los toques a causa del dolor provocado. Aceptó el reto “el Húngaro” y agarró las barras, pero uno de sus amigos, se puso abusado y no dejó a Melitón usar su truco con lo cual tuvo que pagar los 20 pesos que Flavio usó para comprar varias gardenias que entregó a su novia. Nuestro querido Manuel González Mariscal le dedicó unas emotivas palabras cuando lo acompañamos a su última morada en diciembre de 1994: “…..su niñez pasó como la de todos los mortales, a excepción de una pequeña diferencia: su afición por el deporte. Esta afición, herencia de su padre quien fuera un distinguido integrante del equipo local “Imperial” allá por 1927 que obtuvo varios triunfos sobre equipos de primer nivel de la mismísima Capital de la República y siendo una de sus víctimas el equipo “Marte” que ya se había ganado una gloriosa trayectoria en el deporte nacional. En 1955, siendo muy joven Flavio, salió del montón de futbolistas para defender los colores del once del “Atlas”. Después pasó a formar parte del equipo “Yurécuaro” impulsado por el calor y entusiasmo de Eliseo Godínez y que agrupaba a lo más granado de la juventud de entonces. Todavía recordamos con gran emoción defendiendo con honor al incipiente equipo, a Nacho Valencia, Javier Bárcena, Ignacio Hernández Guerrero y a los hermanos Antonio y J. Dolores Hernández, Andrés Rodríguez, Roberto Sánchez y tantos jóvenes que ahora ya son hombres. En 1960, Flavio se convirtió en campeón goleador y llamó poderosamente la atención no solo de los yurecuarenses sino de gente de otros lugares”. “El Colegio Luis Silva y la Escuela Vocacional de la Universidad de Guadalajara, conservan huellas marcadas profundamente por un deportista de altos vuelos: Flavio Rizo Carrillo quien compitió en los juegos juveniles representando al estado de Jalisco. Fue un jugador “non” en el equipo de volibol de la selección que compitió por el campeonato nacional con miras a juegos internacionales”. Mariscal continuó con la semblanza: “Del 4 de mayo de 1961, no queremos ni acordarnos. En Atotonilco, surgió la barrera que habría de frenar los ímpetus de un deportista, pero allí también surgió la fecha en que nació TODO UN HOMBRE: Flavio Rizo Carrillo”. Al terminar de hablar Mariscal, todos guardamos un profundo y respetuoso silencio con el cual despedíamos a quien se hizo querer por toda la gente que le rodeaba.Estimados lectores, hace casi quince años que se nos adelantó nuestro amigo. Recordémoslo y guardemos su ejemplo de amor al deporte y sobre todo la capacidad de no rendirse ante las adversidades de la vida.Gracias por acompañarme nuevamente.
José Luis García Salazar