DAVID TORRES ZARAGOZA

La presente columna está dedicada a un yurecuarense que, acatando las órdenes de sus superiores, desempeñó durante muchos años, un trabajo muy humilde y singular. A nosotros, ese trabajo que realizó en Italia, nos debe llenar de orgullo, además de representar una gran trascendencia para la comunidad Salesiana en todo el mundo.David Torres nació el 18 de diciembre de 1898 y murió el 27 de junio de 1994. Sus padres fueron Josefina Zaragoza y Espiridión Torres. Cuando tenía 15 años ingresó al colegio Salesiano de Guadalajara y un año después se trasladó a Puebla a continuar sus estudios como hermano coadjutor. Cabe hacer mención que la formación de los coadjutores en los primeros años es igual a la de los aspirantes al sacerdocio. Las etapas de formación son cinco: 1ª. Pre-noviciado, donde los estudiantes reflexionan sobre las opciones vocacionales y reciben su formación inicial dentro de la Congregación salesiana. 2ª. Noviciado, al término de la cual, los que escogen la vida religiosa hacen su primera profesión religiosa y los coadjutores continúan una preparación específica. 3ª. Post-noviciado, que es una fase de maduración en la fe y en la vocación salesiana de los coadjutores. 4ª. Tirocinio, que es un tiempo de síntesis para reflexionar en los valores vocacionales comprometidos. 5ª. Formación específica, tanto teológica como la referente a la vida laica y la preparación para el trabajo educativo apostólico.
La vida de San Juan Bosco (Don Bosco). Fue el fundador de: la Congregación de los Salesianos (que toma su nombres de San Francisco de Sales), la Congregación de la Hijas de María Auxiliadora y la Asociación de Salesianos Cooperadores (coadjutores). Juan Bosco Nace el 16 de agosto de 1815 y muere el 31 de enero de 1888. Ingresó al seminario en 1835 y fue ordenado sacerdote en 1841. Por esos tiempos, en la ciudad de Turín, a donde había llegado, deambulaban miles de niños que eran empleados en diferentes oficios y muchos no tenían hogar ni se les daba educación. Fue entonces que Don Bosco tomó la determinación de hacerse cargo de muchos niños abandonados con los que recorría la ciudad buscando siempre un lugar para vivir y para dar una educación que les permitiera a los niños ser ciudadanos útiles. Fue en el barrio de Valdocco donde Don Bosco inició la construcción del primer internado y que posteriormente fue el punto de partida de su vida dedicada a la enseñanza de la juventud en todo el mundo. La Congregación Salesiana creció muy rápido ya que en 1863 había solamente 40 salesianos; en 1888 eran 770 y en la actualidad existen veinte mil, distribuidos en 128 países donde hay 1 600 colegios y 400 parroquias y en todas ellas son apoyadas por miles de Hermanos Cooperadores salesianos. Al principio de su vida de enseñanza se ganó el cariño de sus educandos ya que decían de él que “era el Padre que siempre está alegre. El Padre de los cuentos bonitos y con la sonrisa a flor de labios. Nadie lo encontraba nunca de mal humor y jamás se le escuchaba una palabra fuerte o humillante con sus estudiantes”. Ya después de su muerte se dijo de él: “es difícil encontrar en toda la historia de la humanidad, después de Jesús, un educador que haya sido tan amado como Don Bosco”. Su cuerpo permanece incorrupto en la Basílica de María Auxiliadora en Turín, Italia. Ahora bien, fueron tantos los milagros conseguidos al encomendarse a Don Bosco, que el Papa Pío XI lo canonizó en 1934 cuando apenas habían pasado cuarenta y seis años de su muerte y lo declaró Patrono de la juventud. La recomendación final que Don Bosco le hizo a la Comunidad Salesiana se resume en esta frase: “cuando comience entre nosotros el bienestar y las comodidades, nuestra misión ya no tendrá razón de ser”. Con esas palabras enfatizó que su comunidad está para servir a los niños pobres del mundo.
La vida salesiana de David Torres.El nombre escogido como coadjutor salesiano fue el de David de María, el cual fue transformado en Davide. En plena “Guerra Cristera”, Davide terminó su preparación como Hermano Cooperador o Coadjutor y estuvo sirviendo en la formación de jóvenes en los colegios salesianos en nuestro país. En 1936 cuando todavía estaba latente lo que se llamó como “Segunda cristiada”, se incautaron los colegios salesianos en México y Davide tuvo que partir a Turín, Italia donde se le encomendó el cuidado y administración de la casa donde había vivido San Juan Bosco. Esta casa representa un monumento para la familia salesiana y sin embargo, conforme pasaron los años, Davide le llamaba coloquialmente, “los cuartitos” de Don Bosco y así era conocida por toda la comunidad turinesa. (Cabe hacer mención que la palabra “cuartitos” es netamente una aportación yurecuarense al idioma salesiano de Italia). Otro trabajo que se le encomendó a Davide fue el cuidado de la Capilla de las Reliquias en la Basílica de María Auxiliadora. En esta Basílica se encuentra el cuerpo de San Juan Bosco y también una Reliquia de la Cruz de Cristo que es la más grande que existe en todo el mundo (aproximadamente unos (30centímetros). El trabajo que desempeñó nuestro paisano por más de cuarenta años en esta capilla consistía en levantarse diariamente, antes de las cinco de la mañana, a preparar lo que se llama “Altar del Santo del Día de hoy”. En este altar, ponía a la vista de los feligreses, las reliquias de cada santo, según fuera el día que le correspondía su festejo. Como un dato curioso se puede mencionar el hecho que cuando se ordenaban los sacerdotes mexicanos en la Basílica, Davide les conseguía los ornamentos que pertenecieron a San Juan Bosco, cosa que les llenaba de gran satisfacción y además, ese honor no se hacía con todos los demás sacerdotes.A Davide le tocó sufrir los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Contó lo siguiente en la primera ocasión que lo visitó su sobrino Álvaro Lee Torres: “Aquí si se oían fuerte las balaceras y no como en Yurécuaro en tiempos de la Revolución o en “La Cristiada” cuando entraban los combatientes al pueblo”. Durante la guerra en Turín, cuando bombardeaban la ciudad, todos teníamos que correr a escondernos en La Capilla de las Reliquias, que era el lugar más seguro porque es subterráneo. Cuando llevó de paseo a su sobrino, le fue mostrando los lugares donde la ciudad había sido más castigada y donde él había ayudado a curar a muchos heridos. También le contó que durante los bombardeos, él vio cómo las bombas se desviaban para no caer en la Basílica. Treinta y cinco años después de terminada la guerra, todavía recordaba muchos episodios donde había presenciado escenas desgarradoras y también muchos actos de heroísmo en personas que incluso dieron su vida al ir a curar a los heridos o a suministrar los “Santos óleos” a los difuntos. También le mostró a Álvaro la vivienda del panadero que se hizo famoso entre los salesianos porque fue quien apoyó mucho a Don Bosco ya que constantemente alimentaba a todos los niños que lo acompañaban. Don Davide fue muy amigo de este panadero al que conoció cuando ya estaba muy anciano y cuando murió, continuó su amistad con su hijo en el barrio de Valdocco, donde se encuentra la casa que cuidaba. En otra de las visitas de su sobrino, en Turín, le comentó la siguiente anécdota: poco después de terminada la 2ª Guerra Mundial, habían enviado a la Comunidad salesiana de Turín a otro Padre el cual sustituyó en el trabajo a Davide y lo mandó a otro barrio de la ciudad llamado Cotolengo. Obedientemente, Davide asumió el nuevo cargo y se dedicó al cuidado del hospital y de la comunidad en la cual había muchos niños y jóvenes que requerían su ayuda; sin embargo, oraba con mucha fe para que Dios le devolviera su antiguo trabajo. Pasada solamente una semana, el padre recién llegado murió, por lo que Davide retornó a su antigua función. Davide se sentía culpable de su muerte, ya que según él, había ocurrido por sus ruegos, y se auto-impuso la penitencia de ir todos los días al barrio de Cotolengo llevando la mitad de su comida a alguno de los enfermos del hospital. En la Comunidad salesiana se tiene en muy alta estima a nuestro paisano Davide e incluso muchos lo consideran un santo varón de Dios. Él era muy humilde y servicial. Le gustaba que en lugar que le llamaran Don Davide le dijeran Don “Torritos”. Hacía su trabajo con verdadera dedicación honrando a San Juan Bosco y cuidando su casa. Ponía especial atención a una vid que el santo había sembrado allá por 1860 y que quería mucho. Don Davide empezó a reproducir muchos retoños de la vid los cuales fueron llevados a muchas partes del mundo. Algunos le atribuyen ciertos efectos curativos ya que Don Davide les dio la receta que preparaba con los jugos de la vid y que él utilizaba para curarse cuando le llegaba algún achaque y también decía que le ayudaron a rebasar los noventa años de edad. Debido a su carisma, Don Davide era muy querido por la gente de Turín. También era muy famoso hasta el grado en que el padre Luigi Beltramo cuenta en la biografía de nuestro paisano que en una ocasión en que el papa Juan XXIII estaba de visita en la casa de San Juan Bosco, pasaron dos señoras y una de ellas preguntó: ¿quién ese padre vestido de blanco que está junto a Don Davide?.
La Reliquia Insigne de San Juan Bosco que está depositada en Yurécuaro.Antes de la canonización de San Juan Bosco en 1934, su cuerpo incorrupto fue limpiado y se guardaron algunos restos en un relicario que posteriormente se le dio a Don Davide como una muestra de agradecimiento a su labor. Después de la 2ª Guerra Mundial, el relicario fue enviado por Don Davide a su familia en Yurécuaro. Él tenía tres hermanas dedicadas al ministerio religioso: Sor Esther y Sor Josefina de la Congregación de María Auxiliadora y Sor Estela monja Carmelita. Se cuenta, aunque no se ha confirmado, que Sor Josefina llevó a Cuba la reliquia Insigne y allí estuvo durante unos meses en el colegio donde daba clases. Como dato curioso, probablemente la vio Fidel Castro ya que él fue alumno de Sor Josefina en su infancia. Posteriormente, la Reliquia quedó en manos de “Pachita”, otra hermana de Don Davide que vivía en Yurécuaro y que acostumbraba reunir a varios vecinos para rezar juntos el Rosario ante la Reliquia Insigne de San Juan Bosco. Cuando murieron las hermanas de Don Davide, se cumplió la promesa que habían hecho para depositar la Reliquia en el templo parroquial de La Purísima de Yurécuaro. Álvaro fue el encargado familiar para cumplir la promesa y la entregó al Sr. Cura Luis Cárabes.Ahora bien, como yurecuarenses, creo que merecemos un reclamo ya que no estamos dando la veneración adecuada a la Reliquia Insigne de San Juan Bosco. Cabe recordar que en otras partes del mundo hacen grandes festejos cuando se les otorga el privilegio de poseer ya no digamos una reliquia como la nuestra sino solamente cualquier recuerdo de algún santo. Por eso, creo que la próxima vez que entremos al Templo, deberemos dedicarle un breve momento a la Reliquia Insigne del Patrono de la juventud que está depositada a los pies del altar del Sagrado Corazón a la izquierda de la nave. También invito a aquellos paisanos que no profesan nuestro credo, que visiten la Reliquia y que compartan parte de la historia de Don Davide, un yurecuarense, querido por muchas personas en el mundo del cual nosotros debemos sentirnos orgullosos. Él nos dio ejemplo de dedicación a su trabajo, compartió el pan con los que lo necesitaban y supo darse a querer con los que tuvieron la suerte de conocerlo. Les agradezco por acompañarme nuevamente en esta lectura.

Eliseo Godínez Gutiérrez

El yurecuarense del que hoy nos ocupamos es una persona que a lo largo de muchos años ha recopilado los recuerdos y la memoria de nuestra forma de ser y de las costumbres de los habitantes de Yurécuaro. A través de las microhistorias que ha escrito, ha preservado parte de nuestra cultura.La Historia y la Cultura están íntimamente ligados en la vida de las civilizaciones que han existido en la tierra desde hace miles de años. La cultura la podemos definir, de manera resumida, como el producto de la forma de ser de los pueblos, manifestada en el arte, las costumbres y los conocimientos que poseen sus habitantes. La Historia es la que se encarga de documentar y dejar por escrito a la Cultura.Así pues, Eliseo Godínez, cual guardián de nuestra historia yurecuarense, a lo largo de varias décadas ha acumulado cientos de páginas que nos hablan del acontecer de nuestra ciudad y de los sentimientos, emociones y anhelos de su gente. Cuando veo a Cheo caminando con sus “códices” bajo el brazo, me recuerda a los escribas de los tiempos de los egipcios y babilonios que se encargaban de dejar por escrito lo que acontecía en los pueblos. Sin ellos, la humanidad hubiera olvidado y perdido gran parte de sus conocimientos adquiridos y no tendríamos los cimientos que dieron forma a lo que hoy somos.Eliseo Godínez Gutiérrez nació el 28 de julio de 1928. Sus padres fueron María Soledad Gutiérrez Zendejas y José Godínez Pérez. Como él dice: nací en mi amada calle Juárez cuando todavía la bordeaban muchas casa con solares y huertas que nos brindaban sus guayabas, limas, naranjas y muchas otras frutas que nos endulzaban la existencia a todos los amigos de esos tiempos. Con ellos, Eliseo se dio tiempo para participar en varias obras de teatro que hicieron las delicias de los yurecuarenses de aquellos tiempos cuando se apreciaban las veladas “Literario-musicales”. También con esos amigos, exploraron en bicicleta los caminos que circundan a Yurécuaro y lo hacían cuando dichos caminos eran de pura tierra y lodo en tiempos de aguas. Desde ese entonces, a Eliseo le quedó bien claro el significado de lo que es la amistad y le dedicó las siguientes reflexiones:
¿Qué es un amigo?
Es una persona con quien te atreves a ser tú mismo. Él no quiere que seas mejor o peor. Cuando estás con él te sientes tranquilo, feliz y contento, como se ha de sentir un prisionero cuando lo declaran inocente. Junto a él, puedes decir lo que piensas, él te comprende; él te disculpa esas contradicciones tuyas, esos errores, esos olvidos, que pueden llevar a otros a juzgarte mal. Con él puedes respirar tranquilo, puedes dejar escapar tus vanidades, tus egoísmos, tus flaquezas, tus envidias, tus errores y tus cobardías. Al platicar con él, todo esto desaparece y se pierde en el océano tranquilo de su lealtad.El amigo te quiere y él es como el fuego que abraza, que arrasa y que consume. Él te comprende y tú puedes llorar con él, reír con él, rezar con él. Puedes fallarle, pero no temas porque él te conoce, te quiere y te disculpa.¿Qué es un amigo? Es un ángel que Dios puso en tu camino. Él tiene todo lo bueno, todo lo limpio, todo lo hermoso y noble de la vida.¡Gracias, Dios mío, porque me lo diste! ¡Gracias, por haberlo puesto en mi camino!
En su juventud, Cheo tuvo muchos oficios: trabajó con la Güera Macías en su tienda; fue chofer y recorrió casi todos los caminos de México, desde Mérida hasta La Paz y Tijuana. Llevaba a todas partes los productos de nuestra región y de regreso, para hacer más productivo cada viaje, traía diferentes productos como cemento y otros materiales de construcción. También se dio tiempo para irse “Al Norte” a trabajar en varios oficios y en una de esas vueltas, ahorró dinero y puso su tienda de abarrotes “El Cantarito”. De ese entonces, como ahora lo dice Eliseo, ¡Qué hermosa juventud, divino tesoro! ¿Cuándo te volveré a ver? ¿Cuándo volverás a caminar conmigo?.....También se dio tiempo para formar y aconsejar a muchos jóvenes que canalizaban todo su vigor a través del futbol y fue así que conformó al Atlas “Campeón de Yurécuaro” de 1955 a 1958. De esos tiempos futboleros, Cheo menciona con cariño a muchos jugadores enjundiosos como: Alberto Gómez, Flavio Medina, Gabriel Valencia, Javier Bárcena, Lolo Hernández, Pascualet, Flavio Rizo (el querido “Húngaro”) y muchos más que en este momento, y por el espacio, no nos es posible mencionar. Por otro lado, Eliseo también hace mención y un reconocimiento al equipo de béisbol “Industrias” que tantos gratos momentos hizo pasar a nuestra gente en el campo Benjamín Mora. Cheo menciona que era una novena muy bien balanceada desde el catcher hasta el último de los fielders y sobre todo menciona a dos grandes figuras de esos tiempos: el pitcher zurdo Lauzán y al mejor de ellos que fue Octaviano Catellanos de quien dice que la palomilla lo quería mucho porque era una persona que “no se apretaba”, ni era orgulloso y además era atento y educado. En el campo de juego se sabía imponer y le dio muchos triunfos a Yurécuaro por sobre muchos equipos de ciudades vecinas, integrados por jugadores semiprofesionales.Eliseo Godínez posee una vena filosófica y poética que, como dice él, aunque no tenga estudios muy formales y avanzados, puedo expresar lo que me dicta el corazón. Hace algunos años, puso en papel este sueño:
Mis anhelos:
Dios conceda a mi existir, una mujer para amar, un hijo por quien vivir, salud para trabajar y alegrías para cantar. Una mesa en que apoyar, un amigo en quien confiar, un perro a quien consentir, una cama en que descansar y un Cristo a quien implorar al momento de morir.
Que estos versos no tienen arte. ¿Quién sabe? Sólo sé que tienen la rima y métrica que a Cheo le gustaron y fue lo que publicó en su columna porque los sintió muy dentro de su ser. También, tomando algo de otros autores, nos recuerda y refuerza, según su punto de vista, algunos valores intrínsecos que debemos practicar, sobre todo en estos tiempos de tanta intolerancia:¿Qué significa ser hombre?Ser hombre, no solo es ser varón, simple individuo del sexo masculino.Ser hombre, es saber reconocer cuando fallas. Es querer levantarte cuando caes y es templar tu espíritu para levantarte. Significa darte cuenta cuando fracasas, cuando la “riegas”, en lugar de buscar pretextos del por qué caímos o se fracasó.Ser hombre es buscar lo que se tiene que hacer y hacerlo. Buscar lo que se tiene que decir y decirlo.Ser hombre, es trazarte un plan para ti y los tuyos y seguirlo pese a las dificultades.Ser hombre, es apenarte porque te burlaste de un amigo o de alguien que confió en ti.Ser hombre es, no burlarte de una mujer con mentiras y engaños, seducirla, violarla, engañarla o pisotearla.Ser hombre es, no abusar del puesto o de las influencias, ya que el verdadero hombre cumple, agradece y paga lo que debe. El verdadero hombre no intimida con armas, no abusa de su puesto o de su fuerza. No es mentiroso, tiene vergüenza y puedes confiar en él porque no te va a fallar.¡Para mí, ese es el verdadero hombre!
Como dice Eliseo, ahora cuento con ochenta años de edad y casi cincuenta de casado. Soy padre de nueve hijos y tengo 27 nietos y un biznieto. Soy árbol con muchas ramas porque la vida entera, huyendo pasajera se renueva cual rosa al calor de la añoranza. Yo soy pasajero de la vida, fui guerrero de otros tiempos. Fui joven, impetuoso, soñador y buen cristiano. Fui humilde y generoso, en el árido estudio talentoso; en el sufrimiento y en el dolor, magnífico y sereno.Nosotros los yurecuarenses debemos sentirnos complacidos de tener un “Guardián de la memoria y los recuerdos del terruño”. Debemos gozar de las anécdotas que publica semanalmente en su columna “El Rincón de los recuerdos” donde un día publicó este ruego que le hizo hace tiempo a su madre y que nos muestra lo que siente un hijo cuando pierde a su ser querido:
Madrecita, no te mueras, reanímate Madre mía.Aférrate a la vida, enderézate Madre mía. Camina Madre mía, que en el corredor te espera tu silla de descanso, forrada con tela de mil colores.Madrecita, sigue rezando tu interminable novena y peinando el surtidor de tus canas, mientras en el limón juega alegre la chuparrosa y las rosas se paran de puntitas para oler el perfume del pan que está cociendo la chata Juanita.Madrecita, nunca me contaste un cuento, como las clásicas abuelitas de los cuentos. Pero tu vida era para nosotros, la leyenda más preciada. Con tu boda, con tus vestidos de cachemira y tus túnicas de brocados y las trece onzas de tus arras.Madrecita, no te mueras, que mi casa y mis cosas me parecerán más viejas si tú me faltas. ¡No te vayas! Y te prometo que ya no reñiré contigo, ni mi hermano Pepe te esconderá el bastón y tú podrás hacer lo que te plazca. ¡No te vayas Madre mía! Decía mi boca ante tu negra caja; caja de las más rústicas de madera; desprovista de abrellonados y de abrazaderas de plata, como las cajas de los ricos. No te vayas, decían mis ojos al verte pasar por la calle de la carretera que conduce al cementerio. Calle polvorienta y triste como sus moradores. No te vayas decían mis oídos al oír sobre tu ataúd el irreverente golpe de la pala. No te vayas decía mi pensamiento al recordar lo que te pude amar, lo que te pude querer, y no lo hice.¡No te vayas! Madre mía, que voy a quedar muy solo y no voy a tener a quien contarle mis quejas y desvelos. Mi mente divagará en recuerdos. Mis ojos nublados por el llanto ya no te verán más. Madre mía, qué solo me has dejado; que solo y que triste. ¿A quién le contaré mis penas? ¿Quién enjugará mi llanto? ¿Quién escuchará mis quejas? Estas últimas palabras resonaban en mi mente cuando el féretro se perdió de mi vista y todos los acompañantes regresaban a sus mundos, a sus casas y a sus cosas. Un sinfín de sentimientos quedaron en mi mente.Madre mía, qué solo me has dejado. Qué solo y qué triste.Contigo se fue la vida, una época y una historia. Se fue por siempre la armonía, la unión y el lazo que ata y une nuestras vidas.¡Descansa en paz, Madre mía!
Espero que muchos yurecuarenses sigamos el ejemplo de Eliseo y que dediquemos parte de nuestro tiempo a escribir nuestra historia. Ojalá tengamos la paciencia y la constancia para ir reuniendo relatos, biografías, anécdotas, poesías y dichos populares que al quedar documentados representarán el conocimiento que servirá de puente entre los yurecuarenses de ayer y hoy con los que vienen detrás de nosotros. Gracias Eliseo por lo que nos estás dejando.Recordemos con cariño a este gran yurecuarense y también les agradezco por acompañarme nuevamente en estas reflexiones.
José Luis García Salazar
www.productividadorganizacional.com