Rigoberto Alfaro Rodríguez

Si definimos a la cultura como “el conjunto de conocimientos científicos, artísticos y técnicos que le permiten a la sociedad vivir mejor”, vemos que un yurecuarense ha contribuido a la cultura nacional a través de su música. En este artículo, vamos a hablar de Rigoberto Alfaro, quien a lo largo de 63 años se ha dedicado a trabajar aplicando su vocación musical en varios campos del quehacer humano, no sólo en México sino en varios países más.Rigoberto nació en Yurécuaro el 1º de noviembre de 1934. Sus padres fueron Esperanza Rodríguez Ochoa y José Guadalupe Alfaro Trujillo quien le dio las primeras lecciones musicales y lo llevó con la maestra Rosenda Arellano para que le impartiera las enseñanzas gramaticales. Por necesidades de la vida, cuando Rigoberto contaba con 8 años de edad, la familia emigró a la ciudad de Nuevo Laredo, Tamaulipas donde Rigoberto tuvo que trabajar para ayudar con los gastos familiares. Consiguió un cajón y recorrió las calles de la ciudad dando grasa a los zapatos. Muchos años después, cuando ya era un consumado músico, un amigo le dijo: “quien dijera que un gran cancionero, comenzó siendo bolero”. Posteriormente, la familia se trasladó a la ciudad de México donde Rigoberto, que apenas contaba con 11 años, empezó a acompañar a su papá cantando en restaurantes y cantinas. De esos tiempos, Rigoberto se acuerda que siempre quiso cantarle al amor y por ello, muchos años después compuso una de sus mejores canciones “Para mí todo es amor” que representa el motor y el tema que siempre pedía la gente: “que si una mujer te da amor, le cantas; que si te lo niega, también le cantas”. “Por eso, los que nos dedicamos a esto, siempre vamos a tener trabajo” agrega sonriente Rigoberto. Un tiempo después, Don Guadalupe forma parte del Mariachi Arandense y Rigoberto participa como guitarrista pero con ciertas carencias en conocimientos musicales y es por ello que toma la determinación de estudiar de manera formal y se inscribe en la Escuela Libre de Música y Declamación. Una vez que afianzó sus bases musicales y debido a su calidad interpretativa, Rigoberto fue invitado a participar en varios de los mariachis más prestigiados de ese tiempo con los cuales siempre demostró su profesionalismo lo cual también le abrió las puertas de otro de sus sueños: formar parte del mejor grupo folklórico que existía: el Mariachi Vargas de Tecalitlán. Su ingreso a esta agrupación se formalizó a instancias del compositor Rubén Fuentes, gran amigo de Rigoberto, quien lo recomendó ampliamente con Don Silvestre Vargas.
Su vida profesional y de trabajo creativo a lo largo de más de 60 años.Rigoberto Alfaro se ha desempeñado en varios campos de las artes musicales: intérprete, guitarrista, compositor, arreglista, productor de obras, director artístico y maestro de música. Como intérprete en el mariachi, Rigoberto recuerda la gran confianza que llegó a tener con Pedro Infante quien una vez le dijo: “eso que dicen los periodistas de que yo le tengo envidia a Jorge Negrete, ¡son puras pendejadas!, si hasta le puse su nombre al teatro que construí en mi casa de tanto que lo quería”. Como compositor, ha logrado crear más de 60 obras, muchas de ellas grabadas por artistas famosos. De estas composiciones, guarda especial cariño por: Quisiera olvidarme de ti, La fuente (música instrumental) y Soy de puro Michoacán de la cual cito unas pocas líneas:
Soy de puro Michoacán,Mi tierra es un paraíso, vecino de Guanajuato, de Guerrero y de Jalisco…..… Honrado y trabajador, purépecha por orgullo,Me gusta labrar el campo, disfrutando de su arrullo…Mujeres ya ni dudar, de fama en el mundo entero,Las güeras son un primor, y por las morenas muero…
Dentro de sus composiciones, también cuenta con un disco de música instrumental llamado Suite Mexicana donde tiene canciones como: Quetzalcoatl, Amanecer Azteca, Cielo Tarahumara, Vihuela y Escamole, entre otras piezas más. Cuenta Rigoberto que estas composiciones eran sólo para su deleite personal, pero alguien las escuchó y las lanzaron al mercado teniendo muy buena aceptación. Como arreglista, dice Rigoberto, es quizá como es más conocido ya que ha impulsado al éxito a grandes artistas entre los que sobresalen: Juan Gabriel, Lola Beltrán, Vicente Fernández, Antonio y Pepe Aguilar, Rocío Durcal y el inolvidable José Alfredo Jiménez de quien Rigoberto guarda con cariño una dedicatoria que le hizo: “Para Rigo mi sincero recuerdo y gracias por tantos arreglos tan bonitos que han adornado mis canciones. Sinceramente José A. Jiménez”. También nos explica Rigoberto que la labor del “arreglista” consiste en transformar

las canciones que entregan los compositores y que son como diamantes “en bruto”. La canción es preparada y “vestida” por el arreglista para que todos los instrumentos musicales hagan su entrada y participación adecuada produciendo una sinfonía que le guste al público; sin estos arreglos, puede que las canciones no pasen de la regadera, es decir, “ser cantadas solo cuando se baña el que la compone”.Rigoberto también se ha desempeñado como “Director Artístico” en las compañías disqueras. A grandes rasgos su trabajo consiste en: recibir todas las composiciones que llevan los creadores ya sea en un cassette o en disco compacto. Después selecciona los temas que tienen cierta calidad artística y que son adecuados para los artistas que colaboran en la firma disquera. Posteriormente, encarga los arreglos musicales y coordina las actividades de la orquesta y mariachis para acompañar a los artistas cuando se hacen las grabaciones. También ha fungido como director artístico en programas famosos de radio y televisión como: Siempre en Domingo, Noches Tapatías, Este México Nuestro, Estampas de México, entre varios más. Adicionalmente, y debido a su fervor religioso, es el Director artístico que más estiman los cantantes famosos que año con año llevan las tradicionales Mañanitas a la Virgen de Guadalupe en su Basílica. Quien ha tenido la suerte de ver a Rigoberto junto a los artistas, puede constatar ese gran cariño que le profesan todos y baste comentar aquí que Vicente Fernández siempre presume ser compadre de Rigo. Nosotros los yurecuarenses podemos presumir que hasta los foros cinematográficos ha llegado Rigoberto ya que siendo muy joven apareció con Pedro Infante en la película “Ahí viene Martín Corona” en la cual, como dice en broma Rigoberto, “por poco y me hacen besar a Sarita Montiel, pero El Piporro se me adelantó”.
Reconocimientos recibidos.A lo largo de su carrera artística, Rigoberto ha recibido infinidad de premios. Entre los que más guarda con cariño son: en 1982 la Lira de Oro como mejor arreglista, en el 2004, el homenaje en disco del Mariachi Sonidos de América; en 2006, el disco-homenaje del Mariachi Nuevo Tecalitlán y por supuesto, el reconocimiento como Hijo Distinguido de Yurécuaro en 2004.El Maestro Rigoberto Alfaro y las conferencias que imparte en Los Estado Unidos.En el país vecino y viajando con papeles y no de “mojado”, Rigoberto dedica dos visitas cada año. Una la realiza a Chula Vista, California, al Southwestern Collage que ofrece lo que se considera como el primer título en la nación en música de mariachi. En esta institución, Rigoberto trabaja con cerca de 200 estudiantes que están desde kindergarten hasta el décimo segundo grado. Durante ocho días de trabajo intensivo, se imparten talleres y conferencias mediante las cuales se busca preservar nuestra herencia en la gente que vive allá. Por otro lado, También imparte las conferencias en Alburquerque, Nuevo México, donde existe un Salón de la Fama dedicado al mariachi y donde también se trabaja con más de 500 alumnos.Quiero terminar estas líneas con una reflexión: ¿por qué debemos honrar y poner de ejemplo a Rigoberto Alfaro Rodríguez? Considero que son varios los motivos; el primero, por ser una persona que ha trabajado con ahínco durante más de 60 años y que siempre externa su orgullo por Yurécuaro. También por su tenacidad, creatividad, profesionalismo y vocación musical y sobre todo porque es un Ser Humano íntegro y sencillo, que se ha dado a querer y ha amado a los que tienen la suerte de conocerlo.
Gracias por su lectura:

Lázaro Beltrán Sánchez

En el artículo pasado, reflexionamos sobre la importancia de crear conocimiento y estudiar arduamente para alcanzarlo. Los logros del personaje del que ahora hablaremos nos reafirmará esta aseveración.Hace tiempo, le escuché a George Land un concepto que me impresionó favorablemente. Él nos decía que todo ser humano puede ser motivado por una gran fuerza que proviene del futuro y a eso le llama “Ser jalados por el futuro”. Lázaro Beltrán es un claro ejemplo de cómo se puede aplicar lo anterior para lo cual les pido que recorramos juntos algún tramo del camino que ha tenido que andar en la vida. Cuando era chico, Lázaro se hacía la pregunta ¿Quiénes son los que realizan inventos? Hubo alguien que le dijo que los que inventaban “cosas” eran los doctores. Siguió un poco confundido ya que los doctores que él conocía en Yurécuaro, recetaban y curaban a la gente y que él no se refería a ellos. Entonces, su amigo Jaime Oceguera, lo ayudó a entender mejor lo que quería. Lázaro comentó que “quería ser doctor” para inventar algo de provecho para la humanidad. Jaime le explicó que para realizar su sueño era menester concluir primero una carrera, luego, terminar una maestría y después de eso, podría estar en posibilidades de alcanzar el doctorado y junto con eso, podría generar no uno, sino varios inventos. Después de esta plática con su amigo, Lázaro grabó en su mente y en su voluntad el objetivo de estudiar para ser doctor no importando todas las penurias que eso le pudiera acarrear en la vida. Él visualizó el futuro que algún día llegaría a alcanzar y eso fue lo que lo mantuvo motivado a estudiar durante varios años.Lázaro Beltrán Sánchez nació el 29 de agosto de 1971 en Zimapán Hidalgo en lo que se conoce como Valle del Mezquital. Es hijo del profesor Lázaro Beltrán Lora y de la señora Oliva Sánchez Mondragón quien, a la hora de dar a luz a Lázaro, casi muere porque en el pueblo no había atención médica. Viendo lo anterior, el profesor Beltrán tomó la determinación de que sus próximos hijos por nacer serían recibidos en un lugar apropiado y entonces se traslada con su familia, primero a la región de Nocupétaro Michoacán, de donde es la señora Oliva, y después a Los reyes Michoacán para finalmente instalarse en Yurécuaro en 1975.Los primeros estudios los realizó Lázaro en el Jardín de Niños. Posteriormente fue inscrito en la Escuela Primaria “José Ma. Morelos” y al cambiar de domicilio su familia, fue inscrito en la “Escuela Primaria Federal Constitución de 1917” de donde Lázaro Beltrán guarda un grato recuerdo de su maestra “Elisita” a quien admiró mucho por su claridad de mente cuando ella contaba ya con 92 años y él le seguía aprendiendo. Ella también le inculcó un gran deseo de conocimiento y lo impulsó a competir en el “Concurso Académico de Sexto año”. Lázaro ganó el concurso en su escuela y en la zona escolar de Yurécuaro y cuando fue a competir a Jiquilpan, como él mismo dice: “ algo me falló y no me alcanzaron mis conocimientos sino para un poco decente cuarto lugar”. Posteriormente, Lázaro ingresó a la Escuela Secundaria Justo Sierra, de donde su papá era el subdirector, además de ser su maestro y de quien adquirió no solo sus valores familiares sino valores profesionales ya que en una ocasión en que Lázaro esperaba una mejor evaluación por parte de su papá, éste se la negó ya que “tenía que esforzarse más que los otros alumnos para demostrar, con sobrada evidencia, que era merecedor a una mejor calificación”. El siguiente escalón que Lázaro ascendió fue el de sus estudios en el Colegio de Bachilleres en el plantel de nuestra ciudad. Una vez terminados éstos, y estando ante la disyuntiva de su carrera universitaria se topó con los primeros problemas serios ya que no era lo mismo estudiar en Yurécuaro, donde tenía casa y sustento, que estudiar en otra ciudad. Su papá le aconsejaba que estudiara en el Tecnológico de Morelia porque sería más económica su estancia y además, el ingreso a la UNAM, que era a donde quería ir Lázaro, iba a ser muy difícil. Sin embargo, no cambió de parecer y ayudado con información que le proporcionó Ramiro Mora supo de los trámites e ingresó a la universidad.
Los amigos.Lázaro Beltrán recuerda con mucho cariño a mucha gente de nuestra ciudad. En el Jardín de niños conoció a René Martínez Valadez, nuestro gran pintor, y desde entonces sigue cultivando su amistad. Estando en la primaria conoció a Miguel Sánchez con quien compitió en el Concurso Académico de Sexto año y ya cuando estaba terminando la primaria, conoció a la que iba a ser su primera desilusión amorosa y no es que Lázaro sea un don Juan, sino que esta niña robó un cachito de corazón y como decíamos en el pueblo, “no le correspondió” o como dice más tajantemente nuestro personaje: “ni caso me hizo”. De la secundaria, se acuerda de Liliana Rizo y Ricardo Salazar. Del Colegio de Bachilleres sigue su amistad desde entonces con Esther Meza, Laura Silva, Juan Luis Cervantes, Mónica Andrade y sobre todo con Jaime Oceguera.
La carrera de Ingeniería Química Metalúrgica en la UNAM.Lázaro llegó a la ciudad de México acompañado por su padre muy temprano en una mañana de septiembre y presentó su examen de admisión; no había podido dormir durante el viaje debido a lo excitado que estaba ya que, como dice Lázaro: “me estaba jugando la vida, esa vida que yo había escogido para mí”. Sin embargo, no estaba nervioso a causa de su capacidad para presentar el examen ya que había estudiado arduamente durante seis meses y estaba seguro de lograr su entrada a la universidad. Regresaron a Yurécuaro y a Lázaro se le hizo eterna la espera mientras se publicaban los resultados; en ese tiempo, el que más sufrió fue Ramiro Mora ya que Lázaro todos los días iba, casi de madrugada, a preguntarle si ya tenía el periódico con los resultados. Cuando éstos llegaron, Lázaro vio que había sido aceptado y por lo tanto preparó “maleta” (así en singular, porque precisamente, solo tenía una maleta) y se dispuso a su gran aventura. De ese momento, Lázaro guarda en la memoria con gran cariño, la breve ceremonia con la que su madre lo despidió. Consistió ésta en una “limpia” de las que muchos mexicanos acostumbramos y que el mismo papa Juan Pablo II, recibió de una anciana en la Basílica de la Virgen de Guadalupe. Lázaro nos dice que su madre siempre acostumbró en todos los eventos importantes de su vida, purificarlo con incienso y otras hierbas de olor. Después de estas limpias, cuenta Lázaro, “me sentía invencible y pensaba que nada en el mundo me podía detener ya que me proporcionaban una gran motivación y empuje mental y emocional”. Ya en la universidad, los compañeros de nuevo ingreso de Lázaro le preguntaban que cómo le había hecho para pasar el examen de admisión ya que no creían que hubiera pasado el examen sino que había sido “recomendado” por una “buena palanca”. Él solamente se sonreía esperando la ocasión de demostrarles de lo que era capaz y lo hizo pronto ya que durante sus estudios obtuvo cuatro becas: la alimenticia, la beca de la Fundación UNAM para alumnos de alto desempeño; la beca de computación y otra de inglés. Al término de su carrera, Lázaro Beltrán Sánchez obtuvo la Medalla Gabino Barreda, que es el más alto galardón que otorga la UNAM al mejor promedio de cada generación en cada carrera. En su examen profesional obtuvo mención honorífica y la UNAM le otorgó la beca para estudiar maestría en el extranjero también como reconocimiento por haber obtenido la medalla. De esta etapa de su vida, Lázaro recuerda el gran apoyo recibido de parte de la hermana de Jaime Oceguera y de Carlos Santos. También recuerda que para completar “la papa”, tuvo que trabajar, dando clases a los hijos de un matrimonio amigo de Ramiro Mora y también les dio clases a los hijos de su profesora en la facultad, Xóchitl Arévalo.
Los estudios de maestría.Paso a paso, Lázaro siguió en pos de su visión y anhelo por ser un “doctor”.De entre tres opciones que se le presentaron, escogió la Universidad de Alabama para obtener su grado de Maestría en Ciencia de los Materiales. Al inicio, aunque Lázaro ya había estudiado inglés, no entendía mucho y no se atrevía a hacer preguntas porque como él dice, “ni me entendían y mejor ni preguntaba”; así es que el primer año se la pasó estudiando doble ya que tenía que entender las materias científicas y también tenía que entender el idioma. Para colmo, se le asignó como tutor al Dr. Nagy El-Kaddah, un egipcio con “un genio de los mil demonios” y que trataba a sus alumnos “como si fueran sus esclavos”; aun así, le aprendió muchas cosas que le han servido en la vida.Con el doctor egipcio, y en un ambiente de comunicación y señas “yurecuarenses-estadounidenses-faraónicas”, Lázaro desarrolló un equipo que a la hora de explicarlo a los que no estamos familiarizados con eso, parece como de película, como esa de “Matrix” donde los metales fundidos flotan como si nada los sostuviera en el aire. Cabe agregar aquí, que los resultados de las investigaciones de Lázaro, si las entendieron unos gringos “muy listillos” que vieron grandes posibilidades y es por ello que le ofrecieron una beca para estudiar el doctorado. Las becas que se otorgan tanto en maestría como en doctorado, son raquíticas y no creamos que sirven para que los estudiantes se la pasen gastando los dólares a montones; al contrario, tienen que ser apoyados por empresas que les indican sobre qué investigaciones deben de trabajar y con ello, les pagan algo adicional para poder completar su estancia en la universidad.
Se cumple el sueño: Doctorado en Ciencia de Materiales (se abrevia en ingles: Ph.D.)Una vez terminada su maestría, Lázaro recibió dos ofertas para el doctorado: una de la Universidad de Alabama y la otra de la NASA, la Agencia Aeronáutica y del Espacio; se decidió por la segunda y se le asignó como tutor al Dr. Doru Stefanescu, un rumano de la región de Transilvania (de donde son los castillos con vampiros, que vemos en las películas de terror). Con la asesoría de este doctor, Lázaro desarrolló una teoría para explicar cómo se solidifican muchos metales. Lo curioso de su investigación es que se inicia explicando dos cosas muy sencillas: ¿Cómo se congela el agua? ¿Cómo se forman los copos de nieve? Nosotros los yurecuarenses pudiéramos decir también que Lázaro fue alumno de Don Ramón, el de La estación, que siempre nos decía que él había inventado el “agua hervida”. La teoría elaborada por Lázaro es usada como libro de texto en muchas universidades en todo el mundo y se titula: “La teoría Beltran-Sanchez-Stefanescu de solidificación de los metales”. De este asesor, guarda con mucho cariño una dedicación que le hizo y que dice: “Para Lázaro, uno de mis mejores estudiantes que yo haya tenido en mi larga carrera como investigador y profesor en la Universidad de Alabama”. Pero nuestro paisano con mucha humildad nos aconseja: “No debemos creernos todo lo que nos dicen”.
La aplicación del conocimiento.Una vez terminado el doctorado, Lázaro se dio el lujo de escoger entre tres empresas que solicitaron sus servicios y se fue a la empresa Intel en Arizona. Uno de los primeros proyectos en el que participó fue para desarrollar el procesador Core 2 Duo que está en muchísimas de las computadores que se usan en el mundo. En la actualidad, está a cargo de un equipo de doctores de varios países: Estado Unidos, India, China, Malasia y de otros lugares. Este equipo de doctores, que no son de los que curan, están investigando y desarrollando procesadores de supercomputadoras, de las más grandes y potentes del mundo. Aunque dice Lázaro que “nunca me imaginé en un laboratorio de este tipo y siendo jefe de tantos científicos”, yo creo que si tuvo ese sueño, porque eso fue lo que “lo jaló” y motivó para poder soportar hambres, penurias y tantos años de estudio.
¿Qué aprendizajes nos deja el relato de este personaje yurecuarense?En primer lugar, creo que Lázaro Beltrán Sánchez, nos deja como ejemplo su capacidad de visualizar y grabar en la memoria su gran determinación del ideal que quiso y logró obtener: ser un doctor que inventa productos para beneficio de la humanidad. En segundo término, debemos admirar e imitar el gran amor a su familia: a sus padres, Lázaro y Oliva; a sus hermanos Minerva, Dulcinea, Anastacia, Edgar, Abif e Hiram. Como tercer “valor” a imitar está el de su gran cariño por la “mexicanidad” o sea, su respeto por este mestizaje del cual todos formamos parte y que en el caso de Lázaro, está representado por las enseñanzas de la cultura Otomí de parte del profesor Lázaro Beltrán y las enseñanzas de la cultura Purépecha de parte de su madre Oliva Sánchez.Quiero terminar esta columna citando un verso que hizo Lázaro en Yurécuaro cuando tenía quince años. Lo leyó cuando terminó su disertación al recibir su doctorado y ahora lo comparte con todos nosotros:
El Vasto universo poblado de estrellas,Guarda con gran celo miles de secretos,Que sólo revela a personas aquellas,Que están empeñadas en correr sus misterios.
Gracias por su lectura:
José Luis García Salazar
www.productividadorganizacional.com

Francisco Miranda Godínez

Quiero ahora hablar y dar reconocimiento a un yurecuarense que ha dedicado toda su vida al desarrollo del conocimiento.¿Qué nos pasa cuando nos ponemos a repasar las lecciones de la escuela y sabemos que para aprender cada tema deberemos estudiar varias horas? Obviamente respondemos con la frase, que dicen ahora los jóvenes, ¡Que hueva! Por otro lado, ¿Te has imaginado, amable lector, estudiar durante más de sesenta y cinco años? Pues eso es lo que ha hecho nuestro personaje cuya disciplina para estudiar lo ha llevado a poseer una de las mentes más claras y con un pensamiento científico y crítico basado en la duda constructiva que lo hacen merecedor de ser tomado como ejemplo de nuestra juventud. Tomemos en cuenta que este siglo 21 se perfila como la Era del Conocimiento donde el oro gris de nuestro cerebro será más valioso que el oro amarillo de nuestros antepasados o el oro negro del petróleo que mueve los transportes y las industrias en el mundo.Francisco Miranda Godínez nació en nuestro Yurécuaro el 4 de octubre de 1937. Sus padres fueron Ana María Godínez Fajardo y Juan Miranda Aguayo. Hizo sus primeros estudios en las actuales instalaciones donde se afincó la “Escuela Constitución de 1917” con las maestras Elisita Salazar y Aída Gil. Sus estudios de secundaria, preparatoria, humanidades, filosofía y teología los llevó a cabo en el Seminario Diocesano de Zamora y posteriormente se trasladó a la Universidad Gregoriana de Roma donde obtuvo las licenciaturas en teología e historia y también el grado de Doctor en Historia.Francisco Miranda fue fundador, junto a Luis González, del Colegio de Michoacán en el año de 1979. El ColMich es una institución de gran prestigio nacional e internacional y está dedicada a la investigación y a la formación de grandes pensadores humanistas. Su sede se localiza en Zamora, Mich. y tiene como Misión: “la generación, transmisión y difusión del conocimiento histórico-social y humanístico”: esto es, la investigación de lo que es y ha sido el hombre y la sociedad, sus potencialidades, valores, necesidades y problemas. También se encarga de la formación de recursos humanos capacitados para proseguir la generación y difusión del conocimiento humano en relación a México y a varias de sus regiones. El ColMich cuenta con una gran plantilla de personas doctoradas en varias especialidades entre las cuales, el Dr. Francisco Miranda participa en el Centro de Estudio de las Tradiciones como profesor e investigador. Actualmente el Colegio, además de la sede central en Zamora, cuenta con otro campus en La Piedad, Mich.Para cumplir su misión de difundir los resultados de sus investigaciones, el ColMich publica libros y revistas para lo cual Francisco Miranda ha aportado infinidad de obras entre las que podemos destacar: tres Monografías: Yurécuaro, Uruapan y Caurio. También destacan sus obras: Don Vasco de Quiroga y su Colegio de San Nicolás; su edición de La Relación de Michoacán, Estudios sobre la Cultura P´urhé (lengua nativa de Michoacán); Dos cultos fundantes; Estudios sobre el Vidente del Tepeyac; Los evangelistas guadalupanos; Biografía de Don José María Cázares; Biografía de Don Leonardo Castellanos; La diócesis de Zamora, Antiguas familias de Zamora; Vasco de Quiroga, educador de adultos; Monumentos literarios del Michoacán antiguo, entre varias obras más.Francisco Miranda ha organizado y participado en una gran variedad de congresos nacionales e internacionales donde ha aprendido y enseñado a mucha gente hambrienta de conocimientos. En uno de los más recientes, el Encuentro Internacional de Morelia, hace tres años, se referían a nuestro paisano como: “Un Maestro cuya inquietud por la verdad y el conocimiento lo han llevado a desentrañar pedacitos de nuestro mestizaje, cual arqueólogo que hurga en las ruinas de nuestro pasado”. Reflexionando sobre la vida de nuestro filósofo yurecuarense (aclarando que un filósofo es un “amigo del conocimiento”), vemos que su búsqueda lo ha llevado a hurgar en el Archivo General de Indias de Sevilla (España) tratando de entender nuestros orígenes no solo mexicanos sino michoacanos. Él nos recuerda que si analizamos detenidamente la información y conocimientos sobre nuestras raíces y nuestra forma de ser, estaremos en posibilidades de fincar más sólidamente nuestro futuro.Francisco Miranda, ha recibido muchos reconocimientos, uno de ellos fue el premio José Tocaven de 1995 por sus méritos literarios. Nosotros, los yurecuarenses nos debemos sentir muy orgullosos de contar con él. Sin embargo, más que estar satisfechos, deberemos reflexionar sobre lo que le ha costado en esfuerzos y dedicación durante tantos años de estudio; la mayor ganancia de tenerlo, solamente se concretará si todos entendemos que hay que estudiar mucho y que no basta dedicar 17 años para obtener una carrera. En este siglo 21, es necesario seguir estudiando después de obtener una licenciatura y obtener otra carrera más y maestría y doctorado, además de aprender uno o dos idiomas más, ya que el conocimiento por adquirir es ilimitado y también es muy necesario para ser competentes y vivir de una manera digna. Que el ejemplo de Francisco Miranda sirva también a todos los jóvenes, que una vez concretada su educación preparatoria, deciden quedarse en la ciudad. Ellos también tienen que adquirir más conocimientos ya sea a través de la Internet o en la Biblioteca Municipal o en la Casa de la Cultura. También tenemos en nuestro municipio a dos excelentes investigadores: Benjamín Mojarro V. y Modesto Molina que están trabajando desde hace algunos años en sus estaciones experimentales agrícolas. Ellos están dispuestos a compartir sus conocimientos con aquellas personas que se acerquen con voluntad, actitud y disposición para aprender. También contamos con algunas otras personas que están trabajando para hacer investigaciones y mejoras genéticas en el ganado bovino y caprino. Por otro lado, si nos lo propusiéramos, podríamos desarrollar un Instituto del Diseño y Alta Costura y Moda ya que contamos en la ciudad con innumerables mujeres que poseen muchas habilidades que se pudieran adaptar para la producción de ropa de alta moda para la exportación. También se pudieran aprovechar los conocimientos que tienen muchos de nuestros artesanos para manejar metales y artículos religiosos y con dichas habilidades establecer otro Instituto que preserve los conocimientos de nuestra gente en ese campo. En fin, ojalá que estos anhelos por adquirir conocimientos no sean solo sueños sino que sean el motor y motivación que nos está dejando Francisco Miranda. Él nos ha demostrado que Dios nos ha dado los mismos talentos a todos los seres humanos y que se nos pedirán cuentas por ellos, sobre todo si no los utilizamos en todo su potencial.
Gracias a todos los lectores: José Luis García Salazar