En Yurécuaro se celebraban las fiestas de la Virgen. Las famosas fiestas “del día ocho”. En la tienda de don Toño, estaban reunidos, Agapito el Sinarquista, Filemón el Bolchevique, Herculano el Medallas y Jeremías el Faifitas. Ya estaba prendido el radio y sintonizaron las noticias para escuchar cómo iba la guerra. Oyeron al locutor: “El día de ayer, 7 de diciembre, poco antes de las ocho de la mañana, los americanos fueron tomados por sorpresa por los japoneses en el puerto de Pearl Harbor, en las Islas del Pacífico. El combate duró dos horas y los japoneses destruyeron varios cruceros y destructores, además toda la fuerza de combate aérea compuesta por 246 aviones. Murieron 2 500 soldados y quedaron heridos 1 780. Los japoneses solo perdieron 29 aviones y 5 mini-submarinos. Cabe hacer la aclaración que los EEUU y Japón no estaban en guerra, sino que fue un ataque a traición”.Herculano fue el primero en hablar:- Anteriormente, en todos los conflictos bélicos, primero se hacía la “Declaración de guerra” y después se empezaban los fregadazos. Ahora fue al revés.- Ya le vamos a entrar a los plomazos, dijo el Faifitas.- Tú le tienes miedo a las balas y solo conoces la pólvora de cerquitas porque cargas a veces “el torito”. Ayer lo traías muy meneado en la plaza, después de que llamaste a misa, le replicó el Sinarquista.Todos los que estaban presentes empezaron a hablar al mismo tiempo. Unos daban su opinión, diciendo que las guerras siempre las pierden los más jodidos ya que son los que más sufren. Se acordaron de todas las noticias que habían estado escuchando sobre la guerra que ya llevaba más de año y medio en Europa. En términos generales, todos sabían que se avecinaban tiempos muy difíciles para la humanidad.Los siguientes meses, los amigos continuaron reuniéndose y comentaban acerca de los avances en las hostilidades. Hablaban de los desplazamientos de la flota de EEUU para defender las islas en el Pacífico y otros territorios amenazados por los japoneses. También discutían sobre los avances de Alemania en Europa, sobre todo en su ataque en el frente ruso en el que sólo eran detenidos por el frío invierno.Entonces, el 22 de mayo de 1942, escucharon en el radio la grave noticia: “El día de hoy, cobardemente, unos submarinos alemanes torpedearon y hundieron dos navíos petroleros mexicanos, el Potrero del Llano y el Faja de Oro. Inmediatamente, nuestro presidente el General Manuel Ávila Camacho, declaró la guerra a las potencias del Eje: Alemania, Italia y Japón”.En las semanas y meses posteriores a estos hechos, los amigos dieron seguimiento a través del radio, a varios acontecimientos trascendentales para México: EEUU había solicitado el permiso para instalar una base militar en la Península de Baja California a lo que el Presidente Ávila Camacho se negó rotundamente y nombró al General Lázaro Cárdenas al frente de la defensa, por si se instalaban a la fuerza, lo cual no ocurrió. En todo el país, se desató una gran euforia ya que se lanzaron al aire varias radionovelas y canciones alusivas a la guerra; también se empezaron a proyectar en los cines películas que exaltaban el patriotismo. México envió millares de braceros a trabajar en el campo y en algunas industrias de EEUU para sustituir a los miles de soldados americanos que combatían en los diferentes frentes de guerra. Los radioescuchas yurecuarenses también comentaron la noticia de los submarinos enemigos que habían hundido a otros cuatro barcos mexicanos: El Tuxpan, Las Choapas, El Oaxaca y El Amatlán. En todo el País, también se hicieron preparativos para la participación directa en la guerra. Nuestros radioescuchas siempre aprovechaban cualquier noticia para enfrascarse en sus pláticas filosóficas y en una de ellas, Filemón dijo: - El otro día escuché de un periodista que decía que el “Potrero del Llano” había sido hundido adrede por un barco de EEUU para obligarnos a entrar en la guerra y le echaron la culpa a Alemania con lo cual, la dejaríamos de apoyar.- Yo creo que los que manejan las guerras no tienen madre ni nacionalidad, dijo Agapito y agregó: si revisamos cómo empezó la Primera Guerra en 1914, vemos que hay unos cabrones que mandan en todo el mundo. Ellos les dan órdenes a todos los reyes y presidentes del mundo, siempre y cuando puedan vender pólvora a los pendejos que están de uno y del otro lado matándose.- Con otras palabras, pero es lo mismo que dice el Señor Cura, recordó Jeremías y agregó: a mí me dijeron que, en Yurécuaro, ya están arreglando el campo de aviación para que lleguen los aviones que traen a los emisarios de Hitler y de Mussolini para convencernos de que debemos estar de su parte.- ¿Y por qué deberían de aterrizar aquí y no en La Capital o de perdida en Guadalajara? Preguntó Filemón sin que nadie le contestara.- Pos yo lo que oí en Las Cuatro Esquinas, dijo Agapito, es que pa' prevenir que recibamos a los alemanes, ya llegaron unos espías gringos y están hospedados en el “Ruiz” y en el “Monclava”. Todos los días tienen reuniones después de que se amanecen “caneleando” y comiendo menudo en el puesto de doña Aquilina. Ella se dio cuenta que no eran de por aquí, porque oyó que un Güero le pedía a Zósimo el elotero, que le volviera a llenar de granos cuando se le acabó el elote que se estaba comiendo.- Yo les voy a pasar al costo lo que me han contado en La Barca y en La Ribera, dijo Herculano: según me han dicho, los gringos nos van a volver a chingar el Territorio; que dizque se van a recorrer pa' el sur y la nueva frontera va a ser el Río Lerma en lugar del Rió Bravo.Y agregó Jeremías:- Con razón mi tío Aniceto que vive en La Ribera, me dijo muy presumido y faceto: “Ya vamos a tener otra nacionalidá y no vamos a necesitar papeles para irnos de braceros. Ustedes, si nos quieren visitar van a tener que cruzar de mojados o de plano, hasta que nosotros los dejemos pasar”. Agapito volvió a intervenir:- Yo como asisto mucho por el rumbo de la Estación, supe que a José Martínez, “el Chivón”, el que cuida “La Fija”, le dieron órdenes de que además de pitar a las seis de la mañana para despertarnos a trabajar y a las dos de la tarde cuando vamos a comer, haga pitar su máquina en cuanto empiecen a bombardearnos. Le dijeron que debe pitar, como arremedando al faifas cuando toca para misa de difuntos, muy triste, como si estuviéramos adoloridos.Jeremías, como no se quería quedar atrás en la plática dijo: - Yo lo que supe es que a Sidronio Moncada, el gerente de la compañía de luz y a Sóstenes Godínez, que es el supervisor de las líneas de electricidá, les llegó la orden desde la meritita oficina del General Cárdenas, de que en cuanto oyeran algún ruido de aviones en la noche, mientras averiguamos si son de nosotros o de los alemanes o japoneses, se apaguen todas las luces del pueblo pa' que no vean donde están nuestras fortificaciones.- ¿Pos cuáles fortificaciones? Soltó la carcajada don Toño.Intervino Filemón:- Con eso de los apagones, y no me dejará mentir El Medallas, antier que fuimos al cine, El Cuatro Ojos, se hizo guaje para devolvernos las entradas cuando se fue la luz y no regresó en toda la noche. Le empezamos a gritar que nos devolviera el dinero y él solo decía: “Cóbrenle a Sidronio porque él es el dueño de la compañía de luz o de perdida a Sostenes que es el que debe arreglar bien los postes y los cable de la luz”. Nosotros nos tuvimos que salir del cine y nos fuimos alumbrando con pura velas. Ahora, cada que va la gente a reclamar por los apagones, Sidronio y Sóstenes solo dicen: “Estamos en guerra, estamos en guerra”. El otro día y por poco no la cuentan ya que Faustina la encargada del molino de nixtamal, juntó a una bola de tortilleras y se les pusieron al brinco porque las habían dejado a medias de su molienda. Ellas empezaron a apedrear la oficina y como las vio muy encabronadas, Sidronio les tuvo que dar para que compraran birotes. - Oiga don Toño, usted que se las sabe todas, es cierto que más antes, la gente pobre medía el tiempo con velas? Preguntó el Faifitas.- Eso fue hace muchos siglos, en Europa, cuando no había relojes. La costumbre la trajeron los españoles y todavía me acuerdo que don Baldomero, del rancho del Tequesquite, me contó que cuando andaba de novio de su mujer, su suegra ponía una velita sobre una piedra para indicarles los minutos que les quedaban antes de que llegara su esposo o algún hermano de la novia. También usaban velas para saber cada cuando se le tenía que dar una medicina a un enfermo, sobre todo cuando la dosis que le recetaba el doctor, debía ser suministrada exactamente a la hora indicada. También cuentan que los de la Santa Inquisición, ponían frente al preso al que estaban torturando, un cirio prendido y le decían que cuando se terminara, iban a dejarle de aplicar el tormento. Eso ponía más lurias a los reos ya que las horas les pasaban muy lentamente.- A propósito de Faustina, la del molino de nixtamal, dijo el Sinarquista, ¿supieron que se desgreñó con Simplicia, la mujer de Casto, el Cajetero?- ¿Cómo estuvo eso? le preguntaron, solo por estar informados ya que no eran morbosos.- Fíjense que Simplicia les comentó a las que estaban con ella haciendo cola para moler: “Esta Faustina es como las burras de Trinilla, necia, aguantadora y riendona”. Todas soltaron la carcajada, menos Faustina, quien luego luego, se le encaró y allí ardió Troya. Las demás les tuvieron que echar agua fría para separarlas como cuando se les echa a los perros que hacen sus malditurías y se quedan pegados.
Pasaron las semanas y los meses.El 7 de junio de 1942, nuestros radioescuchas supieron que se estaba librando la Batalla de Midway en las islas del Pacífico. Los japoneses estaban muy confiados porque seguían avanzando y no contaban con que los americanos habían descifrado el Código Púrpura con el que se comunicaban para atacar por sorpresa en diferentes lugares. Habían seleccionado la Isla de Midway y enviaron casi toda su flota la cual fue derrotada y con ello, se inició una serie de victorias de parte de EEUU. Posteriormente, del 7 al 9 de agosto, se dio la Batalla de Guadalcanal, que hasta ese momento era la más sangrienta ocurrida entre los japoneses, que perdieron 24 000 combatientes y los EEUU que perdieron 6 000. En África, en julio de 1942 se llevó a cabo la Primera Batalla de El Alamein entre los ejércitos de Alemania que empujaron y vencieron a los ejércitos aliados. Sin embargo, los alemanes no pudieron acabar con sus enemigos ya que agotaron los suministros y los aliados se defendieron heroicamente en el desierto y mantuvieron sus posiciones. Meses después, en octubre del mismo año, se dio la Segunda Batalla donde los aliados triunfaron e iniciaron su contraofensiva.Mientras tanto, en el frente ruso, el 12 de septiembre de 1942 se inicia la Batalla de Stalingrado que fue una de las más cruentas en toda la guerra y representó un cambio de rumbo ya que hasta ese entonces, las tropas de Hitler habían sido victoriosas. En ese mismo frente, en el verano de 1943 se libró la batalla de Kursk donde participaron 6 000 tanques y se tuvieron 70 000 muertos por el lado alemán y 160 000 por los rusos. A partir de entonces, los alemanes no pararon en su retirada hasta que fueron acorralados en Berlín.En el territorio italiano se libraron varias batallas en Montecasino desde febrero a mayo de 1943. Este lugar estaba cerca de una abadía y allí lucharon bravamente los alemanes ya que era la última defensa antes de que los aliados tomaran Roma.Conforme pasaba el tiempo, los amigos radioescuchas recababan mayor información. Se daban cuenta del sufrimiento que estaban pasando, no solo los soldados sino toda la gente de las diferentes ciudades y pueblos donde ocurrían los combates en todo el mundo. Aprovechaban las pausas comerciales en el radio para hacer comparaciones con respecto a los sufrimientos de los mexicanos durante la Revolución y la Guerra de los cristeros. Filemón el bolchevique fue el primero en comentar:- Y todo comenzó por la locura de los fascistas. Hitler les lavó el cerebro a los alemanes y Mussolini emborucó a los italianos.- Y tú no tomas en cuenta que Estalin, también es un matón en Rusia. ¿No te acuerdas lo que hizo con Trotzky hace tres años, aquí mero en México? Le replicó Agapito el Sinarquista.Volvemos a lo mismo, intervino, Herculano el Medallas:- Agapito, tú mismo dijiste que los meros chingones, son los que manejan las guerras o sea los que venden las armas. Esos están atrás de Hitler, de Mussolini, de Estalin, de los gringos y de los japoneses. A final de cuentas, son los que van a terminar ganando y todos nosotros nos vamos a quedar pidiendo limosna y un taco pa' poder comer.- Así se quedó Eleuterio el ciego, después de la Cristeada; ya ven que se pone en el portal de Tanhuato y siempre está diciendo: “Una limosna para este probe ciego que no ve nada….. ¡porque si viera, les pediría pura chingada! Es muy digno el Eleuterio, pero salió fregado después de la guerra.
Con estas palabras de Jeremías el Faifitas, se terminó una velada más en la tienda de don Toño, el Maicero.
(Continuará la 3ª parte en la próxima semana).
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