El yurecuarense del que hoy nos ocupamos es una persona que a lo largo de muchos años ha recopilado los recuerdos y la memoria de nuestra forma de ser y de las costumbres de los habitantes de Yurécuaro. A través de las microhistorias que ha escrito, ha preservado parte de nuestra cultura.La Historia y la Cultura están íntimamente ligados en la vida de las civilizaciones que han existido en la tierra desde hace miles de años. La cultura la podemos definir, de manera resumida, como el producto de la forma de ser de los pueblos, manifestada en el arte, las costumbres y los conocimientos que poseen sus habitantes. La Historia es la que se encarga de documentar y dejar por escrito a la Cultura.Así pues, Eliseo Godínez, cual guardián de nuestra historia yurecuarense, a lo largo de varias décadas ha acumulado cientos de páginas que nos hablan del acontecer de nuestra ciudad y de los sentimientos, emociones y anhelos de su gente. Cuando veo a Cheo caminando con sus “códices” bajo el brazo, me recuerda a los escribas de los tiempos de los egipcios y babilonios que se encargaban de dejar por escrito lo que acontecía en los pueblos. Sin ellos, la humanidad hubiera olvidado y perdido gran parte de sus conocimientos adquiridos y no tendríamos los cimientos que dieron forma a lo que hoy somos.Eliseo Godínez Gutiérrez nació el 28 de julio de 1928. Sus padres fueron María Soledad Gutiérrez Zendejas y José Godínez Pérez. Como él dice: nací en mi amada calle Juárez cuando todavía la bordeaban muchas casa con solares y huertas que nos brindaban sus guayabas, limas, naranjas y muchas otras frutas que nos endulzaban la existencia a todos los amigos de esos tiempos. Con ellos, Eliseo se dio tiempo para participar en varias obras de teatro que hicieron las delicias de los yurecuarenses de aquellos tiempos cuando se apreciaban las veladas “Literario-musicales”. También con esos amigos, exploraron en bicicleta los caminos que circundan a Yurécuaro y lo hacían cuando dichos caminos eran de pura tierra y lodo en tiempos de aguas. Desde ese entonces, a Eliseo le quedó bien claro el significado de lo que es la amistad y le dedicó las siguientes reflexiones:
¿Qué es un amigo?
Es una persona con quien te atreves a ser tú mismo. Él no quiere que seas mejor o peor. Cuando estás con él te sientes tranquilo, feliz y contento, como se ha de sentir un prisionero cuando lo declaran inocente. Junto a él, puedes decir lo que piensas, él te comprende; él te disculpa esas contradicciones tuyas, esos errores, esos olvidos, que pueden llevar a otros a juzgarte mal. Con él puedes respirar tranquilo, puedes dejar escapar tus vanidades, tus egoísmos, tus flaquezas, tus envidias, tus errores y tus cobardías. Al platicar con él, todo esto desaparece y se pierde en el océano tranquilo de su lealtad.El amigo te quiere y él es como el fuego que abraza, que arrasa y que consume. Él te comprende y tú puedes llorar con él, reír con él, rezar con él. Puedes fallarle, pero no temas porque él te conoce, te quiere y te disculpa.¿Qué es un amigo? Es un ángel que Dios puso en tu camino. Él tiene todo lo bueno, todo lo limpio, todo lo hermoso y noble de la vida.¡Gracias, Dios mío, porque me lo diste! ¡Gracias, por haberlo puesto en mi camino!
En su juventud, Cheo tuvo muchos oficios: trabajó con la Güera Macías en su tienda; fue chofer y recorrió casi todos los caminos de México, desde Mérida hasta La Paz y Tijuana. Llevaba a todas partes los productos de nuestra región y de regreso, para hacer más productivo cada viaje, traía diferentes productos como cemento y otros materiales de construcción. También se dio tiempo para irse “Al Norte” a trabajar en varios oficios y en una de esas vueltas, ahorró dinero y puso su tienda de abarrotes “El Cantarito”. De ese entonces, como ahora lo dice Eliseo, ¡Qué hermosa juventud, divino tesoro! ¿Cuándo te volveré a ver? ¿Cuándo volverás a caminar conmigo?.....También se dio tiempo para formar y aconsejar a muchos jóvenes que canalizaban todo su vigor a través del futbol y fue así que conformó al Atlas “Campeón de Yurécuaro” de 1955 a 1958. De esos tiempos futboleros, Cheo menciona con cariño a muchos jugadores enjundiosos como: Alberto Gómez, Flavio Medina, Gabriel Valencia, Javier Bárcena, Lolo Hernández, Pascualet, Flavio Rizo (el querido “Húngaro”) y muchos más que en este momento, y por el espacio, no nos es posible mencionar. Por otro lado, Eliseo también hace mención y un reconocimiento al equipo de béisbol “Industrias” que tantos gratos momentos hizo pasar a nuestra gente en el campo Benjamín Mora. Cheo menciona que era una novena muy bien balanceada desde el catcher hasta el último de los fielders y sobre todo menciona a dos grandes figuras de esos tiempos: el pitcher zurdo Lauzán y al mejor de ellos que fue Octaviano Catellanos de quien dice que la palomilla lo quería mucho porque era una persona que “no se apretaba”, ni era orgulloso y además era atento y educado. En el campo de juego se sabía imponer y le dio muchos triunfos a Yurécuaro por sobre muchos equipos de ciudades vecinas, integrados por jugadores semiprofesionales.Eliseo Godínez posee una vena filosófica y poética que, como dice él, aunque no tenga estudios muy formales y avanzados, puedo expresar lo que me dicta el corazón. Hace algunos años, puso en papel este sueño:
Mis anhelos:
Dios conceda a mi existir, una mujer para amar, un hijo por quien vivir, salud para trabajar y alegrías para cantar. Una mesa en que apoyar, un amigo en quien confiar, un perro a quien consentir, una cama en que descansar y un Cristo a quien implorar al momento de morir.
Que estos versos no tienen arte. ¿Quién sabe? Sólo sé que tienen la rima y métrica que a Cheo le gustaron y fue lo que publicó en su columna porque los sintió muy dentro de su ser. También, tomando algo de otros autores, nos recuerda y refuerza, según su punto de vista, algunos valores intrínsecos que debemos practicar, sobre todo en estos tiempos de tanta intolerancia:¿Qué significa ser hombre?Ser hombre, no solo es ser varón, simple individuo del sexo masculino.Ser hombre, es saber reconocer cuando fallas. Es querer levantarte cuando caes y es templar tu espíritu para levantarte. Significa darte cuenta cuando fracasas, cuando la “riegas”, en lugar de buscar pretextos del por qué caímos o se fracasó.Ser hombre es buscar lo que se tiene que hacer y hacerlo. Buscar lo que se tiene que decir y decirlo.Ser hombre, es trazarte un plan para ti y los tuyos y seguirlo pese a las dificultades.Ser hombre, es apenarte porque te burlaste de un amigo o de alguien que confió en ti.Ser hombre es, no burlarte de una mujer con mentiras y engaños, seducirla, violarla, engañarla o pisotearla.Ser hombre es, no abusar del puesto o de las influencias, ya que el verdadero hombre cumple, agradece y paga lo que debe. El verdadero hombre no intimida con armas, no abusa de su puesto o de su fuerza. No es mentiroso, tiene vergüenza y puedes confiar en él porque no te va a fallar.¡Para mí, ese es el verdadero hombre!
Como dice Eliseo, ahora cuento con ochenta años de edad y casi cincuenta de casado. Soy padre de nueve hijos y tengo 27 nietos y un biznieto. Soy árbol con muchas ramas porque la vida entera, huyendo pasajera se renueva cual rosa al calor de la añoranza. Yo soy pasajero de la vida, fui guerrero de otros tiempos. Fui joven, impetuoso, soñador y buen cristiano. Fui humilde y generoso, en el árido estudio talentoso; en el sufrimiento y en el dolor, magnífico y sereno.Nosotros los yurecuarenses debemos sentirnos complacidos de tener un “Guardián de la memoria y los recuerdos del terruño”. Debemos gozar de las anécdotas que publica semanalmente en su columna “El Rincón de los recuerdos” donde un día publicó este ruego que le hizo hace tiempo a su madre y que nos muestra lo que siente un hijo cuando pierde a su ser querido:
Madrecita, no te mueras, reanímate Madre mía.Aférrate a la vida, enderézate Madre mía. Camina Madre mía, que en el corredor te espera tu silla de descanso, forrada con tela de mil colores.Madrecita, sigue rezando tu interminable novena y peinando el surtidor de tus canas, mientras en el limón juega alegre la chuparrosa y las rosas se paran de puntitas para oler el perfume del pan que está cociendo la chata Juanita.Madrecita, nunca me contaste un cuento, como las clásicas abuelitas de los cuentos. Pero tu vida era para nosotros, la leyenda más preciada. Con tu boda, con tus vestidos de cachemira y tus túnicas de brocados y las trece onzas de tus arras.Madrecita, no te mueras, que mi casa y mis cosas me parecerán más viejas si tú me faltas. ¡No te vayas! Y te prometo que ya no reñiré contigo, ni mi hermano Pepe te esconderá el bastón y tú podrás hacer lo que te plazca. ¡No te vayas Madre mía! Decía mi boca ante tu negra caja; caja de las más rústicas de madera; desprovista de abrellonados y de abrazaderas de plata, como las cajas de los ricos. No te vayas, decían mis ojos al verte pasar por la calle de la carretera que conduce al cementerio. Calle polvorienta y triste como sus moradores. No te vayas decían mis oídos al oír sobre tu ataúd el irreverente golpe de la pala. No te vayas decía mi pensamiento al recordar lo que te pude amar, lo que te pude querer, y no lo hice.¡No te vayas! Madre mía, que voy a quedar muy solo y no voy a tener a quien contarle mis quejas y desvelos. Mi mente divagará en recuerdos. Mis ojos nublados por el llanto ya no te verán más. Madre mía, qué solo me has dejado; que solo y que triste. ¿A quién le contaré mis penas? ¿Quién enjugará mi llanto? ¿Quién escuchará mis quejas? Estas últimas palabras resonaban en mi mente cuando el féretro se perdió de mi vista y todos los acompañantes regresaban a sus mundos, a sus casas y a sus cosas. Un sinfín de sentimientos quedaron en mi mente.Madre mía, qué solo me has dejado. Qué solo y qué triste.Contigo se fue la vida, una época y una historia. Se fue por siempre la armonía, la unión y el lazo que ata y une nuestras vidas.¡Descansa en paz, Madre mía!
Espero que muchos yurecuarenses sigamos el ejemplo de Eliseo y que dediquemos parte de nuestro tiempo a escribir nuestra historia. Ojalá tengamos la paciencia y la constancia para ir reuniendo relatos, biografías, anécdotas, poesías y dichos populares que al quedar documentados representarán el conocimiento que servirá de puente entre los yurecuarenses de ayer y hoy con los que vienen detrás de nosotros. Gracias Eliseo por lo que nos estás dejando.Recordemos con cariño a este gran yurecuarense y también les agradezco por acompañarme nuevamente en estas reflexiones.
José Luis García Salazarwww.productividadorganizacional.com
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