Quiero ahora hablar y dar reconocimiento a un yurecuarense que ha dedicado toda su vida al desarrollo del conocimiento.¿Qué nos pasa cuando nos ponemos a repasar las lecciones de la escuela y sabemos que para aprender cada tema deberemos estudiar varias horas? Obviamente respondemos con la frase, que dicen ahora los jóvenes, ¡Que hueva! Por otro lado, ¿Te has imaginado, amable lector, estudiar durante más de sesenta y cinco años? Pues eso es lo que ha hecho nuestro personaje cuya disciplina para estudiar lo ha llevado a poseer una de las mentes más claras y con un pensamiento científico y crítico basado en la duda constructiva que lo hacen merecedor de ser tomado como ejemplo de nuestra juventud. Tomemos en cuenta que este siglo 21 se perfila como la Era del Conocimiento donde el oro gris de nuestro cerebro será más valioso que el oro amarillo de nuestros antepasados o el oro negro del petróleo que mueve los transportes y las industrias en el mundo.Francisco Miranda Godínez nació en nuestro Yurécuaro el 4 de octubre de 1937. Sus padres fueron Ana María Godínez Fajardo y Juan Miranda Aguayo. Hizo sus primeros estudios en las actuales instalaciones donde se afincó la “Escuela Constitución de 1917” con las maestras Elisita Salazar y Aída Gil. Sus estudios de secundaria, preparatoria, humanidades, filosofía y teología los llevó a cabo en el Seminario Diocesano de Zamora y posteriormente se trasladó a la Universidad Gregoriana de Roma donde obtuvo las licenciaturas en teología e historia y también el grado de Doctor en Historia.Francisco Miranda fue fundador, junto a Luis González, del Colegio de Michoacán en el año de 1979. El ColMich es una institución de gran prestigio nacional e internacional y está dedicada a la investigación y a la formación de grandes pensadores humanistas. Su sede se localiza en Zamora, Mich. y tiene como Misión: “la generación, transmisión y difusión del conocimiento histórico-social y humanístico”: esto es, la investigación de lo que es y ha sido el hombre y la sociedad, sus potencialidades, valores, necesidades y problemas. También se encarga de la formación de recursos humanos capacitados para proseguir la generación y difusión del conocimiento humano en relación a México y a varias de sus regiones. El ColMich cuenta con una gran plantilla de personas doctoradas en varias especialidades entre las cuales, el Dr. Francisco Miranda participa en el Centro de Estudio de las Tradiciones como profesor e investigador. Actualmente el Colegio, además de la sede central en Zamora, cuenta con otro campus en La Piedad, Mich.Para cumplir su misión de difundir los resultados de sus investigaciones, el ColMich publica libros y revistas para lo cual Francisco Miranda ha aportado infinidad de obras entre las que podemos destacar: tres Monografías: Yurécuaro, Uruapan y Caurio. También destacan sus obras: Don Vasco de Quiroga y su Colegio de San Nicolás; su edición de La Relación de Michoacán, Estudios sobre la Cultura P´urhé (lengua nativa de Michoacán); Dos cultos fundantes; Estudios sobre el Vidente del Tepeyac; Los evangelistas guadalupanos; Biografía de Don José María Cázares; Biografía de Don Leonardo Castellanos; La diócesis de Zamora, Antiguas familias de Zamora; Vasco de Quiroga, educador de adultos; Monumentos literarios del Michoacán antiguo, entre varias obras más.Francisco Miranda ha organizado y participado en una gran variedad de congresos nacionales e internacionales donde ha aprendido y enseñado a mucha gente hambrienta de conocimientos. En uno de los más recientes, el Encuentro Internacional de Morelia, hace tres años, se referían a nuestro paisano como: “Un Maestro cuya inquietud por la verdad y el conocimiento lo han llevado a desentrañar pedacitos de nuestro mestizaje, cual arqueólogo que hurga en las ruinas de nuestro pasado”. Reflexionando sobre la vida de nuestro filósofo yurecuarense (aclarando que un filósofo es un “amigo del conocimiento”), vemos que su búsqueda lo ha llevado a hurgar en el Archivo General de Indias de Sevilla (España) tratando de entender nuestros orígenes no solo mexicanos sino michoacanos. Él nos recuerda que si analizamos detenidamente la información y conocimientos sobre nuestras raíces y nuestra forma de ser, estaremos en posibilidades de fincar más sólidamente nuestro futuro.Francisco Miranda, ha recibido muchos reconocimientos, uno de ellos fue el premio José Tocaven de 1995 por sus méritos literarios. Nosotros, los yurecuarenses nos debemos sentir muy orgullosos de contar con él. Sin embargo, más que estar satisfechos, deberemos reflexionar sobre lo que le ha costado en esfuerzos y dedicación durante tantos años de estudio; la mayor ganancia de tenerlo, solamente se concretará si todos entendemos que hay que estudiar mucho y que no basta dedicar 17 años para obtener una carrera. En este siglo 21, es necesario seguir estudiando después de obtener una licenciatura y obtener otra carrera más y maestría y doctorado, además de aprender uno o dos idiomas más, ya que el conocimiento por adquirir es ilimitado y también es muy necesario para ser competentes y vivir de una manera digna. Que el ejemplo de Francisco Miranda sirva también a todos los jóvenes, que una vez concretada su educación preparatoria, deciden quedarse en la ciudad. Ellos también tienen que adquirir más conocimientos ya sea a través de la Internet o en la Biblioteca Municipal o en la Casa de la Cultura. También tenemos en nuestro municipio a dos excelentes investigadores: Benjamín Mojarro V. y Modesto Molina que están trabajando desde hace algunos años en sus estaciones experimentales agrícolas. Ellos están dispuestos a compartir sus conocimientos con aquellas personas que se acerquen con voluntad, actitud y disposición para aprender. También contamos con algunas otras personas que están trabajando para hacer investigaciones y mejoras genéticas en el ganado bovino y caprino. Por otro lado, si nos lo propusiéramos, podríamos desarrollar un Instituto del Diseño y Alta Costura y Moda ya que contamos en la ciudad con innumerables mujeres que poseen muchas habilidades que se pudieran adaptar para la producción de ropa de alta moda para la exportación. También se pudieran aprovechar los conocimientos que tienen muchos de nuestros artesanos para manejar metales y artículos religiosos y con dichas habilidades establecer otro Instituto que preserve los conocimientos de nuestra gente en ese campo. En fin, ojalá que estos anhelos por adquirir conocimientos no sean solo sueños sino que sean el motor y motivación que nos está dejando Francisco Miranda. Él nos ha demostrado que Dios nos ha dado los mismos talentos a todos los seres humanos y que se nos pedirán cuentas por ellos, sobre todo si no los utilizamos en todo su potencial.
Gracias a todos los lectores: José Luis García Salazar
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