Los Buscadores de “entierros”.

Todo comenzó cuando Atanasio Torres iba por el callejón de “El Olvido” y de repente oyó una voz cavernosa que decía: ¡Por caridad, sácame del purgatorio! Por un momento se quedó paralizado sin saber que hacer. Enseguida, corrió despavorido rumbo a la Plaza y se sentó en una banca. El corazón le latía a mil por hora y un sudor frío le empezó a bajar por la espalda mientras que sentía cómo sus piernas le temblaban sin parar. En la Plaza no había nadie a quien contarle lo que le había pasado y al voltear hacia el templo oyó los cantos de los que velaban en La Adoración Nocturna:“Cantemosalamordelosamores,CantemosalSeñor….. Diosestáaquí.Venidadoradores… adoremos, …..A Cristoredentor.......Glooooria a Cristo Jesús....Cielosytierra,.... bendecidalSeñor.Honorygloriaatí,...ReydelaGloria.Honorporsiempreatí.........Dios del aaaamor…. ”Se dirigió al templo, entró por la puerta lateral y se hincó a rezar. Allí andaba Jeremías “el faifitas” trapeando el piso y se le acercó preguntándole por qué traía esa cara. Entonces Atanasio le cuenta lo que le había pasado.- Ha de ser el Ánima Sola que siempre se acerca cuando los Cofrades de la Adoración Nocturna velan la noche. Agregó Jeremías. Y continuó diciendo: -- El mes pasado también le salió a Conrado Reyes cuando venía para acá y pa' pronto se puso a rezar todo espantado: “Gracias te doy ¡oh Dios! Porque me hiciste bueno. Gracias te doy porque no soy tan peor como los otros. Yo te doy gracias y ya ves que hago siempre mis ayunos, mis penitencias y mi Viernes Primero de cada mes”. Yo creo que él pensaba que en ese momento el Ánima se lo iba a llevar.- Pues sea lo que sea, a mí me dejó trabado del miedo y por poco caigo muerto.- Espérate a que Macario Valdovinos termine su turno de cantar y él te va a decir lo que hay que hacer ya que sabe mucho de eso. Mientras tanto, orita vengo, voy a traerte un pedazo de birote pa' que te recoja el miedo que traes regado por el cuerpo.Cuando Jeremías regresó, Atanasio se comió el pedazo de pan y esperaron a que Macario se desocupara y cuando lo hizo se acercó a ellos diciendo:- Ya veo Atanasio, que traes la cara ceniza.- Ando espantao. Y también le contó lo que había ocurrido.- Yo creo que debes ir ahorita mismo para agarrarla antes que se regrese al Purgatorio y tienes que hacerle un rezo primero y después le dices: “En nombre de Dios te pido que me digas si eres de este mundo o del otro”. Y terminó diciendo: yo creo que esa ánima te escogió porque quiere decirte donde hay un entierro y quiere que la saques del Purgatorio.Acordaron verse al día siguiente en la peluquería de Macario para platicar más ampliamente sobre el tema de los “entierros” y cuando Atanasio salía del templo los Cofrades seguían cantando: “AltíiisimoSeeñor….quesupistésjuntár, Auntieeempoenelaltár……. Sercorderóooypastooor…. Quisiéeracónfervor.Amaaar y réeecibir,Aquiénpor mí,Quisómoo….rir”.
Al siguiente día cuando llegó Atanasio a la peluquería, Macario le estaba haciendo el pelo a Herculano, “el medallas” y también se encontraba allí Jeremías, quien no se quería perder la reseña de lo que había pasado con el Ánima Sola. Atanasio les contó que había seguido al pié de la letra las instrucciones de Macario pero ya no se le apareció ningún espanto y aunque estuvo allí hasta pasada la medianoche, decidió irse a dormir porque todavía andaba temblando, aunque él decía que era de pena “por el dolor de las pobrecitas ánimas del purgatorio”. Entonces Jeremías preguntó:- ¿Por qué hay tantos entierros regados por el pueblo?Entonces Macario les empezó a relatar:- La gente quedó muy escamada después de lo que ocurrió con el Padre Torres cuando quemó y robó todo lo que había en 1816. A partir de eso, toda la gente conforme sacaba buena cosecha o cuando vendía algún animal, siempre prefería cobrar en monedas de oro y las enterraban en lugares que “señalaban” específicamente para que después no se les olvidara. Después de los robos del Padre Torres, el pueblo sufrió las Guerras de Santa Anna, las de Juárez y las guerras contra Maximiliano y todo eso en el siglo pasado. Ya en este siglo, cuando las tropas de los carrancistas y los villistas entraban al pueblo siempre arrasaban con todo. Con decirles que a veces, solamente dejaban el brocal de los pozos que eran de cantera porque cargaban hasta con los carrillos y las reatas. - ¡Ah que cabrones!, dijo muy enojado Jeremías. Y Macario siguió contando:- Después vino lo del asalto al tren en 1921. Dicen que enterraron muchas barras de oro allá por el rumbo del “Puente de fierro”. También aseguran que llevaron otra carga y la enterraron por el rumbo de El Marqueño, antes de cruzar el río ya que se dirigían al rancho de El Zapote. También dicen unos que Ramón Aguilar, el Cristero que hizo la matanza de federales en 1934, enterró una remesa de oro que había quitado a unos ricos de Zamora y ese oro quedó por el camino que va de la hacienda de San José rumbo al Zapote. También cuenta la leyenda que el Camino Real lo usaban como una ruta “secreta”, es decir, que casi nadie sabía que los grandes cargamentos de oro y plata que traían de Zacatecas con rumbo a la Capital, pasaban por Guadalajara y después se venían “rancheando” por La Barca y después por la Hacienda de San Antonio, Santa Lucía, El Salitre y seguían por el camino de El Zapote hasta llegar a Santa Ana Pacueco y de allí hasta Acámbaro y México. A pesar de que nadie sabía lo que transportaban en esas recuas de mulas, les hicieron varios asaltos y en esos caminos quedaron muchos tesoros que nunca se han descubierto. Finalmente, también hay muchos entierros porque, como dice la leyenda, por aquí anduvo Rentaría Luviano y su esposa La Poblana que robaron muchas diligencias y haciendas y tenían sus entierros en su famosa cueva y también en otros varios lugares que casi nadie supo donde quedaron exactamente.En ese punto de la plática, intervino Herculano quien había estado muy atento a lo que platicaba Macario y le preguntó:- ¿De qué forma guardaba la gente sus monedas de oro y sus barras de plata?- Los españoles tenían la costumbre de guardar sus tesoros en cueros de buey o de mula que son muy resistentes y es por eso que, cuando alguien descubre el lugar de un entierro, se le aparece el animal bufando y no deja acercarse al lugar exacto donde está el dinero. Ahora bien, mucha gente también guardaba su riqueza en baúles o en comanjas. Pero eso sí, cada que alguien se encuentra el entierro, esté envuelto en donde esté, siempre salen unos vaporcitos azules que brotan del dinero y si los respiras, te lleva la chingada.- ¡Yo creo que pa' salir de pobres, nosotros debemos encontrarnos un entierro!, dijo Jeremías.Fue entonces que todos se quedaron callados, pensando en la posibilidad de hacerse ricos.- ¿Oye Macario y si me acompañas a “tantear” otra vez al Ánima Sola, esta noche en el callejón? Le dijo Atanasio, a quien le brillaban los ojos de codicia.- ¿Y Por qué nomás van a ir ustedes? Replicó Jeremías.- ¡Yo también los voy a acompañar! Dijo Herculano.Entonces Macario Valdovinos les dijo muy serio:- Ustedes creen que es “de enchílame otra y déjame dos tostando”. El que va a buscar entierros, arriesga la vida porque el ánima que cuida el tesoro cobra tributo y siempre se muere uno de los que van a buscarlo, esa es la cuota que deben pagar los que son avariciosos.- Yo, con tal de salir de méndigo, me arriesgo, dijo Jeremías. A lo cual también se sumaron Herculano y Atanasio.Macario se quedó muy pensativo sopesando la idea y finalmente dijo:- Yo creo que hay que hacer primero “un cális” porque es necesario entrenar los ritos y rezos que se deben hacer a la hora de rascar. Si están decididos, lo vamos a hacer el sábado que entra, porque hay luna llena.- ¿Dónde vamos a hacer el intento? Preguntó Jeremías, y le contestó Herculano:- Será bueno ir a la huerta de Donaciano Anaya porque hace poco vieron nuevamente a una viejita que se aparece cruzando toda la huerta, desde la barda que da a espaldas de la casa de las Jovitas hasta la noria y el túnel que están a la salida de la otra calle, allá por la “Tetilla”.
El sábado a la hora convenida, se reunieron en la Plaza Principal y de allí se fueron con rumbo a la “Tetilla” buscando un lugar por donde entrar a la huerta. Encontraron un “portillo” cerca de la vecindad de don Juan Estrada y por allí se metieron. Lo primero que les dijo Macario fue que, al ir caminando, todos deberían ir rezando: “Salgan, salgan, ánimas de sus penas, que el rosario santo, rompe las cadenas”. Después, atravesaron la huerta de Rosalío Jiménez y se apostaron pegados a la barda de la casa de Las Jovitas. Mientras esperaban, para aplacar los nervios, empezaron a platicar en voz baja. Atanasio dijo:- Estos rezos se parecen a los que decía el padre Cirilo, el que trajeron para sacarle el diablo a una de las hijas de Sotero López. Al decir los exorcismos y aventarle el agua bendita, vieran que reparos pegaba la cabrona, parecía mula bruta. Después agregó:- Me dijeron que Herculano, además de los rosarios, ya anda vendiendo en San Juan de los Lagos, reliquias de la Tierra Santa: que unas astillitas de la Verdadera Cruz, que un trocito de la Sábana Santa, que unas flores cortadas del Huerto de los Olivos. ¿Es cierto eso? Y el aludido replicó:- Son puras figuraciones de la gente.En eso intervino Macario para decirles el siguiente rezo que se debe seguir en el rito para asegurar que se van a encontrar el entierro y además, las Ánimas, les puedan permitir sacarlo. Les pidió que pusieran más atención porque está más largo y se debe decir al menos una docena de veces en voz alta, pero muy despacio: “Por los agonizantes, oremos. Por los caminantes extraviados, los fieles necesitados y los que sufren, oremos. Te rogamos, Señor, por las almas pecadoras, las almas solitarias y las que sienten dolor. Por los pecadores, los enfermos, los tristes o carcomidos de angustia. Refugio de los pecadores, Salud de los enfermos, Consuelo de los afligidos. Por la angustia de nuestros prójimos, por la sal de sus lágrimas, por su pena traspasada de dolor; por nuestros prójimos, oremos”. “Por los Cátaros, para que finalmente encuentren el perdón aunque ahorita los tengamos que maldecir primero y nos dejen entrar a rascarle las entrañas a su entierro”.Cuando terminaron de repetir el rezo la docena de veces recomendada, Jeremías habló:- ¿Y quienes son esos mentados cástaros? Macario le contestó:- No son cástaros sino cátaros, y según la leyenda, son los guardianes de todos los tesoros escondidos en el mundo y hay que “maldecirlos” primero para que abran las puertas y dejen sacar el oro. Los cátaros eran unos “buenos cristianos” que practicaban la enseñanza de Jesús y vivían modestamente. Fueron condenados injustamente por no apegarse a la jerarquía eclesiástica en el siglo XIII. Cuando el Papa mandó un ejército para que atacara la ciudad de Languedoc, en Francia, iban a entrar, matando a todos, pero alguien dijo que dentro había católicos y cátaros viviendo juntos y se podían confundir a la hora de matarlos. Fue entonces que un monje malaentraña dijo: “No mostreis misericordia alguna en razón a la clase social, la edad o sexo. Matadlos a todos, que Dios sabrá distinguir a los suyos”. Cuando las tropas tomaron la ciudad, no encontraron el tesoro cátaro, que según decían, era inmenso. Ya en siglos posteriores, todo aquel que quiera encontrar alguna riqueza escondida, debe recitar en voz alta dos veces la maldición, para poder hallar lo que busca. Enseguida todos recitaron dos veces:“Malditos sean siempre y en todas partes. Malditos sean día y noche y a todas horas.Malditos sean cuando duermen y cuando estén despiertos. Malditos sean cuando comen y cuando beben. Malditos sean cuando callan y cuando hablan.Malditos sean de pies a cabeza. Que sus ojos se cieguen, que sus oídos ensordezcan, que su boca enmudezca y que su lengua se quede pegada al paladar.Que sus manos no puedan ya tocar nada más y que sus pies no puedan andar.Malditos sean todos sus miembros. Malditos sean cuando estén de pié, cuando yacen y cuando estén sentados.Que sean enterrados con los perros y los burros. Que los lobos rapaces devoren sus cadáveres”.- ¡Hasta se me enchinó el cuero ora que estábamos rezando! Dijo Atanasio.- A mí también me pareció muy exagerada la maldición la primera vez que la dije, pero así debe uno hacer el rito, si no, no sacaremos nada, agregó Macario.Después de los rezos, todos se quedaron muy quietos porque quedaron invadidos de sentimientos mezclados, entre lástima por los cátaros, ambición por el dinero que iban a desenterrar y miedo por los espantos que les pudieran salir.Ya había pasado la medianoche y la luna brillaba de una manera especial. Se oían algunos ladridos de perros como si persiguieran algún coyote en el cerro. También se escuchaban los rebuznidos de los burros que estaban en los corrales en la guamuchilera al otro lado del río. De repente, todos voltearon a ver al “Faifitas” que estaba haciendo unos rechinidos que escalofriaban el cuerpo. Rechinaba los dientes como remoliendo grillos y el cuerpo le temblaba como si le hubieran picado muchos alacranes al mismo tiempo y solo atinaba a voltear y mover la cara como si les avisara de un peligro. Herculano volteó hacia la parte de la huerta que les señalaba el “Faifitas” con la cabeza y dijo en voz alta:- ¡Ave María Purísima! y señaló una luz que se movía como a treinta metros de donde estaban…..
Amables lectores, el espacio se me terminó y la próxima semana continuaré el relato de lo que, según la leyenda, ocurrió en Yurécuaro hace mucho tiempo.Gracias por acompañarme.José Luis García Salazar.

René Martínez Valadez

En años recientes, científicos y filósofos han llegado a la conclusión de que “la pintura” fue lo que permitió a la humanidad, avanzar a pasos agigantados en su evolución en los últimos 20,000 años. Este arte, permitió a los seres humanos, desarrollar el lenguaje con lo cual pudieron expresar los mensajes del alma. Lo anterior ocurrió, de manera resumida en tres fases: la primera fue cuando nuestros ancestros crearon pinturas rupestres; después de eso, dieron origen a los “ideogramas”, que son los elementos precursores de la escritura y que representan las ideas que se quieren transmitir. La tercera fase fue la invención del alfabeto que permitió estructurar el lenguaje para escribir, leer y comunicar los aprendizajes de manera sistemática lo cual dio origen a las ciencias, la filosofía, la educación y todas las artes que caracterizan a los seres humanos poseedores de la sabiduría y el conocimiento. El personaje del que ahora hablaremos es un yurecuarense que ha sabido transmitirnos con sus pinturas, sus conocimientos, su espíritu y el alma de muchas cosas que representan el corazón de nuestro pueblo.
René Martínez nació el 21 de marzo de 1972. Es hijo de Evelia Valadez Rodríguez y Plutarco Martínez Pérez. Realizó estudios elementales en la Escuela Primaria Federal “Constitución de 1917”; después pasó por la Secundaria Justo Sierra y también por el Colegio de Bachilleres, todos ellos en Yurécuaro.
Sus estudios profesionales.Una vez que René terminó su educación de bachiller, su papá, el profesor Plutarco Martínez, le preguntó qué carrera quería seguir estudiando y en qué ciudad para ver “de qué tamaño” era la mensualidad que tendría que erogar la familia. La respuesta que escuchó lo dejó “frío” ya que René le dijo que por el momento no le atraía seguir una “carrera” tradicional y que mejor se iba a dedicar a la pintura. Plutarco, anduvo cabizbajo mucho tiempo pero a final de cuentas, como siempre lo ha hecho, respetó la decisión de su hijo y lo apoyó incondicionalmente.Fue así que René, como parte de su vocación artística, realizó primero estudios de “Dibujo artístico” y “Pintura al óleo” en el Instituto CEAC de la Ciudad de México. Posteriormente, estudió con el pintor peruano Medarno Romero que radicaba en Pajuacarán, Michoacán. Este maestro dominaba el trabajo de retoque fotográfico y otras técnicas depuradas. René también realizó sus primeras exposiciones pictóricas al lado de su maestro Romero. Para complementar sus conocimientos, también realizó estudios en Tecnologías de la Información enfocados al manejo de software fotográfico y diseño con ayuda de la computadora para poder estar a la vanguardia en este tiempo en que las nuevas tecnologías tienen un papel preponderante en el mundo.Actualmente está por terminar la Licenciatura en Gestión Cultural en la Universidad de Guadalajara conformando la primera generación de licenciados en dicha carrera en todo México. También está estudiando el Diplomado en Desarrollo Gerencial en la Universidad On Line de la Comunidad Yurecuarense Virtual.
Historia de la pintura.El Ser Humano, en su evolución y a diferencia de los otros animales, se ha caracterizado por poseer dotes artísticas. Las primeras manifestaciones las tenemos en las pinturas rupestres existentes en muchas cuevas de diferentes partes del mundo y fueron hechas, según algunos expertos, desde hace más de 30,000 años. Las pinturas rupestres iniciaron su fama mundial, al darse a conocer la cueva de Altamira en España y las cuevas de Lascaux y Aurignac en Francia. En el arte rupestre, nuestros ancestros simbolizaron principalmente seres humanos y animales como los bisontes, caballos, mamuts, ciervos y renos.Ahora bien, en nuestro país, se han encontrado pinturas rupestres en muchas partes como las de la Sierra de Guadalupe en Baja California Sur que se cree fueron hechas hace 7,500 años. También podemos encontrar este arte en zonas de Yucatán, Tlaxcala, Oaxaca, el Valle de México y muchas otras regiones de nuestro país.En términos generales, podemos decir que los pintores egipcios y babilonios fueron los que continuaron la obra después de aquellos que plasmaron su arte en las cavernas. La pintura egipcia, se desarrolló desde hace unos 6,000 años y fue eminentemente simbólica, lo cual, como dijimos al inicio de este artículo, dio pauta al nacimiento del alfabeto que habría de propiciar la transmisión del conocimiento, sobre todo en la civilización occidental hasta nuestros días. Este tipo de pintura se realizó en los palacios de los gobernantes pero sobre todo en sus tumbas y representaban a la naturaleza y pasajes de la vida cotidiana de la gente. El siguiente pueblo que continuó la pintura fue el de los minoicos en Creta y también los pobladores de Micenas hace 3,500 años. Después de ellos, los que tomaron su herencia fueron los griegos quienes a su vez la transmitieron a los romanos que nos dejaron buenos ejemplos de pintura mural en las ciudades de Herculano y Pompeya que fueron arrasadas por el volcán Vesubio en el año 79 de nuestra Era. Dando un salto en el tiempo, podemos decir que la pintura renacentista, de los siglos XV y XVI, con sus exponentes Giotto, Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Rafael y Tiziano coronaron esos siglos del desarrollo de la humanidad ya que ellos nos dejaron infinidad de obras que expresan el alma y espíritu de la Creación de Dios. Después de estos grandes pintores, muchos han continuado su obra en diversas partes del mundo.
La pintura en México ha tenido grandes exponentes, muchos de ellos anónimos, sobre todo aquellos que plasmaron la historia de su pueblo en infinidad de murales como los de Bonampak, Teotihuacan, Cholula y Monte Albán y en códices como el Mendocino, el Borbónico, y el de La Tira de la Peregrinación, por citar solo unos pocos. Ya en tiempos de la Colonia, tenemos grandes pintores como Cristóbal de Villalpando, Baltasar de Echave, Luis Juárez, Juan Correa y Miguel Cabrera. En el s, XIX, tenemos pintores como José María Velasco, Hermenegildo Bustos y Julio Ruelas. En el s. XX destacan pintores como José Clemente Orozco, Diego Rivera, David Alfaro Sequeiros, Rafael Coronel, Rufino Tamayo, Juan Soriano, Francisco Toledo, Remedios Varo y, debido al espacio, dejo sin mencionar a miles de pintores mexicanos que nos siguen deleitando con su arte. Para nosotros los yurecuarenses, debe ser motivo de orgullo que en la lista anterior se tome en cuenta a René Martínez ya que a través de más de doscientas obras, ha sabido transmitirnos por medio de los colores de sus pinceles, infinidad de sentimientos, emociones y razones que no se pueden explicar con la palabra escrita ni contándolas ni cantándolas. Él es capaz de hacernos sentir el dolor de una madre al ver a su hijo crucificado. Y también, al ver sus cuadros, tanto nos puede convencer de ser compasivos y otorgar el perdón a quien nos ha hecho daño o puede despertar en nosotros la sensualidad humana y natural al ver los bien trazados cuerpos de hombres y mujeres que plasma en sus lienzos con tanta fidelidad y realismo.Quiero agregar aquí un comentario sobre el Síndrome de Stendhal (es un seudónimo de Henri-Marie Beyle), quien lo describió por primera vez cuando visitó la Basílica de Santa Cruz de Florencia, Italia en 1817. Estos síntomas de enfermedad se desatan cuando una persona es expuesta a demasiada belleza en un espacio corto de tiempo ya sea al observar pinturas u otras obras hermosas o al estar en presencia de áreas naturales indescriptibles. Los síntomas van desde simples mareos hasta psicosis total y causa un elevado ritmo cardiaco, vértigos y confusión. En la ciudad de Florencia es donde se tienen la mayor parte de los casos documentados de este síndrome que padecen los visitantes de sus museos. Menciono esto ya que, cualquiera de nosotros, pudiera padecer de estos síntomas cuando se ponga enfrente de alguna pintura de René ya sea que esté viendo el cuadro de “El Perdón” donde Jesús sostiene a una persona que aparentemente lo ha crucificado; es tanta la belleza y realismo, que parece que la mano se hunde en el cuerpo sostenido. También pudiera ser que al observar la pintura de “María de la Luz Rico” se transporten hasta el año 1816 cuando el Padre Torres arrasó con nuestro pueblo y se “quemen” con las llamas que brotan del templo incendiado. Aunque también pudieran sufrir de vértigos cuando vean el cuadro “La Libertad”, donde una bella mujer, de espaldas, va abriendo sus alas de mariposa y camina por un sendero de piedra. ¡Son tantas las emociones que brotan en nosotros cuando admiramos la obra de nuestro paisano!
Semblanza de algunas de las pinturas de René Martínez.Fue en 1999 Cuando René hizo por primera vez en Yurécuaro, una exposición de la obra que había reunido en sus doce años de labor artística y le llamó “Los 100 Cuadros”. El profesor Plutarco Martínez, consiguió que le facilitaran el portal interior de la Presidencia para llevar a cabo la exposición. Una vez que ya estaba la obra lista para ser visitada, pasaban las horas y no había gente a quien mostrársela por lo que Plutarco tuvo que hacer gala de convencimiento con todos aquellos que pasaban ya sea rumbo al mercado o cuando iban a comprarse unas paletas del “Churipio”. Prácticamente los jalaba y empujaba diciéndoles, ¡Pásenle, que no estamos cobrando por ver! Y poco a poco convenció a la gente a que se parara ante los cuadros. Ya avanzado el día, se acercó a René una persona que le preguntó cuánto costaba el cuadro llamado “El Rapto” (de Rubens) y cuando escuchó el precio, solamente se quedó absorto otro rato más ante la pintura y después abandonó el recinto. René se quedó pensando que quizás esta persona se había espantado por la cantidad que se pedía por él y ya no le dio importancia al asunto. Poco después, a René le extrañó ver que la persona se presentó ante él con paso decidido al mismo tiempo que le entregaba la cantidad solicitada. El comprador se llevó el cuadro y esa misma noche, con el producto de esa primera venta, René pudo pagar parte de sus deudas que ya eran muchas. Al otro día, nuevamente René quedó sorprendido al ver al comprador quien, muy afligido, le decía que iba a tener que devolver el cuadro porque su esposa no le había permitido instalar “tamaños desfiguros” dentro de su casa. René le dijo que había un pequeño problema ya que el dinero de la venta estaba ya en manos de otras personas y le explicó lo de sus deudas. El comprador le dijo que no importaba si solamente le permitía llevarse otros cuadros que alcanzaran la suma que él le había entregado y así quedó sellado el trato. Posteriormente, llegó otro comprador y se paró ante “El Rapto”. Preguntó el precio y en vista de que no era poco, preguntó también si podía pagarlo en dos partes y como era una persona conocida, René aceptó y el comprador pagó la primera parte y la pintura partió en su segundo viaje. Al siguiente día, ¡qué les cuento!, se presentó “El Rapto” en su segundo viaje de regreso y nuevamente el segundo comprador se había topado con el mismo regaño de su respectiva esposa que también había impedido la colocación del cuadro dentro de su hogar. René por su parte, como eran muchas sus deudas, por segunda ocasión se había adelantado a entregar el dinero recibido y por segunda ocasión, se realizó el trato mediante el cual, el segundo comprador se llevó varias pinturas para compensar lo que había pagado y…… todos contentos. Todo esto que yo les cuento, me lo platicó René en una ocasión en que fui a visitarlo a su taller de la calle Justo Sierra # 60. Me mostró “El Rapto” que estaba colgado de una de las paredes y vi que no era un cuadro común ya que medía poco más de un metro de ancho y poco menos de dos metros de alto. En esta pintura podemos apreciar a dos hombres que hacen gala de su fuerza e intentan subir a sus caballos a dos doncellas desnudas. ¡Pero que figuras de mujeres plasmó René en el lienzo! Se ven casi reales y tan es así que se lo comenté y él me dijo señalando a una de las piernas de una de las mujeres: “Mira José Luis, cada que viene algún amigo a visitarme, le dan una “pasadita” a la pierna y ya en varias ocasiones he tenido que retocarlas para quitarles la mancha porque mis amigos, ni siquiera alcanzan a lavarse las manos antes de sobarlas”. Después de esta plática, pasó algo de tiempo y la última vez que vi a René le pregunté qué fin había tenido el cuadro y me dijo que un día había llegado a su taller el primer comprador diciéndole ¿Dónde esta MI cuadro?, René lo llevó ante la pintura y el comprador volvió a quedarse absorto ante él, al mismo tiempo que preguntaba: ¿Cuánto te tengo que dar para llevármelo nuevamente? René le dijo el precio, al mismo tiempo que le advertía sobre el permiso de colocación dentro de su casa y el comprador con una sonrisa en la cara solamente le dijo: “Mis hijos ya crecieron y ya pueden ver este tipo de arte”. Si alguno de los que lleguen a leer estas líneas, está interesado en constatar mi apreciación pictórica, le recomiendo que pida de favor a don Jesús Durán que le permita apreciar SU cuadro (calle Guerrero junto al Centro de Salud). “Herencia” es el nombre de un óleo sobre tela que René elaboró y donó en 2005 mientras fungía como Director de La Casa de la Cultura. Es una composición de tres retratos: abuelo-padre-nieto (Lázaro-Cuautémoc-Lázaro), de la familia Cárdenas. Este cuadro y otros más, de manera desinteresada, los tuvo que entregar René al gobierno estatal con el fin de conseguir apoyos oficiales para hacer de La Casa de la Cultura de Yurécuaro un recinto digno donde se tuviera realmente el ambiente de superación cultural que demandaba nuestra ciudad en aquel entonces. Como bien sabemos todos, René fue el encargado de renovar y vitalizar los esfuerzos de un equipo de profesores para cumplir la Misión cultural encomendada y durante su gestión yo mismo pude ver cómo se fueron dotando las distintas áreas y departamentos con sus herramientas de apoyo que en ocasiones fueron pagadas voluntariamente con parte del sueldo de René. El cuadro “Herencia” fue una grata sorpresa que recibió el entonces gobernador de Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel y fue motivo de muchos elogios al grado que, según cuentan, fue a parar a Cuba de donde es originaria su esposa.“México en la piel” es la pintura que representó la imagen distintiva del 1er Festival Mundial de Danza y que también fue el XV Festival Nacional Michoacán 2009. Esta pintura muestra con gran vigor la fuerza de la mexicanidad expresada por un charro y una mujer que se abraza a él como si le diera su fuerza para continuar la senda del amor y del trabajo. Este cuadro fue adquirido por el profesor J. Guadalupe García, director del Ballet Folklórico Internacional Yurécuaro y puede ser admirado en el Café de la calle Pípila.Retrato de “Tomasita” (abuelita de René), y del cual, no ha querido deshacerse porque pertenece a su colección privada. En este cuadro podemos admirar cómo las arrugas del rostro nos reflejan la sabiduría, la experiencia y el amor transmitido por nuestros ancestros. También tenemos las pinturas del Yurécuaro antiguo que han sido creadas a partir de viejas fotografías. Estas obras han circulado desde hace varios años en los típicos calendarios de pueblo que elaboran todavía empresas como Impresos ABC de Sahuayo y que adornan muchas de las casas de nuestra región y que son comprados ávidamente por nuestros paisanos inmigrantes que se los llevan como “pan caliente” hacia los Estado Unidos.Existen muchas otras pinturas, cuadros y retratos que hacen palpable el arte que nos regala René y que hacen palpitar y resonar nuestro espíritu.Amables lectores, como dijo Plutarco Martínez, ¡No se cobra por ver!Tampoco le teman al “Síndrome de Stendhal”, que a final de cuentas, se cura al cerrar los ojos. Gracias por estar nuevamente juntos en este sencillo comentario.
José Luis García Salazar
EL RAPTO

EL PERDON

TOMASITA


HERENCIA




LIBERTAD




YURECUARO