Los radioescuchas de la 2ª Guerra Mundial Los radioescuchas de la 2ª Guerra Mundial

6 de junio de 1944.En Yurécuaro en la tienda de don Toño, como ya era costumbre, estaban reunidos Agapito, Filemón, Herculano y Jeremías. Este último, le estaba diciendo a Agapito:- ¿Es cierto que tu tío Pancho, el de la fragua, inventó un tripié de cuatro patas, dizque, pa' tener más balance? - ¿Y es cierto que tu tío Faifas, el campanero, andaba gritando “sarquilegio, traición y jererjía” anoche que no le querían fiar en el bule de la Bandida? Le contestó Agapito muy enojado.- No sean llevativos, les dijo don Toño. Ya ven que no se aguantan cuando empiezan a tirarse habladas y terminan como la semana pasada cuando los tuve que sacar a los dos por alborotadores. - Ya no les des los “machosprietos” tan cargados, mejor vamos a oír las noticias, intervino Filemón y sintonizó el radio.
Todos escucharon atentamente: “El día de hoy, se está llevando a cabo el mayor desembarco aliado en esta guerra. Esto se hace con el fin de librar a Europa de las garras de Hitler. Las playas de Normandía, al norte de Francia, fueron escogidas para realizar este ataque donde participan millones de soldados británicos, americanos, franceses, polacos y de otras nacionalidades. El ataque había sido programado para el día cinco de junio, pero como se desató una gran tempestad, tuvo que ser pospuesto ya que las miles de embarcaciones no pudieron cruzar el Canal de la Mancha. En las primeras horas de este día, miles de paracaidistas fueron lanzados atrás de las líneas alemanas. Posteriormente, once mil aviones bombardearon las trincheras enemigas al mismo tiempo que las baterías de los barcos lanzaban su artillería contra los emplazamientos en las playas. Todo iba muy bien hasta que, al ocurrir el desembarco, las defensas alemanas hicieron estragos en las filas de los aliados matando a miles de atacantes que no pudieron alcanzar un lugar seguro en la playa. Como resultado de este percance, las aguas se tiñeron de rojo por la sangre derramada. El alto mando considera que en los próximos días proseguirá el avance de los aliados en tierras francesas”.
- ¿Esa tempestad que les agarró allá en el Canal de la Mancha, sería la misma que nos cayó antier en el pueblo? Preguntó Herculano.Agapito comentó:- Pos yo digo que si, porque cuando salí de misa, vi como se formó la culebra y pajueleaba re´ duro en el cerro de Cujuarato. A nosotros nos dio duro, pero a los de Tanhuato casi los ahoga porque, dicen unos, la vieron “cargar agua” en la Alberca de Monteleón y se las fue a aventar junto con carpas, ranas y tortugas. Aquí el Señor Cura ni alcanzó a “cortar” la culebra porque al salir al Atrio, le cayeron unas tejas que el aironazo levantó del techo de la oficina de Telégrafos.- Yo creo que no fue la misma tempestad ya que tardaría muchos días en llegar hasta acá. Dijo Filemón. Además, en cada región del planeta se forman diferentes tormentas, huracanes o tifones, como les dicen en China.- Yo no oí que mentaran en las noticias cuántos soldados mexicanos estuvieron en el desembarco. Dijo Jeremías.- En Europa no van a pelear los mexicanos ya que hasta ahorita, lo único que ha ordenado el Presidente de México, es que se empiecen a preparar unos aviadores que van a ir a las islas del Pacífico. Creo que están en el Escuadrón 201, agregó Filemón.- Yo digo que nosotros, aquí en México, no debemos bajar la guardia. Dijo Agapito y continuó: -- el otro día, Manuel Li, el cocinero de don Antonio Lee, me platicaba que oyó a unos ferrocarrileros diciendo que en otras partes estaban dinamitando los puentes de fierro en varias vías y que ya mero nos tocaba por estos rumbos. - ¡Ese Manuel Li ! , mejor se había de dedicar a hacer sus panes más baratos, porque aunque están sabrosos, mejor le seguimos comprando a Luis Brambila. Él nos da de “ganancia” 30 centavos por cada peso que compremos o nos puede dar muchos “puerquitos” carbonatados. Agregó Jeremías.Entonces intervino Herculano:- Cambiando de tema. Ya estoy juntando dinero para apostar el mes que entra en las carreras de caballos, allá en la Buena Huerta. Me dijeron que se van a poner mejor que el año pasado porque uno de la Hacienda de San Antonio trae un alazán que nadie de por aquí le ha ganado. También se va a organizar una carrera de burros, por si alguno de ustedes le quiere entrar.- Yo creo que la va a ganar el Güero Chavolla, ya ven que a su burro manadero nadie le ha podido ganar desde hace años, dijo Filemón.- ¿Y José Lara, el Caicas, ya puso “el Bando” para invitar a toda la población?, preguntó don Toño.- Pues para eso le pagan en la Presidencia, alguien dijo.Volvió a intervenir don Toño:- ¡Ese Caicas se pinta solo! Me acuerdo que para las fiestas patrias del año pasado puso en los cartelones: “Se invita a todo el mundo, menos al que no quiera venir”. Y también me acuerdo que cuando lo obligaron a dar un discurso ante un político que nos visitaba y que no le caía bien, terminó diciendo: “En Yurécuaro no hay orden, ni habrá y ni conviene que haya”.Filemón, por su parte dijo:- A mi me dijeron que en una junta donde estaban todos los que cobraban en el Ayuntamiento, el Caicas propuso que se ahorraran el dinero que le pagaban a Régulo el velador del panteón porque decía: “¿pa' que lo queremos? Si los de adentro no se pueden salir y los de afuera no quieren entrar”. Y Entonces Régulo, que también era el enterrador, le respondió: “Si naiden se ocupara de lo que yo hago, ¡Que jediondera, amigo, qué jediondera!
Pasaron los meses y a fines de octubre del 44, estando reunidos los amigos en la tienda de don Toño, habían escuchado del hallazgo de un Campo de concentración en Auschwitz, Polonia, donde los alemanes habían asesinado a miles de prisioneros judíos y donde también habían hecho experimentos con la gente, antes de matarlos. El locutor, había descrito las escenas de lo que habían descubierto en los campos de exterminio. Todos en la tienda estaban realmente indignados. El primero en hablar fue Filemón:- Yo les había dicho que esos fascistas eran bien cabrones. No me explico por qué agarraron de encargo a los judíos y les tenían tanto odio.- ¿No será por “La Maldición del Judío errante”? preguntó Herculano.- A ver, platícanos eso, dijo Jeremías.Herculano, agregó:- Fíjense que aquí en el pueblo desde hace años, la gente cuenta la leyenda del Judío errante. Yo se la oí a mi abuela Macaria y va más o menos así. En Jerusalén, había un zapatero y cuando llevaban a Jesús, con su cruz a cuestas rumbo al Gólgota, ya iba muy cansado, por lo que le pidió permiso al zapatero para sentarse un rato en un banco de piedra que tenía fuera de su taller. El zapatero le señaló el camino y le dijo duramente: ¡Anda! ¡Anda! Entonces Jesús, con tono triste le dijo: ¡Tú eres quien andará errando hasta el final de los siglos! --Desde entonces, los judíos han vagado por el mundo y ni patria tienen, agregó.- Con razón, aquí en el pueblo, la gente acostumbra poner aunque sea una piedra afuera de su casa para que la gente descanse o por si Jesús pasa por aquí. Es una señal de hospitalidad que todavía tenemos, intervino Agapito.
A comienzos de 1945, los informes radiofónicos decían que Hitler estaba haciendo un desesperado intento por parar a los aliados en el norte de Francia y en Bégica y se conocía como la Batalla de Las Ardenas; sin embargo, no pudo hacerlo, como tampoco había podido impedir el avance en otros frentes de África, Italia y por el oriente de Alemania ante el avance soviético.El miércoles 2 de mayo del 45, estando los amigos reunidos escucharon el siguiente “parte de guerra”: El día de hoy, Berlín, capital de Alemania, cayó en poder de las tropas rusas al mando del general Zhukov. Al llegar al búnker de Hitler, con el fin de hacerlo prisionero, descubrieron que el lunes 30 de abril a las 3 de la tarde, Hitler se había pegado un tiro en la cabeza y su esposa Eva Braun había tomado cianuro. Posteriormente, los cuerpos habían sido incinerados ya que el dictador alemán había dado esa orden porque no quería que su cuerpo fuera profanado como había ocurrido con el cuerpo de Mussolini.Filemón, el Bolchevique dijo:- Y pensar que él decía que su reinado iba a durar mil años. Vino a terminar perdiendo con los rusos que fue a los que más gente les mató.- ¿Entonces la guerra ya se acabó? Les preguntó Jeremías.- La guerra todavía sigue con los japoneses, dijo Herculano el Medallas.
El Escuadrón 201 llamado “Las Águilas Aztecas”.Fue la única unidad militar mexicana que combatió fuera del territorio mexicano. La Unidad estaba compuesta por 300 elementos de diversas dependencias del Ejército, incluyendo civiles del Departamento de Guerra. La fuerza combatiente, estaba compuesta de 30 pilotos que estuvieron realizando su entrenamiento en la Base de Greenville, Texas y se graduaron el 23 de febrero de 1945. Fueron enviados al Pacífico y desembarcaron el 1º de mayo en Manila, Filipinas. Su primer combate lo llevaron a cabo el 7 de junio y el último lo realizaron el 26 de agosto. En total, realizaron 59 misiones de bombardeo y sufrieron la pérdida de cinco pilotos. Se preparaban para tomar parte de la invasión de Okinawa cuando llegó a su fin la guerra.
El 6 de agosto estaban nuestros radioescuchas reunidos como siempre, en la tienda de don Toño cuando escucharon la voz del presidente de EEUU H. Truman y su respectiva traducción del locutor mexicano: “Hace poco tiempo un avión norteamericano ha lanzado una bomba sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. Los japoneses comenzaron la guerra con su ataque a Pearl Harbor y han sido correspondidos sobradamente. Pero este no es el final, y si no aceptan nuestras condiciones pueden esperar una lluvia de fuego que sembrará más ruinas que todas las hasta ahora vistas sobre la tierra.”Como los japoneses no se rindieron, tres días después, el 9 de agosto, los norteamericanos lanzaron su segunda bomba sobre otra ciudad llamada Nagasaki. En total, el número de victimas de ambas ciudades llegó a ser de varios cientos de miles de habitantes, casi todos eran civiles que ni tiempo tuvieron de ponerse a salvo. Un día después, los japoneses anuncian su rendición; sin embargo, una parte del ejército no quería deponer sus armas, e incluso hicieron todo lo posible para evitar que el emperador Hirohito aceptara la rendición. Finalmente, el 15 de agosto, el pueblo de Japón, oyó por primera vez a su emperador anunciándoles su rendición y que no tenía caso seguir sacrificando más vidas humanas. Días después, el 2 de septiembre de 1945 se firmó la rendición del Japón y con ello se finalizaron las acciones bélicas de la Segunda Guerra Mundial.El domingo 2 de septiembre, estaban los amigos recordando esos años en que habían seguido de cerca los acontecimientos bélicos. El primero en hablar fue don Toño:- Todavía recuerdo aquel viernes 1º de septiembre cuando llegó Filemón a decirnos que la guerra había comenzado.- Fueron seis años de muchas batallas en que todos perdieron, dijo Herculano.- ¿Qué no te acuerdas lo que Agapito filosóficamente nos decía?.... que siempre hay “ganones” en las guerras, dijo Jeremías.Entonces Agapito, dijo:- En todo el mundo hay gente malaentraña, que no se tienta el corazón para hacer que otros se partan la madre poniendo muchos pretextos: “que nos mataron a nuestro presidente”; “que nos robaron un pedazo de territorio”; “que están ofendiendo a nuestra iglesia”; “que nosotros somos de otra raza”, como estos nazis. Y así sucesivamente. Y esos dueños del dinero en el mundo, son los que fabrican las armas y nunca pierden. Volvió a agarrar la palabra Jeremías:- Como decía el Prieto Agamenón, que fue bolero por muchos años, “no es que sea de otra raza, solamente estoy jumiao”. Yo creo que todos semos de la misma raza, la raza humana y por ella si nos podemos partir la madre. - ¿Ya vas a comenzar otra guerra mundial? Le preguntó don Toño.

Agradezco que me hayan acompañado en estos tres episodios novelescos que nos hacen revivir algunas pláticas que nuestros paisanos pudieron haber tenido hace tan solo unas décadas. Si alguno de mis lectores, se perdió de una parte, por favor comuníquese conmigo y con gusto se los envió por e-mail: jlgarsal@prodigy.net.mx
José Luis García Salazarwww.productividadorganizacional.com

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Los radioescuchas de la 2ª Guerra Mundial

En Yurécuaro se celebraban las fiestas de la Virgen. Las famosas fiestas “del día ocho”. En la tienda de don Toño, estaban reunidos, Agapito el Sinarquista, Filemón el Bolchevique, Herculano el Medallas y Jeremías el Faifitas. Ya estaba prendido el radio y sintonizaron las noticias para escuchar cómo iba la guerra. Oyeron al locutor: “El día de ayer, 7 de diciembre, poco antes de las ocho de la mañana, los americanos fueron tomados por sorpresa por los japoneses en el puerto de Pearl Harbor, en las Islas del Pacífico. El combate duró dos horas y los japoneses destruyeron varios cruceros y destructores, además toda la fuerza de combate aérea compuesta por 246 aviones. Murieron 2 500 soldados y quedaron heridos 1 780. Los japoneses solo perdieron 29 aviones y 5 mini-submarinos. Cabe hacer la aclaración que los EEUU y Japón no estaban en guerra, sino que fue un ataque a traición”.Herculano fue el primero en hablar:- Anteriormente, en todos los conflictos bélicos, primero se hacía la “Declaración de guerra” y después se empezaban los fregadazos. Ahora fue al revés.- Ya le vamos a entrar a los plomazos, dijo el Faifitas.- Tú le tienes miedo a las balas y solo conoces la pólvora de cerquitas porque cargas a veces “el torito”. Ayer lo traías muy meneado en la plaza, después de que llamaste a misa, le replicó el Sinarquista.Todos los que estaban presentes empezaron a hablar al mismo tiempo. Unos daban su opinión, diciendo que las guerras siempre las pierden los más jodidos ya que son los que más sufren. Se acordaron de todas las noticias que habían estado escuchando sobre la guerra que ya llevaba más de año y medio en Europa. En términos generales, todos sabían que se avecinaban tiempos muy difíciles para la humanidad.Los siguientes meses, los amigos continuaron reuniéndose y comentaban acerca de los avances en las hostilidades. Hablaban de los desplazamientos de la flota de EEUU para defender las islas en el Pacífico y otros territorios amenazados por los japoneses. También discutían sobre los avances de Alemania en Europa, sobre todo en su ataque en el frente ruso en el que sólo eran detenidos por el frío invierno.Entonces, el 22 de mayo de 1942, escucharon en el radio la grave noticia: “El día de hoy, cobardemente, unos submarinos alemanes torpedearon y hundieron dos navíos petroleros mexicanos, el Potrero del Llano y el Faja de Oro. Inmediatamente, nuestro presidente el General Manuel Ávila Camacho, declaró la guerra a las potencias del Eje: Alemania, Italia y Japón”.En las semanas y meses posteriores a estos hechos, los amigos dieron seguimiento a través del radio, a varios acontecimientos trascendentales para México: EEUU había solicitado el permiso para instalar una base militar en la Península de Baja California a lo que el Presidente Ávila Camacho se negó rotundamente y nombró al General Lázaro Cárdenas al frente de la defensa, por si se instalaban a la fuerza, lo cual no ocurrió. En todo el país, se desató una gran euforia ya que se lanzaron al aire varias radionovelas y canciones alusivas a la guerra; también se empezaron a proyectar en los cines películas que exaltaban el patriotismo. México envió millares de braceros a trabajar en el campo y en algunas industrias de EEUU para sustituir a los miles de soldados americanos que combatían en los diferentes frentes de guerra. Los radioescuchas yurecuarenses también comentaron la noticia de los submarinos enemigos que habían hundido a otros cuatro barcos mexicanos: El Tuxpan, Las Choapas, El Oaxaca y El Amatlán. En todo el País, también se hicieron preparativos para la participación directa en la guerra. Nuestros radioescuchas siempre aprovechaban cualquier noticia para enfrascarse en sus pláticas filosóficas y en una de ellas, Filemón dijo: - El otro día escuché de un periodista que decía que el “Potrero del Llano” había sido hundido adrede por un barco de EEUU para obligarnos a entrar en la guerra y le echaron la culpa a Alemania con lo cual, la dejaríamos de apoyar.- Yo creo que los que manejan las guerras no tienen madre ni nacionalidad, dijo Agapito y agregó: si revisamos cómo empezó la Primera Guerra en 1914, vemos que hay unos cabrones que mandan en todo el mundo. Ellos les dan órdenes a todos los reyes y presidentes del mundo, siempre y cuando puedan vender pólvora a los pendejos que están de uno y del otro lado matándose.- Con otras palabras, pero es lo mismo que dice el Señor Cura, recordó Jeremías y agregó: a mí me dijeron que, en Yurécuaro, ya están arreglando el campo de aviación para que lleguen los aviones que traen a los emisarios de Hitler y de Mussolini para convencernos de que debemos estar de su parte.- ¿Y por qué deberían de aterrizar aquí y no en La Capital o de perdida en Guadalajara? Preguntó Filemón sin que nadie le contestara.- Pos yo lo que oí en Las Cuatro Esquinas, dijo Agapito, es que pa' prevenir que recibamos a los alemanes, ya llegaron unos espías gringos y están hospedados en el “Ruiz” y en el “Monclava”. Todos los días tienen reuniones después de que se amanecen “caneleando” y comiendo menudo en el puesto de doña Aquilina. Ella se dio cuenta que no eran de por aquí, porque oyó que un Güero le pedía a Zósimo el elotero, que le volviera a llenar de granos cuando se le acabó el elote que se estaba comiendo.- Yo les voy a pasar al costo lo que me han contado en La Barca y en La Ribera, dijo Herculano: según me han dicho, los gringos nos van a volver a chingar el Territorio; que dizque se van a recorrer pa' el sur y la nueva frontera va a ser el Río Lerma en lugar del Rió Bravo.Y agregó Jeremías:- Con razón mi tío Aniceto que vive en La Ribera, me dijo muy presumido y faceto: “Ya vamos a tener otra nacionalidá y no vamos a necesitar papeles para irnos de braceros. Ustedes, si nos quieren visitar van a tener que cruzar de mojados o de plano, hasta que nosotros los dejemos pasar”. Agapito volvió a intervenir:- Yo como asisto mucho por el rumbo de la Estación, supe que a José Martínez, “el Chivón”, el que cuida “La Fija”, le dieron órdenes de que además de pitar a las seis de la mañana para despertarnos a trabajar y a las dos de la tarde cuando vamos a comer, haga pitar su máquina en cuanto empiecen a bombardearnos. Le dijeron que debe pitar, como arremedando al faifas cuando toca para misa de difuntos, muy triste, como si estuviéramos adoloridos.Jeremías, como no se quería quedar atrás en la plática dijo: - Yo lo que supe es que a Sidronio Moncada, el gerente de la compañía de luz y a Sóstenes Godínez, que es el supervisor de las líneas de electricidá, les llegó la orden desde la meritita oficina del General Cárdenas, de que en cuanto oyeran algún ruido de aviones en la noche, mientras averiguamos si son de nosotros o de los alemanes o japoneses, se apaguen todas las luces del pueblo pa' que no vean donde están nuestras fortificaciones.- ¿Pos cuáles fortificaciones? Soltó la carcajada don Toño.Intervino Filemón:- Con eso de los apagones, y no me dejará mentir El Medallas, antier que fuimos al cine, El Cuatro Ojos, se hizo guaje para devolvernos las entradas cuando se fue la luz y no regresó en toda la noche. Le empezamos a gritar que nos devolviera el dinero y él solo decía: “Cóbrenle a Sidronio porque él es el dueño de la compañía de luz o de perdida a Sostenes que es el que debe arreglar bien los postes y los cable de la luz”. Nosotros nos tuvimos que salir del cine y nos fuimos alumbrando con pura velas. Ahora, cada que va la gente a reclamar por los apagones, Sidronio y Sóstenes solo dicen: “Estamos en guerra, estamos en guerra”. El otro día y por poco no la cuentan ya que Faustina la encargada del molino de nixtamal, juntó a una bola de tortilleras y se les pusieron al brinco porque las habían dejado a medias de su molienda. Ellas empezaron a apedrear la oficina y como las vio muy encabronadas, Sidronio les tuvo que dar para que compraran birotes. - Oiga don Toño, usted que se las sabe todas, es cierto que más antes, la gente pobre medía el tiempo con velas? Preguntó el Faifitas.- Eso fue hace muchos siglos, en Europa, cuando no había relojes. La costumbre la trajeron los españoles y todavía me acuerdo que don Baldomero, del rancho del Tequesquite, me contó que cuando andaba de novio de su mujer, su suegra ponía una velita sobre una piedra para indicarles los minutos que les quedaban antes de que llegara su esposo o algún hermano de la novia. También usaban velas para saber cada cuando se le tenía que dar una medicina a un enfermo, sobre todo cuando la dosis que le recetaba el doctor, debía ser suministrada exactamente a la hora indicada. También cuentan que los de la Santa Inquisición, ponían frente al preso al que estaban torturando, un cirio prendido y le decían que cuando se terminara, iban a dejarle de aplicar el tormento. Eso ponía más lurias a los reos ya que las horas les pasaban muy lentamente.- A propósito de Faustina, la del molino de nixtamal, dijo el Sinarquista, ¿supieron que se desgreñó con Simplicia, la mujer de Casto, el Cajetero?- ¿Cómo estuvo eso? le preguntaron, solo por estar informados ya que no eran morbosos.- Fíjense que Simplicia les comentó a las que estaban con ella haciendo cola para moler: “Esta Faustina es como las burras de Trinilla, necia, aguantadora y riendona”. Todas soltaron la carcajada, menos Faustina, quien luego luego, se le encaró y allí ardió Troya. Las demás les tuvieron que echar agua fría para separarlas como cuando se les echa a los perros que hacen sus malditurías y se quedan pegados.
Pasaron las semanas y los meses.El 7 de junio de 1942, nuestros radioescuchas supieron que se estaba librando la Batalla de Midway en las islas del Pacífico. Los japoneses estaban muy confiados porque seguían avanzando y no contaban con que los americanos habían descifrado el Código Púrpura con el que se comunicaban para atacar por sorpresa en diferentes lugares. Habían seleccionado la Isla de Midway y enviaron casi toda su flota la cual fue derrotada y con ello, se inició una serie de victorias de parte de EEUU. Posteriormente, del 7 al 9 de agosto, se dio la Batalla de Guadalcanal, que hasta ese momento era la más sangrienta ocurrida entre los japoneses, que perdieron 24 000 combatientes y los EEUU que perdieron 6 000. En África, en julio de 1942 se llevó a cabo la Primera Batalla de El Alamein entre los ejércitos de Alemania que empujaron y vencieron a los ejércitos aliados. Sin embargo, los alemanes no pudieron acabar con sus enemigos ya que agotaron los suministros y los aliados se defendieron heroicamente en el desierto y mantuvieron sus posiciones. Meses después, en octubre del mismo año, se dio la Segunda Batalla donde los aliados triunfaron e iniciaron su contraofensiva.Mientras tanto, en el frente ruso, el 12 de septiembre de 1942 se inicia la Batalla de Stalingrado que fue una de las más cruentas en toda la guerra y representó un cambio de rumbo ya que hasta ese entonces, las tropas de Hitler habían sido victoriosas. En ese mismo frente, en el verano de 1943 se libró la batalla de Kursk donde participaron 6 000 tanques y se tuvieron 70 000 muertos por el lado alemán y 160 000 por los rusos. A partir de entonces, los alemanes no pararon en su retirada hasta que fueron acorralados en Berlín.En el territorio italiano se libraron varias batallas en Montecasino desde febrero a mayo de 1943. Este lugar estaba cerca de una abadía y allí lucharon bravamente los alemanes ya que era la última defensa antes de que los aliados tomaran Roma.Conforme pasaba el tiempo, los amigos radioescuchas recababan mayor información. Se daban cuenta del sufrimiento que estaban pasando, no solo los soldados sino toda la gente de las diferentes ciudades y pueblos donde ocurrían los combates en todo el mundo. Aprovechaban las pausas comerciales en el radio para hacer comparaciones con respecto a los sufrimientos de los mexicanos durante la Revolución y la Guerra de los cristeros. Filemón el bolchevique fue el primero en comentar:- Y todo comenzó por la locura de los fascistas. Hitler les lavó el cerebro a los alemanes y Mussolini emborucó a los italianos.- Y tú no tomas en cuenta que Estalin, también es un matón en Rusia. ¿No te acuerdas lo que hizo con Trotzky hace tres años, aquí mero en México? Le replicó Agapito el Sinarquista.Volvemos a lo mismo, intervino, Herculano el Medallas:- Agapito, tú mismo dijiste que los meros chingones, son los que manejan las guerras o sea los que venden las armas. Esos están atrás de Hitler, de Mussolini, de Estalin, de los gringos y de los japoneses. A final de cuentas, son los que van a terminar ganando y todos nosotros nos vamos a quedar pidiendo limosna y un taco pa' poder comer.- Así se quedó Eleuterio el ciego, después de la Cristeada; ya ven que se pone en el portal de Tanhuato y siempre está diciendo: “Una limosna para este probe ciego que no ve nada….. ¡porque si viera, les pediría pura chingada! Es muy digno el Eleuterio, pero salió fregado después de la guerra.
Con estas palabras de Jeremías el Faifitas, se terminó una velada más en la tienda de don Toño, el Maicero.
(Continuará la 3ª parte en la próxima semana).

Los radioescuchas de la 2ª Guerra Mundial

Era un viernes, el primero del mes de septiembre de 1939. Había llovido en la tarde y se encontraba reunido un grupo de amigos en la tienda de don Toño el Maicero, situada en la calle de La Arena. Escuchaban en el radio unas canciones muy alegres que hablaban de amores y traiciones de “una mujer ingrata”. Además de don Toño, estaba presente Jeremías, el sobrino de “Faifas” el campanero, quien les estaba contando de todos los que habían ido al templo a comulgar para cumplir con su “primer viernes del mes”. En eso llegó corriendo Filemón y les dijo:- Cámbienle de estación y oigan lo que están repite y repite desde hace rato en las noticias.- ¿Qué es lo que oíste, Filemón? Le preguntó Agapito, al que le decían El Sinarquista porque era sobrino de Pancho el de la fragua y éste ya lo había “jalado” pa' su partido político.- ¡La guerra ha comenzado!- ¿Pos a poco todavía andan Los Cristeros en el monte? Le preguntó a su vez, Jeremías.- ¡Alemania invadió Polonia! Les contestó gritando Filemón.Mientras tanto, don Toño ya había sintonizado las noticias y todos alcanzaron a oír en voz del locutor: “Hace unas horas, las tropas alemanas han entrado en territorio polaco. Tomaron desprevenidas a las fuerzas militares y en poco tiempo han avanzado muy adentro del territorio. En respuesta a lo anterior, Gran Bretaña y Francia han declarado la guerra a Alemania y a su aliada Austria por lo que, como se temía, varios países se enfrascan nuevamente en una conflagración”.- ¿Qué es eso de confagración? le preguntó Jeremías a Agapito.- ¡Se armaron los chingadazos! Contestó impaciente Agapito.- Ya me lo temía, agregó Filemón al que le decían El Bolchevique porque siempre estaba defendiendo la causa socialista de los soviéticos. --¿Recuerdan que yo se los anticipé? ¿No les dije que después que Franco traicionó las elecciones en España y eliminó a los Republicanos, se iba a venir otra guerra mundial? ¿No les dije hace un año, que el cabrón de Hitler andaba buscándole tres pies al gato cuando se metió a robarles un pedazo de territorio a los checoslovacos?- Tú lo dices porque en Checoslovaquia también son comunistas y no aceptas que esos ateos solo buscan ver que agarran en “la bola” dijo Agapito. También agregó, no nos hagamos pendejos, ¿no te dije hace unos días que había visto en el periódico que los soviéticos habían hecho un trato con Hitler pa' repartirse a Polonia?- Yo lo que sé es que Italia está aliada con Alemania y también anda metida en la bola desde hace tiempo cuando Mussolini invadió otros países. Dijo don Toño.- Yo creo que hacen bien estos dos generales ya que están salvando al mundo del comunismo. Dijo Agapito.- Eso es lo que dice también el Señor Cura. Agregó Jeremías.- Esas son pura mentiras. Dijo Filemón y también les recalcó que en los países socialistas todos tienen educación, salud y trabajo. Y Ahora, si ganan la guerra los alemanes, nos van a hacer trabajar “a güevo”. Además, ellos no quieren a los que no son de su raza: ni a los judíos, ni a los gitanos, ni a los negros y ni a nosotros ¿a poco los mexicanos somos de su color?- Pos nomás unos cuantos, ahí está Joaquín Alvarado que tiene el pelo colorado. Dijo Jeremías y aprovechó para preguntarle a Filemón ¿Por qué a veces les dices a Hitler y a Mussolini que son fascistas?- ¡Mejor ay pregúntale a Herculano porque él si se sabe todo eso ya que me lo contó hace tiempo.Entonces habló Herculano, al que le decían “El Medallas”, porque se dedicaba a hacer rosarios y medallitas para llevarlos a vender en las fiestas de los pueblos cercanos.- Pos la historia del nombrecito ese va más o menos así: en tiempos de los romanos, el mero jefe, el que mandaba, traía siempre en la mano un cetro o garrote al que le decía fascio. Era como un símbolo o señal pa'darles a entender a todos que allí nomás sus chicharrones tronaban. Al que traía el fascio, le tenían que obedecer sin replicar porque tenía todo el poder y era muy autoritario y por eso también le decían dictador.- Con razón Filemón, también le decía dictador fascista a Franco cuando fregó a los Republicanos en España, agregó Jeremías.Volvió a hablar Filemón:- Yo por eso digo que Lázaro Cárdenas tiene los “esos” bien puestos porque fue de los pocos presidentes del mundo que apoyó a los españoles y dejó que muchos se vinieran a vivir a Morelia. También en 1935, cuando Italia se anexó Etiopía, les impuso un bloqueo económico ya que les dejó de vender petróleo, carbón y otros productos que México le suministraba. No están ustedes pa' saberlo pero yo si se los cuento: ése ha sido uno de los momentos en que nuestro país se ha portado a la altura y no se le rajó a los fascistas.- ¡Oye Herculano!, le diste alas al bolchevique pa' que nos aviente otro de sus discursos ateos, dijo el sinarquista.- Yo nomás se los digo pa' que no sean tan cerrados, replicó Filemón.- Es porque estudiaste en la Escuela Constitución, con la maestra Elisita.- Y todos ustedes porque estudiaron con la Madre Nacha, respondió Filemón el bolchevique.- Oye Jeremías, ¿es cierto que la Madre Nacha te enseñó a leer por un huevo?, le preguntó don Toño.- No se rían cabrones, ni sean malpensados. Además no fue ella sino otro profesor que estaba en la escuela de Marín. Sucede que mi tío faifas quería que aprendiera rápido a leer y ese profesor me daba clases por las noches y yo tenía que pagarle diariamente con un huevo.- ¿Era huevo de Cúcuna o era de los tuyos?, le preguntó don Toño y todos soltaron la carcajada.
Así eran como transcurrían alegremente las veladas los cuatro amigos que iban con don Toño o al billar a escuchar los “partes de guerra” que todos los días difundían en el radio. Era en esas ocasiones cuando se enteraban de los acontecimientos importantes durante la 2ª Guerra Mundial.En otra ocasión en que estaban los amigos con don Toño, escucharon el siguiente “parte de guerra”: El día de hoy, 19 de diciembre de 1939, H. Langsdorff, capitán del acorazado alemán Graf Spee, se suicidó con un disparo en la cabeza. El capitán no pudo resistir la pena de haber perdido su barco ya que dos días antes, sus propios tripulantes habían colocado una gran cantidad de explosivos que hundieron el barco y con ello evitaron que cayera en manos de los marinos ingleses. El Graf Spee se encontraba anclado para reparaciones en el puerto de Montevideo, Uruguay, que es un país neutral y fuera de la bahía lo estaban esperando varios barcos ingleses que lo venían persiguiendo desde fines de septiembre cuando el acorazado alemán hundió el carguero inglés Clement en el océano Atlántico.- Yo creía que no iban a llegar los chingadazos hasta nuestro continente, dijo Agapito. - Si no tarda en que México le entre a la bola, dijo Herculano- ¡Ni que fuerás adivino pa' saber lo que viene! Alguien le dijo.- Pos pa' adivino está Feliciano, el hermano de Jeremías el “Faifitas”. Él siempre carga con una bolita de cristal que le vendieron en Guadalajara y dice que es muy buena ya que con ella ha adivinado muchas cosas que ocurrieron después de que él las vio en la bola de cristal.- ¡Ese Feliciano presume de saber muchas cosas, pero todas las sabe mal!, comentó filosóficamente don Toño, mientras despachaba un kilo de piloncillo.- Pues sea lo que sea, yo creo que hay que preguntarle a Feliciano cuándo le va a entrar México a la guerra. Ya queremos probar si todavía sirven los 30-30 que nos quedaron después de la Cristiada, dijo el Sinarquista.- La guerra es cabrona. Yo creo que mejor nomás la oímos por radio, sentenció Filemón el bolchevique y agregó: Hitler ya se está apoderando de toda Europa.- Oye Jeremías, ¿es cierto que a tu familia la “saló” una húngara de las que pasaron por aquí hace mucho tiempo?, preguntó Agapito.- ¿Por qué lo dices? Lo encaró enojado el Faifitas.- Porque en tu familia hay muchos defectuosos. Ay tienes a tu tío Faifas que tiene su joroba y también está tu hermano Feliciano, “el cojo de las dos patas”. Ya ves que se balancea como las canoas en el río y siempre se anda riendo. El otro día le pregunté ¿Por qué siempre andas tan contento, si ni siquiera puedes bailar bien en el bule de La Manuela? Y el muy vacilador me dijo: yo prefiero agarrarlas quietecitas y acostadas, ¿no ves que me dicen “el cojo doble”?
Al día siguiente y cuando estaban de nuevo reunidos, los amigos oyeron en el radio este comentario: en nuestro país, la gente está dividida en sus opiniones e inclinaciones hacia los dos bandos involucrados en la guerra. El corresponsal de un periódico mexicano que había estado el pasado mes de octubre en Europa y que había entrevistado al líder alemán dijo: “Hitler es el arquitecto de una Alemania magnífica. Posee una personalidad que electriza a un imperio de 90 millones de habitantes. Se proyecta como un coloso de su tiempo”. El primero en hablar fue Filemón, el bolchevique:- Yo creo que a ese periodista, los alemanes le han de haber dado dinero para que hablara tan bien de ellos.Herculano le respondió:- Pero has de tener presente que los políticos mexicanos apoyan a los alemanes ya que desde el año pasado en que Lázaro Cárdenas expropio el petróleo a los ingleses, solamente los alemanes y japoneses nos lo están comprando.Jeremías, intervino:- Y entonces México, ¿de qué lado se pondrá? ¿Con Alemania o con los ingleses?- Yo digo que debemos apoyar a los alemanes fascistas, dijo Agapito el Sinarquista.- Es lo mismo que dice el Señor Cura, agregó Jeremías el Faifitas.
Así se pasaron los primeros meses de la guerra. En Yurécuaro, había gente que apoyaba a los alemanes. También, algunas personas rezaban por tanta mortandad en Europa a causa de las invasiones de Hitler; sin embargo, muchos yurecuarenses prácticamente no estaban enterados de los detalles y por lo general consideraban que los asuntos de esa guerra eran muy complejos y que era difícil entenderlos cabalmente. En la tienda de don Toño, los cuatro asiduos radioescuchas habían estado atentos a las “partes de guerra”. Supieron que el 9 de abril de 1940, Alemania había invadido Dinamarca y Noruega. También oyeron cuando, a finales de mayo, Bélgica y Holanda habían sido vencidas. Sin embargo, la noticia que más les impactó fue la de la ocupación de Francia en junio del mismo año y quizá esto se debió a que en esas fechas ocurrió la huida y evacuación de miles y miles de franceses e ingleses a través de las playas de Dunkerque. La evacuación se llevó a cabo de manera dramática ya que se tuvieron que usar todo tipo de embarcaciones que estuvieran disponibles. A través del radio, se lanzó un llamado angustioso solicitando transporte para las tropas ya que los que no fueran desalojados, podía morir bajo el fuego de la artillería alemana. Los radioescuchas, también oyeron el “parte de guerra” reportando que el 22 de junio, Hitler había lanzado la Operación Barbarroja, con la cual se iniciaba la invasión de La Unión Soviética. Esta operación era la más grande en la historia de la humanidad ya que la iniciaban con 3 millones de soldados, 3 000 tanques y 2 500 aviones. Aunque los alemanes avanzaron hasta muy cerca de Moscú, el invierno los paró, igual que lo había hecho con los ejércitos de Napoleón Bonaparte muchos años antes.También escucharon que el 28 de octubre de 1940, Italia había invadido Grecia y posteriormente, en febrero de 1941, estuvieron atentos sobre los avances que el general E. Rommel hacía en el norte de África.Los alemanes no paraban en sus planes de conquista y de julio a septiembre de 1941, estuvieron lanzando bombardeos a las ciudades inglesas para facilitar la invasión a la isla, sin embargo, los ingleses bajo el liderazgo de Winston Churchill dieron sangre, sudor y lágrimas con tal de no rendirse.
(Continuará la 2ª parte en la próxima semana).
Agradezco a mis tres lectores el acompañarme en este relato un tanto novelesco ya que, aunque las fechas de la contienda si se apegan a la realidad, los cuatro personajes que menciono: Agapito, Filemón, Herculano y Jeremías, son producto de mi imaginación. Con estos relatos, quiero viajar junto con ustedes, a través del tiempo y recrear las pláticas que pudieran haber tenido la gente del Yurécuaro de hace 70 años.